Argentina:
Desaparición forzada y terrorismo de Estado en la persecución a mapuches
16 de agosto de 2017
16 de agosto de 2017
"En la Argentina de hoy,
una comunidad de mapuches de la región patagónica viene siendo objeto de una
implacable persecución por sectores del poder económico y del Estado. Y porque
un ciudadano de 28 años de nombre Santiago Maldonado, solo por el hecho de
apoyar la causa mapuche, no siendo uno de ellos, ha sido literalmente
desaparecido durante una acción represiva de las fuerzas de Seguridad, en una
apartada zona de la provincia de Chubut, sobre la ruta 40, distante unos 80 kilómetros de la
ciudad de Esquel"
Por Jean Georges
Almendras
Albert Einstein dijo una
vez: “Dios, no juega a los dados”. No estuvo errado. Y su acierto recorrió el
mundo y transitó por generaciones. Tanto así, que en la Argentina de hoy, me
resulta apropiado parafrasearlo, porque los hechos me llevan por ese sendero,
inexorablemente. ¿Por qué? Porque en la Argentina de hoy, una comunidad de
mapuches de la región patagónica viene siendo objeto de una implacable
persecución por sectores del poder económico y del Estado. Y porque un
ciudadano de 28 años de nombre Santiago Maldonado, solo por el hecho de apoyar
la causa mapuche, no siendo uno de ellos, ha sido literalmente desaparecido
durante una acción represiva de las fuerzas de Seguridad, en una apartada zona
de la provincia de Chubut, sobre la ruta 40, distante unos 80 kilómetros de la ciudad
de Esquel, en una región de cordillera de Picos Nevados fronteriza con Chile.
El pecado de reclamar
tierras al empresario Luciano
Benetton, el pecado de ser una minoría dentro de las minorías (porque los
reclamantes de la Lof
Cushamen no alcanzan a ser más de un puñado de 20 personas,
entre adultos y niños) y el pecado de decir basta a un atropello ancestral y un
no rotundo al avasallamiento cultural, flagrante y descarado, motivaron una
seguidilla de acciones de represión en los {últimos diez meses), donde los
palos y los disparos de armas de fuego no estuvieron ausentes. Los efectivos de
la Gendarmería
Nacional así fueron cargando sobre los “revoltosos”, sobre
“los enemigos de la sociedad”, sobre los indígenas insolentes y molestos,
dejando un saldo de heridos y detenidos, siendo uno de ellos el dirigente Facundo Jones Huala “El Lonko”, que espera recluido
en el Penal de Esquel, ser extraditado a Chile desde donde se lo reclama nada
menos que tildado como “terrorista”.
Pero si antes del 1 de
agosto de este año la represión policíaca del Estado causó estragos en el alma
de los indígenas, en su precarias edificaciones y pertenencias, y en el estilo
de vida de la comunidad instalada en tierras recuperadas al invasor Benetton,
lo acontecido después de esa fecha resultó ser mucho más, en materia de daños y
de atropellos. Es que sencillamente, a la tensa situación desatada, desde que
en la comunidad mapuche se tomó la decisión de reclamar esas tierras y
protestar por el ancestral saqueo, se sumó un nuevo componente, no menos
perverso: la desaparición forzada, a plena luz del día, de un ciudadano
argentino de 28 años de edad, cuyo pecado o cuyo delito, fue sumarse a la causa
mapuche. En ese contexto, ese ciudadano argentino, Santiago Maldonado,
artesano, según los testigos, (como en los tiempos de la dictadura militar
argentina), fue (chupado) rodeado por uniformados de la Gendarmería, fue
golpeado y finalmente fue subido (seguramente a empellones y mal herido) a un
vehículo involucrado en el operativo de represión, para ser finalmente retirado
de la zona. ¿Fue llevado luego a una repartición policial y derivado a la
Justicia? Tal parece que no. Que esto nunca ocurrió. ¿Dónde está Santiago?. La
pregunta que sigue sin ser respondida, por nadie y mucho menos por el Estado,
lo que de por sí resulta ya significa un grave problema institucional, por
donde se lo mire.
La versión oficial
procura poner a las fuerzas represivas, a distancia de la desaparición de
Santiago Maldonado; los mapuches que soportaron la represión ese 1 de agosto,
insisten en que la violencia no fue casualidad, llegando inclusive a decir que
habría sido planificada. Y en ese clima de versiones, de hipótesis, de
especulaciones judiciales y políticas y de demonizaciones de la lucha de un
pueblo originario, lo cierto es que Santiago sigue sin aparecer y es
prácticamente un “desaparecido en democracia” .
Y sería el tercero,
porque el primer caso fue en el 2003, cuando en la provincia de Chubut
desapareció el joven de 24 años, Iván Torres, que iba a declarar ante la
justicia como testigo de un caso de apremios físicos cometidos por personal
policial; y el segundo caso fue en el 2006, en la provincia de Buenos Aires,
cuando desapareció el albañil Julio López, que era testigo clave en el juicio
contra integrantes de la junta militar de los tiempos de la dictadura. Y lo
cierto es, también, que las autoridades, a la vista de toda una opinión pública
desconcertada e indignada por el episodio, no hicieron otra cosa que dar
elementos públicos que la ubican más como encubridoras y quizás hasta de
cómplices, si en un mañana se comprueba la “desaparición forzada” por parte de
la Gendarmería de un hecho grave e ilegítimo por excelencia, que como
interesadas por hallar la verdad sobre lo acontecido y por hallar con vida a
Santiago, y aún más, por hallar y castigar a los culpables.
Una lucha mapuche se
ha superpuesto con un caso de desaparición forzada, en el marco de una
democracia argentina en la que las versiones oficiales apuntan a señalar a
todos los mapuches argentinos y hasta chilenos como terroristas. En función de
ello, desde el mismísimo presidente Mauricio Macri, hasta los integrantes del
Ministerio de Seguridad, Patricia Bullrich, Pablo Nocetti y Eugenio Burzaco
lloran lágrimas de cocodrilo, y anuncian por doquier investigaciones e
hipótesis sobre la ausencia de Santiago; y el juez federal Guido Otranto junto
a la Fiscal Silvina
Ávila, siguen por la misma línea. La línea de las investigaciones tardías y de
los diligenciamientos de rigor, pero tardíos, porque no podemos olvidar que
recién once días después de los hechos se dispusieron la realización de
peritajes en instalaciones de la Gendarmería de Esquel y de El Bolsón. Una
evidente y muy sugestiva demora de las medidas de diligenciamiento de pruebas,
téngase en cuenta.
Peritajes que
arrojaron resultados negativos en Esquel, no así en El Bolsón, donde fueron
positivos: en instalaciones de la Gendarmería de ese lugar, perros de rastreo
de la Policía Federal ,
hallaron rastros de sangre en una soga y cabellos, dentro de un vehículo
unimog. ¿Será sangre humana? ¿Sangre y cabellos de Santiago?. Mientras se
aguardan las pruebas de ADN los defensores de la familia Maldonado ,
reclaman celeridad en esos estudios de laboratorio. De ahí que insistimos:
¿Vendrán esos resultados con la celeridad que corresponde? Veremos.
En medio de las
pericias, los anuncios oficiales llovieron por doquier, como si todo el
procedimiento del aparato estatal hubiese sido perfecto e ideal, para aclarar
el caso. Y hasta desde filas gubernamentales se ofrecieron 500.000 mil pesos
(cerca de 30 mil dólares) a quien aportara datos sobre Santiago. Siempre
buscándose apartar el caso de la represión del 1 de agosto. ¿Quizás empecinados
en confundir a la opinión pública?
En la otra campaña,
los mapuches que fueron testigos del preciso momento en que las fuerzas de la
Gendarmería irrumpieron en los campos, en un principio optaron por guardar
silencio sobre todo lo que observaron y vivieron, porque tenían temor por sus
vidas. Recibieron a la prensa local, a la prensa de Buenos Aires y a nosotros,
en el escenario mismo de las represiones, en el bellísimo paisaje de la soledad
patagónica, cubriéndose los rostros y mostrándonos sus poderosas armas para
defenderse: piedras y palos y ollas; mostrándonos sus fogones precarios, sus
casuchas precarias. Hablándonos de sus vidas, de sus antepasados y de los
proyectos para un futuro mejor. ¿Cuál futuro? ¿Un futuro de represiones y de
detenciones?¿Un futuro de desapariciones de personas que puedan estar con ellos
por solidaridad?¿Un futuro de discriminación estatal?¿Un futuro de
discriminación cultural?.
Pero los mapuches, en
esos diálogos, con el periodismo libre, con el periodismo que no es servil a
los intereses económicos, que no forma parte del stablishment mediático, finalmente
y aceptando romper con esos temores, en alguna medida justificados, anunciaron
que habrían de declarar a jueces y fiscales, para que todo se aclare. Pero
recalcaron que no creen en la justicia del winca. ¿Y nosotros, que somos
wincas, creemos en la justicia del winca?. De todas las formas, son las reglas
del juego que hay que aceptar: dar su testimonio, para que con los expedientes
repletos de testimonios los magistrados actúen. Y así lo hicieron. Ahora, todos
aguardamos los resultados. ¿Se hará justicia? O mejor dicho: ¿El winca hará
justicia? ¿Aparecerá con vida Santiago Maldonado? ¿Estará privado de su
libertad en algún lado?
Porque los hechos no
pasaron inadvertidos y desaparecer gente en democracia no es un tema banal y
simple, y perseguir a comunidades indígenas, tampoco es un tema banal y simple.
Delegados de
asociaciones y organizaciones defensoras de Derechos Humanos, de la Argentina y
de la región, periodistas libres e integrantes de Madres de Plaza de Mayo, como
Nora Cortiñas, no solo viajaron hasta la Patagonia a conocer a los integrantes
de la comunidad reprimida, sino que además se constituyeron (como nosotros lo
hicimos, como enviados especiales, desde la provincia de Santa Cruz y desde el
Uruguay) en el lugar de los hechos, para luego promover y participar de
exitosas movilizaciones de protesta y de reclamo de aparición con vida de
Santiago Maldonado, tanto en Buenos Aires en Plaza de Mayo, desde donde se
señalaba al dictador, en los años setenta, como en Esquel y múltiples regiones
de la Argentina. Todo ,
porque, todos estos hechos no pasaron ni deben pasan inadvertidos.
“Dios no juega a los
dados” decía Einstein. Tampoco el terrorismo de Estado juega a los dedos,
decimos nosotros. Y se trata de una reflexión generalizada, que segundo a
segundo, minuto a minuto, hora tras hora y día tras día, va ganando las calles
de las ciudades argentinas y fuera de ellas.
Texto
publicado originalmente en AntimafiadosMil Argentina por Jean Georges Almendras; José Guzmán,
Mariana Trejos y Sergio López, enviados especiales a la provincia de Chubut,
Argentina
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Argentina_Desaparicion_forzada_y_terrorismo_de_Estado_en_la_persecucion_a_mapuches
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