Colombia: La participación de las
mujeres,
una
clave para la construcción de paz con justicia social y ambiental
5 de abril de 2017
5 de abril de 2017
"Hacemos un llamado a que como Berta, María
Fabiola, Martha, Cecilia y muchas otras personas seamos conscientes de que las
luchas de las mujeres no sólo implican un cambio referente la igualdad de
géneros, si no que es una apuesta por construir una sociedad armónica,
incluyente, lejos de la escisión entre naturaleza y cultura, donde todas y
todos tengamos voz y participación".
Es una incoherencia cosmogónica defender el territorio tierra
si allí hay mujeres maltratadas, violentadas por el patriarcado
si allí hay mujeres maltratadas, violentadas por el patriarcado
Lorena Cabnal
Este marzo se tiñe de fuerza y resistencia, pues, sumado al día
internacional de las luchas de las mujeres, conmemoramos un año desde la
siembra de Berta Cáceres, y hoy su legado en defensa de las aguas libres, los
territorios soberanos y los liderazgos de las mujeres continúan fortaleciéndose
en numerosos territorios.
De la mano del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e
Indígenas de Honduras –COPINH- Berta enfrentó el sistema
capitalista-patriarcal, y aportó con su tenacidad a diversos procesos
organizativos más allá de las fronteras. A pesar de esta importante labor,
Berta fue criminalizada, por distintos actores, y posteriormente asesinada el 3
de marzo de 2016.
Su actuar se enmarcó en una infatigable defensa de la naturaleza y
en enfrentar el modelo de dominación actual, donde los cuerpos de las mujeres y
los bienes comunes son convertidos en objetos del mercado. La lucha de Berta es
un llamado a que nuestros cuestionamientos a los modelos de desarrollo basados
en el extractivismo y las desigualdades sociales pasen también por un
cuestionamiento de los roles de género, de la identificación y transformación
de las prácticas patriarcales que impiden una participación equitativa y que
deforman la construcción de poder popular.
Como Berta, en los diversos caminos de defensa de la naturaleza
las mujeres hemos jugado históricamente un papel fundamental, pues a pesar de
la profundización del extractivismo y la violencia que éste implica, nuestras
iniciativas de resistencia se han mantenido y fortalecido. En nuestros procesos
las mujeres hemos cuestionado el modelo de desarrollo, las relaciones de poder
configuradas a partir del género y hemos construido propuestas de defensa
territorial con base en el reconocimiento de las mujeres como sujetos políticos
que históricamente hemos aportado a grandes transformaciones.
Situaciones de criminalización, como las que tuvo que pasar Berta
en su camino, las enfrentan también lideresas colombianas, ya que el
extractivismo implica la profundización del patriarcado, que se traduce en
conductas violentas que reprimen y obstaculizan su participación activa en los
espacios de toma de decisiones e incidencia política. Esta situación se hace
evidente en tiempos recientes, pues hemos sido testigos del asesinato de varias
mujeres reconocidas por su trabajo para la construcción de paz, la defensa del
ambiente y de los derechos humanos: María Fabiola Jiménez, Martha Pipicano,
Cecilia Coicué, Adelinda Gómez, entre otras.
Ahora bien, frente a este panorama, es pertinente mencionar que
también han habido esfuerzos de distintos sectores para consolidar propuestas
de participación, donde las voces de las mujeres son escuchadas y tenidas en
cuenta, donde se coincide con lo que afirmaba Camilo Torres Restrepo:
“Insistamos en lo que nos une y prescindamos de lo que nos separa”. Entre estas
numerosas iniciativas se incluyen propuestas organizativas como Fuerza de
Mujeres Wayúu, Vicaría del Sur, Movimiento Ríos Vivos, Colectivo por la
protección de la Provincia de Sugamuxi, AMMUCALE (Asociación Municipal de
Mujeres Campesinas del Municipio de Lebrija), Movilización Mujeres
Afrodescendientes por el Cuidado de la Vida y los Territorios Ancestrales
(Cauca), Cinturón Occidental Ambiental, Ruta pacífica de las mujeres, COCOMACIA
(Consejo Comunitario Mayor de la Asociación Campesina
Integral del Atrato), el proceso de mujeres del Comité de
Integración del Macizo Colombiano, y muchas otras iniciativas históricas que
desde la organización comunitaria y la articulación local y regional han dado
pasos importantes en la incidencia política de y para las mujeres, y que se han
enfrentado a los poderes hegemónicos a partir de la fuerza de su liderazgo y su
trabajo de base.
Con respecto a lo anterior, no sobra examinar: ¿cómo la
construcción de paz con justicia social y ambiental genera transformaciones en
nuestras relaciones como seres humanos y con la naturaleza?. Esta pregunta, más
que respuestas concretas genera retos que no sólo tienen el gobierno, las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación
Nacional (ELN), sino que tenemos cada una de las organizaciones que defendemos
la naturaleza y los tejidos territoriales.
Así, hacemos un llamado a que como Berta, María Fabiola, Martha,
Cecilia y muchas otras personas seamos conscientes de que las luchas de las
mujeres no sólo implican un cambio referente la igualdad de géneros, si no que
es una apuesta por construir una sociedad armónica, incluyente, lejos de la
escisión entre naturaleza y cultura, donde todas y todos tengamos voz y
participación.
Finalmente, invitamos a que del 2 al 8 de marzo nos movilicemos
para denunciar a los responsables de la violencia contra las mujeres y nuestras
comunidades. Que desde nuestros movimientos, organizaciones y a título
personal, acompañemos al COPINH, y multipliquemos su caminar.
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Noticias/Colombia_La_participacion_de_las_mujeres_una_clave_para_la_construccion_de_paz_con_justicia_social_y_ambiental
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