8M “La disputa por el
8 de marzo”
3 de marzo de 2017
3 de marzo de 2017
Por Dafne Melo
Todos los años, se cuenta la misma historia: el origen de la
fecha es en memoria a obreras estadounidenses quemadas vivas dentro de una
fábrica por su patrón. Una mirada en otra Historia, con la “H ” mayúscula, nos muestra que
no fue así. El 8 de marzo es una
fecha cercada de disputas. “Ni flores, ni bombones: un día de lucha”, dicen en
las calles las mujeres trabajadoras y feministas, mientras los medios de comunicación hegemónicos hacen el esfuerzo
de transformar la fecha en una conmemoración frívola, vacía de sentido
político, en la cual se refuerza los estereotipos de una femineidad tradicional
y conservadora. En la mejor de las hipótesis, mencionan los orígenes de la
fecha, que vinculan a una tragedia en que cerca de 150 obreras textiles fueron
quemadas vivas en una fábrica en Nueva Y ork. El dueño las habría encerrado y
prendido fuego en las instalaciones para vengarse de las protestas que realizaban
en contra de las pésimas condiciones de trabajo. Hay variaciones en que cambian
algunos datos. Algunos relevantes, como el año. Hay notas que mencionan 1908,
otras 1910, ó aun 1857.
Algunas narrativas dan cuenta de que el hecho se dio en
Detroit, otros en Nueva Jersey . Otra versión cita una manifestación el 8 de
marzo de 1857, en Nueva Y ork, también realizada por trabajadoras textiles, y
en cuya fuerte represión algunas mujeres habrían sido muertas pisoteadas
durante el intento de fuga. Esas historias fueron reiteradas y repetidas
inclusive por las organizaciones feministas durante muchísimo tiempo – y
todavía son. Incendio A partir de la década de 70, durante lo que algunos
llaman de segunda ola del feminismo, estudiosas del tema empezaron a investigar
la historia de tan importante fecha. Se depararon con el hecho de que no hay un
solo documento histórico que pruebe la ocurrencia del incendio el 8 de marzo de
1908. Una de las pioneras fue la canadiense Renée Cotê ,
que investigó exhaustivamente en archivos estadounidenses y publicó en 1984 uno
de los primeros estudios sobre el tema. Contemporánea a Cotê, la americana Mari Jo
Buhle publicó un libro sobre la lucha de las socialistas estadounidenses entre
1870 y 1920. En la obra, la historiadora afirma que sí hubo tal incendio, pero
el 25 de marzo de 1911. Se trataba de obreras textiles de la Triangle Shirtwaist
Company , en Nueva York. La fábrica tenía cerca de 500
funcionarios y estaba localizada en un edificio. En la tragedia, 146 personas
murieron, casi todas mujeres jóvenes e inmigrantes. Sobre ese hecho hay
diversos registros, incluso de las reacciones y movilizaciones de las mujeres
trabajadoras después de la tragedia.
En la época, el incendio reveló a la sociedad estadounidense las
pésimas condiciones de trabajo a que eran sometidos hombres y mujeres, dentro
de las fábricas. Posteriormente, se comprobó que el incendio había sido
accidental, sin embargo, como diversas puertas estaban cerradas y las
instalaciones no eran adecuadas, el fuego se expandió rápidamente y muchas de
las trabajadoras no pudieron fugarse. La lucha de los trabajadores y
trabajadoras consiguió mayor apoyo y diversas leyes y normas de seguridad
fueron aprobadas a partir de esa tragedia. Los dueños de la Triangle Shirtwaist
Company fueron a juicio y terminaron condenados por homicidio
no premeditado.
¿Y entonces? Pero si
no hubo incendio el 8 de marzo, ¿cuándo y por qué se definió esa fecha como el
día de las mujeres?, ¿a qué hecho histórico hace referencia? La respuesta viene del otro lado del mundo, en la Rusia del año
de 1917. Es importante destacar que desde 1910 se conmemoraba el Día
Internacional de la
Mujer Trabajadora en diversos países del mundo. La alemana Clara Zetkin ,
en 1910, en la Segunda Conferencia Internacional de las Mujeres,
sugirió la adopción de un día internacional de lucha de las mujeres que, sin
embargo, no tenía fecha definida. En aquella época, entre las reivindicaciones,
era central la cuestión del derecho al voto, junto con modificaciones en la
legislación civil (regulación del casamiento y del divorcio, por ejemplo),
derecho a frecuentar escuelas, al trabajo y a mejores condiciones laborales y
salarios dignos. La propuesta de Zetkin se inspiraba en una definición del
Partido Socialista Americano que, desde 1909 celebraba el día de lucha en el
último domingo de febrero. Las mujeres rusas también realizaban sus
conmemoraciones. El 23 de febrero de 1917 del antiguo calendario ruso (8 de
marzo en el calendario occidental) se esperaban las actividades tradicionales
de ese día: manifiestos, discursos, reuniones. Sin embargo, las obreras
textiles de San Petersburgo deflagraron una paralización que terminó por
desencadenar una huelga general. Alexandra Kollontai hace referencia al hecho
en sus escritos. “En 1917, el 8 de marzo (23 de febrero), Día de las Mujeres
Trabajadoras, ellas salieron bravamente a las calles de Petrogrado [San
Petersburgo]. Las mujeres –algunas trabajadoras, otras esposas de soldados–
reivindicaban ‘pan para nuestros hijos’ y ‘retorno de nuestros maridos de las
trincheras’ […] el Día de las Mujeres Trabajadoras de 1917 se volvió memorable
en la Historia. Ese
día las mujeres rusas levantaron la antorcha de la revolución proletaria e
incendiaron todo el mundo. La revolución de febrero se inició ese día”. El
hecho también es mencionado por León Trotsky en la obra Historia de la
revolución rusa: “En la víspera, nadie podría suponer que el Día de la Mujer
pudiera inaugurar la revolución”, escribió. En menos de un mes, renunciaba el
zar ruso.
Rescate histórico
Solamente en 1922, en la Conferencia de las Mujeres
Comunistas es que el 8 de marzo, en una referencia directa y homenaje a la
huelga de las obreras textiles rusas, fue definido como el Día Internacional de
la Mujer
Trabajadora. La verdadera historia fue borrada y en su lugar
se reforzó una versión del incendio en Estados Unidos –que en su verdadera
dimensión también posee su fuerza e importancia dentro de la historia del
feminismo. Algunos estudiosos afirman que, sobre todo a partir de la década de
50, durante la Guerra Fría ,
esa versión fue reforzada por los académicos y medios
de comunicación estadounidenses, con el objetivo de borrar el origen comunista
y de lucha de la fecha. En
las palabras de Renée Côtê, en 1984, el verdadero 8 de marzo se inscribe en un
“pasado feminista enterrado, o mejor, falsificado y ocultado de forma
apasionada por esa leyenda [del incendio]”. Sin embargo, también el
estalinismo, después de la década de 1930, buscó vaciar de las conmemoraciones
su sentido político. Recuperarlo, más allá del ejercicio de
rigor histórico, significa recuperar parte de la historia de la lucha de las
mujeres que encuentra un punto de intersección con la lucha del movimiento
socialista. En esa versión, las mujeres no fuimos víctimas, sino sujetos
políticos activos. Contar esa historia es devolver el carácter político de esa
conmemoración. Dice Rodolfo Walsh en una famosa frase que las clases dominantes
han procurado que los trabajadores no tengan historia, doctrina, héroes y
mártires. “Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores:
la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia
parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las
otras cosas”. Las protagonistas y las dueñas de esa historia, la del 8 de
marzo, somos nosotras. Rescatémosla
Fuente original: Marcha – 2012
Fuente: http://contrahegemoniaweb.com.ar/8m-la-disputa-8-marzo
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