Entrevista a Rosa
Cobo socióloga feminista
Capitalismo y
prostitución
11 de diciembre de 2018
Por Ana
Blas
TribunaFeminista
“No se
puede considerar un trabajo una penetración múltiple, una mamada o un bukake”
“La maquila y la prostitución son los dos grandes paradigmas del capitalismo neoliberal”
“La gente está comenzando a comprender que la prostitución es quizá la forma más brutal de violencia contra las mujeres”
“Desde el abuso infantil hay un itinerario que conduce a la prostitución”
“La maquila y la prostitución son los dos grandes paradigmas del capitalismo neoliberal”
“La gente está comenzando a comprender que la prostitución es quizá la forma más brutal de violencia contra las mujeres”
“Desde el abuso infantil hay un itinerario que conduce a la prostitución”
Entrevista
a Rosa Cobo, autora de libro “La prostitución en el corazón del
capitalismo”
“Es una gran
noticia, una alegría”. Los mensajes se agolpan con la sentencia que declara
nulos los estatutos del auto denominado “sindicato de trabajadoras sexuales”.
Un día una sonrisa, otro un jarro de agua fría. Así parece ser la cotidianidad
de las protagonistas del movimiento por la liberación de las mujeres, embarcadas
en una larga lucha que hoy vive un momento de gran actividad.
En la agenda
feminista se suceden debates, jornadas, asambleas, manifestaciones, en una
efervescencia que se ha dado en llamar la Cuarta Ola. Una de
sus voces más destacadas en España es la de la socióloga Rosa Cobo ,
investigadora, docente y activista. Cobo está esperanzada esta mañana gris de
otoño por una buena noticia y por intuir la primavera de muchas jóvenes cabezas
y corazones feministas incorporados al movimiento al que ha dedicado, y dedica,
buena parte de sus afanes. Como la cosecha de una fruta madura, conseguir la
abolición de la prostitución es la batalla feminista del presente.
– La Sala de
lo Social de la
Audiencia Nacional ha declarado la nulidad de los estatutos
del sindicato Organización de Trabajadoras Sexuales (Otras). ¿Cree que este
sindicato no es lo que afirma ser, un defensor de las prostitutas, sino más
bien una herramienta para legalizar el proxenetismo en España?
– Yo creo que
este sindicato es sobre todo una estrategia que tiene la industria del sexo
para meter, por la puerta de atrás, la legalización de la prostitución. A
pesar de muchas cosas que ya tienen, los proxenetas –auto denominados
“empresarios del sexo”–, quieren mucha más legitimidad social y mucha más seguridad
jurídica para ellos. Y este sindicato es un paso más en esa estrategia. Lo que
quieren es esa regulación de la prostitución: si hay un sindicato, se reconoce
que existe el trabajo, entonces se está mucho más cerca de lograrla
– Entonces,
¿hay un lobby proxeneta detrás de esto?
– Sin ninguna
duda. Yo pondría las manos en el fuego, no una, sino las dos.
– Mientras
tanto ¿se están rearmando las feministas abolicionistas?
– Sí. Esto
merece la pena contarlo. Estamos viviendo un momento histórico en el que ha
dado comienzo lo que conceptualizamos las feministas como la Cuarta Ola , cuyo
corazón es la lucha contra la violencia sexual, esta es la vindicación
feminista fundamental que la
articula. Las abolicionistas hace ya muchos años que están
trabajando en ello, pero este es el momento en el que se ha creado un clima
ideológico en el que la gente está comenzando a comprender que la prostitución
es quizá la forma más brutal de violencia contra las mujeres. Se empieza a
entender que es una economía criminal, que funciona de una manera muy parecida
a una multinacional, y que mueve muchos millones de euros al día. Que tiene un
significado no solo como violencia sino también en términos del capitalismo
neoliberal y de las economías ilícitas. Aunque a la gente le llega todo esto de
una forma un tanto difusa, se está consolidando la idea.
– Si la
gente puede empezar a entender que es violencia y hay daños, que hay que hacer
algo, entonces se preguntará cuál es el mejor abordaje legal a esto. Unas voces
dicen que la regulación protegerá a las mujeres, otras que la abolición es el
mejor camino. Incluso un sector ultra religioso hablará de prohibición. ¿Por
qué ser abolicionista, cómo explicar que es lo correcto?
– No pongo en
duda que para algunas feministas la regulación sea una estrategia que reduzca
los daños sobre las mujeres prostituidas, que lo hagan de buena fe. El asunto
es otro completamente distinto. No se puede considerar un trabajo una
penetración múltiple, una mamada o un bukake. No se puede articular un trabajo
sobre la base de un deseo sexual y de poder que tiene el 40 por ciento de la
población masculina española. Un trabajo no se puede articular alrededor de lo
que desee un grupo de varones.
– Los
regulacionistas nos dicen que hay otras explotaciones muy duras en el
capitalismo…
– Por supuesto,
y el feminismo abolicionista tiene una vena fuertemente anticapitalista. El
feminismo de los años setenta ya hizo una crítica brutal a la familia
patriarcal y también a la
prostitución. Las feministas abolicionistas sabemos lo que
significan, en términos de explotación económica, las maquilas, esas grandes
zonas francas como resultado de la deslocalización de la producción de grandes
empresas, con la mano de obra menos cualificada, con salarios ínfimos. La
precariedad del mercado laboral, en el que las mujeres somos la mayoría en el
trabajo a tiempo parcial, en el sumergido, en los salarios de pobreza, en los
trabajos que están desnormados. Todo eso lo sabemos y tenemos una posición muy
crítica. El asunto es que la tenemos también hacia la prostitución, porque la
prostitución es explotación económica y además explotación sexual. Si la
prostitución se llega a considerar como un trabajo, eso tiene efectos sobre el
imaginario simbólico que tiene la sociedad acerca de las mujeres. Es enviar el
mensaje de que, de una forma u otra, todas somos prostituibles. Potencialmente
todas seríamos putas. Yo creo que la maquila y la prostitución son, quizá, los
dos grandes paradigmas del capitalismo neoliberal.
La agenda de la profesora Cobo no
para, a juzgar por las lucecitas que salen de su teléfono, aunque se la ve
decidida a investigar y sobre todo, a vivir este momento con su propia hija
adolescente, a quien parece tener siempre en algún lugar de su mente: una
responsabilidad que no puede compararse a ninguna otra. Luchar por un mundo
mejor para las jóvenes se convierte así en una gran motivación altamente
afectiva. Rosa Cobo es la autora del ensayo “La prostitución en el corazón del
capitalismo” (Catarata, 2017), en el que analiza cómo esta industria global, en
el siglo XXI, es la fusión entre los intereses patriarcales y los intereses
capitalistas, y además es clave para ambos. Su resultado es un proceso
creciente de mercantilización de los cuerpos y de la sexualidad de millones de
mujeres en todo el mundo, traídas de la periferia a los países centrales.
Entre la
investigación, el activismo y la docencia, Rosa Cobo Bedia (Cantabria, 1956),
es titular de Sociología del Género en la Universidad de A Coruña y directora
del Centro de Estudios de Género y Feministas de la misma. Para la próxima
semana se ha embarcado en unas Jornadas Internacionales sobre Prostitución en
la ciudad gallega en la que participarán algunas de las ponentes más
reconocidas del movimiento por la abolición: la periodista sueca Kajsa Ekis
Ekman, la
abogada Charo Carracedo (portavoz de la Plataforma por la
Abolición de la Prostitución, PAP) o la activista y superviviente de la
prostitución, Amelia Tiganus. Ninguna de ellas tiene duda alguna sobre la
gravedad de la violencia que supone esta esclavitud del siglo XXI.
– Las mujeres
en prostitución sufren efectos muy graves sobre su salud física: lesiones,
dolores, infecciones serias… la llegada a la prostitución no solo está
relacionada con las situaciones de pobreza, lo que es una evidencia. También
hay estudios que indican que en muchos casos han sido abusadas en su infancia y
adolescencia. Estas jóvenes han desarrollado un mecanismo de disociación mental
para resistir. Hay, desde el abuso infantil, un itinerario de la sexualidad que
lleva a la prostitución, y la gente debe saber esto. El caso de Ámbar
–pseudónimo de una superviviente que ha dado testimonio público de ello– es muy
ilustrativo.
– Otra
objeción constante es la imposibilidad de abolir la prostitución sin una acción
global, ya que funciona como un mercado trasnacional de mujeres y niñas. Muchas
veces se dice que las acciones abolicionistas desde administraciones pequeñas,
como los ayuntamientos que se organizan contra la trata o con ordenanzas que
prevén multas a los puteros, solo son parches. Que no hacen sino trasladar el
problema de un sitio a otro.
–Yo eso lo veo
como lo que se dice frente a los paraísos fiscales. También forman parte de la
globalización, pero ¿es que vamos a renunciar a hacer políticas por eso? La
prostitución al cien por cien no va a desaparecer, así como así. Lo primero es
ilegalizar la industria del sexo, es decir, los clubes, los hoteles que son
burdeles, los edificios o pisos que funcionan como tales, la agencias. Con ello
se disuade a los proxenetas de que nuestro país es un buen lugar para invertir
y blanquear su dinero. Segundo, mediante las multas, se penaliza la demanda,
otra parte imprescindible. Y tercero, a la vez, hay que implementar políticas
públicas para las mujeres. En España hay entre 300.000 y 100.000 mujeres en
prostitución, por supuesto, las medidas para ilegalizar deben estar acompañadas
de estas políticas.
–¿Hay
caballos de Troya en el feminismo actual? Como una intención deliberada de
confundir.
–Sí los hay,
sí, y el lobby proxeneta está detrás.
– Otro de
los debates actuales importantes en el movimiento es el del feminismo y la
transexualidad.
– El tema trans
se ha convertido en un tema de debate para un sector del feminismo. La posición
del feminismo hasta los años ochenta fue que el género era una estructura de
poder que era necesario desactivar, abolir. El horizonte del feminismo eran
individuos que no tuviesen la marca del género. Las personas trans
indudablemente viven una situación de marginación y falta de respeto social y
merecen nuestra solidaridad y las políticas públicas necesarias para poner fin
a esa discriminación. Sin embargo, la idea del sexo intencional no me parece
útil para el feminismo. El feminismo es un movimiento social y una tradición
intelectual que tiene como objetivo la emancipación de las mujeres. No es
bastante con decir que te sientes hombre o mujer para serlo. Hay muchos otros
elementos que intervienen en la conformación de la masculinidad y la feminidad. En todo
caso, el tema trans se está lanzando contra el feminismo para crear un
conflicto que en nada favorece ni al feminismo ni a las personas trans.
Sospecho que favorece solo a quienes pretenden debilitar al movimiento
feminista.
– Hemos
visto estos días cómo las activistas de Femen España han sido golpeadas y
pateadas, en el suelo, de forma salvaje, al protestar en una manifestación
fascista. Tras las elecciones en Estados Unidos, y antes en Austria, Suecia o
Brasil, hay analistas que afirman que el feminismo está actuando como un dique,
más o menos sólido, frente al neofascismo, influyendo sobre todo en el voto de
las mujeres. ¿Cree que es así?
– ¡Ah, las activistas de Femen
enfrentándose a los fascistas, que acción tan valiente! Esas imágenes, esas
mujeres, pasarán a la historia, así lo creo. El movimiento social que más
rápidamente ha respondido a los neofascismos es el feminismo. En esto tiene una
gran lucidez. Nosotras sabemos muy bien qué proyecto tiene para las mujeres el
neofascismo: es la vuelta a los lugares de subordinación. Ellos nos ven como
seres básicamente reproductivos. Todos los fascismos comparten una idea muy
clara de la inferioridad de las mujeres.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=250064
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