MUNDO OBRERO
A casi
cuatro décadas del golpe,
el
progresismo K que nunca llegó (ni quiso) a las fábricas.
19 de marzo de 2015
Ante un nuevo aniversario del golpe militar que dio la
dictadura genocida de Videla y sus secuaces, el kirchnerismo pretende seguir
robando banderas que no le pertenecen. A coro, los llamados “progresistas”
quieren transformar algunas concesiones que tuvo que hacer el gobierno en
grandes acontecimientos de un gobierno “nacional y popular” que va por la
“soberanía”.
Por Nicolás Benjamin
Nadie a esta altura
puede dudar de la complicidad empresarial en el golpe. Sobran pruebas sobre la
activa participación en el genocidio tanto de las patronales extranjeras como
de la hoy llamada “nac y pop” de Blaquier y sus amigos. Los floridos discursos,
bajar el cuadro de un milico, comprar intelectuales, tener un grupo de
periodistas adictos al gobierno y los recursos de la TV Pública están
alejados de la vida cotidiana de los trabajadores, del día a día que viven en
las fábricas.
Uno de los objetivos
de la dictadura fue poner orden en las fábricas, haciendo desaparecer
comisiones internas enteras, delegados combativos y todo activista que se
pusiera en su camino. La sociedad entre empresarios y burócratas sindicales
armó las listas, las entregó y siguió con sus negocios. Así, obtuvo mayores
ritmos de producción, menores salarios, peores condiciones laborales y un largo
etcétera de beneficios.
Esa dictadura
patronal, con sus burócratas como perros guardianes, en muchas cuestiones se
mantuvo intacta. Son los empresarios que hoy “la levantan en pala” en la
“década ganada” (tal como admite la propia Presidenta ),
y siguen aplicando la dictadura patronal entre las lineas controles con sus
perros guardianes.Cada lista antiburocrática es marcada, cada activista
opositor, perseguido. Las condiciones laborales que producen accidentes,
roturas de huesos, lumbalgias y hernias de disco, entre otras afecciones a la
salud física y mental de los trabajadores, no pueden ser cuestionadas. Es una
realidad que parece no existir para 678.
Los sindicalistas k de
hoy, son los herederos de los organizadores de la Triple A de ayer:
Pignanelli, un gran luchador contra los trabajadores de Lear, Gestamp y todos
los obreros que se organizaron para pelear contra los despidos; Pedraza, un
combativo de la derecha responsable del asesinato de Mariano Ferreyra; Caló,
secretario general de la CGT, activista contra los salarios por debajo de la
inflación y contra los delegados sindicales; Martínez, parte del Batallón 601
del Ejército durante la dictadura.
Los empresarios amigos
como Blaquier son la máxima y brutal expresión de esta complicidad, siempre del
lado de los gobiernos de turno y responsable de la Noche del Apagón, cuando
desaparecieron decenas de obreros de los ingenios azucareros en Jujuy. La
industria automotriz, tan reivindicada por el oficialismo, despidió activistas
en 2014 y es la misma que puso un campo de concentración en la Ford durante la dictadura. A casi
cuatro décadas del golpe del 24 de marzo de 1976 vale recordar que los tanques
del Ejército estuvieron en las puertas de las fábricas.
La ganancia de los
capitalistas es en el centro del modelo a como dé lugar, el relato se hunde en
su propia realidad.
Por estos días, por
esta década, en toda línea de producción, en cada fábrica, en cada taller se
puede sentir el látigo del capital, la dictadura patronal. En los cuerpos
afectados, en los tendones lastimados, en las cabezas saturadas, en las
licencias psiquiátricas se deja parte de la vida. En los ritmos extenuantes, las horas
rotativas, las horas extras, en pasar más horas encerrados en algún sucio
galpón que con las familias o en las casas. En las pastillas para el dolor que
se toman a diario, en los actron y diclofenax para poder esconder un rato los
dolores.
Si te organizas te
atacan, te persiguen, te aíslan. Los líderes te vigilan a toda hora y los
buchones de los patrones paran las orejas para sumar puntos con el patrón. La
burocracia sindical ya ni siquiera tienen disimulo, vienen las oficinas de los
gerentes, arman las listas de despidos y te aprietan para que “culpas”. Los
“derechos y humanos” hoy son socios de los progres K a quienes les gusta mirar
para otro lado. Pero las nuevas generaciones no tienen el miedo al fusil que ya
no pueden usar. En la fábrica el “modelo” se vive en carne propia y queda
desnudo, sin sentido, al mismo tiempo que crece la simpatía hacia las ideas de
izquierda y los compañeros combativos como los de Lear y Madygraf, que pelean y
se organizan. Al progresismo K, al relato del modelo se lo combate
organizándose contra la burocracia sindical y las patronales.
Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/A-casi-cuatro-decadas-del-golpe-el-progresismo-K-que-nunca-llego-ni-quiso-a-las-fabricas
Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/A-casi-cuatro-decadas-del-golpe-el-progresismo-K-que-nunca-llego-ni-quiso-a-las-fabricas
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