Frente a la extinción
tenemos
una obligación moral
8 de diciembre de 2018
Por Dahr Jamail (Rebelión)
Traducido por Eva Calleja
Después de llevar ya demasiados años investigando
y escribiendo sobre los impactos del cambio climático incontrolado, he visto
repetirse varios patrones.
Uno de ellos quedó evidente tras la
advertencia de la Directora de Biodiversidad de la ONU, Cristina Pasca Palmer,
de que si los gobiernos de todo el mundo no actúan para detener la pérdida de
biodiversidad y logran poner en práctica un plan para hacerlo en dos años, los
humanos podrían enfrentarse a su propia extinción.
Según el The
Guardian Palmer dijo “La
gente de todos los países necesita presionar a sus gobiernos para que
desarrollen políticas globales ambiciosas para el 2020 para proteger a
insectos, aves, plantas y mamíferos, que son vitales para la producción mundial
de alimentos, agua dulce y para la captura de carbono”.
Ya hay gente por todos los países trabajando
para presionar a los gobiernos a que hagan precisamente eso. Sin embargo, con
unas pocas excepciones posibles, todos sabemos demasiado bien lo aferrados que
están la mayoría de los gobiernos a la actual estructura de poder y al sistema
económico que la sostiene, como para creer que realmente se producirá un cambio
radical de política como este (sin derrocar dichos gobiernos).
Entonces el patrón se repetirá: Después de que
pase algún tiempo, las cosas empeorarán, habrá otra advertencia urgente o se
publicarán los resultados de algún estudio que servirán de lo mismo, nada
cambiará.
Con todo lo cínico que pueda parecer esto,
cualquiera que haya estado poniendo atención durante algún tiempo puede ver
este patrón.
Así que, continuaremos viendo que estos
objetivos pasan de largo, para luego prepararnos para lo que venga.
Personalmente, me he rendido y he aceptado la
inevitabilidad de nuestra situación: que viviremos el resto de nuestro tiempo,
sea el que sea el que nos quede a cada uno de nosotros, en un planeta
irreversiblemente distinto, mientras la Sexta Gran Extinción
continúa acelerándose. Cada día iremos acercándonos más a esa frontera.
Sin embargo, para mí, esto significa que
cuidar del pequeño trozo de tierra donde vivo nunca había tenido tanta
importancia. Nunca como ahora había sentido tanta gratitud al escuchar la
canción de un pájaro, o por el aroma del abeto de Douglas cerca de mi casa, o
por el aire fresco que llega de las Montañas Olímpicas bajo cuya sombra vivo.
Al mismo tiempo, nunca antes me había sentido
tan obligado moralmente a vivir una vida lo más de acuerdo posible a mis
creencias. Me siento obligado a trabajar para servir y cuidar del planeta con
toda la asiduidad, tenacidad y devoción de la que sea capaz. De hecho, cada vez
que leo sobre los apremiantes resultados de un estudio acerca de aún otra
disrupción del clima/bio/geosfera causada por el hombre, es una oportunidad
para comprometerme nuevamente con mis convicciones.
Por lo menos por ahora, así es como hago este
trabajo de una forma que es personalmente sostenible. Mañana, asumiendo que
todavía este aquí, puede que necesite abordarlo de una manera completamente
diferente.
Si no lo has hecho todavía, te animo a que
consideres cómo podrías tú abordar este tema, mientras internalizas cada uno de
los informes de abajo – cada uno un duro golpe que los humanos han asestado a
la Tierra.
Para empezar, un estudio publicado
recientemente muestra que la acidificación de los océanos ha desatado un
peligroso bucle de retroalimentación que está literalmente disolviendo el suelo
marino. Merece la pena citar la explicación completa del estudio que hace Motherboard, porque es un bucle
de retroalimentación que todos debemos conocer:
El carbonato cálcico, o calcita, cubre el suelo
marino. Cuando la calcita se combina con el dióxido de carbono y el agua, la
reacción produce iones de calcio e iones de bicarbonato. Debido a esto, el agua
circundante permanece menos acida durante largos periodos de tiempo –piensa en
cientos de miles de años. Pero cuando introduces más dióxido de carbono a la
reacción, el suelo marino de calcita comienza a usarse para alimentar esas
reacciones en cantidades extremadamente elevadas, lo que significa que el suelo
oceánico se está disolviendo. En la actualidad, no hay suficiente calcita pero
hay más dióxido de carbono que nunca, elevando así los niveles de acidez.
Las especies como el coral, que son la base de
la cadena alimenticia marina, están adaptadas para prosperar dentro de un rango
de nivel de pH muy particular. Cuando esos niveles cambian durante un largo
periodo de tiempo, estas especies –al igual que los peces, bacterias, moluscos
y demás vida oceánica que depende de ellas- simplemente no pueden sobrevivir.
La última vez que los océanos estuvieron tan ácidos como ahora, el 96% de la
vida oceánica estaba extinta.
Otro estudio publicado a mediados de noviembre
revelaba que las políticas climáticas de China, Rusia y Canadá por si solas, si
se mantienen sin cambios, llevarán a la Tierra por encima de los catastróficos
5 grados centígrados (5º C) de calentamiento en menos de 85 años.
Tierra
Los efectos causados por el clima en este
ámbito son más dramáticos con cada mes que pasa.
Un estudio publicado recientemente mostraba
que, debido a las temperaturas cada vez más cálidas, el cambio climático se ha
convertido en una “escalera mecánica hacia la extinción” para las aves de
montaña. Las temperaturas más cálidas están aniquilando especies de aves que ya
estaban viviendo en lo alto de las montañas buscando un clima más frio.
Otro estudio reciente mostraba que el cambio
climático está haciendo estériles a los insectos machos. Este grave daño a los
sistemas reproductivos del insecto macho, causado por olas de calor cada vez
más potentes, podría estar ya contribuyendo a una pérdida de biodiversidad en
muchas partes del mundo.
Según una conferencia reciente de las Naciones
Unidas, la pérdida de hábitats para la vida salvaje es una amenaza para nuestro
futuro. Los expertos en biodiversidad asistentes alertaron de que una gran
extinción de la vida salvaje en el planeta es ahora un peligro tan grave como
el propio cambio climático. El Foro Mundial para la Naturaleza (World
Wildlife Fund) publicó recientemente su informe anual Planeta Vivo (Living
Planet), que mostraba que, solo desde 1970, los humanos han aniquilado al
60 por ciento de los mamíferos, aves, peces y reptiles de la Tierra.
Un artículo muy importante publicado
recientemente por la revista Yale
Environment 360 mostraba que
las zonas climáticas de la Tierra están desplazándose debido al cambio
climático. Esto está ocasionando escasez de alimentos y agua, con consecuencias
mayormente negativas para las economías locales y para la salud pública.
Algunos temas importantes del artículo: Los trópicos se están expandiendo 40 Km cada década, el
Desierto del Sahara ha crecido un 10 por ciento desde 1920, y el meridiano 100
oeste en EEUU – la línea donde las praderas áridas del oeste de América del
Norte se unen con la región más húmeda del este – se ha desplazado 225 km hacia el este.
En ese sentido, los científicos del gobierno
de Canadá están haciendo sonar la voz de alarma sobre lo que está pasando en
los bosques de este país. Hablando sobre que vastas áreas de bosques
canadienses están muriendo, el científico de investigación del Servicio
Forestal Canadiense (Canadian Forest Service), Barry Cooke, dijo a la
CBC, “Vemos estas impactantes imágenes de árboles muriendo a lo largo y ancho
de grandes superficies y es aterrador.” Los árboles que están muriendo, son
también una fuente de biodiversidad crucial en Canadá.
Mientras tanto, un sorprendente estudio
reciente mostraba que la selva de la Cuenca del Congo, la segunda selva más
grande de la Tierra, podría desaparecer para finales de este siglo considerando
el ritmo actual de deforestación. El estudio no tiene en cuenta los impactos
del cambio climático como son las sequias, los incendios y las plagas de
insectos que, por supuesto, acelerarán este proceso dramáticamente.
Todos somos conscientes del creciente número
de personas de América Central que se están dirigiendo a la frontera sur de
EEUU. Pero de lo que normalmente no se informa en los medios corporativos es de
que un gran porcentaje de estos migrantes, particularmente los que vienen de
Guatemala, están migrando debido a impactos del cambio climático, como la
sequía y los cambios en los patrones del clima, que están haciendo la vida cada
vez más difícil para los pequeños agricultores locales.
Este otoño, un gran huracán borró literalmente
del mapa una pequeña isla de Hawái. Junto a esa desaparición llegó la pérdida
de una zona crucial de cría para las focas monje, tortugas y aves.
Un verdadero signo de los tiempos es que cada
vez más turistas de “última oportunidad” acuden en masa a ciertos lugares antes
de que desaparezcan. Un artículo reciente sobre este “turismo de
ultima-oportunidad” –el fenómeno de la gente que quiere ver lugares que ya
están cambiando irreversiblemente o que posiblemente desaparecerán por completo
debido al cambio climático– es bastante inquietante. Algunos de los lugares que
atraen a estos turistas de “última oportunidad” son el Tracto del Arrecife de
la Florida y el Parque Nacional de los Glaciares en Montana.
Para cerrar esta sección con una nota un poco
esperanzadora, es bueno ver cada vez más libros y artículos que abordan la
necesidad de llorar por toda esta pérdida creciente.
Agua
La ahora infame Mancha del Pacífico (The
Blob), una amplia zona de agua caliente que causó extinciones masivas de
vida marina hace unos años, fue el precursor de lo que podría convertirse en un
patrón. Otra masa de agua caliente se ha formado cerca de la costa de la Columbia Británica
en Canadá, donde el agua más caliente de lo normal ya cubre un área de unos 2.000 kilómetros
cuadrados.
A pesar de que Oregón está en el Noroeste del
Pacifico, que normalmente es una zona húmeda, unas temperaturas record y las
bajas precipitaciones han propiciado la declaración del estado de emergencia en
casi un tercio de los condados del estado. Sorprendentemente, el 86 por ciento
del estado también está sufriendo una grave sequía.
Un impresionante indicio de que la criósfera
está menguando rápidamente, es un gran glaciar en China que atrae millones de
turistas cada año y que se está derritiendo delante de nuestros ojos. El
glaciar Baishui, a 4.500
metros de altura, es parte de la gran masa de hielo en
el Asia Central conocida como el “tercer polo”, teniendo en cuenta que es la
tercera reserva de hielo del planeta, detrás de Groenlandia y de la Antártida. El área
de hielo, aproximadamente del tamaño de Nuevo Méjico y Tejas, es vital como
fuente de agua dulce para miles de millones de personas en Asia, y los 10 ríos
más grandes de Asia dependen de su deshielo estacional. De hecho, es una de las
mayores fuentes de agua dulce de la Tierra, y está en peligro. Científicos que
trabajan en China encontraron que, para 2015, el 82 por ciento de los glaciares
que habían estudiado en China habían retrocedido. Un estudio publicado este año
mostraba que el Baishui había perdido un 60 por ciento de su masa y había
retrocedido 250 metros
desde 1982.
“China siempre ha tenido problemas con el
suministro de agua dulce con un 20 por ciento de la población mundial y solo el
7 por ciento de su agua dulce,” dijo Jonna Nman, un académico de seguridad
energética de la Universidad de Sheffiel, a Phys.org.
“Esto ha empeorado debido al impacto del cambio climático.”
Los científicos también nos han advertido de
una próxima crisis del agua debido al deshielo de los glaciares en China;
esperan que comience alrededor de 2060.
Mientras tanto, el hielo marino y los
glaciares en otras partes del mundo no esperan mejor suerte.
La capa de hielo ártica es ahora tan delgada
que Rusia está relajando sus normativas sobre el tipo de navíos que permite
operar en su ruta del Mar del Norte para el transporte a través del Ártico.
En el Yukón, Canadá, los glaciares están
retrocediendo ahora mucho más rápido de lo que se creía anteriormente,
produciendo cambios dramáticos por toda la región. “El Club Alpino Canadiense (Canadian
Alpine Club), en su último informe del Estado de las Montañas (State of
the Mountains), publicado a principios de verano encontró que las montañas
San Elías –que se extienden por la Columbia Británica ,
Yukón y Alaska – están perdiendo hielo más rápido que en el resto del país,”
decía una historia del The
Guardian sobre el deshielo de
los glaciares. “Investigaciones previas encontraron que entre 1957 y 2007, la
cordillera perdió un 22 por ciento de su cubierta de hielo, suficiente para
elevar el nivel del mar en 1,1 milimetros,”
“Cuando fui por primera vez a las montañas San
Elías, sentí como si estuviera viajando en el tiempo –al pasado,” dijo a The Guardian el coeditor del informe, David Hik.
“Lo que estamos viendo ahora parece un viaje hacia el futuro. Porque al
retroceder los glaciares, se está produciendo una completa reorganización del
entorno.”
Luego tenemos los niveles del mar cada vez más
altos. Recientemente, tres cuartas partes de Venecia se han inundado debido una
marea excepcionalmente alta, que empeoró con los fuertes vientos. Fue la peor
inundación de la ciudad en una década, e innumerables viviendas, locales
comerciales y negocios se inundaron. Por supuesto, veremos más de estas
colosales inundaciones en un futuro no muy lejano en las ciudades costeras de todo
el planeta.
Un factor que causa la elevación de los océanos es la expansión de
sus aguas cuando se calientan. Con ese calentamiento vienen otros problemas.
Por ejemplo, la Gran
Barrera de Coral en Australia ha recibido otra alerta
urgente: el sistema entero está en riesgo de blanqueo y de más muerte del
coral. La Administración Nacional Oceanográfica y
Atmosférica de EEUU (US National Oceanographic and Atmospheric
Administration) predice un 60 por ciento de probabilidad de que la
totalidad de la Gran Barrera
de Coral alcance el nivel de alerta uno, lo que significa que es muy posible
que haya un estrés por calor extremo y blanqueo. 2016 y 2017 vieron olas de
calor que diezmaron grandes franjas del arrecife.
El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre
el Cambio Climático advirtió incluso de que con un calentamiento de 1,5ºC (la Tierra está ahora
en un 1,1ºC ),
el planeta perdería un 80 por ciento de sus arrecifes de coral. Un
calentamiento de 2ºC
los destruiría a todos.
Fuego
California no es el único lugar que está
sufriendo incendios devastadores cada vez más intensos.
Un incendio en George, Sudáfrica, mató a siete
personas, incluido un bombero, mientras los incendios en la región empeoran
debido a una sequía persistente y a unas temperaturas cada vez más altas.
Los incendios de matorrales que siguieron a
una intensa ola de calor en distintas partes de Queensland, Australia
–descritos como “totalmente inusuales” para esta época del año – han destruido
viviendas y forzado evacuaciones. Normalmente, en Queensland, esta es la época
húmeda del año.
“Nunca antes habíamos sufrido estas
condiciones en esta parte del mundo” dijo Katarina Carrol, Presidenta de los
Servicios de Incendios y Emergencias de Queensland, a la BBC. “No tiene
precedentes.”
Mientras tanto, no es nada nuevo que
California, siendo ahora mucho más cálida y seca de lo que solía ser, sufre más
incendios y cada vez más destructivos, mientras avanza el cambio climático.
Otro informe, este del National
Geographic, describía que los veranos más cálidos y secos del estado se han
dado en los últimos 20 años, además, 15 de los 20 incendios más grandes han
ocurrido desde el 2000. Asimismo, 10 de los 20 incendios más destructivos en
California se han producido desde el 2010.
Subrayando estas tendencias, otro informe mostraba que el incendio
de Camp Fire en California, que mató a multitud de personas y desplazó a más de
100.000, causó mayor devastación que los otros 10 incendios más destructivos
combinados.
Aire
Según un estudio publicado recientemente en la
revista científica de la
Academia Nacional de Ciencias (Proceedings of the National
Academy of Sciences), el cambio climático es posiblemente la causa por la
que los ciclones tropicales estén siendo ahora empujados hacia los polos. Lo que
implica que son cada vez más destructivos en latitudes del norte. Esto es
debido al hecho de que el cambio climático está haciendo que los trópicos se
expandan, calentando la temperatura de la superficie del agua, condiciones que
hacen que se formen ciclones cada vez más al norte.
Un informe de noviembre de la revista Yale Environment 360 mostraba que el Ártico se está
calentando dos veces más rápido que el resto del globo, lo que ha permitido que
nuevas especies se desplacen hacia el norte llevando con ellas enfermedades
nuevas que están teniendo impactos cada vez más devastadores en los frágiles
ecosistemas de la región.
Negación y realidad
Según un informe reciente de Vox.com, la retórica de la
negación del cambio climático está cambiando. El partido Republicano siendo
consciente de que –dada la regularidad de sucesos climáticos catastróficos que
indudablemente sufrimos – dedicarse a una constante negación del cambio
climático no les va bien, ha cambiado su retórica de nuevo. En lugar de negar
rotundamente la realidad del cambio climático, algunos republicanos están ahora
desafiando la idea de que está creado por el hombre…mientras, por supuesto,
continúan haciendo la voluntad de sus fundadores ligados a los combustibles
fósiles. La retórica puede que haya cambiado, aunque en cierto sentido, no
importa: los Republicanos todavía siguen trabajando contra cualquier cambio de
política que pueda amenazar los beneficios de las grandes petroleras.
En uno de los actos de negación más descarado, mientras comentaba
la publicación del informe sobre cambio climático de EEUU mencionado
anteriormente, el presidente Donald Trump dijo, “yo no me lo creo.”
De vuelta al mundo de la realidad, la Energy
and Environment News, publicó un importante artículo describiendo que cada
uno de los presidentes estadounidenses desde JFK había sido informado sobre los
peligros del cambio climático.
Mientras tanto, el fiscal del estado de Nueva York ha llevado a
ExxonMobil a los tribunales, acusándole de engañar a sus accionistas al restar
importancia a los riesgos del cambio climático.
Debemos prepararnos para un inevitable futuro
climático realmente distópico. Un importante informe de Aeon nos muestra que no estamos
enfrentándonos a un “nuevo normal” de clima extremo y de las catástrofes que lo
acompañan. En realidad, estamos entrando en una Nueva Era Cretácica.
“El pasado noviembre, la Conferencia sobre el
Cambio Climático de las Naciones Unidas CO23, celebrada en Bonn, informó que
llegar a un calentamiento de 3ºC
para 2100 es una probabilidad realista,” dice el informe. “Sin un control de
emisiones, estamos en camino de ver los niveles de CO2 preindustriales doblarse
(de 280 a
560 ppm, o partes por millón) para 2050 – y doblarse de nuevo para 2100. En
resumen, estaremos generando las condiciones climáticas que se experimentaron
por última vez durante el periodo Cretácico (hace 245-65,95 millones de años)
cuando los niveles de CO2 alcanzaron más de 1.000ppm.”
Merece la pena saber que durante el periodo
Cretácico, las temperaturas globales eran entre 3 y 10ºC más altas que las
temperaturas preindustriales, y actualmente estamos a 1,1º C por encima de las
temperaturas preindustriales.
Una realidad final: La Organización
Meteorológica Mundial (OMM) (World Meteorological
Organization) informó recientemente que las concentraciones de los
principales gases de efecto invernadero en la atmosfera que elevan las
temperaturas alcanzaron su record en 2017. No hay señales en el horizonte de
que esa tendencia se vaya a revertir.
Según el informe de la OMM, la última vez que
la Tierra tuvo una concentración de CO2 similar fue hace 3-5 millones de años,
cuando las temperaturas globales eran 2-3º más calientes que hoy, y los niveles
del mar estaban 20-30
metros más altos que en la actualidad.
Las concentraciones de CO2 en la atmosfera son
un 46 por ciento más altas hoy que antes de que empezase la revolución
industrial. Actualmente, el metano, que es con diferencia un gas de efecto
invernadero más potente que el CO2, está ahora presente en la atmosfera en un 257
por ciento de su nivel previo a la revolución industrial, y ha aumentado a un
ritmo constante durante la última década.
Los impactos catastróficos del cambio
climático incontrolado ya están con nosotros. Debemos considerar cómo usamos
nuestro tiempo y nuestras energías de la manera más inteligente y cuidadosa,
mientras nos enfrentamos a la prueba más extrema a la que se ha enfrentado
nuestra especie.
Dahr Jamail, es periodista de Truthout y autor
de numerosos libros. A lo largo de su carrera ha recibido diversos premios,
entre ellos, el Premio Martha Gellhorn al periodismo de investigación.
Esta traducción se puede reproducir
libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la
traductora y Rebelión.org como fuente de la
traducción.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=249957
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