Argentina avanza lentamente en la transición
hacia las energías renovables. ¿Cómo hacer para que sea justa y no se pierdan
puestos de trabajo? ¿Cómo hacer para que toda la población pueda tener acceso?
Los especialistas coinciden: las energías renovables son una gran oportunidad
para democratizar.
El Acuerdo de París,
los movimientos de jóvenes contra la crisis climática, los secretarios
ambientales, los y las especialistas en energía, la gran mayoría de los Estados
y hasta las empresas productoras de hidrocarburos coinciden: el
tiempo de la extracción de combustibles fósiles se agota. La única manera de
que el planeta deje de aumentar su temperatura con las consecuencias sin
retorno que eso traería (y ya está trayendo) son las energías renovables: abandonar el extractivismo de
carbón, gas y petróleo que se realiza en nuestras tierras y pasar a generar la
energía con lo que la naturaleza nos da en vez de con lo que le quitamos. El sol , el agua, el viento. Las energías que llamamos
renovables.Aquellas que provienen de los elementos naturales
que iluminan, soplan y refrescan todos los días en la tierra. Aquellas ,
que si las cuidamos, son inagotables.
El uso de los
combustibles fósiles se intensificó a partir de la Revolución
Industrial. Sirven , entre otras cuestiones, para hacer
plásticos y generar energía eléctrica y mecánica (transporte, comercio). Martín
Álvarez Mullally, investigador del Observatorio Petrolero Sur (OPSur) explica: “La era moderna del
capital se basó en la matriz energética fósil. Es una cuestión civilizatoria. Esta lógica capitalista de tomar la energía como una mercancía es la
que mueve el mundo”. Así, esta “mercancía” genera un proceso de
“renta extraordinaria” en las empresas petroleras y en los Estados que culmina
en una tendencia de explotación cada vez más profunda.“Tienen que generar procesos más violentos hacia
los ecosistemas para poder sacar esa energía”.
El fracking que se
desarrolla en Vaca Muerta es un método de extracción de gas y petróleo no
convencional que sustrae de la roca madre (alrededor de 4000 metros de
profundidad) estos hidrocarburos utilizando mucha cantidad de agua y químicos
contaminantes. Es una técnica intensiva y dañina. Neuquén es el centro de la
formación.
En Argentina si se
quiere llegar a los compromisos climáticos y a la neutralidad carbónica en 2050 para paliar los efectos del cambio climático, todos
los sectores productivos tendrán que transicionar hacia prácticas más
sustentables. La pregunta es cómo.
La única manera de que el planeta deje de
aumentar su temperatura con las consecuencias sin retorno que eso traería (y ya
está trayendo) son las energías renovables
¿Cómo hacer una
transición justa? ¿Cómo hacer que el
cambio de matriz energética no signifique la pérdida de puestos de trabajo?
¿Cómo hacer para que los combustibles puedan ser pagados/utilizados por toda la
población y no solo por quienes tienen altos ingresos?¿Cómo hacer para que las energías renovables no
generen mayor desigualdad entre las potencias mundiales y el resto de los
países? ¿Cómo
hacer para que la transición energética no tenga también impactos sobre la
crisis climática que está intentado mitigar?
Trabajos tóxicos vs
trabajos saludables
La gran discusión es
qué se hace con quienes siempre pierden en el capitalismo:
trabajadores no calificados, pueblos originarios, familias agricultoras
campesinas. A
priori quienes se verían más perjudicados con la transición energética serían
los que se dedican a empleos contaminantes: mineros, productores de plástico,
empleados y empleadas en petróleo, gas o carbón y su transporte. Por eso
Christoph Ernst, economista e integrante del equipo de especialistas en empleo
y desarrollo productivo de la Organización
Internacional del Trabajo de Argentina, cree que ya es
momento de prevenir qué se hará cuando estos trabajos ya no sean una salida
laboral: “La idea sería que el país diseñe un plan claro y
vaya abandonando las actividades contaminantes protegiendo y apoyando
económicamente a los perdedores de esta transición. Los perdedores necesitan un ingreso
seguro y sostenido, protección social, ayuda para el traslado y una
reorientación profesional”.
Además la transición
implicaría pensar hacia dónde vamos, sería poco útil pensar en que cada
trabajador/a de un día para otro cambié de oficio u profesión, debemos pensar en
qué modelo económico necesita el país. “Transición justa es ir más allá de lo climático.
Es definir qué modelo de país queremos, qué modelo de desarrollo, qué modelo
laboral y qué modelo educativo”, define Enrique
Maurtua Konstantinidis, Asesor Senior de Política Climática en la Fundación Ambiente
y Recursos Naturales (FARN) y experto en negociaciones de Cambio Climático de
Naciones Unidas desde 2004. “Hay que pensar si queremos un país de
obreros e industriales o de prestadores de servicios, esas decisiones tienen
impactos distintos, hay que analizar muy a conciencia qué tipo de desarrollo
queremos para el futuro. Pienso que no vamos a poder competir con China e
India, entonces puede ser que sea mejor invertir en educación, diseño e
investigación”. La transición hacia energías renovables va a tener
implicancias para lo que es el trabajo pero va a tener un montón de
oportunidades también”.
De hecho desde la OIT
lo ven como una oportunidad, se ha constatado que las energías renovables son
las que generan más trabajo y lo hacen en toda la cadena de valor. “El
sector renovable es el que más empleo genera, posibilita tanto trabajos no
cualificados como altamente cualificados”.
Desde el OPSur lo ven
de manera similar, “las transiciones
generan nuevos tipos de trabajo que a su vez generan cambios a nivel mundial en
cuanto a la división de trabajo.Una transición justa debe
incorporar a los trabajadores y a todo el proceso de generación del trabajo y
de desarrollo económico”.
¿Es rentable Vaca
Muerta?
El fracking en Vaca Muerta, según aclara el investigador del OPSur, requiere mucha mano de obra, el problema es que depende de los precios internacionales de los barriles de petróleo. Por eso explica que en los momentos de subas se construyen hospitales, escuelas, abren comercios, pero en los de bajas, hay despidos y esos servicios públicos no pueden cerrarse y el Estado debe ocuparse de los costos. “Genera una inestabilidad muy grande y no funciona si no es con grandes subsidios estatales. La próspera provincia de Neuquén es, en realidad, la segunda provincia más endeudada del país”, detalla Álvarez.
El fracking en Vaca Muerta, según aclara el investigador del OPSur, requiere mucha mano de obra, el problema es que depende de los precios internacionales de los barriles de petróleo. Por eso explica que en los momentos de subas se construyen hospitales, escuelas, abren comercios, pero en los de bajas, hay despidos y esos servicios públicos no pueden cerrarse y el Estado debe ocuparse de los costos. “Genera una inestabilidad muy grande y no funciona si no es con grandes subsidios estatales. La próspera provincia de Neuquén es, en realidad, la segunda provincia más endeudada del país”, detalla Álvarez.
La FARN coincide con
Álvarez, Vaca Muerta mantiene su actividad a través de
grandes partidas presupuestarias. En 2017 los subsidios
implicaron un 5,6% del presupuesto nacional y un 3,1% para el 2018, el 2019
incrementó la ayuda según afirman desde la fundación.
Otro de las grandes
promesas que Vaca Muerta parece decepcionar es el tema del
trabajo. Si bien la actividad en Vaca Muerta aún es incipiente y tuvo sus
problemas durante la crisis, se creó empleo, aunque no abundante como se
pensaba, y como afirma el economista “no es un sector que genera empleo nacional, porque
los especialistas vienen de otros países”.
El megaproyecto
neuquino no estaría cerrando las cuentas, ni crearía empleo al nivel que se
había vaticinado. “Al final son pocas personas que ganan mucho dinero con estas
actividades”.
¿Cómo hacer para que las energías renovables
no generen mayor desigualdad entre las potencias mundiales y el resto de los
países?
Para la FARN es
importante no romantizar Vaca Muerta, aseguran, pues no se trata de “la
salvación económica”, sino más bien un negocio. “Dónde
está la salvación de un proyecto que necesita una cantidad tan grande de
subsidios, su rentabilidad es muy cuestionable. En Estados Unidos las empresas de
fracking quiebran porque la extracción es más cara que la producción”.
Cuentas que parecen no
cerrar, presupuestos que financian energías contaminantes, ante esta situación
desde el OPSur dicen que “tenemos que pensar una transición en claves
populares. ¿Energía para qué? ¿Energía para quién? Y entender a la
energía como un derecho humano y no como una mercancía especial”,
agrega Álvarez.
Energías renovables:
¿Una oportunidad para Argentina?
Las proyecciones a
nivel mundial indican que la energía solar y la eólica serán las más utilizadas
en un futuro próximo, siendo la que se obtiene del sol la más económica.
Mientras que algunos creen que este tipo de energías son muy costosas
comparadas con los combustibles fósiles, los analistas consultados, afirman que
estas energías no son más caras que las contaminantes, si bien es necesario
inversión, se amortiza en pocos años. “A los combustibles fósiles para que beneficien a
la gente hay que subsidiarlos. Si se le diera el mismo apoyo económico a las
renovables serían gratis o casi gratis”, afirma Enrique Maurtua de la Fundación Ambiente
y Recursos Naturales.
El investigador del
OPSur propone cambios en el transporte y la vivienda. Una de las
propuestas es aumentar las vías de ferrocarril. “Es menos contaminante que los
camiones. Además, estos últimos provocan muertes, accidentes, daños de rutas y,
por lo tanto, mantención del Estado”. Maurtua entiende a los ferrocarriles
(eléctricos) como una alternativa dentro de un plan más amplio: “Uno
piensa: pongamos trenes. Pero para ser rentable hay que asegurar nivel de carga
o pasajeros, de dónde a dónde, cuántos, las distancias, el mecanismo de
transporte y hacia el final de la cadena podés ver las distintas tecnologías
pero lo primero es evaluar hasta donde es necesario el transporte en sí mismo.
¿Por qué una persona tiene que viajar dos horas para de ir a trabajar
todos los días?
No es solo abandonar
los combustibles fósiles y cambiarlos por transportes eléctricos. Ahí está la
diferencia entre una transición hacia energías renovables y una transición
justa: pensar para qué, por qué. “Lo primero que hay qué preguntarse es si es
necesario transportar. Para transportar a una persona la primera opción siempre
es la personal: la caminata, la bicicleta. Para largas distancias transportes
colectivos tendientes a la electrificación, que obviamente tiene cosas para
analizar también: la vida útil de las baterías, el litio, el cobalto, el
níquel. En algunos países están funcionando trenes con hidrógeno,
la industria automotriz tiende más a lo eléctrico. También está el
biocombustible pero
no es parte de una transición justa: atenta contra la producción de alimentos
porque obliga al campo a generar una producción intensiva con lo que ello
implica: agrotóxicos y pesticidas”.
"Vaca Muerta genera una inestabilidad muy
grande y no funciona si no es con grandes subsidios estatales"
Transición justa, es democratizar. "Además de descarbonizar
hay que desconcentrar”, resume el investigador del OPSur. Y el especialista de FARN explica: “El sistema hoy está
centralizado, se genera en un punto y es necesario transportarlo, la energía
renovable lo que permite es una democratización de la energía. Puede
producirse a pequeña escala o a gran escala, solo para tu casa, tu barrio, tu
ciudad, o para toda la
provincia. Si por ejemplo un vecino tiene energía solar y no
la usó toda, podría venderla a otro vecino que la necesite. Las
personas pueden ser dueñas de su propia energía.Hay quienes lo pueden ver cómo que le sacas el negocio a productores
de energía pero en realidad contribuís a mantener el sistema de energía. Y por
supuesto que esto no les gusta a las esferas de poder que quieren mantener la
propiedad de la energía”.
Las
energías renovables en Argentina se desarrollaron a ritmo más lento que los
combustibles fósiles. El gabinete de cambio climático de los últimos años
avanzó bastante en las energías no contaminantes, aunque insuficiente, se pasó
del 0.5% al 2,5% al mismo tiempo que aumentaron los subsidios para la
explotación de gas y petróleo no convencional de Vaca Muerta. Esta es una de
las “mayores contradicciones” que plantea este tipo de desarrollo energético,
alerta Christoph Ernst de la OIT Argentina.“Argentina , al mismo tiempo
que impulsa las energías renovables, amplía los subsidios para las actividades
contaminantes como Vaca Muerta”. Según la FARN aunque el
desarrollo de las renovables es deficitario supone un avance y ven la necesidad
de poner en marcha políticas públicas para hacer una transición energética más
profunda.
Según los entrevistados, en Argentina, la energía solar será la
fuente más económica y con más incentivos. Estos últimos años, avanzó con el plan Renovar, aunque la
que más ganó fue la eólica, también hubo, aunque escasos, proyectos hidroeléctricos,
bioenergía y biotecnología.
Enrique Maurtua está convencido de las
ventajas de este tipo de energías para la Argentina, pero hay que hacer cambios
más profundos. “En el país tenemos una alta dependencia en
combustibles fósiles, se tiene que cambiar el eje en prioridades, redireccionar
los subsidios y el desarrollo energético”. La dificultad de las renovables
es hacerlas rentables a nivel comercial. “En un primer momento hay que importar
mucho y necesitan mano de obra calificada. El desafío es cómo hacer para que
sea beneficioso en materia comercial: equilibrarla a la energía de los
combustibles fósiles” agrega Enrique. “Argentina tiene su matriz un 92 por
ciento fósil y lo que ha hecho la política en estas últimas décadas es afianzar
la explotación de los hidrocarburos”, explica Álvarez Mullally.
En Argentina, el 80% de la energía eléctrica de las casas se
produce a partir de combustibles fósiles: centrales térmicas de fuel, de gas o
combinados, esto se podría reemplazar directamente con energías renovables y se
ahorraría tener que transportarlo y quemarlo. “Si una termoeléctrica la haces funcionar con energía
renovable, surgida de paneles o molinos, sólo hay que enchufar, se ahorra toda
una cadena contaminante y costosa: extracción, transporte y combustión”, afirma
Enrique.
Habrá que ver hacia donde tira el recién asumido gobierno de
Alberto Fernández, si incrementará el impulso a las renovables o seguirá
subvencionando a gran nivel la economía contaminante. No parece estar claro
cuál será el rumbo de su gobierno, pues pasó en pocos meses de querer “blindar
Vaca Muerta” a asegurar que “está sobreestimada”.¿Escuchará a la ciencia y a las organizaciones
sociales y parará la actividad extractiva? ¿El anunciado peronismo verde se
traducirá en recursos e inversiones para limpiar la Argentina? Lo que parece es que, después
de las movilizaciones en Mendoza, los temas socioambientales estarán sobre la
mesa, nunca más bajo el tapete.
Esta nota se realizó en colaboración entre un periodista de Cítrica y periodistas de
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