Holanda (también) al
borde del abismo
10 de marzo de 2017
10 de marzo de 2017
Por Juan Torres López (El diario)
Tras los datos macroeconómicos de Holanda, aparentemente
positivos, hay un panorama muy negro que ha producido cambios políticos y
auténticos demonios
A primera vista, los datos macroeconómicos de
Holanda son bastante positivos tras unos cuantos años de políticas de
austeridad: el paro es del 5,4%, el déficit público del 1%, la deuda pública
representa el 63% del PIB y la cuenta exterior registra casi un 10% de
superávit. Aparentemente, todo un éxito.
Pero detrás de ellos hay un panorama muy negro
que ha producido cambios políticos y auténticos demonios que están a punto de
salir plenamente a la luz en las elecciones generales del próximo 15 de marzo.
Así lo advierte el profesor de economía e investigador holandés Servaas Storm,
en un artículo en el que se pregunta si Holanda será la próxima pieza del
dominó europeo que caerá (Will the
Netherlands be the next domino to fall?).
Storm señala que, detrás de esos grandes
números, hay otros que reflejan lo que de verdad va a marcar el futuro de ese
país. Según ha señalado el propio Banco Central holandés, si a la tasa de paro
oficial se le suman los trabajadores desanimados que ya no buscan trabajo y los
que trabajan a tiempo parcial contra su voluntad, porque quisieran trabajar más
horas, el paro sería tres veces mayor que el oficial, el 16%. E indica Storm
que el porcentaje de empleos seguros ha caído del 56,8% en 2008 al 30,5% en
2015 y que el empleo temporal ya supera el 20% del total.
¿Qué ha pasado en Holanda en realidad?
En ese país gobierna una especie de gran
coalición entre el centro derecha y la antigua socialdemocracia que viene
aplicando las políticas de austeridad europeas. Dejándose llevar por la
locomotora alemana y gracias a la política monetaria del Banco Central Europeo,
la economía alemana ha salido adelante con un notable superávit. La austeridad
ha aumentado el beneficio de las grandes empresas y la actividad económica pero
a costa de deteriorar el mercado y las condiciones laborales, como acabo de
señalar, y de reducir enormemente el gasto social en educación, salud,
viviendas sociales, I+D, atención a personas mayores e infancia, protección
ambiental....
La consecuencia, en paralelo con el aumento
del beneficio empresarial, ha sido la caída en el ingreso de las clases medias
y bajas, la pérdida de derechos y prestaciones sociales, un gran descontento
ciudadano que incluso se manifiesta en el gran incremento de las enfermedades
mentales y en consumo de antidepresivos, e incluso en el riesgo de que la
economía se deteriore pronto por la debilidad del mercado interno. Tanto es
así, que hasta el Banco Central holandés está reclamando que suban los salarios
(como dice, Storm, debe ser el único banco central en el mundo que pide eso hoy
día).
En las encuestas que se vienen realizando la
izquierda más alternativa (el Partido Socialista y el Partido Verde) sube un
poco (especialmente el segundo) pero no lo suficiente, mientras que el
centro-izquierda se derrumba por el hundimiento de la socialdemocracia después
de haberse convertido en ejecutora de las políticas de recortes que han
generado el gran descontento de las clases medias y trabajadoras. Sólo la
extrema derecha avanza y será el neofascista Geert Wilders, líder del Partido
por la Libertad (PVV), quien con toda probabilidad va a ganar las próximas
elecciones.
Así lo vaticina Servaas Storm, aunque éste
cree que será prácticamente imposible que pueda gobernar y que, por tanto, lo
más seguro es que se produzca una situación que cueste mucho tiempo resolver
(quizá como ocurrió en España). Pero al final, dice Storm, la coalición hasta
ahora gobernante seguirá siendo el pivote de la política holandesa y se seguirá
aplicando nuevas medidas de austeridad que irán aumentando el descontento y el
apoyo de cada vez más población a la extrema derecha.
Y lo que es más relevante: las ideas xenófobas
de Wilders, sus propuestas no solo contra el euro sino contra Bruselas y el
Banco Central Europeo, es decir, contra la propia Unión Europea ,
a medio plazo se irán extendiendo y acomodándose en la agenda holandesa y
europea y, de manera inmediata, su victoria dará alas a los partidos
neofascistas que defienden lo mismo en Francia e Italia.
Las políticas de austeridad ya trajeron el
nazismo y las calamidades que vinieron tras él a la Europa de los años treinta
del siglo pasado. Y ahora la codicia de las oligarquías europeas, la
incompetencia y la ceguera ideológica de nuestros gobernantes y, lo que es
peor, su complicidad con los grandes grupos de poder, nos están poniendo, a
todos y no sólo a Holanda, al borde del mismo abismo.
Las izquierdas, mientras tanto, se miran el
ombligo y discuten entre ellas si se trata de galgos o podencos.
Fuente:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=223894
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