IIRSA – COSIPLAN: algunos apuntes
sobre
el ordenamiento extractivo del
territorio en América Latina
14 de agosto de 2017
Por Pablo Pereira
El último viaje a China del presidente Macri
(1) (2) tuvo varias repercusiones. Entre otras novedades llama la atención un
comentario del mandatario sobre el proyecto IIRSA (Iniciativa de
Infraestructura Regional Suramericana) como complemento a la política exterior
china.(3) ¿En qué anda hoy uno de los pilares del ordenamiento extractivo del
territorio en nuestro continente, puesto en marcha a inicios de siglo XXI?
La idea de integración regional en América
Latina vía mercado tiene varios antecedentes, que Raúl Zibechi y otros
analistas han reseñado con suficiencia en forma de intervención externa en la
planificación del territorio. Acusa larga data con las políticas de inserción
formuladas desde oficinas extranjeras, si por ejemplo nos remontamos hasta la
Alianza del Progreso. Se sucedieron las reformas estructurales planteadas por
el Banco Mundial y el BID, y posteriormente un giro en la gobernabilidad a la
gestión global-local, aceitada por propuestas de inversiones desde los mismos
países que los impulsaran a “sumarse” al mercado internacional. IIRSA y
el Plan Puebla-Panamá (PPP) destacan como la cara lavada de la economía
regional en el siglo XXI, para acelerar y profundizar la mercantilización de
los bienes comunes naturales. Señala Zibechi: “La derrota del ALCA en 2005 y
la llegada al gobierno de fuerzas progresistas y de izquierda impulsó una
redefinición de la
IIRSA. El COSIPLAN (Consejo de Infraestructura y Planeamiento
de la Unasur) se creó en la cumbre de presidentes de agosto de 2009 en Quito.
Desde ese momento, la IIRSA es el Foro Técnico para temas relacionados con la
planificación de la integración física de la UNASUR. El Consejo
está integrado por las ministras y los ministros de las áreas de
infraestructura o planeamiento.”(4). El contexto general ha sido
conceptualizado como “post-regionalismo”, en un intento por distinguirlo
del cumplimiento directo del Consenso de Washington y la sombra de Estados
Unidos en la región, para dar lugar al UNASUR (Universidad de ONU: 5).
Hoy en día atravesamos idas y retrocesos entre
los proteccionismos, las políticas de apertura comercial, y el ascenso de
nuevas figuras políticas. Efecto Trump; nacionalismos contra la Unión Europea —con
tintes nacionalistas y xenófobos incluidos— no debe extrañar que las aguas de
la política y economía internacional para los sectores dominantes de América
Latina también comienzan a moverse. Es parte del nuevo juego geopolítico, con
actores revitalizados en la última década con Rusia y China a la cabeza.
Citando a Macri en China: “Tenemos interés
en que Una Franja, Una Ruta (un foro mundial al que asistió) se articule con
IIRSA para impulsar entre nuestras regiones la clave del siglo XXI: la
conectividad” (6). Vale la pena prestar atención a la mención de la IIRSA
en un contexto de nueva apertura de mercados para la Argentina y de refuerzo de
los extractivismos. Con la UNASUR como principal operadora, la actividad de
IIRSA bajo los velos del COSIPLAN poco se ha transmitido en los grandes medios de comunicación, aunque la Argentina haya
asumido recientemente la presidencia temporal del organismo. En un foro llevado
a cabo el pasado abril (XXX Reunión del Foro Técnico IIRSA y XV Reunión del
Comité Coordinador) se reajustaron las líneas del proyecto original ante el
nuevo escenario global, y se acordaron fechas específicas para los planes
anuales de trabajos de infraestructura. Uno de los objetivos primordiales se
trata actualmente el de viabilizar los mercados con el continente asiático,
particularmente mediante el proyecto del Corredor Bioceánico. En esta
oportunidad, China se perfila como la “cenicienta” de este proceso,
aportando fondos para la concreción de proyectos (7), en un viraje de defensa
del mercado libre que ahora opondría a la postura estadounidense. Algunos
autores también destacan la preeminencia de empresas trasnacionales con sede en
Brasil en la adjudicación de licitaciones (8), sobre todo teniendo en cuenta
serios impactos sobre el pulmón verde del Amazonas.
A las inversiones en infraestructura
directamente para mercados, las agendas gubernamentales han obligado sumar un
componente esencial, el de cambio climático. Así, con proyectos destinados a
gestionar riesgo y desastres ambientales, los encuentros de XXX Reunión del
Foro Técnico IIRSA y la XV
Reunión del Comité Coordinador incluyeron a los fenómenos de
catástrofes desde una visión siempre naturalizada: “Adicionalmente (Rogelio
Frigerio, Ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda argentino) comentó
sobre la situación compleja que están atravesando once provincias de Argentina
con motivo del impacto de graves inundaciones. Esto es un fiel reflejo del
aumento de los desastres naturales como consecuencia del cambio climático, y
demuestra la importancia de la planificación de obras de infraestructura
resilientes a los efectos de estos eventos” (9). Sin dejar de lado la
importancia de las obras técnicas para prevenir impactos, la mirada ingenieril
y siempre atenta a esta adaptación disminuye y a veces anula la posibilidad de
trabajar localmente desde las necesidades de los pueblos que sufren
regularmente la exposición, y ven a sus territorios modificarse sin siquiera
una previa consulta.
En 2006, la IUCN propuso crear un observatorio
ambiental sobre los proyectos de IIRSA, pero poco más que una crítica se
encuentra en los documentos finales. Entre algunas propuestas siguen
insistiendo con metodologías de enfoque ecosistemrico, las cuales, provenientes
de la economía ambiental, sugieren correcciones de los proyectos en sus
componentes socioambientales que busquen nuevos resultados a nivel de
costo-beneficio para las comunidades. Como se ve, continúa pensando en la
matriz del IIRSA, plenamente neoliberal en su corazón. El trabajo pretende
buscar la alquimia que permita compatibilizar megaproyectos y biodiversidad —en
su sentido amplio—, con el salvoconducto del mercado: con la biodiversidad
puede generarse ganancias, siempre y cuando se respeten principios
socioculturales y ambientales. Nuevamente, el desarrollo sustentable como
discurso de salvavidas.
Es que la dinámica es conocida. Ya se
encuentran planteados y formulados decenas de proyectos a lo largo y ancho de
los países, con el hábil recurso de la transparencia (todo puede accederse
públicamente en los documentos correspondientes vía web). Cada proyecto tiene
su ficha, con detalles por doquier. Las oposiciones a los proyectos se traducen
en “dificultades” de implementación, como obstáculos que no dejan hacer.
No debe sorprender entonces la excusa de la adaptación al cambio climático para
intervenir en el territorio con proyectos de mitigación, a la vez que en el
afán de generar corredores y vías para los recursos que se extraen, se
deterioran los ecosistemas y comunidades que de ellos dependen.
La denominada licencia social y la participación
sigue siendo clave, sin embargo, para las autoridades, que las tienen bien
presentes aunque no aparezcan hasta que el proyecto se pone en marcha sin más.
Una declaración de autoridades chilenas a este respecto es reveladora del lugar
que ocupan.
Como máxima autoridad en San Juan, en el PTI
que se desarrolla en la provincia, Lidia Zamora expresó que a pesar de los
esfuerzos y el trabajo llevado adelante por parte de la delegación chilena que
compone el EBITAN, es necesaria generar una política de visibilidad con
respecto a los avances en la planificación de la construcción del Túnel de Agua
Negra para conseguir apoyo por parte del pueblo chileno: “Necesitamos
informar a todas las regiones que van a ser beneficiadas por el túnel cómo van
a estar involucradas y brindarles más detalles de lo que se está trabajando.
Ese es nuestro desafío , mayor difusión para que la comunidad sepa lo que se
viene en materia de infraestructura, del intercambio comercial, entre tantas
cuestiones más que se van a desarrollar con esta mega obra”. El proyecto,
de aquí se deduce, ya se encuentra diagramado de punta a punta y sólo faltan
aspectos para la implementación; paso siguiente recién se plantea la necesidad
de “transmitir” los beneficios de la megaobra. Es sólo una
autocrítica, no un paso fundamental.
Además, como lo han mostrado diversos
analistas, es escaso el espíritu integrador-regionalista de los planes de
infraestructura, y en cambio, se vuelcan exorbitantes sumas entre capitales
trasnacionales y gobiernos, pero que a la vez permitan espacios locales mínimos
de compra-venta para justificar públicamente las iniciativas. No tardaremos en
apreciar, lentamente, pequeñas muestras de estos negociados en los medios de comunicación hegemónicos. Nos contarán
seguramente sobre emprendimientos que se ven modernos y de enormes
proporciones, como soluciones a la desconexión, el abandono, y los problemas
cotidianos de intercambio para pequeños y medianos productores y comerciantes.
Así se presentan el Túnel de Agua Negra (10), el mejoramiento del paso Cristo
Redentor, o el mencionado Corredor Bioceánico. Para concretar esos proyectos,
el COSIPLAN trabaja con gran planificación, concentrando esfuerzos en una
Agenda de Proyectos Prioritarios de Integración (API) (31 proyectos estructurados
y 103 proyectos individuales con un monto de inversión estimado en US$20.148,6
millones) que se encuentran clasificados y monitoreados.
¿Qué relaciones conviene generar? El debate de
la integración en América Latina ha tenido muchos aportes, tanto desde el
reducto académico como en iniciativas socio-políticas. Autores como Gudynas y
Salama han revisado las propuestas de integración para comenzar a pensar en
otros regionalismos, “autónomos”, que prioricen la capacidad de los
países de generar sus propias propuestas de desarrollo. Sucede que a veces
estas iniciativas también reproducen desigualdades entre los países, dando
lugar en ocasiones a puras negociaciones bilaterales en las que salen
beneficiados capitales especulativos. El caso de Brasil ha sido reseñado.
Aunque se eviten Tratados de Libre Comercio, o Alianzas del Pacífico, existe el
desafío también de trascender la esfera nacional, hacia adentro, estimulando
formas más genuinas de generar soberanía. El marco de un comercio regulado
entre países de la región debe habilitar también las expresiones de la
diversidad de pueblos que en ellos viven. No sólo de América del Sur, sino el
resto de América y el Caribe. Gudynas habla por ejemplo de “bioregión”,
una “articulación ecológica y productiva entre bioregiones.” (Gudynas,
2002) con bases en la complementariedad y la soberanía alimentaria como ejes
productivos. De esta manera se guía al comercio por otros valores, siempre
respetando los mecanismos reales de participación de la sociedad, en su
diversidad.
Las implicancias están a la vista. El discurso de la
conectividad y la apertura de mercados, bajo el manto “protector” de
alianzas de gobiernos regionales, posee fuertes efectos sobre las entidades
financieras y las empresas con intereses productivos y comerciales en América
Latina y el exterior. Promueve inversiones y estimula la rueda financiera en
instituciones como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Fondo
Financiero de la Cuenca del Plata (FONPLATA) y el Banco de Desarrollo de
América Latina (CAF), nuevos actores internacionales (China sobre todo) y
administraciones locales ávidas por incorporar proyectos desarrollistas y
clavar cartelería de nuevos trabajos. Sin embargo, este proceso no es nuevo; se
alinea con el histórico sometimiento de nuestra América. Las obras —o
megaobras, que básicamente alteran la geografía del continente para facilitar
la extracción de sus riquezas— se traducirán en duras consecuencias para la
biodiversidad en su sentido amplio.
FUENTES Y CITAS:
(1) Macri en China, por
la Ruta de la Seda
(2) China y Argentina.
Las represas del Río Santa Cruz. Macri: ¿cambiemos o volvieron? El retorno del
país chico y las viejas “relaciones” ¿internacionales?
(3) Macri propone que
China colabore con IIRSA para conectar Asia con Sudamérica
(4) Interconexión sin
integración: 15 años de IIRSA
(5)Documento: The rise of Post-hegemonic Regionalism. The Case of Latin
America
(6) Macri en China por
la Ruta de la Seda
(7) China en el centro:
la Inglaterra victoriana de este tiempo
(8) La sociedad
público-privada por la hegemonía regional
(9) Argentina asume la presidencia Pro Tempore
del COSIPLAN
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Fuente original: tierrasocialista.org
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