¿De dónde viene el régimen de
Daniel Ortega y Rosario Murillo?
23 de julio de 2018
Por Eric
Toussaint
La izquierda, en estos momentos, está
dividida en cuanto a la interpretación de lo que está ocurriendo en Nicaragua
y, las conclusiones, en consecuencia, difieren. El CADTM AYNA mantiene,
también, diferentes miradas al respecto. Publicamos, por lo tanto, opiniones
con posturas que difieren, provenientes de militantes de izquierda. Siempre con
el deseo de que sea un aporte al debate.
La represión ejercida
por el gobierno contra quienes protestan en la calle contra sus brutales
políticas neoliberales constituye una de las razones que conducen a diferentes
movimientos sociales a la condena del régimen del presidente Daniel Ortega y de
la
vicepresidenta Rosario Murillo.
La izquierda tiene
múltiples razones para denunciar ese régimen y la política que lleva a cabo.
Para comprenderlo, es necesario resumir lo ocurrido desde 1979.
Una auténtica revolución en 1979
El 19 de julio de 1979
triunfó una auténtica revolución popular en Nicaragua y puso fin al régimen de
la dinastía dictatorial de los Somoza. El Frente Sandinista de Liberación
Nacional (FSLN) jugó un papel fundamental en la victoria gracias a la lucha
armada, a sus iniciativas políticas y a su capacidad para representar las
aspiraciones del pueblo. Sin embargo, el FSLN jamás habría podido vencer a la
dictadura sin la movilización extraordinaria de una mayoría del pueblo
nicaragüense. Sin el coraje y la abnegación de ese pueblo, la dictadura
somocista, apoyada desde hacía decenios por Washington, no habría podido ser
vencida de forma duradera. El apoyo de Cuba jugó igualmente un papel positivo.
El FSLN jugó un papel
fundamental en la victoria de una auténtica revolución popular en 1979
En los años que
siguieron a la victoria, una parte importante de las capas populares vio
mejorarse sus condiciones de vida en lo que se refiere a la salud, la
educación, la vivienda, el derecho a expresión y organización, los derechos de
los y las trabajadoras de las ciudades y del campo. Los bancos fueron nacionalizados
así como una serie de empresas industriales y del agrobusiness. Esto provocó un
gran entusiasmo tanto en el interior del país como en la solidaridad
internacional que fue verdaderamente importante. Decenas de miles de activistas
de todos los rincones del planeta (principalmente de América Latina, de América
del Norte y de Europa) acudieron a Nicaragua para aportar ayuda, para
participar en brigadas de trabajo voluntario, para contribuir a la mejora de la
salud, de la educación y de la vivienda, para impedir el aislamiento de la
revolución.
Al comienzo de los años
1980, el gran capital nicaragüense, grandes sociedades privadas transnacionales
presentes en América Central (en el agrobusiness, en la extracción minera,
etc.), el imperialismo estadounidense y sus vasallos (como el régimen del
«socialista» Carlos Andrés Pérez en Venezuela o las dictaduras como la de Honduras ) se
pusieron de acuerdo para intentar poner fin a esta extraordinaria experiencia
de liberación social y de recuperación de la dignidad nacional. Se trataba
también de impedir una extensión de la revolución que estaba realmente al
alcance de la mano en el decenio de 1980. En efecto, la revuelta social se
incubaba en la región, en particular en El Salvador y en Guatemala, donde fuerzas
revolucionarias cercanas al sandinismo luchaban desde hacía decenios. Y Cuba no
dudaba en desafiar a Washington y a las clases dominantes de América Central
aportando su apoyo a la revolución centroamericana.
La Contra
Los enemigos internos y externos pusieron en pie la Contra, un
ejército contrarrevolucionario que tenía por objetivo el derrocamiento del
régimen sandinista. Ésta adquirió una potencia de fuego tal que fue capaz de
asestar golpes muy duros a la revolución y hacer durar el conflicto hasta 1989.
Washington la financió, la entrenó, envió consejeros y la presentó
internacionalmente como un ejército de liberación. Además, el ejército
americano minó puertos nicaragüenses, lo que fue condenado en 1986 por el
Tribunal Internacional de Justicia de La Haya [1]. Por toda respuesta, el gobierno de
los Estados Unidos anunció que no reconocía ya la competencia de este tribunal.
Washington financió y
entrenó a la contra
A pesar de los logros
sociales y democráticos, la política seguida por la dirección sandinista mostró
rápidamente graves limitaciones. La reforma agraria, tan esperada por una gran
parte de la población rural, fue realizada de forma completamente insuficiente:
el gobierno tardó demasiado en distribuir masivamente tierras y títulos de
propiedad en favor del pequeño campesinado. La Contra encontró una base social
entre una parte importante del campesinado decepcionado por la reticencia de la
dirección sandinista a organizar la redistribución de las tierras. Una mayoría
del pueblo en las zonas urbanas participaba en la revolución mientras que en el
campo, la situación era mucho más dispar. Las personas partidarias entusiastas
de la revolución en curso eran allí menos numerosas.
«Dirección: ¡ordene!»
Por supuesto, la
principal responsabilidad de la difícil situación en la que se encontraba la
sociedad nicaragüense correspondía al imperialismo norteamericano y a las
clases dominantes locales que querían proteger sus privilegios y continuar
explotando al pueblo. Pero la orientación de la dirección sandinista jugó
igualmente un papel en el fracaso de la extensión, la consolidación y la
profundización de la
revolución. Entre las responsabilidades de esta dirección,
estaba su tendencia autoritaria, expresada por el eslogan que había lanzado,
«Dirección: ¡ordene!». Esto quería decir que las masas debían esperar de la
dirección sandinista consignas a aplicar, lo que reducía la dinámica de
autoorganización del pueblo.
El eslogan de la
dirección sandinista «Dirección: ordene» reducía la dinámica de
autoorganización del pueblo
La forma adoptada para conducir la guerra produjo efectos
inquietantes. La izquierda del FSLN (en particular vía la revista Nicaragua Desde
Adentro) reprochó a Humberto Ortega, general jefe del ejército, hermano de
Daniel Ortega, haber desarrollado un ejército «clásico» en el plano del
armamento dotándole de tanques pesados, lo que era costoso y no era apropiado
en la lucha contra la contra que utilizaba métodos de guerrilla [2].
La conscripción obligatoria de la juventud a fin de reforzar el ejército fue
igualmente mal percibida por una parte importante de la población.
Un plan de ajuste estructural bajo el gobierno sandinista
Además, a partir de 1988, la dirección sandinista comenzó a
aplicar un plan de ajuste estructural que degradó las condiciones de vida de la
mayoría más pobre de la población y no afectó a los ricos [3]. Este plan de ajuste estructural era
muy parecido a los dictados por el FMI y el Banco Mundial aunque esas dos instituciones, bajo la
influencia de Washington, habían suspendido su asistencia a las autoridades
sandinistas [4]. Esta política de ajuste fue
criticada por una corriente en el seno del FSLN pues hacía recaer el esfuerzo
del ajuste sobre los sectores populares.
Un plan de ajuste
estructural, es como una kalashnikov: depende quien la utilice
Recuerdo muy bien la respuesta que nos dio en público Omar Cabezas [5],
comandante guerrillero, miembro de la Asamblea Sandinista ,
cuando se le preguntó en 1989 cómo era posible que el gobienro sandinista
aplicara un plan de ajuste estructural que se parecía a los del FMI. Respondió
en sustancia que un plan de ajuste estructural es como un kalashnikov o un
fusil FAL, que depende de quien lo utilice. Si es gente revolucionaria la que
lo utiliza, está bien. Evidentemente es imposible quedar satisfecho con una
respuesta así.
Mantenimiento del modelo extractivista exportador con bajos salarios
En realidad, la
dirección sandinista hizo muchas concesiones a la patronal, sobre todo a nivel
de unos salarios que seguían siendo muy bajos. El argumento utilizado para
justificar esta política era que Nicaragua debía exportar al máximo en el
mercado mundial, y para seguir siendo competitiva, debía comprimir los
salarios. Pocas medidas fueron tomadas para salir progresivamente del modelo
extractivista explotador a bajo coste. Para romper con este modelo estrictamente
dependiente de la competitividad en el mercado mundial, había que ir en contra
de los intereses de los y las capitalistas que dominaban aún el sector
extractivista exportador. Habría sido necesario reforzar la pequeña y mediana
producción que aprovisionaban el mercado interno.
Habría sido necesario
reforzar la pequeña y mediana producción que aprovisionaban el mercado interno.
En 1989, el gobierno FSLN llegó a un acuerdo con la Contra a fin
de poner fin a las hostilidades, lo que era por supuesto algo bueno. Esto fue
presentado como una victoria de la estrategia seguida. Era de hecho una
victoria pírrica. Segura de ganarlas, la dirección sandinista convocó
elecciones generales para abril de 1990. El resultado de éstas provocó estupor
y pánico en la dirección sandinista: la derecha resultó victoriosa pues
anunciaba al pueblo que si el FSLN vencía en las elecciones, las hostilidades
armadas volverían. La mayoría del pueblo que quería evitar el reinicio del baño
de sangre [6] votó
sin ningún entusiasmo por la derecha. Esperaba el final definitivo de la guerra. Ciertos sectores
populares estaban igualmente decepcionados por las políticas realizadas por el
gobierno FSLN en las zonas rurales (insuficiencia de la reforma agraria) y en
las zonas urbanas (efectos negativas de la austeridad impuesta por el plan de
ajuste estructural comenzado en 1988) aunque las organizaciones sandinistas
gozaban aún de una gran simpatía en una parte importante de la juventud, de la
clase obrera y de las personas que trabajaban en la función pública y en una
parte significativa de las personas trabajadoras rurales.
La dirección sandinista
que esperaba obtener el 70% de los votos en las elecciones de abril de 1990,
estaba estupefacta pues no se había dado cuenta del estado de espíritu en el
que se encontraba una parte importante del pueblo. Esto muestra la distancia
que se había creado entre la dirección que había tomado la costumbre de lanzar
consignas y la mayoría del pueblo.
La orientación de la
dirección sandinista estaba principalmente determinada por Daniel Ortega y su
hermano Humberto.
La Piñata
Tras la victoria de la
derecha, una parte importante de los bienes inmobiliarios que habían sido
expropiados a los somocistas tras la victoria de 1979 fue repartida entre los
principales dirigentes sandinistas que en consecuencia se enriquecieron enormemente.
Una parte de la dirección participó en este proceso, conocido en Nicaragua como
la Piñata. Quienes
organizaron la Piñata la justificaron por la necesidad de dar seguridad a un
patrimonio en favor del FSLN frente a un nuevo gobierno que podía confiscar los
bienes del partido.
En su opinión, más valía
atribuirlos bajo la forma de propiedad privada a personas de confianza como
ellos. En la práctica, una parte importante de la dirección se transformó en
nuevos ricos y su mentalidad cambió.
El ejército sandinista tras la derrota electoral de abril de 1990
La dirección sandinista, bajo el liderazgo de Daniel y Humberto
Ortega, negoció la transición con el nuevo gobierno de Violeta Chamorro.
Humberto permaneció como general jefe del ejército, que fue muy reducido. Una
parte del sector más de izquierda del ejército fue descartado, en particular
con el pretexto de que había proporcionado misiles al Frente Farabundo Martí de
Liberación Nacional (FMLN) que intentaba todavía entonces provocar una
insurrección general en El Salvador. Las autoridades soviéticas, en el marco
del acercamiento entre los presidentes M. Gorbachov [7] y
G. Bush [8], habían denunciado el hecho de que
misiles SAM 7 y SAM 14 entregados por la URSS [9] a
los sandinistas habían pasado a manos del FMLN y habían servido para derribar a
helicópteros del ejército estadounidense que operaba en El Salvador [10]. Cuatro oficiales sandinistas
fueron encarcelados por órdenes de Humberto Ortega con la siguiente
justificación: “Este pequeño grupo de oficiales, cegados por su pasión política
y guiados por argumentos extremistas, atentaron contra el honor militar y la
lealtad a la Institución y el Mando militares, lo que equivale a atentar contra
los intereses sagrados, patrióticos y revolucionarios de Nicaragua” [11].
Esto había provocado
críticas muy fuertes por parte del Frente Nacional de los Trabajadores (que
reagrupaba a las organizaciones sindicales sandinistas), por parte de la Juventud Sandinista
así como de una serie de militantes del FSLN. Además, un sector de la izquierda
del FSLN reprochó a Humberto Ortega haber optado por mantenerse como jefe del
ejército bajo la presidencia de la derecha en lugar de participar en la
oposición política al nuevo régimen dejando la dirección del ejército a su
segundo, él también miembro del FSLN.
El FSLN y el gobierno de Violeta Chamorro
Algunos meses después
del comienzo del mandato de la presidenta Violeta
Chamorro , un movimiento masivo de protesta se extendió a todo
el país en julio de 1990. Managua y otras ciudades se cubrieron de barricadas
sandinistas y los sindicatos decretaron una huelga general. Esto condujo a un
compromiso con el gobierno de Violeta Chamorro que retrocedió en algunas
medidas, aunque el paro del movimiento decretado por la dirección del FSLN
provocó un descontento cierto entre la base sandinista. Posteriormente, la
dirección del frente progresivamente hizo concesiones a Chamorro aceptando el
desmantelamiento del sector bancario público, la reducción del sector público
en la agricultura y la industria, el abandono del monopolio del Estado sobre el
comercio exterior. Chamorro organizó también la depuración de la policía e hizo
entrar en ella a ex-contras. Es esta policía la que está en primera línea en la
represión de la protesta social de 2018, al lado de milicias paramilitares de
las que hablaremos más adelante. Chamorro no atacó directamente al ejército en
el marco del pacto de coexistencia con la dirección del FSLN. El sandinismo, en
la oposición, se comprometió a colaborar en el desarme de la población.
En julio de 1990,
Managua y otras ciudades se vieron cubiertas de barricadas sandinistas y los
sindicatos decretaron una huelga general
Los seis primeros meses de 1991 se traducen en una radicalización
de la dirección del FSLN en parte bajo la presión de los dirigentes de las
organizaciones sociales sandinistas y de la autoactividad de las masas que
quieren defender en la medida de lo posible las conquistas de la revolución. No se
puede sino admirar el nivel de autoactividad de las masas populares que quieren
resistir y adoptan formas variadas de lucha: ocupaciones de tierras,
ocupaciones de empresas, relanzamiento de la producción bajo control de los y
las trabajadoras, luchas generales (huelgas, manifestaciones, barricadas) que
ponen en acción diferentes
sectores. La juventud jugó un papel muy dinámico.
Actuando en el sentido contrario, una parte de la dirección
sandinista (no los miembros de la dirección nacional sino sobre todo antiguos
ministros sandinistas como Alejandro Martínez-Cuenca) hablan abiertamente de la
necesidad de un “co-gobierno”, una especie de apoyo externo condicional al
gobierno de Violeta Chamorro, y apoyan la política dictada por el FMI pues es
en parte la prolongación de la política adoptada por el gobierno sandinista a
partir de 1988 [12].
El primer congreso del FSLN de julio de 1991
Con ocasión del primer congreso del FSLN que tuvo lugar en julio
de 1991, se constata que éste da pruebas a pesar de todo de una gran vitalidad
y la dirección presenta un documento en el que hace una autocrítica a propósito
de las insuficiencias de la política agraria en los años 1980 y de la
verticalidad en el funcionamiento [13]. Signo de esta radicalización: para
protestar contra las reformas neoliberales y la ofensiva de la derecha, el
grupo parlamentario sandinista abandona el parlamento por un tiempo indefinido.
Un giro a la derecha va
luego a realizarse bajo la dirección de Daniel Ortega en preparación de las
elecciones de 1996.
Giro a la derecha de Daniel Ortega en 1996
Durante la campaña
electoral de 1996 Daniel Ortega no regatea esfuerzos para tender la mano en
dirección a la gran burguesía, para indicar una conversión en favor de las
bondades de la economía de mercado, para moderar su discurso hacia Washington.
El candidato de la derecha, Arnoldo Alemán, gana las elecciones con el 51% de
los votos mientras que Daniel Ortega recoge el 38% de los sufragios. Sergio Ramírez,
exmiembro de la dirección nacional que rompió con el FSLN para lanzar el
Movimiento de Renovación Sandinista, no recoge mas que el 0,44% de los votos.
Según Mónica Baltodano, exdirigente del FSLN [14]: “El enfrentamiento en el seno
del Frente Sandinista entre 1993-1995 [que condujo en particular a la creación
del Movimiento de Renovación Sandinista, ET] persuadió a Ortega y a su círculo
más cercano de la importancia de controlar el aparato partidario. Y eso se
concretó más precisamente en el congreso del Frente en 1998, donde comenzaron a
diluirse totalmente lo que eran los restos de la Dirección Nacional ,
de la Asamblea
Sandinista y del Congreso del Frente: fueron reemplazados por
una asamblea en la que participaban principalmente los y las dirigentes de las
organizaciones populares fieles a Ortega. Poco a poco, incluso esta asamblea
dejó de reunirse. En ese momento, tuvo lugar una ruptura importante. Era
entonces evidente que Ortega se alejaba cada vez más de las posiciones de la
izquierda y centraba su estrategia en la ampliación de su poder. Ponía el acento
en el poder por el poder.
A partir de ahí, para aumentar su poder, comenzó procesos
sucesivos de alianzas. La primera con el presidente Arnoldo Alemán produjo las
reformas constitucionales de 1999-2000. La proposición central de la alianza
con Alemán consistió en reducir al 35% el porcentaje necesario para ganar las
elecciones, repartir entre los dos partidos los puestos de todas las
instituciones del Estado y garantizar la seguridad de las propiedades y de las
empresas personales de los dirigentes del FSLN. A cambio, Ortega garantizó a
Alemán la “gobernabilidad”: las huelgas y las luchas reivindicativas acabaron.
El Frente Sandinista dejó de oponerse a las políticas neoliberales. Las
organizaciones cuyos principales dirigentes se convirtieron en diputados en los
años siguientes o se integraron en las estructuras del círculo de poder de
Ortega dejaron de resistir y de luchar” [15].
En resumen, al final del
mandato de Arnoldo Alemán, éste hizo un pacto con Daniel Ortega a fin de hacer
entrar en las instituciones más representantes que posteriormente les serían fieles.
En consecuencia, ampliaron su presencia en las instituciones como el Consejo
Electoral, el Tribunal de Cuentas y el Tribunal Supremo.
Daniel Ortega perdió las
elecciones presidenciales de 2001 con el 42% de los votos frente a Enrique
Bolaños, exvicepresidente de Arnoldo Alemán, que obtuvo el 56% de los votos.
Daniel Ortega hace un
pacto con Arnoldo Alemán uno de los principales líderes de la derecha
El pacto Alemán-Ortega
fue activado cuando Enrique Bolaños, convertido en Presidente, decidió atacar a
su excoequipier Alemán apoyando su inculpación por corrupción y su condena a 20
años de prisión. En 2003, Daniel Ortega hará intervenir a los hombres que
colocó en el aparato judicial a fin de que Alemán gozara de un régimen de favor
y pudiera purgar su pena en su domicilio.
Más tarde, en 2009, dos
años después de haber sido elegido Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega
apoyará la decisión del Tribunal Supremo de anular la condena de Alemán, que
reencontrará una libertad completa de movimientos. Algunos días más tarde, a
cambio, el grupo parlamentario del Partido Liberal dirigido por Alemán aportó
sus votos a la elección de un sandinista a la cabeza de la Asamblea Nacional.
En 2005, Daniel Ortega
se acerca al cardenal ultraconservador Miguel Obando y Bravo: conversión al
catolicismo y matrimonio por la iglesia
Daniel Ortega había ganado las elecciones de 2007 dando garantías a
una serie de enemigos del sandinismo. Daniel Ortega había logrado obtener los
favores del cardenal Miguel Obando, que le había combatido con dureza igual que
combatía con dureza la revolución sandinista a lo largo de los años 1980 y
1990, hasta el punto de apoyar casi abiertamente a la Contra. Para obtener
una mejora de las relaciones con el cardenal reaccionario, Daniel Ortega
presentó sus excusas por el tratamiento sufrido por la Iglesia durante el
proceso revolucionario. Se convirtió al catolicismo y demandó a Miguel Obando y
Bravo que oficiara su matrimonio con su compañera Rosario Murillo en septiembre
de 2005 [16].
En 2006, Daniel Ortega
aportó su apoyo a la adopción de una ley ultrarreaccionaria que prohibía
totalmente el aborto
En 2006, Daniel Ortega a favor de la prohibición total del aborto
En 2006, algunos meses antes de las elecciones, el grupo
parlamentario del FSLN, bajo la dirección de Daniel Ortega, aportó su apoyo a
la adopción de una ley ultrarreaccionaria que prohibía totalmente el aborto,
incluso en caso de peligro para la salud o la vida de la mujer embarazada, o en
caso de embarazo como consecuencia de una violación. Esta legislación es
aplicada con la entrada en vigor el nuevo Código Penal, en julio de 2008, bajo
la presidencia de Daniel Ortega. Antes de esto, el aborto “terapeútico” (en
caso de peligro para la salud de la mujer embarazada o en caso de embarazo como
consecuencia de una violación) estaba autorizado en el país desde 1837 [17].
La segunda parte tratará sobre el período abierto por la elección
en noviembre de 2006 de Daniel Ortega como presidente de Nicaragua a partir de
enero 2007.
El autor ha realizado
una docena de estancias en Nicaragua y en el resto de América Central entre
1984 y 1992. Participó en la organización de brigadas de trabajo voluntario de
sindicalistas y otras personas militantes de la solidaridad internacional que
partían de Bélgica y acudían a Nicaragua en los años 1985-1989. Era una de las
personas animadoras de FGTBistas para Nicaragua. Tuvo reuniones con diferentes
miembros de la dirección sandinista: Tomás Borge, Henry Ruiz, Luis Carrion,
Víctor Tirado López durante el período 1984-1992. Ha estado en
estrecho contacto con la ATC, la organización sandinista de trabajadores y
trabajadoras agrícolas. Estuvo en Managua durante el movimiento de barricadas
de julio 1990 en protesta contra el gobierno de Violetta Chamorro. Estuvo
invitado en el primer congreso del FSLN en julio de 1991 y en el tercer Foro de
Sao Paolo celebrado en Managua en julio de 1993. En el International Institute
for Research and Education de Amsterdam ha dado cursos en los años 1980 sobre
la estrategia revolucionaria del FSLN antes de la toma del poder y sobre el
período post-1979.
El autor agradece a Nathan Legrand por la relectura y por la ayuda
en la búsqueda de los documentos. Agradece a Claude Quémar y Brigitte Ponet por
la relectura y a Joaldo Domínguez por su subida a la web.
Traducido por Alberto Nadal
Notas
[1] Monique
Chemillier-Gendreau, “Comment la Cour de La Haye a condamné les États-Unis pour
leurs actions en Amérique centrale”, Le Monde diplomatique, agosto 1986 : https://www.monde-diplomatique.fr/1986/08/CHEMILLIER_GENDREAU/39416
[2] Ver Inprecor, número 328,
abril 1991
[3] Ver la revista
nicaragüense Envío, agosto de 1988, cuyos extractos han sido publicados por la revista Inprecor
n. 273 de octubre de 1988 con el título “Nicaragua: tratamiento de choque”.
[4] Ver Eric Toussaint, Banco
Mundial, el golpe de Estado permanente, Editorial Viejo Topo, Barcelona, 2006,
capítulo 5, p. 68-69. Ver : http://www.cadtm.org/Banco-Mundial-El-golpe-de-estado Este libro ha sido editado tambien en
Venezuela, en Bolivia y en Ecuador.
[5] Para informaciones sobre
Omar Cabezas, https://es.wikipedia.org/wiki/Omar_Cabezas
[6] La comparación siguiente
permite dar una idea de las pérdidas en vidas humanas durante la lucha contra
la Contra: si se extrapolaran esas pérdidas proporcionalmente a la población de
los EE.UU., representarían 2 millones de muertes.
[7] Mijail Gorbachov, nacido
en 1931, dirigió la URSS entre 1985 y 1991.
[8] George Bush, nacido en
1924, fue el 41º presidente de los EE.UU. Por un único mandato de enero de 1989 a enero de 1993. Es el
padre de George W. Bush, nacido en 1946, que fue el 43º presidente de los
EE.UU., en funciones de enero de 2001
a enero de 2009.
[9] En 1990 existía aún la
URSS, dirigida por Mijail Gorbachov. Atravesó un proceso de dislocación entre
marzo de 1990 y diciembre de 1991, dando nacimiento a la federación de Rusia, a
Lituania, Letonia, Estonia, Ucrania, Bielorusia, Moldavia, Kazajstán,
Jirguizistán, Uzbekistán, Tayikistán, Turkmenistán, Azerbaiyán, Armenia y
Georgia.
[10] Ver Éric Toussaint, “El
dilema del ejército sandinista”, Inprecor, nº 328, 12 abril 1991.
[11] Citado en Éric Toussaint,
“El dilema del ejército sandinista”, Inprecor, nº 328, 12 abril 1991
[13] Ver Éric Toussaint,
“Renouvellement du Front sandiniste”, Inprecor n° 337, 27 septiembre 1991.
[14] Mónica Baltodano (“Isabel
104” en
la clandestinidad), una de las dirigentes de la insurrección urbana de junio de
1979 en Managua, comandante guerrillera, exmiembro de la Dirección Nacional
del frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y exdiputada del FSLN. En
los congresos del FSLN de 1994 y 1998, Mónica Baltodano animaba la tendencia Izquierda
Democrática , opuesta a las y los que iban a fundar el
Movimiento de Renovación Sandinista (MRS) dirigido por Sergio Ramírez que fue
vicepresidente de Nicaragua de 1985
a 1990 al lado de Daniel Ortega. Había entonces apoyado
a Daniel Ortega como Secretario General del FSLN frente a Henry ruiz, que se
había presentado como candidato contra Daniel Ortega en 1994), convencida por
su “discurso de izquierdas”. Abandonó el FSLN en 1998, en el momento del pacto
Ortega-Alemán. Participó en 2005 con el excomandante Henry Ruiz an la fundación
del Movimiento por el Rescate del Sandinismo (MPRS). Ver en español,http://www.rebelion.org/noticia.php?id=33344 . Continúa activa en la lucha política
en Nicaragua. Ver : Resumen Latinoamericano , « Nicaragua:
Entrevista a la comandante sandinista Mónica Baltodano »http://www.resumenlatinoamericano.org/2018/07/15/nicaragua-entrevista-a-la-comandante-sandinista-monica-baltodano/
[15] Mónica Baltodano “¿Qué
régimen es éste? ¿Qué mutaciones ha experimentado el FSLN hasta llegar a lo que
es hoy?”http://www.envio.org.ni/articulo/4792
[16] Ver la interesante
necrológica publicada el 4 de junio de 2018 por un portal oficial de la iglesia
católica: Centro católico de medios
Cath-Info, “Nicaragua: fallecimiento del cardenal Miguel Obando Bravo a la edad
de 92 años”https://www.cath.ch/newsf/nicaragua-deces-du-cardinal-miguel-obando-bravo-a-lage-de-92-ans/
[17] Ver Amistía
Internacional, La prohibición total del aborto en Nicaragua. La vida y la salud
de las mujeres en peligro; los profesionales de la medicina, criminalizados. https://www.es.amnesty.org/uploads/media/INFORME_Nicaragua-Prohibicion_total_del_aborto.pdf . En el continente americano, aparte
de Nicaragua, hay cinco países que prohíben totalmente el aborto: El Salvador,
Honduras, Surinam, Haití y la República Dominicana.
Tres países autorizan sin restricciones el aborto: Cuba,
Uruguay y Guayana.
Fuente: http://www.cadtm.org/De-donde-viene-el-regimen-de-Daniel-Ortega-y-Rosario-Murillo
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