¿Crecer a costa de la
Amazonia?
28 de septiembre de 2017
Por Rodrigo da Costa Sales
Animal Político (México)
La intención gubernamental de permitir
minería en una reserva natural de la Amazonía brasileña fue frenada por la
justicia de ese país. ¿Debemos seguir concibiendo el desarrollo como un camino
que pasa por encima de nuestros recursos naturales y los pueblos que lo
resguardan?
La extensión de la Amazonia brasileña es de 5,5 millones de km2,
de los cuales 44 % están protegidos legalmente. Durante la última semana, la
atención del mundo se enfocó en una zona específica: la Reserva
Nacional de Cobre y Asociados (Renca), un área de aproximadamente 47
mil km2.
La razón fue el decreto emitido el 23 de agosto pasado por el presidente brasileño Michel Temer, que abrió las puertas de la reserva para la explotación de oro, manganas, cobre, hierro y otros. Según el gobierno, la medida ayudaría a revitalizar la minería brasileña, que el año pasado representó 4 % del PIB de Brasil. Algunos días después, luego de críticas de celebridades y del movimiento ambientalista nacional e internacional, el presidente Michel Temer revocó el decreto y publicó otro con prácticamente el mismo contenido.
La razón fue el decreto emitido el 23 de agosto pasado por el presidente brasileño Michel Temer, que abrió las puertas de la reserva para la explotación de oro, manganas, cobre, hierro y otros. Según el gobierno, la medida ayudaría a revitalizar la minería brasileña, que el año pasado representó 4 % del PIB de Brasil. Algunos días después, luego de críticas de celebridades y del movimiento ambientalista nacional e internacional, el presidente Michel Temer revocó el decreto y publicó otro con prácticamente el mismo contenido.
Sin embargo, el 30 de agosto, el juez federal
Rolando Valcir Spanhol anuló el decreto de Temer, considerando que hubo una
violación constitucional al proceso legislativo de Brasil. Asimismo, consideró
que cualquier decreto futuro que facilite la exploración de la reserva sería
considerado automáticamente suspendido.
La decisión del juez trae consigo una fuerte carga de democracia, la que actualmente se encuentra debilitada en varios países de América Latina. Pone un límite a la actuación de los presidentes y establece el precedente de que asuntos jurídico ambientales no pueden ser tratados con acciones políticas. Es decir, un tema de esa naturaleza debe ser ampliamente discutido nacionalmente, debe respetarse las normas nacionales e internacionales en la materia; se debe garantizar la consulta previa, libre e informada a comunidades indígenas y otras comunidades tradicionales, y sobre todo garantizar la soberanía ciudadana.
La decisión del juez trae consigo una fuerte carga de democracia, la que actualmente se encuentra debilitada en varios países de América Latina. Pone un límite a la actuación de los presidentes y establece el precedente de que asuntos jurídico ambientales no pueden ser tratados con acciones políticas. Es decir, un tema de esa naturaleza debe ser ampliamente discutido nacionalmente, debe respetarse las normas nacionales e internacionales en la materia; se debe garantizar la consulta previa, libre e informada a comunidades indígenas y otras comunidades tradicionales, y sobre todo garantizar la soberanía ciudadana.
Pero, en lugar de discutir el tema con la población brasileña,
Temer prefirió hacerlo con empresas de minería canadienses. Según medios nacionales y extranjeros, en marzo de este
año el Ministro de Minas y Energía habría anunciado en Toronto, Canadá, la
extinción de la Renca y la posibilidad de subastas para la exploración minera
allí. Esto representa una fuerte evidencia de cómo el Estado está capturado por
empresas, poniendo nuestras vidas y recursos naturales versus por debajo de
intereses corporativos.
Es importante mencionar que está ampliamente documentado que empresas mineras canadienses han sido responsables por proyectos que han generado en América Latina impactos ambientales, impactos en la salud, desplazamiento forzado, división de comunidades, criminalización de defensoras(es) de la tierra, el territorio y el ambiente, entre otros.
El tema de la minería en la Amazonia brasileña es particularmente preocupante por dos razones. La primera es que los proyectos a gran escala ubicados allí no han contribuido al desarrollo, pero sí han generado impactos ambientales y en derechos humanos.La represa Belo Monte ,
ubicada también en el estado de Pará (como la Renca), es el ejemplo más
emblemático de cómo un megaproyecto contribuyó a la deforestación, la
disminución drástica del caudal del río Xingú, la muerte de peces, la
desaparición de especies, el quiebre de tejidos sociales, la división de
comunidades, el incremento de la violencia, la prostitución infantil, etc. Solo
el Ministerio Público Federal ha interpuesto un total de 27 acciones civiles
públicas, entre ellas una que alega que hubo un etnocidio de los pueblos
indígenas de la Volta
Grande del río Xingú. La Comisión Interamericana
de Derechos Humanos tiene en sus manos una petición sobre el tema y reconoce,
desde el año 2011, que hay una situación de gravedad y urgencia para las
comunidades indígenas aledañas a la construcción de la hidroeléctrica.
La segunda razón es que el estado de Pará ha sido considerado uno de los estados más violentos de Brasil. Según datos dela
Comisión Pastoral de la Tierra, Pará concentra 30% de las
muertes relacionadas con conflictos agrarios en Brasil. En mayo de este año,
por ejemplo, el estado fue escenario de la Chacina de Pau Darco (matanza en la
ciudad de Pau D’arco), en la cual más de 10 personas murieron durante una
incursión policial en una hacienda en una zona rural del país. No hay duda de
que la instalación de un proyecto minero en la Renca implicaría un incremento
de los conflictos en Pará.
Finalmente —pese a que seguramente existen muchas razones más—, la ruptura de un dique de relaves mineros, desastre ambiental ocurrido en el municipio de Mariana en 2015, fue clave para saber que Brasil no está listo para lidiar con los riesgos dela minería.
El hecho causó la
muerte del río Doce, contaminación de otras fuentes de agua, proliferación de
enfermedades, pérdida de fauna y flora, etc. El Estado no ha tenido la
capacidad de reparar y compensar a las víctimas. Y, casi dos años después,
todavía hay presencia de desechos tóxicos en la zona.
En suma, es importante que Brasil repiense su modelo de crecimiento y desarrollo: megaproyectos en la Amazonía han representado un retroceso en términos ambientales y sociales, de derechos humanos , pero no en materia de desarrollo. La verdad es evidente y obvia: si Brasil efectivamente quiere crecer, la mejor manera de hacerlo es protegiendo la Amazonía y sus pueblos.
Rodrigo da Costa Sales es abogado de derechos humanos, parte del equipo legal de AIDA (Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente).
http://www.animalpolitico.com/blogueros-blog-invitado/2017/09/19/crecer-costa-la-amazonia/
Es importante mencionar que está ampliamente documentado que empresas mineras canadienses han sido responsables por proyectos que han generado en América Latina impactos ambientales, impactos en la salud, desplazamiento forzado, división de comunidades, criminalización de defensoras(es) de la tierra, el territorio y el ambiente, entre otros.
El tema de la minería en la Amazonia brasileña es particularmente preocupante por dos razones. La primera es que los proyectos a gran escala ubicados allí no han contribuido al desarrollo, pero sí han generado impactos ambientales y en derechos humanos.
La segunda razón es que el estado de Pará ha sido considerado uno de los estados más violentos de Brasil. Según datos de
Finalmente —pese a que seguramente existen muchas razones más—, la ruptura de un dique de relaves mineros, desastre ambiental ocurrido en el municipio de Mariana en 2015, fue clave para saber que Brasil no está listo para lidiar con los riesgos de
En suma, es importante que Brasil repiense su modelo de crecimiento y desarrollo: megaproyectos en la Amazonía han representado un retroceso en términos ambientales y sociales, de derechos humanos , pero no en materia de desarrollo. La verdad es evidente y obvia: si Brasil efectivamente quiere crecer, la mejor manera de hacerlo es protegiendo la Amazonía y sus pueblos.
Rodrigo da Costa Sales es abogado de derechos humanos, parte del equipo legal de AIDA (Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente).
http://www.animalpolitico.com/blogueros-blog-invitado/2017/09/19/crecer-costa-la-amazonia/
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