Concentración
del capital y globalización
1 de septiembre de 2017
Por Rolando Astarita
En la nota anterior decíamos que las empresas multinacionales son
un motor fundamental de la globalización, y que en todos lados presionan por la
libertad de comercio y del movimiento de capitales. Agregábamos que estas
corporaciones gigantescas “necesitan que el planeta se conforme como un campo de
maniobra en el que se despliegue a plenitud la explotación global del trabajo,
aprovechando los bajos salarios y otras condiciones favorables para el capital”.
En Valor, mercado mundial y
globalización escribimos, en el mismo sentido, que las
corporaciones más concentradas buscan que “el planeta se conforme como un campo
de maniobra en el que se despliegue a plenitud la dialéctica de los capitales
en proceso de valorización. Para esto reclaman seguridad jurídica, desmantelar
toda traba al movimiento trans-fronteras de los capitales y el desplazamiento
de todo gobierno que se interponga en sus objetivos” (p. 358). En definitiva,
se trata de garantizar “los derechos universales del capital”. Un objetivo que
determina, en lo fundamental, la política de las instituciones internacionales
(FMI, BM, BIS, OMC, OCDE, Consejo de Seguridad), de las alianzas militares –la
OTAN en primer lugar- y de los gobiernos de las grandes potencias. Las
tensiones y contradicciones entre los Estados (o gobiernos) y sus corporaciones
se desarrollan dentro de este marco.
Parece claro entonces que la base de este impulso son las grandes
unidades del capital. Estas son el resultado histórico de los procesos que Marx
llamó de concentración y centralización del capital (véase El Capital, cap. 23, t. 1). La concentración hace
referencia a la reinversión de plusvalía por parte de los capitales
individuales, con el fin de ampliar la escala de la producción. La
centralización alude a las fusiones o compras de empresas. Pero además,
incesantemente los capitales son impulsados a avanzar en la concentración y
centralización, so pena de perder la batalla en la lucha competitiva. Por eso,
al tiempo que aumenta el poder de los capitales, se intensifican las guerras de
precios –las hemos visto últimamente en el acero, petróleo, petroquímica,
teléfonos celulares, líneas aéreas, paneles solares, transporte marítimo, entre
otras actividades- y los fenómenos de sobreacumulación y sobrecapacidad
productiva, que caracterizan a la economía mundial en los últimos años. En esta
nota presentamos algunos datos que muestran el grado que alcanza hoy la
concentración del capital.
La concentración del capital globalizado en cifras
Una medida de la concentración del capital nos la proporcionan los
rankings elaborados por Fortune.
De conjunto, en 2016, las 500 mayores empresas de Fortune Global tuvieron
ingresos por 27,7 billones de dólares; beneficios por 1,5 billones; y emplearon
a 67 millones de personas. Las empresas estadounidenses dominan la lista, con
132; sigue China con 109 y Japón con 51. Dado que este ranking se elabora en
base a los ingresos, el primer lugar lo ocupa Walmart, con 485.000
millones de dólares. Esto es más que el PBI de Polonia o Bélgica; y más que el
PBI de otros 164 países. Agreguemos que Walmart ocupa 2,3 millones de personas.
Según Global Justice, de los 100 gobiernos y corporaciones con mayor riqueza en
el mundo, 69 son corporaciones y solo 31 gobiernos (http://www.globaljustice.org.uk/reining-corporations).
Otra medida de la fuerza de las corporaciones concentradas es la
aplicada para confeccionar la lista Forbes
Global 2000, que las
ordena en base a un índice ponderado de ingresos, beneficios, activos y valor
de mercado. La lista 2017 tiene empresas de 58 países que de conjunto reciben
ingresos por 35,3 billones de dólares, obtienen beneficios por 2,5 billones,
poseen 169,1 billones en activos y un valor combinado de mercado de 48,8
billones (todas las cifras corresponden a 2016). Las empresas estadounidenses
son las más numerosas, 565, seguidas por China y Hong Kong, con 263.
Transcribimos las 25 primeras de la Forbes
Global 2000; las cifras están presentadas en miles
de millones de dólares: (…)
También es ilustrativa la situación en EEUU, el país más avanzado.
Según un estudio del McKinsey Global Institute, publicado poco antes de la
crisis financiera, encontró que en tanto las multinacionales representaban, en
2007, menos del 1% de las empresas estadounidenses, empleaban el 19% de la
fuerza laboral y generaban el 23% del valor agregado en el producto interno
(“Growth and competitiveness in the United States: The role of its
multinacional companies”).
Como complemento a lo anterior, en la siguiente lista presentamos
las 25 primeras multinacionales no financieras ordenadas por activos externos y
totales, y ventas externas y totales, en millones de dólares, Wold Investment Report,
2017, UNCTAD:
Destaquemos también que las multinacionales de propiedad estatal
juegan un rol importante. Si bien son 1500, el 1,5% del total de las
multinacionales, representan el 10% de todas las filiales. 15 de las 100
principales multinacionales no financieras a nivel mundial son estatales.
También son estatales 41 de las principales 100 multinacionales de los países
en desarrollo o de las economías en transición (UNCTAD). Lo cual evidencia que los Estados nacionales no han sido
un impedimento a la internacionalización del capital, sino más bien lo
contrario. Señalemos también que más de la mitad de las
multinacionales estatales tienen su sede central en países en desarrollo o en
transición; y aproximadamente una tercera parte en la Unión Europea. El
país con mayor porcentajes de empresas multinacionales de propiedad estatal es
China; tiene el 18% del total, 257 empresas. Le sigue Malasia, con el 5%, 79
empresas; y en tercer lugar India, 4%, 61 empresas. Los principales sectores en
los que actúan las multinacionales estatales son finanzas, seguros y bienes
raíces; electricidad, gas y servicios de saneamiento; transporte; minería;
holdings.
Una conclusión que se desprende de estas cifras es que es absurdo pretender
oponer a esta concentración del capital un programa de vuelta a la pequeña empresa,
como acostumbra el socialismo pequeño burgués (en paralelo con sus programas
estatistas nacionalistas). Estamos ante gigantescas concentraciones de capital
que, como hemos visto, superan incluso -por volúmenes en el giro de negocios,
por poder económico- a muchos Estados (y los Estados capitalistas, por su
parte, contribuyen a la concentración globalizada del capital). La
verdadera contradicción está planteada entonces entre la concentración de la
propiedad en un polo, y la subsunción de miles de millones de personas como
asalariadas bajo el mando del capital, en el otro. En su folleto Del socialismo utópico al
socialismo científico, Engels lo explica. La idea central es:
los productos son creados socialmente, pero son sometidos a una forma de
apropiación que presupone la apropiación privada. Esto es, los medios de producción son creaciones sociales, y la
producción es social (intervienen millones de personas), pero cada capitalista
es dueño de su producto y como tal acude con él al mercado. Pues bien, en esta
contradicción entre producción social y apropiación capitalista se encierra, en
germen, todo el conflicto de los tiempos actuales. Y se manifiesta en el
antagonismo entre la clase obrera y la burguesía. Este es
el fundamento último del programa socialista.
Fuente: https://rolandoastarita.blog/2017/09/01/concentracion-del-capital-y-globalizacion/
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