Comunicado del
Partido Comunista de México
Sobre el resultado de
las elecciones presidenciales:
recomposición de la
hegemonía burguesa.
5 de julio de 2018
Por
Rebelión
El cómputo en las elecciones federales ha dado
como resultado el triunfo presidencial de Andrés Manuel López Obrador y una
mayoría en las cámaras de diputados y senadores de la coalición que lo postuló,
que también obtiene mayoría en el gobierno de la Ciudad de México y en la
mayoría de los gobiernos estatales que se encontraban en disputa.
El resultado de la votación popular está en
concordancia con la elección que ya habían efectuado previamente la mayoría de
los monopolios en México, expresando su respaldo de distintas maneras, y que a
lo largo de la campaña electoral fueron integrando a sus representantes,
inclusive los monopolios de medios
de comunicación Televisa y TV Azteca –anteriormente sus adversarios y ahora
promotores de su figura-, a esta coalición. Los grupos económicos y sus cuadros
políticos están representados en los distintos equipos que fue presentando
López Obrador, incluido su Gabinete: es claro, sin ambages, que el poder de los
monopolios está asegurado, que la dictadura de clase de la burguesía
continuará.
Con un discurso demagógico, con la vieja
receta –utilizada anteriormente desde 1936 hasta 1982 por el PNR-PRM-PRI- de la unidad nacional, es decir,
colocarse por encima de los antagonismos socioclasistas, asumirse como una
opción interclasista que representa por igual a explotados y explotadores, a
ricos y pobres, a burgueses y proletarios, López Obrador catalizó el malestar
generado por 36 años de políticas de choque privatizadoras que redujeron al
mínimo los derechos sociales, sindicales, democráticos. La gestión neoliberal
de los gobiernos de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo,
Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, en conjunto responsable de
la destrucción del ejido, del despojo de tierras, la destrucción de la
educación pública y la seguridad social, la privatización de las empresas
estatales, el empobrecimiento acelerado de la población que llegó a los 53
millones, el aumento masivo de los emigrantes, el retroceso constante del
salario frente al aumento indetenible de la canasta básica y el costo de la vida,
el desempleo, y también la violencia generalizada desatada en la llamada guerra
contra el narco que se extiende ya por más de diez años, con saldo de más de
200,000 muertos y desaparecidos; Este cumulo de agravios generó una latente
insumisión obrera y popular, con diferentes manifestaciones en los últimos
años. Sin embargo, esto ha sido controlado temporalmente bajo las ilusiones de
un cambio de la coalición obradorista. Pero la aspiración de solucionar los
problemas esenciales de la clase obrera y los sectores populares será
defraudada; pues de la misma manera que en su Proyecto Alternativo de Nación,
sus discursos y opiniones, sus alianzas, ya como Presidente Electo López
Obrador ratificó las medidas que dan un claro contorno de su Sexenio: autonomía
del BANXICO, disciplina financiera y fiscal, respeto a los compromisos con los
bancos y organismos financieros internacionales, y ninguna expropiación o
confiscación. También confirmó que su lucha contra la pobreza se basará en
paliativos, en medidas asistencialistas a la senectud, los discapacitados y
becas para los estudiantes. Lo que lo coloca en la situación de quien quiere
atender un cáncer en fase terminal con aspirinas. No es casual que la garantía
que extiende en primer lugar es la libertad empresarial, un sello distintivo
del proyecto de clase que representa.
Otro elemento demagógico del discurso de
Obrador es que resolviendo el problema de la corrupción se resuelven los
grandes problemas nacionales. Más aún, López Obrador considera que la corrupción
es la base de la “desigualdad económica y social”. Insistiendo en esta idea en
contraposición al argumento científico de que la raíz del problema es la
explotación del trabajo asalariado y la apropiación privada de la riqueza
socialmente producida, él sostiene como una innovación teórica de su creación
que la corrupción es la raíz de los problemas de México. Con honestidad y
austeridad podrá blanquear, maquillar al capitalismo, pero ningún problema
tendrá solución en tanto en el conflicto capital/trabajo la balanza se incline
por la ganancia y la acumulación en favor de la burguesía. Atenuar
los problemas, apagar el fuego, aplicar control de daños, es la tarea con la
que se compromete López Obrador, para así garantizar la estabilidad del sistema
en un período de turbulencias, desmovilizando a quienes votaron por un cambio y
procurando un reflujo de largo aliento en la lucha social.
Otro asunto doctrinal que no podemos pasar por
alto es su concepción sobre el Estado y sus funciones, reivindicando la ideología
burguesa de la
Revolución Mexicana del Estado por encima de las clases
sociales, como expresión representativa de la ciudadanía, de “ricos y pobres”.
Esa fórmula ya le sirvió antaño a la burguesía para gobernar y construir
consensos sociales, es decir, identificar a los explotados con los intereses de
sus explotadores.
Una idea que se refuerza con el triunfo de
Obrador es la de la “transición democrática”. En voz de las centrales
empresariales, de sus plumas y órganos, la ilusión de que el poder estatal ejercido
sobre de los trabajadores dimana del propio pueblo tiene su “demostración” en
un tercer cambio de Partido que determine la composición del gabinete y ejerza
el poder ejecutivo. El Partido, el gobierno, la gestión han cambiado, pero el
Estado no. Este discurso enmascara el hecho de que independientemente del
cambio de Partido las propias Centrales empresariales concentran el poder
económico, que a través de ese poder económico determinan la realidad del país.
Mención aparte de que dirigen a través de una miríada de cuadros colocados o
cooptados por ellos las funciones del poder estatal, que éste Estado no tomará
medidas que sustancialmente contravengan sus intereses y que sin afectar sus
intereses es imposible la mejora para las condiciones de existencia de los
trabajadores. Por ejemplo, más allá del entorno honesto del mandatario en
cuestión, ¿Qué ocurrirá con una manifestación palpable como el hecho de que el
IMSS o el INFONAVIT acepten que las empresas reporten salarios más bajos que
los reales? ¿Esta corrupción si va a extirparse por decisión del ejecutivo?
Bajo esas concepciones, tomando en cuenta la
experiencia histórica y las leyes del capitalismo, será necesario para
garantizar la “libertad empresarial”, para cumplir sus acuerdos con los monopolios
y bajo su criterio interclasista convocar a pactos o acuerdos
obrero-patronales, en los que la clase obrera tendrá que apretarse el cinturón
para que el capital maximice sus ganancias. Bajo esas concepciones, recuperar
los derechos laborales y sociales no es prioritario y son demandas que deben ir
al archivo. El PCM luchará junto con los trabajadores por derribar la reforma
laboral aprobada por el Pacto por México en 2012.
Han coincidido Carlos Salinas y López Obrador
en que es la hora de la reconciliación
nacional, y como un suceso inédito aplaudido por la opinión pública, los
candidatos Meade y Anaya han reconocido pronta y grácilmente el triunfo de
Obrador. ¿De qué se trata esta pantomima? En primer lugar, de que las disputas
interburguesas se dirimen por ahora en marcos institucionales, y de que es hora
de cerrar filas para sortear la crisis económica y de dominación. Estas
reacciones no son una sorpresa para los comunistas, quienes previo a las
elecciones en nuestra Conferencia Política expresamos que la burguesía había ya
elegido permitir un gobierno de la nueva socialdemocracia para administrar sus
intereses y para sortear los conflictos que enfrenta. El malestar, la
inconformidad, las condiciones objetivas de hambre, desempleo, miseria,
explotación, insalubridad, bajos salarios, emigración, feminicidios y cientos
de miles de muertos, han tenido brotes que demuestran que existe una
disposición de la clase obrera y los sectores populares de ir más allá: las
protestas por Ayotzinapa, las protestas contra el gasolinazo, los centenares de
conflictos que confirman una invariable y creciente tendencia a la insumisión. Y ése es
uno de los significados de la elección de Obrador, la recomposición de la
hegemonía burguesa, logrando que una parte importante de la voluntad popular
identifique erróneamente sus intereses con los de sus opresores y explotadores,
con la mediación de la nueva socialdemocracia, que a partir de ahora asume el
relevo de la junta que administra los intereses del capital en nuestro país: el
Estado mexicano. No se trata de una derrota al “sistema político” por parte de
AMLO, por el contrario, es su tabla de salvación con la unidad nacional y la reconciliación nacional, que en
los hechos significa proteger la legalidad burguesa y el sistema de partidos
actual ante la deslegitimación y odio que habían ganado.
Tomamos nota de que una franja de los sectores
populares decide por primera vez expresarse políticamente; varios millones que
no teniendo otra opción en las boletas deciden ejercer por vez primera el voto,
participar de alguna manera en la vida política. No es nuestro interés que
desilusionados regresen al apoliticismo. Sumada a buena parte de la masa de
votantes por Obrador, así expresan hoy una voluntad de cambio y manifiestan su
hartazgo, sin necesariamente asumir el proyecto de Obrador. Tenemos el deber de
explicar masivamente la propuesta comunista del poder obrero como salida
objetiva y necesaria a los grandes problemas nacionales. Sobre esa franja de
población proletaria declaramos abiertamente que nuestro interés radica en que
no se inmovilice, que traspase el pórtico de la participación política y se
siga de frente con la lucha por imponer sus intereses en conjunto con la clase
obrera.
De la misma manera que contra Peña Nieto,
nuestra lucha seguirá contra el Estado burgués continuado en el gobierno de
López Obrador. Llamamos a los trabajadores:
·
A luchar por reconquistar los contratos colectivos, a restablecer
por la vía de los hechos el derecho de huelga, el derecho a la sindicalización,
a la escala móvil de salarios, a poner fin a los impuestos al trabajo. A
revertir la reforma laboral y la reforma educativa.
·
A luchar por poner fin al charrismo sindical, a terminar con los
cacicazgos en el movimiento obrero, a la sindicalización masiva, a la unidad
sindical, a la reconstrucción del movimiento obrero desde posiciones clasistas.
·
A luchar por recuperar jubilaciones y pensiones dignas, y poner
fin a las nefastas Afores. A fortalecer la seguridad social.
·
A luchar por el aseguramiento por parte del Estado de vivienda,
seguridad social y salud para todos los trabajadores, formales e informales.
·
A luchar por la expropiación de todos los bienes malhabidos,
resultados del proceso privatizador, y al control obrero en los medios de producción concentrados. A la
nacionalización de la banca, el comercio exterior, y al control de cambios.
·
A luchar por la extirpación de raíz de toda la red económica y
política base de la industria del narcotráfico, que asesina, desaparece y
destruye a las familias obreras.
·
A luchar por romper con el TLCAN y con todo acuerdo con el FMI,
BM.
·
A luchar por cancelar la deuda externa.
·
A exigir la presentación con vida de los normalistas de Ayotzinapa
y los miles de desaparecidos, y castigo a los culpables, lo que pasa necesariamente
por castigo a Peña Nieto y Ángel Aguirre, así como los responsables de haberlo
llevado al gobierno de Guerrero. Por justicia frente a todos los crímenes del
Estado cometido en las últimas décadas.
·
A luchar por la defensa incondicional de los migrantes
centroamericanos en México y mexicanos en los Estados Unidos.
·
A la unidad de la clase obrera con objetivos y banderas políticas
independientes para conformar un poderoso frente anticapitalista y
antimonopolista por el derrocamiento del capitalismo, por el poder obrero y el
socialismo-comunismo.
El Partido Comunista de México, reiterando su
independencia de cualquier opción burguesa, refutando el engaño de que se esté
produciendo un cambio a la izquierda, luchará cada día por los objetivos e
intereses de la clase obrera, sin ninguna ilusión en el gobierno de Obrador.
Este primer análisis sobre el nuevo gobierno
se profundizará en el XVII Pleno de nuestro Comité Central a reunirse en breve
y en nuestro VI Congreso que se realizará en la Ciudad de México los días 3, 4
y 5 de Agosto.
¡Proletarios de todos los países,
uníos!
Buró Político del Comité Central del
PCM
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=243728
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