Raúl Zibechi: “La
única alternativa al extractivismo
es crear algo
nuevo”.
25 de octubre de 2016
Así lo
afirmó el periodista y escritor uruguayo quien participó del Segundo Seminario
Internacional “Desde el extractivismo a la reconstrucción de alternativas” que
se realizó en la ciudad de Rosario. Un recorrido por el debate que dieron
organizaciones y gremios sobre capitalismo, colonialismo y patriarcado desde la
mirada de este especialista que estudia la realidad de los movimientos sociales
en Latinoamérica.
Por
Carina Toso
La sociedad está atravesando una crisis
civilizatoria en la que el extractivismo y el colonialismo exacerban la
dominación patriarcal que lleva a la humanidad a un límite nunca antes
conocido”, expresó el periodista, militante y escritor uruguayo Raúl Zibechi y
definió al modelo extractivo como “una guerra contra los pueblos, mediante el
capitalismo depredador”. Para él no es sólo un modelo o una forma económica:
“Es un tipo de sociedad”, definió durante la realización en Rosario del Segundo
Seminario Internacional “Desde el extractivismo a la reconstrucción de
alternativas. Colonialismo, capitalismo y patriarcado. Continuidades y
profundizaciones”.
Esta actividad se llevó a cabo entre el
13 y 14 de octubre en la Facultad de Ciencias Médicas y estuvo organizado por
Bienaveturados los Pobres (BePe), ATE, CTA y Pañuelos en Rebeldía. Del
seminario participaron un centenar de asistentes para debatir sobre el modelo
productivo desde la mirada de diversos actores y actrices de las luchas y la
resistencia popular.
Junto con Zibechi, quien ofició de
moderador de este seminario, participaron además la escritora y educadora
popular Claudia Korol
y el profesor e investigador Horacio Machado. Entre los ejes principales
figuraron el narcotráfico y la violencia machista, que el periodista calificó
como “formas de control a sectores populares a cielo abierto”.
En una charla con enREDando, Zibechi,
quien está abocado a estudiar e investigar la realidad de los movimientos
sociales en Latinoamérica, analizó varios aspectos de la sociedad actual de
acuerdo al debate que se dio entre organizaciones, gremios y agrupaciones en
este seminario.
– ¿Cómo se desarrolló este debate sobre
extractivismo y cuáles fueron los puntos más destacados?
– Raúl Zibechi: El debate que se dio en este caso fue
sobre capitalismo, colonialismo, patriarcado y las alternativas al
extractivismo. El núcleo de estas discusiones es cómo el modelo actual
extractivo es un modelo económico pero también político y social de los estados
de colonización de las sociedades y de vulnerabilización de los sectores
populares. Una brutal ofensiva que fortalece al patriarcado, al capitalismo y a
las grandes empresas y que debilita a las organizaciones populares, a los
movimientos sociales y al propio Estado. El panorama hoy es una creciente
violencia, una creciente militarización de las sociedades y situaciones en las
cuales la vulnerabilidad de los jóvenes es cada vez mayor. Frente a ese
panorama se discutió cómo salir adelante. Si bien en el diagnóstico hay
bastante acuerdo en el quehacer la cosa se complica, porque aparecen
generalmente una situación de “luche y vuelve”. Es decir, ¿Volvemos a diciembre
de 2015, o antes de que cayera Dilma por ejemplo, volvemos a lo que ya fue o
vemos otras alternativas? Y esas otras alternativas, ¿De qué tipo serían? ¿Hay
que buscar una verdadera izquierda que llegue electoralmente al gobierno, hay
que fortalecer los movimientos de base? Tengo una posición sobre eso y entiendo que no es la más aceptada
en el mundo pero me parece que este modelo es sistémico. El narco es sistémico,
el femicidio es sistémico. Entonces si pensamos en cambiar el gobierno, puede
ser que el próximo sea menos represivo o un poco mejor pero buena parte de lo
que tenemos hoy ya lo teníamos en diciembre de
2015.
– ¿En qué fallan entonces los gobiernos
que no logran resolver estas problemáticas de fondo?
– R. Z.: Es que los gobiernos no gobiernan. Vos
podés tener la mejor ley ambiental y el río Paraná va a seguir siendo
contaminado. Porque el Estado no tiene capacidad ni voluntad política de
enfrentar a estos monstruos que tienen 40 terminales aquí, más todas las
fábricas, más el glifosato. Al extractivismo no hay alternativa, como no hay
alternativa al patriarcado. Para eso hay que derrotar y crear algo nuevo, y es
en ese punto en donde estamos entrampados en los debates. Entre corrientes que
apuestan a que electoralmente se llegue a gobiernos mejores y corrientes que pensamos que se trata
de una fuerte acumulación de fuerzas en la sociedad pero no sólo en el sentido
de resistir y luchar, sino también en crear espacios alternativos.
-Por ejemplo, ¿Por dónde se podría
empezar o que espacios que ya existan se pueden fortalecer?
– R. Z.: Por ejemplo pensemos en el periodismo.
La ley de medios fue una ley
bastante buena. Ahora, independientemente del cambio de gobierno, hasta qué
punto la ley de medios consiguió
desmonopolizar a los grandes medios .
No lo consiguió porque los monopolios tienen mucha fuerza. Entonces hay que
seguir apostando a leyes mejores, hay que seguir resistiendo los monopolios,
pero además, hay que crear comunicación alternativa, porque si no creas
comunicación alternativa no tenés referencia de qué tipo de comunicación
querés. Si te quedás esperando que algún día caigan los monopolios no te
comunicás y no tenés alternativas de comunicación. Y esto último por suerte ya
se está haciendo, hay medios
alternativos de comunicación a los monopolios de radio, internet y televisión.
Todas las que hay son más pequeñas y dispersas que abarcan a un porcentaje
pequeño pero no marginal de la
población. En la época de Farco surgieron unas tres mil
radios comunitarias, no era moco de pavo. El hecho de que ya tengas una
comunicación por fuera de los monopolios madura y funcionando pese a todos
problemas que eso tiene implica, que ya tenés tu alternativa ahí.
– ¿Cómo acercar esos medios alternativos a los lectores, oyentes y
televidentes que están captados por los medios
hegemónicos?
– R. Z.: El medio hegemónico es el dominante, la
gente ve la tele.
Solamente en coyunturas como el 19 y 20 de diciembre, apaga
el televisor y sale a la
calle. Sí podemos estar seguros hoy, que hay una porción,
sobre todo de jóvenes, que se informan por esos medios .
El Encuentro de Mujeres de Rosario no lo convocó ningún medio monopólico y
participaron más de 100 mil personas. Son medios
alternativos y populares, pero no son marginales. Tienen su influencia en
aquella parte de la sociedad que es la que nos interesa. Malo sería que esa
porción de la sociedad sólo tuviera a Clarín y a la tele para informarse. Que
hay medios que van a tener siempre
la mayor parte de la audiencia es así y no va a cambiar. La gente que se revela
contra el sistema, siempre es una minoría. Así fue en la Revolución Rusa ,
en la Revolución
China. Hay un debate en el que dicen que hay que llegar a las
mayorías pero es al revés, las mayorías tienen que llegar a esos medios y lo van a hacer en la medida que dichos medios persistan en el tiempo hasta que demuestren
que están contando cosas que los otros no. Que Revista Barcelona o La Vaca
venda 20 mil ejemplares por mes no es poca cosa. ¿Es suficiente? No. Pero
estamos llegando a un porcentaje de la población, a aquella población que
quiere cambiar. Evidentemente la mayoría de la sociedad no quiere cambiar el mundo,
porque está bien y son los de la mitad para arriba. El resto, una parte por
comodidad, otra por miedo o por ignorancia prefiere que esto siga así. Pero hay
un diez por ciento que se moviliza, y ese diez por ciento son cuatro millones
de argentinos. Eso hace la diferencia.
– Actualmente a los movimientos y
organizaciones sociales se les complica desde el punto de vista económico
mantener sus actividades, ¿Cuál sería el mejor camino para seguir adelante y
hacer frente al extractivismo?
R. Z.: Nosotros tenemos que leer el
extractivismo y el capitalismo actual en este sentido: la mitad de la sociedad
queda por fuera, ya sea con empleo precario, sin empleo o en condiciones de
precariedad de vida y no sólo laboralmente. Todo lo que tenemos que hacer, y de
hecho se está haciendo, es crear una propia economía. No vamos a crear un
sistema que le compita al capitalismo, pero ya hay iniciativas productivas, hay
un montón de pequeños campesinos produciendo, hay mucha gente que se fue de la
ciudad al campo o a las sierras con pequeños emprendimientos. Creo que estamos
en un lugar mucho mejor del que creemos. Hoy se pueden comprar productos en
lugares que están por fuera del circuito capitalista o monopólico. Podés
trabajar o moverte al menos en una parte de tu vida por fuera de eso. ¿Cuándo
tuvimos esa oportunidad? La tuvimos en la primera etapa del movimiento obrero,
de los anarquistas que tenían una microsociedad, pero hoy eso es mucho más
desarrollado. ¿Le vamos a ganar? No sé, pero no quiero competir con ellos, quiero
mejorar lo que hacemos.
–
– ¿El fin del capitalismo es una
utopía?
– R. Z.: Creo que para terminar con el
capitalismo lo primero que tenemos que hacer es consolidar, fortalecer,
profundizar lo nuestro. Volvemos al periodismo, si vos tenés un medio digital y
a ese medio lo hacés cada día mejor, y por ahí conseguís algún recurso, aunque
sea del Estado, y a ese medio lo potenciás, estás sacándole espacio a otro
medio. Quizás no la primera semana o el primer año, pero le sacás lectores al
sistema. Y la gente se siente mucho más a gusto entrando a La Tinta por ejemplo
y viendo tres artículos ahí, que yendo al quiosco a comprar Clarín o Página 12.
Si quiero saber ciertas cosas no me voy a enterar por esos medios . Si quiero saber cómo fue el Encuentro
Nacional de Mujeres, lo voy a encontrar en las páginas como la de ustedes. Eso
es insustituible para quienes quieran luchar contra el sistema.
-¿Cuál es el perjuicio para un país
cuando tiene un gobierno que apoya o fomenta la explotación desmedida de bienes
naturales sin cuidados ambientales como se da con la megaminería en Argentina?
– R. Z.: Tanto la minería como el cultivo de
soja crecieron exponencialmente durante el kirchnerismo que los potenció. El
progresismo se apoyó, y va a volver a apoyarse si vuelve a ser gobierno, en el
extractivismo. Y la minería, que es una de las facetas más terrible del
extractivismo, fue uno de los grandes inventos del progresismo. Riéndose de los
glaciares, de la contaminación, cómo si eso no existiera. Eso nos indica que
apostaron a un modelo de sociedad, porque la minería y el extractivismo son un
modelo de sociedad. La diferencia es que al 50% de abajo le daban más planes
sociales que los gobiernos de la
derecha. Y subsidian mejor los servicios y otras cosas.
– Otros de los males que se instaló en
la sociedad, sobre todo en Rosario, es el narcotráfico, ¿La solución es
militarizar la ciudad como hizo Colombia o hay otras opciones para luchar
contra esta actividad?
– R. Z.: Como te decía, el narcotráfico es
sistémico, el problema es que nosotros miramos al narcotráfico desde arriba. Es
decir, hay que pensar qué harían esos pibes si no existiera el narco. Quizás
hoy estarían en una lucha revolucionaria pero no. Porque el sistema utiliza al
narcotráfico como forma de controlar a los pibes pobres. Eso pasa con los
progre y con los conservadores. Ese es el núcleo del problema, el panóptico
funciona para la mitad de arriba: familia nuclear, escuela en condiciones,
facultad o secundaria, empleo, etc. Para la mitad de abajo todo eso no funciona.
No hay formas de disciplinamiento. Y el narcotráfico, los feminicidios, son
formas de disciplinamiento de esa mitad de abajo y en particular sobre los y
las jóvenes, que son quienes son capaces de generar más cambios. Son las
principales víctimas.
– Este es un modelo se repite por toda
Latinoamérica…
– R. Z.: Claro, si mirás Perú, con un gobierno
conservador o en Chile, comparado con Argentina o Bolivia, es más o menos
parecido. Si nosotros pensamos en ganar concejales y gobernaciones está muy
bien, pero ese no es mi camino. Si mirás un poco más allá, incluso aunque
gobierno el Partido Obrero o el PTS o la izquierda más radical, no va a cambiar
porque es una estructura. ¿Cómo erradicas al narco? Yo hoy no tengo respuestas
porque es sistémico. ¿Cómo erradicas el patriarcado? No se erradica y menos
desde un gobierno. Entonces hay que hacer una revolución, y hoy una revolución
es crear estos espacios de los que venimos hablando y ampliarlos, fortalecerlos
y profundizarlos.
-¿Cuál es su expectativa con respecto a
eso?
– R. Z.: Un día un profesor me dice,” Zibechi,
quiero hacerle una pregunta. En la Revolución Rusa , ¿Cuánta gente se involucró?” Y
me desconcertó, porque en ese momento en Rusia habría 50 millones de habitantes
y capaz los bolcheviques podían mover a un millón. Uno en 50 y en el mejor
momento. Pero me hizo pensar. Los grandes procesos históricos nunca se dieron
pacíficamente y la gente que se involucró no fue la mayoría pero muchas veces
es suficiente para dar vuelta la historia. Que el sistema capitalista caiga no
depende de nosotros. El capitalismo surgió tras la peste negra que creó las
condiciones culturales, materiales y espirituales para la acumulación. Yo
tengo un punto de vista optimista. No podemos despreciar todos los espacios
alternativos que ya hemos construido y estamos construyendo todos los días.
Estamos parados en un lugar mucho mejor del que creemos y además con victorias
concretas.
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