La crisis capitalista, una verdad de Perogrullo
21 de septiembre de 2017
Por Homar Garcés (Rebelión)
Aunque sus apologistas suelen negarlo y encubrirlo, no resulta
nada exagerado afirmar que el sistema capitalista -pese a sus variadas
mutaciones históricas- sufre una fuerte crisis estructural, mitigada en algunos
casos, pero que no deja de ser una realidad altamente preocupante para sus
beneficiarios directos. Simultáneamente a ello, se observa a nivel mundial una
disputa creciente en el campo capitalista, llena de tensiones múltiples por
espacios geoestratégicos, geopolíticos y económicos que pone en grave riesgo la
paz del planeta, vaticinándose, incluso, la factibilidad de un estallido bélico
entre las actuales grandes potencias, aún más catastróficas que los ocurridos
en el siglo pasado.
Tal realidad exige posiciones revolucionarias de nuestros pueblos
que, por un lado, confronten en esencia el carácter expoliador y depredador del
capitalismo, tanto en lo que respecta al trabajo humano como en lo referente al
extractivismo de los recursos diversos que nos ofrece la naturaleza,
contraponiéndose, por tanto, a su lógica; y, por el otro, sirvan para construir
paradigmas e instrumentos efectivos que disipen cualquier tipo de agresión,
injerencia y conflicto (interno y externo) que quebrante la paz en algún
momento dado.
En el primer caso, es necesario comprender que
el mercado capitalista internacional se halla fuertemente influenciado y
controlado por las grandes corporaciones transnacionales (básicamente estadounidenses),
lo cual obstaculiza grandemente el surgimiento de economías nacionales
autárquicas. Esta circunstancia induce a sus propietarios a idear
(convenciéndose a sí mismos que pueden hacerlo por encima de cualquier barrera
moral que se les interponga) la dominación absoluta del mundo en beneficio de
sus ingentes capitales. Para lograrlo, no escatiman elemento alguno a fin de
fomentar disturbios y crisis que distraigan la atención de los pueblos que
aspiran someter. Esta es una verdad de Perogrullo, fácilmente rastreable en los
acontecimientos desencadenados en naciones como Libia y Siria, por citar los
más recientes, y como se desprende de las amenazas proferidas por el presidente
gringo en contra del gobierno de Venezuela, bajo la excusa de defender la
democracia y a los venezolanos.
Respecto a la segunda situación, venciendo todas las resistencias
culturales que surjan -dada la influencia de la ideología dominante entre
muchos- debe propiciarse el establecimiento de un poder popular realmente soberano
y dotado de un espíritu subversivo de primera línea que lo haga capaz de asumir
el rol protagónico y dinámico del proceso de transformación estructural del
orden imperante. Por consiguiente, este poder popular soberano no debería ni
podría circunscribirse a lo meramente político sino que ha de apuntar
igualmente a la distribución autodeterminada de la riqueza social -tanto
material como cultural-; dando una respuesta sistémica que de verdad trascienda
el sistema capitalista. No es la instauración de un capitalismo de Estado que
conserve inalterables las leyes del valor de cambio, de la plusvalía y del
beneficio, de manera que únicamente se produzca el simple reemplazo de una
minoría parasitaria por otra. Además, habrá de comprenderse que la toma del poder
real no estriba en la conquista legal del poder constituido. Esto último
desembocará, indefectiblemente, en una lucha frontal contra el partidocentrismo
que conduzca a la autoafirmación del sujeto popular y que nutra la unidad, la
autoridad y la conciencia de dicho poder popular soberano.
Bajo este enfoque general, se impone trabajar
con conceptos abiertos y no dogmáticos, construir el actor social y político
colectivo (sin obviar sus componentes culturales, espirituales y económicos),
su conciencia y su organización democrática; y profundizar el cuestionamiento
del Estado burgués liberal. Como corolario, la presente etapa de luchas por
objetivos comunes libradas por los pueblos de nuestra Abya Yala -como en el
resto de la Tierra- representa una base sólida importante (e interesante) para
impulsar y consolidar la posibilidad nada incierta de este poder popular
soberano.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=231802
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