Bregman y el compañero Axel
3 de julio de 2018
Por Rolando Astarita
Un lector del blog me envió un enlace que registra el evento
realizado el martes 19 de junio pasado, en el Centro Cultural Torcuato Tasso
(véasehttp://www.revistacrisis.com.ar/notas/adios-al-gradualismo-y-ahora-que-0).
En el mismo participaron Myriam Bregman, Axel Kiciloff, Juan Grabois y Agustín
D´Atellis. Como es conocido, Bregman es dirigenta del Partido de los Trabajadores
Socialistas (PTS) y Kiciloff fue ministro de Economía en el gobierno de
Cristina Kirchner.
Antes de entrar de lleno en el tema de esta nota, recuerdo que en
varias notas del blog he planteado que buena parte de la izquierda, incluso de
la que se presenta como más radical, tiene una postura conciliadora frente al
nacionalismo burgués tipo K, y variantes (partido Comunista, ex comunistas
pasados al campo “nacional y popular”, chavistas, defensores del papa, maoístas
y similares). La idea rectora en esa izquierda es que, de alguna manera, el
abanico “nac & pop” es progresista frente a la derecha, encarnada en Macri
y el gobierno de Cambiemos.
Frente a esto, sostengo que los marxistas debemos explicar que la
alternativa burguesa o pequeño burguesa nacionalista no tiene nada de
progresivo para los trabajadores. En particular, que el recambio de figuras al
frente del Estado solo ayuda a mantener la sujeción de las masas populares al
carro de la clase dominante. Por eso, la bandera fundamental del marxismo es la ruptura con toda forma de
conciliacionismo burgués, pequeño burgués o burocrático. En
consecuencia, la crítica marxista no es un mero “intercambio de ideas” entre
compañeros con algunos objetivos comunes más o menos relevantes. Por el
contrario, y parafraseando a Marx, la crítica es un arma de lucha, un medio
para el fin revolucionario, llevar a los seres humanos a pensar, obrar y
organizar una sociedad sin explotados ni explotadores.
Pero
esta actitud crítica es la que estuvo ausente en la intervención de Bregman.
Empezando por una cuestión no menor, el tratamiento de “compañero”
–textualmente, Bregman habló del “compañero Axel”- que le dispensó al ex
ministro kirchnerista. ¿Desde cuándo los marxistas tratamos de “compañeros” a
los políticos de la clase enemiga? Además, ¿cómo es posible que la militancia
trotskista no reaccione ante algo así? Para ponerlo de otra forma, ¿no hubiera
habido una fuerte reacción si un revolucionario se hubiera referido al
“compañero Mauricio”? La respuesta es que seguramente hubiera habido una
reacción espontánea y fuerte. ¿Por qué entonces no la hay cuando se trata de un
Kicillof? La respuesta es sencilla: porque están convencidos de que, en alguna
medida, el kirchnerismo es progresista frente a Cambiemos.
Por supuesto, ya estoy escuchando a los militantes del PTS decir
que fue algo sin importancia, y que ellos son críticos del kirchnerismo. Pero
la primera excusa es insostenible. Es que el trato de compañero, o camarada, en
la tradición socialista, es con aquellos con quienes compartimos objetivos
políticos significativos. Más en general, los gestos, el lenguaje, el trato, deben marcar las distancias que nos
separan de los políticos burgueses. Hay que decirlo claro, y de
todas las formas posibles: estamos en veredas opuestas con respecto a sujetos
como Kicillof. Por eso la cuestión del trato no se puede reducir a una mera
anécdota.
Por otra parte, y con respecto a la segunda excusa, está a la
vista la misma intervención de Bregman en el Centro Tasso. Allí criticó a los gobiernos
de Alfonsín, de Menem, de la Alianza; también al Rodrigazo y la dictadura y,
por supuesto, al gobierno de Macri y al FMI (el “cuarto saqueo”). ¿Y los
gobiernos Kirchner? Nada, ni
palabra. ¿Por qué este silencio? ¿Acaso Bregman considera que los 12
años K no tienen nada que ver con la crisis actual? ¿O cree que el vaciamiento
de YPF entre los K y los Eskenazi fue un aporte al desarrollo económico de
Argentina? ¿Y que las maniobras de Kicillof en el mercado de futuros
constituyeron su contribución al patrimonio nacional? ¿O que el ex ministro K
mantuvo en secreto los contratos con Chevron para impedir “un quinto saqueo”?
En todo caso, y para que no quedaran dudas, Bregman terminó su
intervención diciendo que “nosotros (sic)
tenemos que jugar un rol protagónico… para que la crisis la paguen ellos”. Esto
es, Kicillof, Grabois y Bregman, “compañeros” en un repulsivo “nosotros”,
frente a un “ellos” desprovisto de carácter de clase (¿serán acaso los “grupos
financieros concentrados”, opuestos al “capital productivo”?). En definitiva, estamos ante la charca del conciliacionismo de clase, exhibido sin
el menor escrúpulo. Una vez más, la forma –el “irrelevante tema del trato”,
como me acaba de decir por mail un despistado- expresa un contenido profundo.
Fuente: https://rolandoastarita.blog/2018/07/03/bregman-y-el-companero-axel/
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