Muere Carlos Slepoy, abogado universal
Publicado por Redacción ML
El País
Asistió a víctimas de la
dictadura argentina que pidieron justicia en España y a las del franquismo que
viajaron a Argentina casi 20 años después.
Este lunes, en Madrid, ha
muerto un hombre que será llorado en dos continentes, en varios países. Se
llamaba Carlos Slepoy y asistió, como abogado, a víctimas de la dictadura
argentina, la chilena, la guatemalteca y la española a lo largo de cuatro
décadas dedicadas a la defensa de los derechos humanos y la justicia universal.
Nacido en Buenos Aires, cruzó el océano en 1979 por la única razón ineludible:
seguir vivo. Antes de abandonar el régimen de terror de Jorge Rafael Videla y exiliarse en España, había perdido
varios compañeros y él mismo había sido detenido, torturado y encarcelado
durante 20 meses.
Ha muerto a los 68 años por una acumulación de
dolencias y problemas de salud que arrancaron en 1982, cuando se acercó a
defender a unos chicos que estaban siendo agredidos por un policía nacional en la madrileña Plaza de
Olavide. El agente dijo que se lo llevaba detenido y cuando lo tuvo delante, le
disparó un tiro por la
espalda. Estaba borracho y fue condenado a
seis años de prisión por
asesinato frustrado. A Slepoy, que entonces trabajaba como abogado laboralista
en UGT, le quedaron secuelas muy graves. Con los años, terminó sentado en una
silla de ruedas.
Su nombre se repite una y otra
vez en las hemerotecas, en ocasiones celebrando éxitos, y las más de las veces,
avisando, tras un revés judicial, de que no iban a resignarse. Porque de todas
las batallas jurídicas, escogió las más largas, las de la jurisdicción
universal, las que luego se estudiarían en las facultades de Derecho.
"Carlos Slepoy, nuestro Cholo Simeone, me enseñó que en esta lucha
hay que ir partido a partido", explicaba Manuel Ollé, abogado en las
causas de Guatemala, Sahara o Tíbet, en un congreso sobre justicia universal celebrado en Madrid en 2014.
Decía esta crónica de José Yoldi del 31 de octubre de 1998:
“El abogado Carlos Slepoy, uno de los que más ha luchado en el proceso por las
desapariciones y asesinatos en Argentina, se echó a llorar al oír la decisión
del tribunal y no pudo parar hasta más de una hora después”. Lloraba Slepoy
aquel día porque la sala de lo penal de la Audiencia Nacional
acababa de declararse competente para juzgar a Augusto Pinochet por genocidio.
El dictador chileno llegó a permanecer más de 500 días detenido en Londres por
orden de Baltasar Garzón, pero finalmente Reino Unido le dejó marchar por
razones humanitarias.
“Durante mucho tiempo Argentina
se opuso a juzgar los crímenes de su dictadura. Finalmente, el presidente
Néstor Kirchner decidió que o se juzgaban o se extraditaba a España a los
responsables. El muro de impunidad se fue resquebrajando y muchos jueces
argentinos se replantearon la situación. Estoy convencido de que en España
habrá jueces que, pese a lo que le ocurrió a Garzón, se atrevan a investigar
estos crímenes”, declaraba Slepoy, una vez más sin resignarse, después de que
el magistrado de la
Audiencia Nacional fuera apartado de la causa del franquismo
y acusado de prevaricación.
Había asistido a las víctimas argentinas que llamaron a la puerta del juez
español en los noventa
por los vuelos de la muerte, los niños robados de la dictadura de Videla… y
casi dos décadas después acompañó hasta Buenos Aires a las víctimas del
franquismo que hicieron el camino inverso para pedir justicia a 10.000 kilómetros
de casa.
Recurso a recurso, a ambos
lados del océano, este abogado universal consiguió que un juez escuchara por
primera vez a las víctimas de dos dictaduras que habían practicado los mismos
métodos de terror: ejecuciones extrajudiciales, robo de bebés... Slepoy ayudó a
conseguir que la justicia les oyera y por eso hoy le llorarán en varios países
los hijos y nietos de miles de desaparecidos.
Fuente: http://memorialibertaria.org/node/2307
Fuente: http://memorialibertaria.org/node/2307
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