Enrevista a Gilberto López y Rivas, antropólogo e investigador
“El de AMLO no será un
gobierno de izquierda
sino más bien
socialdemócrata”
10
de julio de 2017
Por Lucio Garriga y
Gerardo Szalkowicz
Nodal
Gilberto López y Rivas militó varios años
junto a Andrés Manuel López Obrador y fue funcionario durante su gobierno en la
capital mexicana. Lo conoce bien de cerca. Es antropólogo, investigador y
columnista del diario La Jornada, y en su currículum también figura su desempeño
como diputado y asesor del zapatismo. Prefiere la prudencia ante la ola de
entusiasmo que despertó en América Latina el triunfo de AMLO: “Hay que tener
cautela en cuanto al alcance de lo que pueda hacer”. Desde una visión crítica,
celebra la nueva etapa que se abre en México pero marca los límites que percibe
tendrá el próximo gobierno. En política exterior espera “un acercamiento hacia
el Sur” y afirma que lo ve “más parecido a Lula que a Chávez”.
Por estos días usted decía que México es “un
país en ruinas, devastado, con una crisis económica, social, humanitaria y
política exponencial”. ¿Qué cree que podrá hacer AMLO frente a este país
devastado? ¿Qué le dejarán hacer los poderes fácticos y hasta dónde cree que se
animará a avanzar? En síntesis: ¿a qué nivel deberíamos colocar el entusiasmo
que despierta en la región este punto de inflexión en la historia mexicana?
– Creo que hay que tener cautela en cuanto al
alcance de lo que pueda hacer López Obrador en la presidencia. Los
poderes fácticos que actúan en la sombra tienen poder de fuego, tienen
capacidad para actuar y poner todas las trabas a este comienzo de transición
democrática que hasta ahora México no ha tenido. Aquí se han impuesto todas las
reformas estructurales del neoliberalismo, los territorios están invadidos por
mineras, por megaproyectos, y Andrés Manuel no tiene una visión muy distinta a
lo que podrían ser las visiones de desarrollo de un demócrata consecuente. De
ahí las limitaciones que yo veo en su programa. Él menciona continuamente que
luchará contra la corrupción pero no dice que esta corrupción proviene del
sistema capitalista. No es que uno le exija que tenga una visión marxista de la
realidad pero evidentemente si no conoces bien la naturaleza del saqueo, la
explotación y la dominación de las corporaciones que van en busca del agua, el
litio, el oro, la mano de obra barata, entonces el alcance de un gobierno tiene
grandes límites desde la concepción misma de lo que se puede y lo que no se
puede.
Él ha dicho, la noche misma de la elección,
que respetará los contratos, que no habrá medidas radicales, que no habrá
expropiaciones. Su lema es “por el bien de todos y primero los pobres” pero yo
me pregunto ¿quiénes son todos?, ¿todos son todos los habitantes del país o
todos son los aliados hechos durante la campaña, el mundo del empresariado,
etc.? ¿qué va a pasar con la relación con EEUU, el Ejército, qué va a pasar con
la cuestión del narcotráfico que es otra corporación capitalista que está
actuando en todo el territorio nacional? Estamos muy contentos con este cambio
y que se haya respetado al decisión de millones de electores, que no haya
podido imponerse el fraude tradicional, pero al mismo tiempo nos hacemos todas
estas preguntas.
¿Cómo imagina sus lineamientos en materia de política
exterior y sus alianzas en América Latina?
- López Obrador está proponiendo un regreso a la Doctrina Estrada
(N. de la R.: empleada por México en la segunda mitad del siglo XX y que se
fundamenta en el principio de no intervención y el respeto a la soberanía de
los pueblos). En ese sentido podría esperarse un acercamiento hacia el Sur más
que hacia el Norte, pero evidentemente aquí también se verán sus límites. Ha
sido muy controvertido su alejamiento, su deslinde, hacia procesos como el de
Venezuela o hacia otros procesos de la región. El haber dicho que “México no será otra
Venezuela” nos deja bastante confusos sobre cuál va a ser su posición, qué hará
ante una OEA al servicio de EEUU o respecto a Cuba o frente a los problemas que
está atravesando Brasil o la situación en Colombia como un espacio de
penetración militar-política y de inteligencia desde donde se pretende agredir
a Venezuela. Son todas preguntas que nos estamos haciendo quienes tenemos el
pensamiento crítico despejado y no nos casamos con ningún proyecto que tenga
las características de AMLO y su partido MORENA.
¿Con qué líder regional lo podría comparar?
- Si alguna comparación habría que hacer lo
veo más parecido a Lula que a Chávez. Pero Andrés Manuel es Andrés Manuel.
Tampoco me atrevo a compararlo con Lula porque Lula venía de una trayectoria de
un Partido de los Trabajadores, obrero. No hay que entender al gobierno de AMLO
como un gobierno de izquierda, como el de Venezuela o Bolivia. Hay gente dentro
de su espacio muy reticente a cualquier relación con la revolución bolivariana.
Creo que lo que hay que festejar es un cambio democrático, una transición
democrática. Pero esperemos a ver qué hará AMLO a partir de diciembre y veremos
en la práctica concreta cómo se desarrolla tanto en el plano internacional como
en el plano interno.
¿O sea intuye un gobierno más moderado que
radical?
- Completamente. AMLO no es un radical. Lo
conozco bien de cerca, fuimos compañeros de partido (en el PRD) y conviví mucho
con él. No es un radical, no será un gobierno de izquierda sino más bien
socialdemócrata.
En México se registran más de 200 mil
asesinatos y 35 mil desaparecidos en los últimos 12 años. Se impuso un sistema
de violencia múltiple, sistemática y cotidiana de complicidades al que muchos
describen como un narco-estado. ¿Cuál cree que será la estrategia de seguridad
que empleará AMLO frente a esta tragedia humanitaria?
- Él tiene una política que se basa en su
disposición personal para atender el asunto de la seguridad, que fue lo que
hizo en la Ciudad de México cuando era jefe de Gobierno, y que es que todas las
mañanas tendrá una reunión con el Consejo de Seguridad. Esta es su propuesta,
que habrá un mando único y que por lo tanto será centralizado y que se atenderá
el problema de la seguridad que es vital y por el cual millones de mexicanos
salieron a votar. Pero la cuestión no es tan simple porque los poderes del
narcotráfico extienden sus tentáculos en todo el territorio nacional. Hay
cobros de derecho de piso desde las grandes empresas hasta los pequeños
comercios de la vía pública. El tránsito por las carreteras puede tener retenes
que cobren derechos de paso. Efectivamente el Estado se ha visto penetrado. El
Ejército, por ejemplo, ha sido muy penetrado por estos cárteles de las drogas de
tal manera que un crimen como el de los 43 estudiantes de Ayotzinapa no se
puede explicar sin esta complicidad entre los tres niveles de gobierno y entre
todos los aparatos de seguridad, incluyendo el propio Ejército, con el
narcotráfico.
Él dice que va a brindar empleo para que los
jóvenes no se vayan de sicarios y que se va a reunir todos los días con sus
secretarios de seguridad. Yo creo que aquí hace falta penetrar más, un programa
que vaya a mayor profundidad. Si no se entiende el narcotráfico como una
corporación capitalista que se adueña del territorio, que recluta mano de obra,
que actúa directamente en el mercado internacional, porque México es el
principal centro de distribución hacia los Estados Unidos y actúa con la
complacencia de la DEA, que es el principal cártel del mundo, estamos en un
verdadero y complejo problema que no se entiende en su totalidad desde una
simple propuesta de mando único y de reuniones todas las mañanas con los
secretarios de seguridad y de las Fuerzas Armadas.
(*) Entrevista realizada en el programa “Al
sur del Río Bravo” que se trasmite los martes de 20 a 22 hs por Radionauta FM
106.3
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=243959
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