Bolivia: grave crisis en el TIPNIS
29 de agosto de 2017
"No se necesita ser adivino para darse cuenta
del magnífico progreso que les va a brindar el Supremo Gobierno con un
asfaltado camino que partirá en dos su territorio. Traerá brillantes resultados,
pero en beneficio de ciertos intereses ocultos, escondidos todavía en el
silencio."
Por Gustavo Portocarrero Valda
En diferentes artículos, y comunicaciones a
sus dirigentes les he advertido que no deben dejarse llevar por la justicia de
su causa porque igualmente les asecha el peligro. Pese a haberles recomendado
que se apuren y perfeccionen su autonomía regional, por existir ayuda
internacional para desarrollar un sistema ecológico de vida moderna
comunitaria, sin las lacras de la llamada “civilización”, aquellos se
descuidaron, olvidaron las advertencias, pero ahora deben enfrentar el costo
negativo de tal situación.
No se necesita ser adivino para darse cuenta
del magnífico progreso que les va a brindar el Supremo Gobierno con un
asfaltado camino que partirá en dos su territorio. Traerá brillantes
resultados, pero en beneficio de ciertos intereses ocultos, escondidos todavía
en el silencio. Los destacamos:
1) Acabará con la pureza natural de la
reserva, destruyendo toda forma de vida, de la cual ya no van a poder
liberarse, perdiendo paz y tranquilidad. Ya sabemos que aquellos son pobres,
con economía modesta de subsistencia en base en la caza y la pesca, con poco
acceso a la educación y ninguno a la salud de los “hospitales”; como así
pregonan personajes que desconocen que hay más salud dentro la naturaleza que
en la culta sociedad.
2) Hará primero su aparición el inocente “turismo ecológico” de millonaria clientela extranjera, presta a pagar lo que se pida para su disfrute dentro la virginidad dela selva. Por
si no lo sepa el lector, este turismo se lleva aves de exuberantes plumajes y
colores (vivas o embalsamadas), tortugas muertas, acabando con exóticas
especies de peces (de diferente tamaño, categoría y tonalidad) Igual cosa con
plantitas y plantas especialmente medicinales (para uso de las grandes
corporaciones farmacéuticas) El turista “ecológico” es un vulgar depredador
corrompido que, generoso con sus propinas en dólares, no escatima tampoco
recursos para prostituir muchachas vírgenes locales, compartir droga y bebida,
transformando una sociedad sana y de mente fresca para volverla maliciosa.
3) El atractivo ambiente de la libre aventura atraerá también a una de las peores calañas, enemigas de la naturaleza: los buscadores de oro, que en su lujuria explotadora, destruyen vegetación, dejan enormes huecos, pero también enormes promontorios de tierra y piedra. A la vez ensucian y contaminan el agua natural, envenenando la vida con el uso del mercurio. Finalmente esta ralea escapa a las ciudades para su disfrute, porque nunca se asientan en el lugar. Tampoco hay como como hacerles pagar impuestos.
4) Tocará luego el turno –y no es exagerarlo– a las pezuñas malolientes de las empresas petroleras derrochando millones de dólares en sus prospecciones. Quienes resulten privilegiadas –por haber sobornado más– explotarán con paso de parada para arrasar con todo lo que esté a su paso. Quien lo dude, escríbame. Le demostraré lo poderosa e insalvable que es esta fétida actividad, en su explotación y en su combustión.
5) Pero también pululan algunos, cara de indígenas, sin ser ya indígenas porque portan bastante dinero para reproducirlo. Los llaman cocaleros, muchos de los cuales ya operan dentro el TIPNIS como verdaderos patronos que ocupan a los aborígenes como jornaleros, y los van a ocupar después al por mayor (cuando se consolide la barbarie) Estos van a convertir a los aborígenes en sus asalariados, a sus mujeres en cocineras y/o servidoras domésticas y sus alrededores en campamentos de bebidas alcohólicas, prostitución, venta de baratijas, cuando no de drogas. A eso lleva el “progreso”.
6) No se quedarán atrás los cortadores de madera. El peligro de la deforestación es inminente y alarmante y solo beneficiará a la exportación en favor de los países ricos. Se avecinan días de incendio, humareda, motosierras, tala, tractores, como albores de una gran “modernidad”, que dejará cementerios de raíces con planos cercenados por la tala.
2) Hará primero su aparición el inocente “turismo ecológico” de millonaria clientela extranjera, presta a pagar lo que se pida para su disfrute dentro la virginidad de
3) El atractivo ambiente de la libre aventura atraerá también a una de las peores calañas, enemigas de la naturaleza: los buscadores de oro, que en su lujuria explotadora, destruyen vegetación, dejan enormes huecos, pero también enormes promontorios de tierra y piedra. A la vez ensucian y contaminan el agua natural, envenenando la vida con el uso del mercurio. Finalmente esta ralea escapa a las ciudades para su disfrute, porque nunca se asientan en el lugar. Tampoco hay como como hacerles pagar impuestos.
4) Tocará luego el turno –y no es exagerarlo– a las pezuñas malolientes de las empresas petroleras derrochando millones de dólares en sus prospecciones. Quienes resulten privilegiadas –por haber sobornado más– explotarán con paso de parada para arrasar con todo lo que esté a su paso. Quien lo dude, escríbame. Le demostraré lo poderosa e insalvable que es esta fétida actividad, en su explotación y en su combustión.
5) Pero también pululan algunos, cara de indígenas, sin ser ya indígenas porque portan bastante dinero para reproducirlo. Los llaman cocaleros, muchos de los cuales ya operan dentro el TIPNIS como verdaderos patronos que ocupan a los aborígenes como jornaleros, y los van a ocupar después al por mayor (cuando se consolide la barbarie) Estos van a convertir a los aborígenes en sus asalariados, a sus mujeres en cocineras y/o servidoras domésticas y sus alrededores en campamentos de bebidas alcohólicas, prostitución, venta de baratijas, cuando no de drogas. A eso lleva el “progreso”.
6) No se quedarán atrás los cortadores de madera. El peligro de la deforestación es inminente y alarmante y solo beneficiará a la exportación en favor de los países ricos. Se avecinan días de incendio, humareda, motosierras, tala, tractores, como albores de una gran “modernidad”, que dejará cementerios de raíces con planos cercenados por la tala.
Para dorar la píldora de la carretera hacia el
progreso, todo va color de rosa según los patrocinadores de aquella historia
(en realidad, historieta) Ahora se le ocurre a la burocracia estatal que el
asfalto destructor [ya se sabe cuántos cientos de miles árboles van a morir
para el terraplén] acarreará tecnología, aumentarán las comunicaciones, la
electrónica, las exportaciones (?) y se generará divisas extranjeras. Además de
provocar el efecto multiplicador de la economía, se “sacará” a los aborígenes
de su triste condición. Quede muy claro que aquellos no sufren hambre, porque la
naturaleza es generosa con quien la respeta y no la saquea (como lo hacen las
empresas de la civilización)
Los aborígenes del TIPNIS tienen conciencia de
lo que les espera si se parte su territorio y si se les parcela la tierra. Prefieren
vivir como están, pero acordes con las leyes de la naturaleza, sin dejarse
convencer por cantos de sirena que ya han destruido paraísos naturales, en
infinitas partes del mundo. Rechazan las generosidades miserables de los
regalillos y las solemnes ofertas, que han aprovechado corrompidos dirigentes
de la periferia, aunque no se atreven a ingresar a tierra adentro.
Fracasada la confianza en la ley y sus
ejecutores, bien parece que sólo quedará el uso de la fuerza y una dolorosa,
como sangrienta lucha, que habrá de doler demasiado a la opinión pública
nacional e internacional. Sin embargo, también habrá de costar muy caro a
quienes osaron dejar sin efecto la ley de intangibilidad de aquella región.
No hay comentarios:
Publicar un comentario