México: Si la Suprema Corte de
Justicia de la Nación no nos protege, entonces
¿quién lo hará?
31 de marzo de 2017
31 de marzo de 2017
"Para nosotros
como pueblo maya la milpa no es monocultivo, no es mecanizado, sino que es la
variedad de cultivos que obtenemos de la tierra que nos proporciona una sana
alimentación. Sin embargo, últimamente han llegado marcas de semillas y
productos extranjeros elaborados a base de químicos sintéticos y glifosato que
contaminan la tierra, el agua y por si fuera poco, la miel que es una parte
fundamental de nuestra vida. Quieren acabar con nuestras semillas nativas para
imponer sus semillas transgénicas, quieren contaminar nuestra miel, quieren
enfermarnos para que sus ganancias sean mayores. "
BACALAR QUINTANA ROO A 28 DE MARZO DE 2017
A los ministros de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación.
A todo el pueblo maya.
A todas las personas que luchan por la
justicia.
A las organizaciones de la sociedad civil que
luchan y no se venden.
Cuentan los abuelos de
nuestros abuelos que por el año 1761, en un antiguo pueblo maya del sur de
Yucatán, inició una rebelión en contra de las injusticias que los blancos
ejercían sobre los mayas. Los blancos eran dueños de grandes extensiones de
tierra, cobraban impuestos excesivos a los pobladores, encarecían los productos
para que la gente se endeude y pague con su tierra y así eran despojados de
todo, hasta de sus semillas para que ya no puedan sembrar y los terratenientes
les pudieran vender la semilla a precios exorbitantes; una especie de monopolio
de las semillas y de los productos de la milpa. Es en ese tiempo que Jacinto Can Ek dijo
en Cisteil: “Los blancos
hicieron que estas tierras fueran extranjeras para el indio, hicieron que el indio
comprara con su sangre el aire que respira”, esto fue hace muchos años, así
lo cuenta la historia.
Con este mismo
espíritu combativo de Can Ek, los pueblos mayas del poniente de Bacalar,
Quintana Roo, levantamos nuestra voz hecha palabra hacia todos los rincones de
esta dolorosa geografía llamada México. Que esta voz rebelde retumbe y llegue a
todos los pueblos indígenas de esta agitada nación y que sea escuchada también
por nuestros hermanos no indígenas que luchan y no se venden, que también sea
escuchada por las organizaciones de la sociedad civil que caminan con dignidad,
que luchan, no claudican, no negocian con el gobierno y que tampoco se venden.
Nosotros y nosotras,
apicultores, apicultoras, milperos, campesinas y cuidadores de las semillas
nativas, queremos compartirles un poco de lo que hacemos todos los días en
nuestro caminar por estas tierras; somos los cuidadores de nuestra madre
tierra, la respetamos porque de ella venimos y de ella nos alimentamos, no
podemos hacerle daño ni podemos venderla ni mucho menos rentarla, cuidamos las
semillas nativas como parte de nuestra propia vida ya que sin ellas no
podríamos subsistir, cuidamos y convivimos con las abejas porque nos
proporciona la miel, que es la esencia de las flores y de la vida misma, cuidamos
el maíz ya que es la semilla con que nuestra madre tierra nos alimenta todos
los días, en nuestra lengua se dice Ixí’im, que significa seno de mujer.
Para nosotros como
pueblo maya la milpa no es monocultivo, no es mecanizado, sino que es la
variedad de cultivos que obtenemos de la tierra que nos proporciona una sana
alimentación. Sin embargo, últimamente han llegado marcas de semillas y
productos extranjeros elaborados a base de químicos sintéticos y glifosato que
contaminan la tierra, el agua y por si fuera poco, la miel que es una parte
fundamental de nuestra vida. Quieren acabar con nuestras semillas nativas para
imponer sus semillas transgénicas, quieren contaminar nuestra miel, quieren
enfermarnos para que sus ganancias sean mayores. A estos empresarios coludidos
con el gobierno no les importa si vivimos o morimos, si nos enfermamos o no, lo
único que les importa es ganar, ganar y ganar.
Es por eso que
queremos contarles de la gran preocupación que se vive en nuestras comunidades,
desde hace ya varios años, cuando nos enteramos de que el Gobierno Federal
había otorgado un permiso, por tiempo indefinido, a la empresa transnacional
Monsanto para sembrar sus semillas transgénicas en nuestros territorios.
Desde entonces,
nosotros, habitantes del Poniente de Bacalar pertenecientes al pueblo maya, nos
hemos dado a la tarea de conocer quién es y qué hace esa empresa, por dónde ha
estado y qué piensan las comunidades en donde se ha asentado. Fue así que,
buscando nosotros mismos la información que el gobierno nos negó, nos enteramos
que había la posibilidad de que ese proyecto se desarrollara en nuestros
territorios. Así nos enteramos de la triste situación que se vive en las
comunidades de otros pueblos hermanos del sur de este continente arrasadas por
la soya transgénica desde hace más de una década. Y entonces entendimos y nos
preocupamos por el peligro y el grave riesgo de lo que enfrentaríamos en
nuestras propias comunidades.
Sabemos que la siembra
de esa soya transgénica autorizada requiere la aplicación de, cuando menos, dos
millones de litros de glifosato al año, sabemos también que, desde el 2015, la Organización Mundial
de la Salud declaró al Glifosato como posible cancerígeno y que por las
características de nuestros suelos, todos esos millones de litros de agrotóxico
irán a parar a nuestras aguas subterráneas.
Sabemos bien lo que
significa la implementación de este proyecto para nuestra vida y nuestra
cultura: deforestación, pérdida de nuestras especies animales y vegetales,
mortandad de abejas y pérdida de la apicultura, contaminación del agua y
riesgos a la salud de quienes aquí habitamos, además del despojo de nuestros
recursos naturales.
Por eso decimos que
los impactos en nuestra cultura, vida y territorios serán terribles, y ya lo
hemos empezado a ver con lo que ocurre en las comunidades de nuestros hermanos
de Campeche, en donde la selva ha sido deforestada a razón de 28 mil hectáreas
por año, según cifras oficiales, con efectos gravísimos a la actividad de la
apicultura de las comunidades de la región. Es en Campeche también donde ya se ha
demostrado la gran contaminación del agua subterránea, y no sólo del agua sino
que se ha encontrado glifosato hasta en la leche materna.
¡POR ESTO NOS
AMPARAMOS ANTE LA
JUSTICIA FEDERAL , PARA QUE SE CANCELE ESE PERMISO Y NO PARA
QUE NOS MANDEN UNA CONSULTA QUE NO RESUELVE EL PROBLEMA, SINO QUE TRAE MÁS
PROBLEMAS A NUESTRAS COMUNIDADES!
El camino que hasta la
fecha, nosotros hemos recorrido para tratar de solucionar este gran problema al
que nos enfrentamos, ha sido el camino de las leyes, por eso llevamos casi 5
años en busca de la protección de la justicia, porque a pesar de los discursos
gubernamentales en torno a los beneficios de la siembra de monocultivos en
grandes extensiones, nosotros creemos que es imposible no ver las grandes
afectaciones que trae consigo la siembra de la soya tolerante al glifosato, que
ni siquiera es un producto que nosotros consumamos y que sólo beneficia a esa
empresa multimillonaria a costa de nuestra salud y nuestra cultura. Nuestra
búsqueda de justicia no la estamos buscando sólo para nosotros y nosotras, sino
que también queremos que se otorgue la más amplia protección y amparo a todos
los habitantes de nuestro país, al corregir los vacíos y vicios que hemos
señalado en la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados ya
que, es por este vacío legal que en nuestro país no se aplica debidamente el
Principio Precautorio. Entonces ¿cómo se aplicará el principio precautorio para
que un país megadiverso como el nuestro, garantice el más amplio cuidado de la
biodiversidad y el derecho de las personas a vivir en un ambiente sano, si no
se corrigen las ambigüedades que existen en la legislación de algo tan
importante como es este asunto?
Por todo esto los
habitantes de los pueblos mayas de Bacalar, Quintana Roo DECLARAMOS :
- Que nuestra dignidad
y nuestra vida no la negociamos ni la vendemos.
- Que defenderemos
nuestro territorio de la voracidad de las empresas – gobierno, porque aquí es
donde se alimenta la memoria de nuestros padres, madres, abuelos y abuelas.
- Que no permitiremos
que nos despojen de nuestros recursos naturales, a pesar de las leyes en contra
que tenemos que defienden al empresario y no a los intereses de los pueblos.
- Que no permitiremos
más engaños de la
empresa Monsanto que se vende a sí misma como una gran
benefactora de los campesinos y promotora de la “sustentabilidad”, pero que en
realidad es un enorme negocio de agrotóxicos que además patenta nuestras
semillas para desaparecerlas e imponer sus transgénicos.
- Que no permitiremos
que nuestra madre tierra se convierta en un “mercado verde” que se compra y se
vende… en “bonos de carbono”.
- Que no permitiremos
que con el engaño de las energías “limpias”, las empresas deforesten enormes
cantidades de selvas y bosques en nuestros territorios y que hagan de la
siembra de monocultivos, como la palma africana la “reforestación alternativa”.
Los pueblos mayas de
Bacalar, en Quintana Roo hacemos un llamado a los Ministros de la Suprema Corte de
justicia de la Nación para que restituyan el Estado de derecho hacia nuestros
pueblos y se haga verdadera justicia para nosotros. Los ministros de la Segunda
sala que resolverán este caso tienen la oportunidad histórica para
reivindicarse como verdaderos promotores de la justicia o como defensores de
las empresas, esperamos que su compromiso con los pueblos originarios de este
país los puedan acercar a la justicia con dignidad.
La sesión para
resolver la resolución postergada es este 29 de marzo en la Segunda Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación. La
ponencia está a cargo del Ministro José Fernando Franco González.
Las comunidades mayas
de la región Poniente
de Bacalar estamos a la espera de la palabra y la manera en que la Suprema Corte se
pronunciará respecto a nuestra petición ante la Justicia. Igualmente
agradecemos a los medios de
comunicación honestos que han estado y siguen estando atentos ante este hecho
de gran relevancia.
Consejo Regional Indígena Maya de Bacalar
Colectivo de Semillas Nativas “Much kanan I’inaj”
Leer
Fuente:
http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Mexico_Si_la_Suprema _Corte_de_Justicia_de_la_Nacion _no_nos_protege_entonces_quien_lo_hara
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