El paro general del jueves
7 de abril de 2014
7 de abril de 2014
Por Rolando Astarita
Compañeros de La Orquesta Roja me
preguntaron acerca de mi posición ante al paro del jueves próximo, convocado
por las CGT Moyano y Barrionuevo, y la CTA Micheli , con el apoyo de los partidos de
izquierda.
Mi postura es clara: adhiero
al paro porque estoy de acuerdo con el reclamo principal, frenar el “ajuste” sobre los salarios y las
jubilaciones que impulsan el Gobierno K y las cámaras empresarias. El
conflicto está bien definido. El Gobierno y los capitalistas, vía devaluación e
inflación, intentan realizar una gigantesca transferencia de ingresos desde los
salarios a las ganancias. Toda la “ciencia” de la devaluación pasa por retrasar
los salarios en relación a la suba de los precios y bajarlos en términos de
dólares. Por eso, en estas instancias, se está de un lado o del otro; no hay términos medios .
Frente a esto, los
defensores del Gobierno K avanzan tres argumentos con los que llaman a la clase
obrera a no parar. Dicen que el paro es político; que hay que ser “responsables”;
y que Moyano y Barrionuevo son burocráticos y oportunistas.
La respuesta es sencilla. Primero, todo paro general que cuestiona
una política económica y social que apunta a redistribuir el ingreso en
perjuicio de los asalariados, es un
paro político. No hay por qué negarlo. Aunque distorsionado y
semioculto detrás de discursos y propuestas de todo tipo –la lucha de clases
nunca es “pura”- lo que emerge hoy es el antagonismo entre explotadores y
explotados, la lucha de
clases (esa
misma que los teóricos de la posmodernidad decían que ya no existía porque
había desaparecido la clase obrera).
Segundo, acerca de la
responsabilidad: como siempre, los oportunistas se refugian en abstracciones.
Es que en una sociedad dividida en clases sociales la responsabilidad no existe
en el aire. El Gobierno y los capitalistas asumen “su” responsabilidad velando
por las ganancias. Para la clase trabajadora su “responsabilidad” es velar por
los salarios. Los explotados, los asalariados, son los que generan la plusvalía
de la que se apropian las clases dirigentes. Pedir “responsabilidad” al
explotado por garantizar el fruto de su propia explotación al explotador, sólo
es cinismo. Por eso también la clase trabajadora debería rechazar el chantaje
de la clase capitalista, que amenaza con despidos “si los salarios superan
cierto tope”. Es la amenaza de siempre del capital y de los gobiernos del
capital. La respuesta a esta amenaza pasa por abrir una nueva perspectiva,
programática y política, de la clase obrera.
Por último, acerca del argumento “Moyano es un burócrata”, por lo
tanto hay que estar con Caló, Andrés Rodríguez y demás “demócratas gremiales”,
repito lo que ya expliqué en otra nota: los
socialistas luchamos en unidad de acción por las demandas que son progresistas
para la clase obrera, y planteamos programas y perspectivas estratégicas
diferenciadas. Concretamente, si la clase obrera, con excusas
divisionistas, se paraliza, el capital y el Gobierno tendrán vía libre para
imponer una derrota de proporciones. El paro, aunque limitado, si se cumple
masivamente mejorará la relación de fuerzas del trabajo frente al capital.
Puede verse que todos
estos argumentos para sabotear y debilitar el paro del jueves son
inconsistentes. El fondo del asunto es que esta gente está comprometida
políticamente con el plan de ajuste, y hacen lo posible para que éste se
consolide.
Por otra parte, la
coincidencia en la unidad táctica no significa confundir banderas. En este
respecto, estoy de acuerdo con las críticas de varios dirigentes de la
izquierda a la forma en que Moyano y Barrionuevo llamaron a la medida. El paro fue
convocado de forma burocrática –las asambleas de las bases brillaron por su
ausencia- y sin apelar a la movilización del activismo. Además, los dirigentes
gremiales están comprometidos con diversas perspectivas patronales (Massa, De
la Sota, Macri, Binner), y más en general, con la defensa del orden
capitalista. Por eso, los socialistas, a la par que luchan en unidad de acción,
presentan su programa, su alternativa, y explican que en tanto subsista la
propiedad privada del capital, los males que están asociados a la explotación
van a permanecer. En otros términos, en forma paralela a la defensa del salario
y otras demandas elementales, hay que construir una alternativa política
autónoma y de la clase trabajadora. Que a su vez, fortalecerá las luchas
reivindicativas.
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Fuente:
https://rolandoastarita.wordpress.com/2014/04/07/4500/
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