El contador Morales
amenaza con internar por la fuerza y dopar a Milagro Sala
Por Horacio
Verbitsky
En un nuevo episodio de la escalada tendiente
a la destrucción física y psicológica de la dirigente social Milagro Sala, el
contador Gerardo Morales la amenaza con internarla por la fuerza en una
institución psiquiátrica y doparla con psicofármacos, las técnicas que a fines
del siglo pasado fueron empleadas en la Unión Soviética
para sacar de circulación sin escándalo a los disidentes de un régimen en
crisis.
Pensemos, Morales es un representante y garante (como lo fue CFK,
por supuesto en otro período económico social) del orden para los súper negocios del
bloque dominante. El capitalismo y sus imperialismos progresan incrementando la
desigualdad social e internacional. En Argentina, en Nuestra América y en el capitalismo
periférico pero también en el central se comprueba que el estado represor y la guerra
psicológica se han perfeccionado en instalar como democracias a estados
terroristas y estados de excepción. Siempre los privilegios gran burgueses y
feudales se sostuvieron de esa manera. Hoy globalizada y sofistificada. De modo que Verbitsky podría analogar a
Morales con Insfrán o con Gioja, claro son K. Podría recurrir a Israel o al
mismo Estados Unidos. Podría referirse a la Escuela de las Américas y a la
Francia del colonialismo. Sin embargo, hizo foco en la Unión Soviética
como se restringe a Milagro Sala sin atender, por ejemplo, a la represión de la gendarmería a una comunidad mapuche para defender intereses de Benetton.
Aún más descalifica a toda la psiquiatría y psicología soviética. Se puede estar en desacuerdo con rumbos abiertos a la discusión y reconocerla como no restringida a lo que la guerra fría todavía vigente pretende circunscribir.
Chubut: Violenta represión de gendarmería
a los mapuches
10 de
Enero de 2017
En un operativo
sorpresivo, las fuerzas de seguridad invadieron las tierras de la comunidad Pu Lof ,
en Cushamen, generando heridos y detenidos. El lugar ancestral fue
recuperado en marzo de 2015, luego de haber estado en manos del empresario
textil Benetton.
Un violento operativo de la Gendarmería dejó heridos y detenidos de la
comunidad de Cushamen, quienes estaban en sus tierras ancestrales. La propiedad
está en disputa judicial con la empresa del magnate italiano Luciano Benetton.
“Hay un herido en el hospital de
Esquel, de nombre Ricardo Antihual, y hay otro chico llamado Ariel que no
sabemos dónde está. De la comisaría de El Maitén dicen que no llevaron a nadie,
de Esquel dicen que tampoco y de El Bolsón tampoco. No sé dónde los están
llevando. Tengo miedo que los
desaparezcan”, dijo Isabel a La izquierda Diario.
Denunció además que las fuerzas de gendarmería amedrentaron a las mujeres de
la comunidad mapuche que
las tienen esposadas.
Por su lado, el juez federal de Esquel,
Guido Otranto, en un comunicado expreso: “el allanamiento que se está llevando
a cabo en el día de la fecha en el sector ocupado por el Lof en Resistencia del
Departamento Cushamen de la
Estancia Leleque de la Compañía de Tierras Sud Argentino SA, fue
ordenado al sólo efecto de remover y secuestrar los obstáculos materiales que
se encuentren colocados sobre las vías de circulación del Viejo Expreso
Patagónico La Trochita e identificar a las personas que se encuentran imputadas
de la comisión del delito previsto en el art. 194 del Cód. Penal”.
Isabel Huala es madre del lonco de la
comunidad de Cushamen dijo que no hay información sobre donde están los
detenidos.
Según la agencia oficial Télam, fuerzas
de Gendarmería liberaron las vías del
ferrocarril La Trochita, cerca
del puesto policial Leleque en la ruta 40, en el noroeste de Chubut, por orden
del juez federal de Esquel, Guido Otranto, quien aclaró que el objetivo no fue
desalojar a una comunidad mapuche en conflicto de tierras con la empresa Benetton.
El Juzgado Federal de Esquel subrayó en un comunicado que el allanamiento de esta mañana, en el que fueron detenidas tres personas, "fue ordenado al sólo efecto de remover y secuestrar los obstáculos materiales" colocados "sobre las vías de circulación del Viejo Expreso Patagónico La Trochita e identificar a las personas que se encuentran imputadas" por el delito de entorpecimiento del transporte público.
"La medida no está destinada a hacer cesar la ocupación que está realizando en el lugar desde marzo de 2015 el Lof en Resistencia del Departamento Cushamen", un conflicto con Benetton que tramita en la justicia provincial, puntualizó el Juzgado Federal.
El procedimiento ejecutado por el Escuadrón 35 de Gendarmería liberó las vías del ferrocarril turístico de trocha angosta conocido como La Trochita, obstruidas desde marzo de 2015 por pobladores de la comunidad mapuche Lof en Resistencia Cushamen.
La medida fue resuelta el 22 de diciembre último, según informó el Juzgado Federal, ante la "imposibilidad de solucionar la situación denunciada por el Viejo Expreso Patagónico La Trochita a través del mecanismo de resolución alternativa de conflictos implementado entre los meses de marzo y noviembre de 2016".
DENUNCIAN LA MEDIDA FUE TOMADA
EN PLENA FERIA JUDICIAL
Durante el año pasado se intentó resolver este conflicto
en una "mesa" negociadora pero el gobernador de Chubut, Mario
Das Neves, resolvió suspender las tratativas en
la tercera reunión y proceder por la vía judicial, dijo hoy a Télam la abogada Sonia Ivanoff ,
defensora del lonko (máxima autoridad) del Lof (comunidad) Cushamen, Facundo Jones Huala.
Ivanoff criticó la
"muy mala la decisión del juez y la metodología utilizada, teniendo en
cuenta además que en este momento se está en feria judicial".
Según afirmó, "el procedimiento se
lleva a cabo desde las 6.30 de la mañana, y mujeres y niños fueron rodeados en sus casas con la incertidumbre
total de no saber qué estaba pasando".
La comunidad liderada por Jones Huala está asentada en la estancia Leleque ,
en un sector considerado como tierras ancestrales de los mapuches, comunidad
indígena a la que la
Constitución Nacional le reconoce "preexistencia"
respecto del Estado nacional.
No obstante, la titularidad de esas
tierras fue adquirida por el magnate textil italiano Luciano
Benetton en la compra de la Compañía de Tierras del Sud, que comprende decenas
de miles de hectáreas que atraviesan las provincias de Río Negro, Chubut y
Santa Cruz, y la empresa pidió a la Justicia
el desalojo de la comunidad.
Por este conflicto, Jones Huala está imputado en la justicia provincial por usurpación
y abigeato, mientras que el juez federal Otranto resolvió el
año pasado la nulidad de un pedido de extradición a Chile por una causa penal
en la que fueron absueltos otros tres acusados y sólo la machi (sabia mapuche)
Millaray Huichalaf fue condenada como encubridora, en decisión
dividida, a una pena que la mantuvo dos meses en prisión.
Fuente:
http://www.infonews.com/nota/305096/chubut-violenta-represion-de-gendarmeria
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Actas del Encuentro
Argentino de Historia de la Psiquiatría, la Psicología, y el Psicoanálisis
Volumen 12 (2011), ISSN 1851-4812 136
EL INCONSCIENTE COMO APERTURA
POLÍTICA:
EL ENCUENTRO ENTRE LANGER Y BASSIN
EN
LA U.R.S.S. (1971)
Por Luciano Nicolás García lucianonicolasgarcia@gmail.com
RESUMEN El texto se centra en el viaje de
un grupo de psicólogos, psiquiatras y psicoanalistas de izquierda argentinos a la Unión Soviética en
1971, y el encuentro y discusión con el neurólogo Filip Bassin. El evento fue
resultado de un acercamiento entre partidarios del comunismo y psicoanalistas
de izquierda en el marco de la constitución de la Federación Argentina
de Psiquiatras. Al mismo tiempo, se produjo en un contexto soviético donde las
investigaciones sobre lo inconsciente ganaron terreno y la discusión sobre el
psicoanálisis cobró nueva relevancia. Se indagan los problemas teóricos y
políticos argentinos y soviéticos del momento en que se produjo el
acercamiento, así como algunos puntos centrales de la propuesta no
psicoanalítica de Bassin para el estudio de lo inconsciente. También se
analizan los reparos y dudas del grupo de psicólogos y psicoanalistas
argentinos frente a tal propuesta, en particular las expresiones de Marie
Langer en el prólogo a la edición argentina del libro de Bassin El problema del
Inconsciente.
Es
posible rastrear a lo largo del siglo XX una serie de intentos por conciliar
las tesis de Freud y Pavlov, en pos de una teoría unificada de lo neural y lo
psíquico. El encuentro entre psicoanalistas argentinos con el neurólogo
soviético Filip Bassin en 1971 puede pensarse como el último acercamiento entre
el psicoanálisis argentino y la neurofisiología soviética. Lo significativo del
encuentro reside en la particular situación política de las disciplinas “psi”,
tanto en Argentina como en la Unión Soviética. Lo que sigue se propone examinar
las relaciones entre las teorías psicológicas sobre el inconsciente y los
avatares políticos de la izquierda que se pusieron de manifiesto en el
encuentro. Para ello, se presentará a Bassin y se comentará la situación del
psicoanálisis argentino a principios de los setentas.
BASSIN Y EL
INCONSCIENTE EN LA U.R.S.S.
Filip
Veniaminovich Bassin, aunque poco conocido para el mundo del psicoanálisis
occidental, es señalado como uno de los artífices de la revalorización del
psicoanálisis en la
Unión Soviética , a pesar de que éste se mostró siempre
crítico de las ideas de Freud. Aún menos conocido es su peculiar itinerario
intelectual. Formado como médico en la ciudad ucraniana de Jarkov, en 1931
comenzó su trabajo de investigación sobre el lenguaje y la formación de
conceptos en la esquizofrenia en la Academia
Psiconeurológica Ucraniana , en el mismo momento en el que un
grupo de discípulos de Lev Vigotski llegaban a la recién inaugurada
institución, luego de abandonar del escenario cada vez más opresivo de Moscú.
Bassin comenzó a trabajar con un equipo cuyos nombres sería luego algunos de
los más conocidos de la
Psicología Soviética : Alexei Leontiev, Alexander Luria,
Alexander Zaporozhets, Piotr Zinchenko, Lidia Bozhovich, Piotr Galperin, entre
otros. Luego del desmantelamiento de esa institución en 1936, producto del
avance estalinista, Bassin viajó a Moscú, donde trabajó como psiquiatra y como
cirujano durante la
Segunda Guerra Mundial. Luego de 1945 investigó en el
Laboratorio de Neurofisiología Clínica del Instituto de Neurología de la
Academia de Ciencias Médicas de la U.R.S.S. hasta 1976 (Savenko, 2006;
Yasnitsky & Ferrari, 2008). Durante la década de 1960, Bassin mantuvo una
polémica internacional respecto del estatuto científico de las teorías
psicoanalíticas del inconsciente y de la psicosomática, que involucró a Cesare
Musatti, Henri Ey, Charles Brisset, Victor Smirnoff y Eric Wittkower, entre
otros. La novedad del caso es que Bassin reconoció que los fenómenos y
problemas que Freud intentó resolver eran genuinos y relevantes para cualquier
teoría psicológica, al contrario de las usuales críticas soviéticas al
psicoanálisis posteriores a 1930 que eliminaron de la agenda todo fenómeno
inconsciente que no remita a la fisiología. Para Bassin
había una dimensión psicológica del inconsciente que debía ser explicada si es
que se quería una teoría sólida de la conciencia, problema central para la
psicología soviética. En este sentido, el ucraniano también libró un arduo
debate hacia el interior de la psicología y neurofisiología soviéticas por
iniciar estudios sobre los fenómenos inconscientes que abarquen los problemas
descritos por las teorías freudianas, y ofrezcan explicaciones superadoras.
Luego de 1956, el escenario soviético comenzó lentamente una apertura a las
diversas psicologías que habían sido prohibidas o desestimadas durante el
estalinismo. Entre ellas, la teorías del grupo de Vigotski y, con mayor
cautela, el psicoanálisis. En 1958, luego de una polémica entre D. Fedotov y
Norman Reider sobre la cientificidad del psicoanálisis, se organizó en 1958 la
conferencia “Los problemas de la lucha ideológica con el freudismo moderno”,
auspiciada por las instituciones científicas soviéticas más importantes. Para
1960 el psiquiatra/neurólogo V. Miasishchev ya había retomado los aportes
clínicos de Freud y otras psicoanalistas, con la habitual distinción entre las
herramientas clínica útiles y la teoría desestimable. Este autor y Bassin se
apoyaban en las investigaciones experimentales sobre el inconsciente de Dimitri
Uznadze, un georgiano de formación alemana cuyos experimentos se hicieron
conocidos fuera de su país recién hacia mediados de 1950. Uznadze, por medio de
experimentos perceptuales e hipnóticos, propuso el concepto de set (ustanovka)
como una instancia inconsciente no fisiológica alternativa al psicoanálisis
(Miller, 2005). Para 1959 Bassin iniciaba sus polémicas con psicoanalistas
occidentales en revistas y en congresos. A pesar de la dureza de sus críticas,
en particular a la psicosomática, su actitud fue vista como una de apertura y
diálogo. El resultado de los debates y la progresiva apertura del campo “psi”
soviético se plasmó en el libro de Bassin El problema del inconsciente, el
primer libro dedicado exhaustivamente a este problema. Publicado en 1968 en la
U.R.S.S., se convirtió en la principal referencia en idioma ruso y fue
traducido a varios idiomas1 . Un punto a destacar es que, luego de la caída del
estalinismo, tanto Bassin como muchos de los miembros del grupo de Jarkov ganaron
un lugar protagónico en la remodelación de la psicología soviética. Leontiev y
Luria, que hacia fines de los años veinte habían leído y discutido el
psicoanálisis como una teoría fundamental, pasaron a ser los representantes de
una psicología renovada y en busca de conectarse con el escenario occidental.
Hacia mediados de los sesentas, ellos y sus equipos se hicieron de posiciones
académicas cada vez más influyentes. El propósito de Bassin de hacer una
apropiación crítica del psicoanálisis, junto con otros autores como Piotr K. Anojin,
Abram M. Sviadosch y los ya mencionados, generó un efecto conocido en otros
contextos; la discusión de las tesis freudianas fueron la carta de introducción
del vienés como un autor relevante dentro del campo. En este sentido, el
encuentro con psicoanalistas argentinos se dio en un momento de apertura
creciente del campo soviético y puede entenderse como parte de una disputa
interna a la U.R.S.S. respecto de qué podía investigarse y discutirse sobre el
inconsciente.
EL ACERCAMIENTO
DE PSIQUIATRAS COMUNISTAS Y PSICOANALISTAS DE IZQUIERDA EN ARGENTINA
El
contexto previo al encuentro para los argentinos fue notablemente distinto.
Para 1970 el psicoanálisis ya era la corriente hegemónica en la psicología y
buena parte de los referentes del mismo se encontraban en un proceso de crítica
institucional movilizado por una creciente radicalización política. Las
relaciones entre psiquiatras y psicólogos comunistas con los psicoanalistas
eran de hostilidad desde la década de 1950, aunque desde mediados de la década
de 1960 algunos comunistas dieron cuenta de la necesidad de un acercamiento a
algunos psicoanalistas con afinidades a la izquierda, como el caso de Fernando
Ulloa (AA.VV., 1964, p. 35). El acercamiento se afianzó hacia 1970 con la
renovación de la Federación de Psiquiatras (FAP), después del IV Congreso
Argentino de Psiquiatría realizado en Rosario. En esos momentos la disputa
sobre la validez del psicoanálisis fue puesta entre paréntesis en pos de un
trabajo conjunto de crecimiento y fortalecimiento institucional en el cual
nuclear a todos los trabajadores de la salud mental; así la FAP dejó de ser un
ámbito de psiquiatras para pasar a incluir otras profesiones, como psicólogos y
asistentes sociales. En 1970 la designación de Gervasio Paz como presidente,
José Bleger como secretario científico y Silvia Bermann como Secretaria General
como autoridades de la FAP estableció el acercamiento. La designación en 1971
de Emilio Rodrigué como Presidente, Marie Langer como Vicepresidente y Gilou
García Reinoso como Secretaria Científica terminó de consolidarlo. Como es
sabido, estos últimos conformaron el grupo Plataforma que rompió a fines de ese
año con la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA)
(Carpintero y Vainer, 2005, pp. 55, 56, 67). Para 1971 los psicoanalistas de
izquierda, cada vez más incómodos con la APA, ya contaban al separarse con un
nicho institucional alternativo en la FAP, institución que desde hacía 10 años
era promovida por comunistas y psiquiatras reformistas. Dentro de ese marco, el
viaje fue propuesto y arreglado por el PCA y por la Facultad de Psicología de la Universidad Estatal
de Moscú. Se realizó en junio de 1971 y la delegación argentina estuvo
compuesta por unas 30 personas, entre las que se cuentan Marie Langer, Emilio
Rodrigué, Fernando Ulloa, Diego y Gilou García Reynoso, Guillermo y Lea
Bigliani, Armando Bauleo, Eduardo Pavlovsky, Rafael Paz, Jaime y Fanny Shutt, Miguel
Serdiuk, María Luz “Matul” Becerra, Noel Feldman, Arturo Di Stéfano, Juan
Carlos Domínguez Lostaló, Mario Golder, César Cabral, Adolfo Lertora, Juan
Enrique Kusnir, junto con los uruguayos Juan Carlos Plá, Marcelo Viñar y Maren
Ulriksen de Viñar (Rodrigué & Berlín, 1977; Langer, 1984; Carpintero &
Vainer 2005; Golder & Gonzalez, 2006, Juan Carlos Dominguez Lostaló,
comunicación personal, 7/7/2011).
BASSIN Y LANGER: LOS PROBLEMAS
POLÍTICOS DEL INCONSCIENTE
Como era
regular, este tipo de visitas a la URSS consistía básicamente en un recorrido
muy programado por diversas instituciones, en este caso la Academia de
Ciencias, el Centro de Planificación Urbana y Hospital Neuropsiquiátrico en
Moscú, el Instituto Bejterev en Leningrado, además de algunas guarderías y
comunidades terapéuticas en Bulgaria. Aún cuando Rodrigué, Langer y Dominguez
Lostaló coinciden en que uno de los objetivos del viaje era afiliarlos al
partido —objetivo que no se cumplió— también es cierto que no ahorraron elogios
para las guarderías y comunidades terapéuticas que visitaron, en especial las
búlgaras, aunque de hecho en varias oportunidades constataron que sus prácticas
hospitalarias no estaban tan alejadas de las de los soviéticos, aún cuando los
modelos teóricos fuesen divergentes (Langer, 1984, p. 102-103; Rodrigué &
Berlín, 1977, p.13; Juan Carlos Dominguez Lostaló, comunicación personal,
7/7/2011). En este punto, el viaje parece haber logrado el objetivo de mostrar
modelos terapéuticos e institucionales articulables con un proyecto político
socialista. El recorrido también tuvo encuentros con figuras académicas
importantes, como Leontiev y Luria; sin embargo, la reunión más influyente del
evento fue una charla informal y fuera de agenda con Bassin (Golder &
Gonzalez, 2006). La discusión que se generó con este autor muestra lo difícil
que resultaba poner entre paréntesis la discusión sobre la validez práctica y
teórica del psicoanálisis para el comunismo. Bassin comenzó reconociendo la
imposibilidad de siquiera discutir el psicoanálisis en la U.R.S.S. luego de la
década de 1920, que devino en una parálisis en la investigación de los
fenómenos inconscientes. Expuso luego los lineamientos básicos de su concepción
de lo inconsciente, con la cual buscaba restituir la discusión y renovar la
agenda de investigación soviética. Centró sus críticas en el rechazo de Freud a
someter a experimentación sus ideas, sea de laboratorio o cualquier otra, y
contrapuso a ello los resultados experimentales de Uznadze y su teoría del set,
para mostrar la posibilidad de un estudio científico del inconsciente. También
cuestionó la concepción freudiana de una oposición estructural entre la
consciencia y el inconsciente, donde el segundo tiene leyes exclusivas que
impiden el acceso de la conciencia, o incluso terminan por subordinar a la conciencia
a tales leyes. Para Bassin esta concepción tenía múltiples falencias.
-En
primer lugar existía mucha evidencia de los modelos cibernéticos
neurofisiológicos, de la psicología clínica y del desarrollo que mostraba que
la relación entre lo consciente y lo inconsciente era dinámica y sinérgica, en
tanto que el antagonismo no era estructural sino que se mostraba, a lo sumo,
como episodios en una secuencia de desarrollo y concientización de las
funciones psicológicas.
-En
segundo lugar, esa concepción de lo inconsciente llevó a Freud a reducir el
funcionamiento social a impulsos intrapsíquicos, y derivar en teorías
sociológicas reaccionarias.
-En
tercer lugar, como corolario de lo anterior, tal concepción de lo inconsciente
no es compatible con el materialismo histórico y dialéctico y por tanto no es
sostenible ni deseable en términos políticos o científicos.
Desde ya,
los psicoanalistas argentinos no acordaron con esta última perspectiva pero
intentaron mantener la discusión en un terreno teórico. Evidentemente estaba en
juego un núcleo central de la teoría freudiana, la concepción del aparato
psíquico, y sus preguntas se dirigieron hacia el problema de la represión, la
historia personal, lo simbólico y los afectos. Bassin se había encargado de
todos estos temas en su libro y reprodujo los mismos argumentos; básicamente,
para el soviético la idea de conciencia de Vigotski, Leontiev y Rubinstein, la
teoría del set de Uznadze y las recientes evidencias neurofisiológicas
obtenidas en el mundo soviético y occidental podían retomar toda la agenda de
problemas y ofrecer explicaciones alternativas para cada noción freudiana en un
modelo unificado. La discusión devino una especie de clase, donde Bassin tenía
respuestas ensayadas para cada objeción y duda, y donde los psicoanalistas
argentinos escuchaban una serie de autores y teorías por vez primera y trataban
de hacerse del cuadro general que les planteaba el ucraniano. Con todo, la
exposición no terminó de satisfacerlos, la idea de set no dejaba de mostrarse
vaga, veían con desconfianza el papel de lo fisiológico, y ciertamente
disponían de lecturas de Freud y otros psicoanalistas que Bassin no tenía, en
particular sobre temas como la angustia y las diversas tópicas freudianas. En
todo caso, insistieron con la idea de que el inconsciente era un objeto de
estudio por sí mismo —cosa que Bassin compartía—, que era el psicoanálisis la
mejor forma de estudiarlo y que relacionarlo con saberes de otras disciplinas
no hacía más que disiparlo o reducirlo. Al final de la reunión, Langer propuso
un intercambio bibliográfico y el primer resultado de éste fue la traducción
del propio libro de Bassin. La
misma Langer prologó el texto, que fue traducido de la
versión italiana por Granica (la misma editorial que lanzó el primer volumen
del célebre Cuestionamos) 2 . La edición del libro en sí misma es un intento de
acercamiento entre psicoanalistas y comunistas, y puede además entenderse como
un mensaje hacia los comunistas mismos, en tanto Bassin exigía una formación
más sofisticada si se pretendía criticar al psicoanálisis. Pero el prólogo de
Langer tiene un final peculiar, ella comenta a otro compañero —no identificado—
que quedó preocupada por el tratamiento que se hacía en la URSS del
psicoanálisis. Se preguntó: “¿Crees posible que esta situación se repita en
Argentina, cuando lleguemos al socialismo?” (Langer, 1972, p. 14). Aunque la
respuesta concluyó en que eso no sucedería dado que psicoanalistas y no
psicoanalistas lucharían en conjunto y permanecerían compañeros luego del
socialismo, la pregunta en sí admite diversas lecturas. En primer lugar, la
disputa teórica era central en tanto estaba en juego la identidad misma del
psicoanálisis frente a una teoría que se proponía como superadora; en segundo
lugar, Langer pareció avizorar que los factores políticos podrían avasallar los
saberes que promovió durante tanto tiempo. Sin embargo, la psicoanalista
mantuvo un presupuesto de fondo, el futuro del psicoanálisis se encontraba en
su articulación con el marxismo y con una praxis orientada hacia la consecución
de una sociedad socialista (Vezzetti, 2009, p. 70).
UN FUTURO ABIERTO
El viaje
constituyó un eslabón más en una cadena de eventos en los que los
psicoanalistas argentinos criticaron sus instituciones y teorías, radicalizaron
sus posiciones políticas, se apoyaron en otros sectores políticos y buscaron
nuevos saberes y modelos institucionales con los cuales reconfigurar sus
prácticas. Como es sabido, la colaboración entre psiquiatras y psicólogos
comunistas y psicoanalistas de izquierda perduró algunos años más y permitió
conformar la Coordinadora de Trabajadores de la Salud Mental , entre
otras iniciativas. La experiencia parece haber sido particularmente importante
para Langer, en particular respecto de qué podía esperarse conceptualmente del
psicoanálisis y qué podía hacerse con un sistema de salud socialista. En este
sentido, el encuentro con Bassin permite ilustrar dos historias en las que se
vincula la política con el conocimiento sobre el inconsciente. Por un lado, la
progresiva apertura política de la URSS permitió ampliar la agenda de problemas
a investigar en psicología, ampliación que en sí misma era un acto político.
Por otro, el acercamiento entre comunistas y psicoanalistas de izquierda en
Argentina que impulsó un proyecto político e institucional que desde el ámbito
de la salud mental contribuyese a generar una sociedad socialista. Este
encuentro puede verse como un cruce entre dos procesos históricos cuyos
horizontes ofrecían entonces posibilidades impensadas pocos años antes.
BIBLIOGRAFÍA
Fuente:
http://www.elseminario.com.ar/biblioteca/Garcia_Inconsciente_Politica_Langer_Bassin.pdf
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