¿Paz o pacificación?
no importa, el pueblo avanza
3 de diciembre de 2018
Por Fernando Dorado (Rebelión)
Se cumplen dos (2) años de la firma final de
los acuerdos entre los dirigentes de las Farc y el gobierno de Juan Manuel
Santos. Se elaboran y publican diversos balances del “proceso” en cuanto a
cumplimiento y avance de los diferentes compromisos adquiridos por las partes
firmantes y se reflexiona sobre el impacto de ese hecho para la sociedad
colombiana.
Para algunos es algo histórico mientras para otros es una farsa.
Para unos fue una decisión soberana del gobierno colombiano y para otros fue
una imposición del gran capital global. Calificar ese suceso es tan difícil que
hasta los mismos dirigentes de la guerrilla están divididos frente a la
interpretación de los hechos anteriores y subsiguientes a la firma.
“Cada quien califica la fiesta según como le haya ido” reza el
dicho popular. Lo que queda en nuestro imaginario es que se desmovilizó y
desarmó a una parte de la “guerrillerada” fariana pero las causas de la
existencia de grupos armados ilegales siguen vivas y vigentes. El narcotráfico
está allí y muy poca gente realmente está interesada en acabarlo.
Se vaticinaba que al desaparecer las Farc como actor político
armado se iba a terminar la estigmatización y persecución de los dirigentes
sociales acusados de ser colaboradores de la guerrilla. No
ocurrió así. Lo real es que, empezando por Petro, candidato presidencial y hoy
senador, el acoso, cacería y asesinato de líderes de oposición continúa con
saña y rencor.
Al contrario, la muerte física y virtual acecha a los dirigentes
de la oposición democrática, mucho más ahora que las fuerzas políticas del
establecimiento oligárquico se encuentran a la defensiva ante las aparición de
múltiples pruebas que los comprometen a todos con la corrupción sistémica y los
muestran como lo que realmente son:mandaderos y sirvientes de los grandes
potentados capitalistas.
Duque y Uribe en el gobierno lograron entender que la concertación
de la “paz” con las Farc era una de las condiciones para que la llamada
“comunidad internacional”, entre ella la OCDE, admitiera a Colombia en ese
“foro económico” que es una especie de “para-Estado global”. Así, la decisión
del gobierno colombiano no era totalmente soberana y autónoma.
Ahora, en las evaluaciones y reflexiones que nos interesa hacer
pensando en el futuro, se puede apreciar que la dirigencia de las Farc era
consciente de esa realidad global y nacional y, por ello, aceptaron la
imposición de las llamadas “líneas rojas”, o sea, la condición de que la
negociación y los acuerdos no afectarían la esencia del sistema económico ni la
estructura del régimen político vigente.
Aceptaron esas condiciones creyendo que el proceso de paz
desencadenaría un movimiento social capaz de romper las limitaciones impuestas
por el gobierno. Pero, los comandantes farianos calcularon mal. No se generó
ese gran movimiento y la casta dominante logró su objetivo con un costo mínimo.
Es la misma ilusión que tiene el Eln sin que exista razón alguna para pensar
que su proceso vaya a ser diferente al de las Farc.
Es evidente que el conjunto de la población aspira a la paz pero
muy poca gente estaba dispuesta a movilizarse al lado de las Farc para obtener
las metas que esa organización pretendía lograr. Es más, la mayoría de sus
“conquistas formales” (acuerdos firmados) no están –como lo ha demostrado la
vida– apoyadas por un gran movimiento social y político.
La oligarquía global jugó a tres bandas y jugó bien. Santos
convencía a las Farc con expertos negociadores, algunos conscientes de su papel
de comodines y otros convencidos que el Estado cumpliría. Uribe jugaba desde el
campo contrario para servir de contrapeso. Y la “comunidad internacional”
presionaba desde afuera –como lo sigue haciendo– para posar de pacifistas y
democráticos cuando en realidad solo les interesan las condiciones de inversión
que requieren sus empresas. Todos ellos sabían cuál era el objetivo y el
negocio.
Pero el topo sigue cavando y avanzando. Es indudable que ha sido
muy positivo para nuestro pueblo que el fantasma de una guerrilla comunista triunfante
haya desaparecido del imaginario colectivo. Por tanto, la evaluación no debe
girar alrededor de la falsa creencia de que las armas eran la herramienta ideal
para obligar al gobierno a cumplir los acuerdos firmados. No, por allí no es el
asunto. La lucha armada guerrillera había sido instrumentalizada por el gran
capital y dentro de esa lógica no había ninguna salida.
El terreno para el protagonismo de la sociedad está despejado. Las
fuerzas sociales que requieren el verdadero cambio vienen reaccionando.
Colombia por fin se encamina hacia una verdadera democratización, no como
resultado de la negociación con las clases dominantes sino por efecto del
avance consciente de amplios sectores populares que van entendiendo que solo la
fuerza de su organización y movilización es la única garantía para construir
una verdadera y efectiva justicia social.
Hay que aprender de lo ocurrido en los países de Sudamérica con
los gobiernos progresistas. Ya no se trata solo de elegir un gobierno o
presidente para administrar el Estado de la burguesía financiera. Sin renunciar
a dicha tarea (ojalá corrigiendo muchas cosas) tenemos que apropiarnos de la
calle y, paralelamente, construir “desde abajo” formas creativas de
auto-gobiernos y de organizaciones sociales que implementen con absoluta
autonomía nuevas formas de gestión económica y cultural de los recursos que
tenemos en nuestras manos y que por falta de claridad cedemos de manera insulsa
al capital financiero.
El “proceso de paz” debe ser evaluado desde “afuera” sin
encerrarnos en su dinámica burocrática y aislada. Debemos estar atentos a lo
que ocurre en la sociedad en su conjunto teniendo en cuenta que sin
proponérselo la oligarquía ayudó a despejar el horizonte y los resultados están
a la vista: el pueblo avanza y las castas dominantes retroceden. Eso es lo
importante.
Twitter: @ferdorado
Blog del autor: https://aranandoelcieloyarandolatierra.blogspot.com/2018/11/paz-o-pacificacion-no-importa-el-pueblo.html#.XAF9fYtKjDc
http://catalogo.inet.edu.ar/institucion/referer:66/instituto-de-formacion-tecnica-superior-n-29-6041
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