El PTS y Verbitsky
12 de mayo de 2016
La participación de Bregman estuvo dentro de los parámetros
requeridos por los organizadores. Durante su intervención habló de la
continuidad del aparato represivo de la dictadura, de Julio López, del Proyecto
X, del artículo 194 y de Milani sin mencionar ni una sola vez a los gobiernos
de Néstor y Cristina. Tampoco desarrolló una crítica a la mentada “seguridad
democrática”, que es la doctrina “moderna” del imperialismo. Infiltración,
espionaje, intercepción de comunicaciones. En eso consiste el sistema “continente”
El lunes 9, el
Movimiento Evita desarrolló su cuarto “encuentro nacional contra la violencia
institucional”. En los años anteriores, estos encuentros eran encabezados por
los funcionarios de Cristina, es decir por los mismos responsables de la
violencia institucional que se decía querer combatir. Con toda razón la
izquierda y los sectores combativos denunciaban la impostura que estaba detrás
de estos eventos.
En esta
oportunidad, y ya con el kirchnerismo fuera del gobierno, la novedad consistió
en la decisión de los organizadores de invitar a la izquierda. Los
motivos de ello se pueden deducir: tratar de presentar al kirchnerismo como la
cabeza de un frente progresista contra el macrismo, que incluya a la izquierda
como fuerza subordinada. Para concretar este propósito, el kirchnerismo
seleccionó en la izquierda a la fuerza política que le parece más a fin. Esto
explica la presencia del PTS y Myriam Bregman, algo que no ha sido aleatorio.
Después de todo, el PTS ha actuado en votaciones importantes del Congreso como
segundo violín del kirchnerismo.
El lugar que se le
otorgó al PTS fue el panel central, rotulado “Acuerdo Nacional por el Derecho a
Protestar”. Junto con Myriam Bregman estuvo Leonardo Grosso (diputado del FpV,
organizador del encuentro), Horacio Verbitsky, Remo Carlotto, Sandra Rodríguez
y Victoria Donda, entre otros. Nito
Artaza, quien no pudo acudir a la cita, envió sus saludos y convocó a defender
un “proyecto nacional y popular inclusivo”.
El “acuerdo” concluyó en una reivindicación de la “doctrina de seguridad democrática” que el tándem
Verbitsky-Garré arrimó a los gobiernos K (incluido el llamado Proyecto X) y
convocó a volver a un aparato represivo “continente y no reaccionario”. Nunca hay que perder la capacidad de asombro: hace menos de seis meses concluyeron más de una década de gobierno
que se destacó por batir el récord de asesinados en protestas, establecer
condenas a prisión perpetua contra luchadores, montar una maquinaria de
espionaje sobre las organizaciones populares, sancionar leyes “antiterroristas”
solicitadas por el Pentágono, tercerizar la represión a través de las patotas
de la burocracia sindical, tener por vocero a uno de los responsables de la
masacre de Avellaneda, nombrar a un carapintada al frente de la Secretaría de
Seguridad y a un genocida al frente del Ejército.
La participación de
Bregman estuvo dentro de los parámetros requeridos por los organizadores.
Durante su intervención habló de la continuidad del aparato represivo de la
dictadura, de Julio López, del Proyecto X, del artículo 194 y de Milani sin
mencionar ni una sola vez a los gobiernos de Néstor y Cristina. Tampoco
desarrolló una crítica a la mentada “seguridad democrática”, que es la doctrina
“moderna” del imperialismo. Infiltración, espionaje, intercepción de
comunicaciones. En eso consiste el sistema “continente”.
La adaptación de
Bregman al auditorio dominado por la militancia kirchnerista -ad honorem y
rentada- llegó al extremo de no mencionar la represión en Tierra del Fuego, a
cargo de una gobernadora del FpV ni mucho menos la de Alicia Kirchner
en Santa Cruz. En cambio, Bregman sí mencionó la detención de Milagro Sala,
pero sin establecer ninguna delimitación, precisamente en un ámbito donde Sala
es reivindicada políticamente. Si de “violencia institucional” se trata, la Tupac Amaru es un
emblema de tercerización de la “violencia institucional”, alimentada con fondos
públicos. Esto lo hemos señalado decenas de veces en los debates con el PTS,
cuando rechazaron impulsar una movilización independiente de los K por la
liberación de Sala.
El franeleo del PTS
con Verbitsky no puede escudarse en la defensa del “derecho a protestar”, la
cual requiere la acción directa de los trabajadores y no el coqueteo con el
kirchnerismo. Les recordamos a los lectores que Verbitsky fue directamente
responsable de la detención de los ferroviarios del PO y compañeros de Mariano
Ferreyra en diciembre de 2010,
a quienes acusó de promover los disturbios en la estación Constitución.
Esta maniobra, urdida junto a Nilda Garré, ocurrió cuando
Pedraza aún estaba en libertad.
La dócil
participación de Bregman en el encuentro promovido por el Movimiento Evita es
otra manifestación del seguidismo del PTS a la pandilla kichnerista.
Fuente: http://www.po.org.ar/prensaObrera/1410/politicas/el-pts-y-verbitsky
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