La ignominiosa
inversión extranjera en la minería
26 de agosto de 2017
Por Julián Alcayata O.(Rebelión)
El viernes 18 de agosto de 2017, la sección Economía
y Negocios de El Mercurio celebra la decisión de BHP Billiton de invertir US$
2.460 millones en el yacimiento Spence, en la Región de Antofagasta. Por su
parte, Cochilco celebra desde hace días, en su página web, que la inversión
minera proyectada para el período 2017-2026 llegue a US$ 64.856 millones.
Se trata del mismo Cochilco que, al reportar
la tributación de las 10 mayores mineras privadas en el ejercicio 2016, informa
que alcanzó la ridícula suma de US$ 18,8 millones.
Cochilco precisa que la tributación de Codelco
alcanzó a US$ 942 millones, y que la de Enami fue de US$ 8,8 millones. Esto quiere
decir que Codelco tributó US$ 515,5 por tonelada de cobre, Enami US$ 60,9
dólares, y las mineras extranjeras solo 5 pijoteros dólares, una limosna lo
mires como lo mires. Traducido a moneda local, la gran minería extranjera pagó
unos $ 3.250 por tonelada de cobre: el equivalente de una mediocre botella de
vino.
Esta es la inversión extranjera que celebran
El Mercurio, Cochilco, el gobierno, el Consejo Minero y la Sonami. Unos , los
menos, por ignorancia. Otros, los más, en virtud del aromático aceite fenicio.
Calificar la inversión extranjera de ignominiosa puede parecer indulgente y lo es:
también podríamos decir que es nefasta, oprobiosa, escandalosa, abyecta,
inicua, despreciable, malsana, delincuencial y una larga lista de adjetivos
calificativos similares.
En un informe al Senado del año 2003, el SII
confirmó que practicamente ninguna minera había pagado un solo dólar de
impuesto a la renta en Chile, por la sencilla razón de que no declaran
utilidades. ¡Declaran pérdidas!
En ese momento acumulaban cerca de US$ 2.700
millones de pérdidas. Pobres mineras: hasta ese año se habían llevado unas 30
millones de toneladas de cobre por un valor de 170 mil millones de dólares,
–sin contar el oro, la plata, el molibdeno, etc.–, de puro generosas que son
porque nunca ganaron un pinche dólar, razón por la que jamás dejaron un solo
peso de impuesto en Chile. Solo falta que pidan ser integradas al Gasto Social…
La inversiones en La Disputada y Escondida se
iniciaron con la dictadura, pero la gran masa de inversión extranjera en la
minería se aceleró a partir de 1990, bajo los gobiernos “democráticos”
inaugurados por Aylwin. Es más, la Concertación, con la entusiasta ayuda de la
derecha, legisló para que las mineras extranjeras no pagaran impuestos en
Chile. En particular al cambiar la tributación minera de renta presunta a renta
efectiva, con la Ley 18.985 de junio de 1990.
Con la renta presunta, establecida en dictadura,
las grandes mineras eran obligadas a pagar impuesto a la renta: este se pagaba
sobre la base de lo que se vendía, y por consiguiente las mineras debían pagar
desde la primera tonelada de cobre aunque declarasen pérdidas.
Con Aylwin se pasó a renta efectiva: el
impuesto se paga solo si existen utilidades. Ahí es donde aparece la
“contabilidad creativa”, la doble contabilidad y otros trucos que hacen
aparecer pérdidas ficticias. Mientras el SII mira para el otro lado.
A partir de 1990 y hasta el 2003 e incluso el
2004 y el 2005, casi ninguna gran empresa minera declararó utilidades y no pagó
impuesto a la renta (gracias Pato…, gracias Concertación…).
Situación que se repite en la actualidad: el
año 2015 la mitad de las grandes mineras declaró pérdidas, y el año 2016 casi
ninguna tuvo utilidades. La actividad de las grandes mineras es el apostolado.
Estas son pues las inversiones que festejan
Cochilco y todos los esbirros al servicio del pillaje de los recursos naturales
chilenos. Sin embargo el Cobre no es tema: ¿hay algún candidato o candidata a
la presidencia de la República que lo mencione?
El episodio de la tributación minera deja en
evidencia que, en materia de evasión fiscal, la Concertación y la derecha han
sido mil veces más nefastas que la dictadura.
Lo peor de todo es que la inversión minera
extranjera fue y es absolutamente innecesaria e inútil: el Estado de Chile
siempre tuvo los medios para
desarrollar la minería del cobre:
En el año 1973 Chile producía 735 mil
toneladas de cobre, lo que equivalía al 9,8% de la producción mundial que en
ese entonces era de 7,5 millones de toneladas. Al año 1989 la producción
mundial había aumentado en 1,52 millones de toneladas, de las cuales 628 mil
producidas por Codelco. La Corporación nacional aportó el 41,2% del aumento
mundial de la producción de cobre.
Eso lo hizo Codelco, o sea el Estado de Chile,
lo que es la prueba más irrefutable que Chile nunca necesitó inversión
extranjera para desarrollar su minería.
Cabe pues la pregunta: ¿Cómo es posible que se
haya autorizado esta piratesca inversión extranjera en nuestra minería?
La respuesta es dolorosamente sencilla: la
corrupción de nuestras élites políticas y económicas produjo esta colosal
catástrofe de la ignominiosa inversión extranjera en nuestra minería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario