¿Por qué
contra los mapuche?
29 de agosto de 2017
Continuidades y rupturas de un
proceso de colonización aún abierto, arremeten contra la Nación Mapuche. Proyectos
extractivistas, intereses financieros continúan siendo el motor represivo
contra los pueblos originarios. Las luchas en un mundo cada vez mas violento,
nos invita a reflexionar sobre nuevas formas de articulación para pensar futuros
posibles.
Por
Juan
Gerez para ANRed
Al enfrentar hoy al pueblo mapuche, vanguardia de los
pueblos originarios en la región sur de Abya Yala, el gobierno nacional no solo
busca resguardar los derechos de propiedad adquiridos por Benetton y Lewis sino
también recrudecer la política represiva contra todo lo que se constituye como
un proyecto político alternativo y de oposición a su lógica extractivista. Con
la detención ilícita de Facundo
Jones Huala (dado que se obtuvo su paradero a través de la tortura de un familiar)
y con la desaparición de Santiago Maldonado en la represión contra el acampe
mapuche en Pu-Lof que perpetró Gendarmería y que aún encubre el gobierno,
Cambiemos ha expresado la forma que hoy adopta la represión sistemática a la
que es sometido el pueblo mapuche, a decir, atacar no solo las resistencias
sino también acabar con las solidaridades.
El contexto.
La Patagonia cuenta con una gran cantidad de minerales,
yacimientos fósiles, recursos hídricos, entre otros, que aún no han sido
saqueados por completo, podemos creer, en base a una análisis superficial de la
política tanto nacional como internacional y la estrategia de alianzas del
gobierno de Cambiemos, qué el trasfondo político y económico que tracciona este
avance contra el pueblo mapuche tiene por objeto no solo garantizar el derecho
de propiedad en el plano interno sino que deja entrever un posible
recrudecimiento (eventualmente luego de las elecciones) en la política
extractiva que lleva adelante el gobierno nacional (si es que la demanda de
materias primas a nivel global se mantiene). En este sentido, la indispensable
reorganización en el plano normativo nacional ya fue ejecutada en sectores
claves para la financiación del estado como por ejemplo el agropecuario y el
minero, que han sido beneficiados con la quita de retenciones; o en el caso del
petrolero, generando ciertas condiciones de flexibilización en la contratación
de los trabajadores y en la protección del medio ambiente. Paralelamente, y
continuando en la línea de cortesías a las grandes empresas vinculadas a estas
actividades económicas, en los casos de derrames tóxicos producidos en Minera
la Alumbrera, los mismos no han sido sancionados ni controlados en proporción
al daño ambiental producido, estableciendo cierto tipo de continuidad con el
genocidio ecológico llevado adelante por los gobiernos kirchnersitas (solo
basta mencionar los altos niveles de cáncer en las poblaciones linderas a las
plantaciones fumigadas con glifosato) y que permite a las multinacionales
continuar externalizando los daños ambientales en los costos de producción.
Puesto que las consecuencias de la implantación de
proyectos extractivos suele implicar niveles de conflictividad altos, los
gobiernos han optado en general, por el uso de las fuerzas represivas del
estado como el modo de zanjar estas disputa, en lugar de escuchar a la
ciudadanía.
Dos hechos.
Dos datos en particular, podrían aportar argumentos a la
hipótesis de un posible recrudecimiento en el sector extractivo con especial
foco en la región patagónica en el plano nacional. Estos son, modernización de
las fuerzas represivas del estado (compra de armas a los Estados Unidos para
equipar militarmente a Cruz del Sur, la fuerza de Paz argentino-chilena) y las
giras internacionales que realizaron varios meses atrás el presidente Mauricio
Macri conjuntamente con el Gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck. Sobre
este último punto, no es menor analizar la opinión del primer mandatario, qué,
estando en China se expresó sobre el lugar que él quiere que Argentina ocupe en
el mercado mundial: "Queremos dejar de ser el granero del mundo para ser
el supermercado del mundo". En sintonía con estas declaraciones, estando
en el reino de España, en lo referido al rol del “Plan Estratégico para la
Patagonia” manifestó: “Argentina
tiene desarrollada la minería un 5 por ciento con relación a Chile, a pesar de
que compartimos las mismas riquezas a través de las mismas montañas”, para luego agregar “hemos puesto el foco en aprovechar
la riqueza acuífera argentina, que está subexplotada”. Cabe destacar que al compararnos
con Chile, implica también de nuestra parte, mencionar la persecución a la que
es sometida el pueblo mapuche a través de la aplicación de la ley
antiterrorista en nuestro país hermano. En este sentido, una ley similar fue
creada durante el kirchnerismo (en 2007 y modificada en 2011) en suelo
argentino la cual se establece como un amenazante y polémico trasfondo político
para cualquier tipo de resistencia. La persecución contra lo mapuche parece hoy
encontrar también en Argentina ecos en las palabras y acciones de la actual
ministra de defensa argentina P. Bullrich siempre que se ha expresado en los
temas referidos a la organización
Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), a la prisión de F. Huala
o la desaparición de Santiago Maldonado.
Es necesario remarcar que los grupos de resistencia
mapuche tienen por objeto organizar acciones de autodefensa, resistencia,
recuperación y ocupación de sus tierras ancestrales que les fueron robadas. Por
eso entendemos que de esta manera, al perseguir a los mapuche, el mensaje que
el gobierno argentino quiere mostrar en el plano internacional es la voluntad
de garantizar la “relativa” seguridad jurídica (mientras que no investigue los
negociados de los grupos de poder) que solicita el capital transnacional para
invertir en condiciones favorables. Así, una vez más, las ventajas comparativas
con las que Argentina cuenta y con las que se inserta en el mercado mundial
implica la explotación y privatización de los bienes comunes como la única
lógica posible para concretizar el ideario del progreso en el Sur del mundo.
Entonces ¿cómo generar y garantizar las condiciones para la explotación y
privatización de los bienes comunes con el objetivo de atraer al capital
transnacional? En pocas palabras, como crear con el menor nivel de
conflictividad posible en el territorio en cuestión, las zonas conocidas como
de “sacrificio”, áreas que luego de la ejecución de dichos proyectos se vuelve
completamente inhabitables. Y arribamos al mismo resultado que ha aplicado el
kirchnerismo; leyes favorables a las grandes empresas, flexibilización,
prebendas y represión. Y aquí es donde se unen tanto el ajuste a la clase
obrera como a la privatización de los bienes comunes que surgen de las mismas
condiciones estructurales de la economía argentina y de su matriz de
acumulación. Es por esto, que ciertos acuerdos que realizó el gobierno de Macri
tanto con el Club de Paris como con el FMI ya los habían iniciado el
kirchnerismo. Así, estos arreglos con el capital financiero tienen como
objetivo mostrar hacia afuera que en Argentina se respetan los derechos del
capital.
Una represión cíclica.
Este contexto requiere recrudecer la represión en los
territorios de la Patagonia que de alguna manera podríamos entender como
cíclica, ya que siempre fue y es alentada a lo largo de nuestra historia
moderna por las elites liberales y sus intereses vinculados a la explotación
intensiva de los bienes comunes privatizados. Pero también resulta necesario
recordar que estas elites se encuentra asentadas allí luego del genocidio
perpetrado en la “conquista del desierto” constituyéndose a sí mismas como las
dueñas de hecho del territorio patagónico y de todo lo allí existente. En este
sentido, la necesidad global de incorporar nuevamente materias primas al
mercado mundial como consecuencia en especial de la tracción en la demanda
efectuada por los BRICS se traduce, desde hace más de quince años, en la
expansión de las fronteras agrícolas, de la ejecución de proyectos de minería a
cielo abierto y/o de fracking, entre otros. Dichos proyectos, en su mayoría, se
ubican en territorios pertenecientes a comunidades mapuche como cabe recordar
en el caso de Vaca Muerta con la comunidad Campo Maripe
o en la
comunidad Winkul Newen en el en el paraje Portezuelo Chico
(aquí sucedió la detención y juicio a Relmu Ñamku durante el gobierno
kirchnerista) resultando siempre en la criminalización de la resistencia.
Por eso, entendemos que estas elites en complicidad con
los gobiernos, se constituyeron a sí mismas como dueñas individuales de los
bienes comunes y de todo lo que circule en este territorio. De modo que, no
importa un derrame de petróleo, las filtraciones de gas que produce el fracking
o la contaminación con cianuro en la minería a cielo abierto, pues la
inmensidad de ese territorio bautizado por Magallanes como Patagonia es una
"cosa vacía" en oferta para el mercado mundial. Por lo tanto, la
gente que vive allí, dentro de esta lógica, esta sobre el territorio pero no
puede formar parte de él, por eso la “Conquista del Desierto” o la “Patagonia Rebelde ”
pueden llegar a entenderse inscriptas en esta lógica represiva y extractiva. De
modo que, no resulta tan extraño que el ex ministro de educación E. Bullrich
(familia involucrada en la venta de tierras robadas a los indígenas) mencione
con total liviandad que desde el gobierno se intenta llevar adelante una “nueva Campaña del Desierto, pero
no con la espada sino con la educación”, pues aún se parte de concebir a
esta región como una cosa vacía (tanto de conocimientos ancestrales como de
gentxs) que debe ser llenada de contenido a través de la lógica del progreso
moderno. Por ello tranquilamente desde este enfoque podemos concebirla como un
supermercado para el mundo. En pocas palabras, el progreso se traduce allí en
la utilización de las ventajas competitivas patagónicas para, como en el caso
de la minería, poder extraer oro utilizado posteriormente en su mayoría en la
especulación financiera.
Hacia una acumulación con más ajuste.
En este sentido, y más allá de la composición de clase del
gobierno de cambiemos, que claramente está asociado al capital financiero
internacional, este actual patrón de acumulación implica ajustar, como ya
mencionamos, sobre los sectores trabajadores con la intención de generar
condiciones favorables para una mayor apropiación de plusvalía. El objetivo,
claro está, es buscar que el capital se reinvierta productivamente pero también
el gobierno opta por continuar privatizando los bienes comunes como forma de
inserción en el mercado global. Lamentablemente, esto también lo hubiese
realizado un supuesto gobierno de Scioli, tal vez con cierto gradualismo, pero
puesto que ambos comparten la misma matriz productiva, se entiende este patrón
de acumulación como el único camino posible para salir de la crisis económica
actual, a decir, mostrar una Argentina abierta a las inversiones extranjeras en
condiciones sumamente favorables. Por eso las primeras series de contra
reformas que el gobierno del PRO ha realizado, paralelamente a la quita de
retenciones, han sido contra la clase obrera y sus conquistas, llevando
adelante un proceso de transferencia de la riqueza hacia los sectores más
pudientes a costa de los primeros y generando condiciones favorables para el
capital. Sin embargo, este proceso de lucha aún se encuentra con un final
abierto como lo demuestra el caso de PepsiCo.
En lo concreto, el objetivo que se ha planteado el
gobierno de Cambiemos es crear las condiciones para mejorar las posibilidades
de generación de plusvalía abaratando el valor de la mano de obra y
disciplinando a la clase obrera, mientras que paralelamente desarrolla un
control de la economía nacional enmarcado en medidas económicas de tipo
monetarista, por eso ha quitado también las restricciones a los movimientos financieros.
Del mismo modo, se han ejecutado una serie de ajustes en el plano nacional que
busca reducir el gasto público y la circulación de dinero, aspecto que permitió
durante los gobiernos neo extractivitas progresistas generar entre los sectores
trabajadores cierto consenso a través de otra forma distributiva que hoy entró
en crisis. Por lo tanto, si en una etapa anterior se advertía con facilidad
cierta dificultad en trazar alianzas entre movimientos de defensa del medio
ambiente con sus prácticas alternativas y los sectores trabajadores, hoy podría
llegar a pensarse posible que tal obstáculo podría modificarse si es que se
logra romper, a través de movimientos de base en ciertos sectores estratégicos
de la economía, con las burocracias sindicales.
Un futuro posible.
Sobre la generación de plusvalía y la privatización de los
bienes comunes podemos ver claramente el recrudecimiento de la explotación
sobre ambos sectores y como consecuencia, el aumento de una conflictividad
social que aún no puede encontrar una articulación clara. En este contexto un
primer paso podría partir desde un doble movimiento; uno “hacia afuera” en
alianza con los otrxs, y un “hacia adentro”, como crítica ética a nuestra forma
y valores de vida. Un “hacia afuera” que implique conocernos a los otrxs desde
las resistencias a lo que nos duele y nos hace mal, y retomando antiguas y
modernas discusiones, se piense lo justo en términos de “el consumo” como
aquello que es útil para la reproducción de la vida, siempre incluyendo y
pensando en el otro. Esto degenera en una crítica a la matriz productiva
extractivita y a nuestra forma de vida y debe suponer propuestas concretas de
producción basadas en los bienes comunes y la autogestión como una plataforma
para crear y refundar formas de vida, espacios de resistencias, pueblos
originarios, campesinxs, movimientos sociales, cooperativas, partidos
políticos, entre otros, que busquen incorporar estas demandas y prácticas en
una lógica que se oponga a esas condiciones que imponen las relaciones sociales
capitalistas, es decir, contra ese país marcado a fuego desde la
contrarrevolución, que a base de un mayor sacrificio en todos sus ámbitos,
busca siempre tornarse más competitivo, lo que se supone que es insertarse en
el mundo.
Por eso, para pensarnos nosotros, los que defendemos el
amor, la vida y la libertad sobre el cuerpo, nuestro futuro, que es político,
debería enfrentarse directamente contra el capital y la forma de apropiación y
distribución de la plusvalía pero con propuesta concreta aquí y ahora. Pero
para iniciar este camino a la redención como pueblo, en este “hacia afuera” y
“hacia adentro”, es necesario comenzar a criticar nuestra argentinidad (que
tiene casi apenas ciento cincuenta años de historia) para que en el “hacia
afuera” podamos entender a los mapuche y los otros treinta y siete pueblos
naciones que habitan en el territorio hoy conocido como Argentina, como lo que
siempre son y fueron; actores políticos activos con intereses propios y
diversos.
Por eso, este camino a recorrer se torna urgente si es que
aún queremos salvar y reunificarnos con la madre tierra. Una emancipación a ser
construida en perspectiva histórica nos aguarda pero este esfuerzo implica
repensar desde todos los enfoques teóricos (en especial, desde la teoría crítica)
el vínculo entre progreso moderno y pueblos originarios para en el mismo acto
unirnos en la
resistencia. Y es así que al enfrentar los proyectos
neoliberales que nos objetivan cómo
un “supermercado” de Gentxs y Pachamama privatizadxs la resistencia se torna
legitima como pueblo. Paralelamente, nuestro “hacia adentro” implica el
compromiso de criticarnos y reformular la relación que tiene nuestro socialismo
con la naturaleza para que gente y Pachamama abandone la historia de aquella
escisión fundacional que los interpela como dos ámbitos separados, estrategia
esencial para el sistema mundo moderno/colonial capitalista/patriarcal. Porque
si de algo al menos podemos estar seguros es de que este recrudecimiento
represivo contra los mapuche y contra nosotrxs recién comienza. Entre la
tensión entre el “hacia afuera” y el “hacia adentro” habita en nosotrxs la
situación para ver en este contexto una oportunidad para construir un
socialismo inclusivo, ya no más eurocéntrico, colonial y patriarcal. De lo
contrario, podemos contentarnos con la mera denuncia de la represión a los
pueblos originarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario