Levantamiento
Anti-Racista y Popular
en los EE.UU., 2020
11 junio, 2020
Proyecto de Educación Popular, EE. UU.
Este verano
ha visto como las frustraciones acumuladas de las comunidades pobres y negras
se han desbordado en forma de protestas en más de 200 ciudades de los Estados
Unidos. Cientos de miles de personas han tomado las calles en reacción a cuatro
siglos de racismo sistémico y explotación capitalista. Una protesta que comenzó
en Minneapolis exigiendo justicia por el asesinato de George Floyd se convirtió
rápidamente en un levantamiento. Para comprender mejor cómo y por qué ocurrió
esto, debemos contextualizar este levantamiento antirracista.
El
asesinato a sangre fría de George Floyd por el Departamento de Policía de
Minneapolis solo puede entenderse en el contexto de una guerra continuamente
perpetrada por el gobierno de los Estados Unidos y la clase dominante contra la
clase trabajadora y las comunidades de color.
Los
EE. UU. es un país que siempre ha estado en guerra, a nivel nacional e
internacional. El gobierno norteamericano ha estado en una guerra prolongada y
cruel contra la gente pobre desde su inicio. El sistema capitalista de los EE.
UU. es sostenido por sistemas de opresión y explotación como el racismo y la
supremacía blanca. ¡Es una lucha de clases con el racismo en el centro!
Debemos
preguntarnos, ¿por qué hay tantas personas en los EE. UU. que entienden que no
tienen nada que perder? ¿Por qué cientos de miles en las calles están
dispuestos a correr el riesgo de infección y arrestos para unirse a las
protestas?
Factores económicos:
En medio de
una crisis de salud global, y con el número de muertes de COVID-19 en los
Estados Unidos superando los 100,000, las personas de color y los pobres han
tomado conciencia de que hemos estado viviendo bajo la amenaza de muerte
durante bastante tiempo. Los negros, aunque solo representan el 13% de la
población, representan desproporcionadamente cerca del 25% de todas las muertes
relacionadas con COVID-19, y en algunas ciudades superan el 75%. Este es un
reflejo sombrío de las condiciones socioeconómicas subyacentes que existen en
este país.
En los
últimos 3 meses, el hecho de que el gobierno de los EE. UU. no haya brindado
una respuesta adecuada al COVID-19 expuso aún más su negligencia, incompetencia
y evidente desprecio por las vidas de los sectores más vulnerables de la sociedad. Esta
crisis de salud actual fue en parte el resultado de décadas de saqueo de fondos
de la infraestructura necesaria y las instituciones de salud que proporcionan
una red de seguridad social a nuestras comunidades, para financiar una guerra
contra los pobres en casa y en el extranjero.
Después de 10
semanas de cuarentena, más de 44.7 millones de personas han quedado
desempleadas. Al mismo tiempo, los activos de multimillonarios norteamericanos
han crecido en $434 mil millones. Se estima que el 42% de los empleos perdidos
durante la pandemia no se recuperaran después de esta crisis de salud, lo que solo
puede significar más desesperación y miseria impuesta en nuestras comunidades.
George Floyd fue uno de los millones en las filas de los desempleados durante
esta crisis de salud, y una de las personas que luchaban por sobrevivir.
Antes de que
la cuarentena entrara en vigor en marzo, había 140 millones de personas de
bajos ingresos y pobres en el país. En los últimos 50 años, la brecha de
riqueza ha crecido significativamente, lo que resulta en que las 400 personas
más ricas de los EE. UU. ahora poseen más riqueza que el 64 por ciento de la
población mas pobre.
Aunque
Estados Unidos es el país más rico del mundo, 2.6 millones de personas mueren
por causas relacionadas con la pobreza cada año. En las últimas décadas, los
programas que alivian la disparidad económica y la pobreza han sido reducidos o
han desaparecido por completo. Los recortes a estos programas contra la pobreza
contrastan con la creciente inversión del gobierno en vigilancia y
militarización. En 2019, el gobierno de los EE .UU. Gastó más de $100 mil
millones de dólares en vigilancia policial y más de $ 80 mil millones en
encarcelamiento. El presupuesto militar actual es de $721.5 mil millones, y la
inversión del gobierno en educación, empleos, vivienda y otros servicios
básicos es de solo $190 mil millones.
Este
levantamiento, como otros en el pasado, llega en un momento de crisis y es una
respuesta directa a las condiciones mencionadas anteriormente. Además de meses
de encierro, incertidumbre colectiva, un sistema de salud debilitado y privatizado,
el dolor masivo de las familias que perdieron a sus seres queridos por el
COVID-19, la falta de acceso a herramientas y equipos básicos para trabajadores
esenciales, la criminalización intensificada de la pobreza y el hostigamiento y
brutalidad de la policía para imponer el “distanciamiento social” y, en última
instancia, el asesinato de un hombre negro desarmado, George Floyd, y todo esto
durante una crisis de salud global: ¡el asesinato de Floyd fue la gota que
colmó el vaso!
Desde la
crisis financiera de 2008, no ha habido ninguna recuperación significativa. De
hecho, EE. UU. ha enfrentado su mayor crisis económica, y antes de la crisis
mundial de salud, los economistas indicaron que EE. UU. se dirigía a una
recesión similar a la de la década de 1930. Además, la incapacidad de la clase
dominante para responder a las necesidades de las masas ha resultado en una
crisis de legitimidad de los partidos políticos burgueses. En este contexto, es
necesario que la clase dominante afirme su poder a través de la fuerza.
Represión
estatal:
Durante los
últimos 15 años hemos experimentando la intensificación de las violaciones de
los derechos humanos contra civiles a través de ataques a manos de la policía
militarizada. Estas violaciones han aumentado durante el levantamiento. Hay
factores que han servido para crear las condiciones para los ataques violentos
que estamos experimentando actualmente.
Militarización
y vigilancia
En este
momento, estamos viendo el uso brutal de la fuerza por parte de la clase
dominante norteamericana y su gobierno a nivel nacional e internacional. A
medida que Trump se mueve para atacar la soberanía de países como Venezuela,
Cuba y China, amenaza con invocar la ley de insurrección de 1807 que
desplegaría a los militares para hacer cumplir la “ley y el orden” en las
comunidades civiles.
Debemos
considerar que el estado norteamericano tiene ahora más de 100 años de
experiencia en intervencionismo y militarización de países de todo el mundo.
Las estrategias y tácticas de contrainsurgencia que se han utilizado para
desestabilizar países, desmantelar organizaciones revolucionarias y asesinar
líderes sociales se han vuelto más sofisticadas con el tiempo. Algunas de estas
tácticas militares se están utilizando en suelo estadounidense y en civiles.
Un ejemplo es
Kettling, una técnica
militar para rodear o encajonar a las personas donde no pueden retirarse o
escapar durante una manifestacion. Después de haber encajonado a las personas,
se usa la fuerza extrema para infligir el mayor daño y debilitar a las
personas: gases lacrimógenos, porras, balas de goma. El disparo de balas de
goma directamente en la cara que hace que las personas pierdan la vista es una
táctica que se ha utilizado en Palestina, Chile y otras partes del mundo.
Durante
varias décadas se ha desarrollado una alianza entre las agencias de
inteligencia y las fuerzas del orden. Desde principios de la década de 2000,
hemos visto la represión de las comunidades de color con una mayor colaboracion
entre agencias. Por ejemplo, las continuas colaboraciones de ICE y la policía
local para llevar a cabo redadas de deportación masiva en comunidades de
inmigrantes. En estos casos, el uso de la vigilancia es clave.
El estado
tiene más herramientas que nunca para identificar, rastrear movimientos, acceder
a información y comunicaciones, y recopilar datos que puedan utilizarse contra
organizadores y líderes de movimientos sociales. El gobierno de los Estados
Unidos ha utilizado varias formas de vigilancia digital y la recopilación de
datos para intimidar, perseguir, construir casos legales, procesar, encarcelar
y crear divisiones dentro de movimientos como Occupy Wall Street y los
levantamientos de Ferguson y Baltimore de 2014. Desde entonces, ha habido más
avances tecnológicos que les han permitido crear bases de datos y perfiles, y
ajustar programas de reconocimiento facial. Estos avances en tecnología se han
vendido al público en general como convenientes y fáciles de usar, mientras se
utilizan para imponer la hipervigilancia.
Aparato
ideológico del estado
Además de la
militarización y la vigilancia, estamos experimentando un intento del estado y
sus medios corporativos para deslegitimar el levantamiento y controlarlo por
medios ideológicos. Las narrativas promovidas por los medios corporativos,
independientemente de su línea partidaria, promueven las tácticas de dividir y
conquistar del Estado; específicamente, la formulación de los manifestantes
“pacíficos” y “violentos”, la etiqueta de los grupos de ANTIFA como
terroristas, el enfoque en el “saqueo” y la “actividad delictiva”, están
destinados a dividir la opinión pública y crear el caos en nuestras
comunidades, mientras avanza los intereses de la clase dominante. El continuo
encuadre de las rebeliones por parte de los medios corporativos y el llamado de
los estados a los toques de queda funcionan conjuntamente para justificar el
despliegue de fuerzas militares por parte de Trump y una mayor brutalidad
policial en las comunidades locales.
Las
plataformas de redes sociales se han convertido, de alguna manera, en espacios
para arrojar luz sobre lo que está sucediendo y para romper el apagón de los
medios de comunicación en torno a nuestras luchas en todo el mundo y,
actualmente, el levantamiento en los EE. UU. Sirvió para amplificar las
historias de los asesinados por el estado, adelantar campañas de sectores de
nuestra clase, y ha sido un espacio para debates y alcance. Las conexiones
entre la juventud palestina y los organizadores de Ferguson en torno a asuntos
de autodefensa contra el estado se facilitaron con el uso de estas plataformas
por parte de los organizadores.
Sin embargo,
las plataformas de redes sociales son propiedad de la clase dominante y
cooperan con el estado como mejor les parezca. Estas plataformas, a pesar de
ser herramientas útiles para organizarse, se han convertido en un terreno para
la vigilancia y la recopilación de datos. Actualmente, los empleados de
Facebook y Twitter han expresado su descontento con su CEO y su continuo
trabajo con el estado, y la inacción en el control de la difusión del discurso
ignorante y odioso de Trump, y su administración.
La represión
estatal, en todas sus formas, tiene como objetivo controlar y deslegitimar el
disenso, debilitar la capacidad de nuestras comunidades para organizarse,
impedir el desarrollo de un movimiento unificado y mantener la hegemonía.
La
gentrificación es un factor importante para considerar en los esfuerzos de los
estados para debilitar a las comunidades en todo el país. La colaboración entre
el sector privado y su fuerza de mercado financiero, con el gobierno estatal y
local, ha resultado en desplazamientos masivos y una fuerte vigilancia
policial. Las actividades directas de los inversionistas que buscan hacer
desarrollo urbano, revitalización de espacios abiertos e infraestructura de
construcción, solo pueden hacerlo con la acción política de aquellos en el
poder estatal y local.
En
consecuencia, este proceso acelerado y agresivo de gentrificación ha jugado un
papel en el deterioro de las relaciones comunitarias más básicas y su potencial
para la construccion de más organizaciones de base y de clase trabajadora.
En las
últimas cinco décadas, la gentrificación ha desarticulado, en muchos sentidos,
el trabajo de organización y ha desplazado a comunidades enteras que antes de
los aumentos de rentas, la construcción de corredores y proyectos inmobiliarios
caros pudieron construir comunidad y organización donde vivían. El proceso de
desplazamiento y gentrificación ha dado como resultado el cierre de
organizaciones clave que alguna vez sirvieron como espacios de reunión y
organización que servían, y trabajaron para proporcionar una red de seguridad a
los miembros de la comunidad.
El proceso de
gentrificación también ha creado las condiciones para el desarrollo de leyes
que conducen a la criminalización del uso del espacio público, y leyes en torno
a la asamblea pública que obligan a las personas que realizan trabajos de
organización a solicitar y pagar permisos para reunirse en grandes grupos en
público. espacios En consecuencia, los debates en la “plaza pública” que
ocurrieron en tiempo real y que dieron forma a las generaciones en nuestras
tradiciones radicales son ahora muy pocos, si es que hay alguno.
Fuerzas
construyendo resistencia
A pesar de la
continua represión del estado, las comunidades marginadas siempre han
organizado su resistencia. Las décadas de cortes continuos de la red de
seguridad social para nuestras comunidades han resultado en esfuerzos de
organización que son sectoriales, pueden carecer de articulación y estrategia
colectiva, pero han contribuido en gran medida a este momento.
Los que
participan en el levantamiento actual son en su mayoría jóvenes y adultos
jóvenes que participan en protestas y acciones colectivas de esta escala por
primera vez, pero que han sido moldeados por la era posterior a
Justice4TrayvonMartin, las experiencias de levantamiento de Ferguson y
Baltimore, y Black Lives Matter y el Movimiento por las Vidas Negras que ahora
están de moda. Durante los últimos 2 años, también ha habido grandes movilizaciones
en torno al cambio climático y la justicia ambiental que han sido organizadas y
han involucrado principalmente a estudiantes de secundaria en todo el país.
La campaña de
Bernie Sanders para las elecciones de 2020, en muchos sentidos, despertó la
imaginación popular y movilizó a muchos jóvenes y sectores progresistas que han
participado en la respuesta a este momento. Esfuerzos organizados localizados
en torno a cuestiones relacionadas con la brutalidad policial, el
encarcelamiento masivo y el cierre de cárceles. La organización en torno a la
falta de vivienda y la vivienda asequible, que ha continuado durante los meses
de cierre con la demanda de cancelar los alquileres. Todos estos y muchos más
esfuerzos y luchas combinados han influido en el momento que estamos viviendo
actualmente.
Los proyectos
de ayuda mutua basados en voluntarios organizados en todo el país para
proporcionar alimentos y suministros sanitarios a las personas en comunidades
vulnerables han desempeñado un papel en el levantamiento al proporcionar
máscaras, desinfectantes para manos y alimentos a los manifestantes. El
transporte en autobús y los sindicatos y trabajadores de la salud han expresado
solidaridad y se han unido a los levantamientos. Dos sectores que han sido
considerados “esenciales” durante la pandemia pero que el estado no les ha
garantizado ninguna seguridad física o económica.
También hay
muchos participantes que están políticamente interesados, que han sentido la
urgencia y están motivados para participar en una acción colectiva, pero que no
pertenecen a ninguna organización. Muchos que se radicalizarán en este momento,
que ya están haciendo preguntas sobre la explotación y la opresión que existen,
y que buscarán continuar buscando respuestas.
Estos son los
cientos de miles de personas que se han enfrentado directamente con el estado,
y en 10 días pudieron involucrar a los oficiales en Minnesota en el asesinato
de George Floyd, los cuatro oficiales arrestados y el ex oficial Chauvin, quien
puso su rodilla en el cuello de Floyd, acusado de asesinato en segundo grado.
La Universidad de Minnesota canceló su contrato con el Departamento de Policía
de Minneapolis. En Atlanta, el levantamiento obligó a los jefes de policía a
despedir a 2 oficiales por el uso de fuerza excesiva y acusar a 6 oficiales.
Las
preguntas ahora son, ¿qué vendrá después? ¿Hemos avanzado lo suficiente?
¡Sin lugar a
duda, esto no es suficiente! Entendemos que en este momento nuestra tarea es
sumergirnos en la lucha y caminar al lado de los diferentes sectores de la
clase trabajadora que son parte de este levantamiento y que continuarán
trabajando en la construcción de un movimiento de la clase trabajadora en los
Estados Unidos. Debemos posicionarnos para fortalecer y/o crear organizaciones
de la clase, con líderes que tengan un análisis claro de la coyuntura actual,
que comprendan el papel del estado y estén comprometidos a avanzar en las
luchas e intereses de nuestra clase.
Ya vemos cómo
hay sectores de la clase dominante que intentan posicionarse y sobornan a los
sectores de la clase trabajadora para promover sus intereses de clase,
utilizando el lenguaje del movimiento. Obama pronunció un discurso convincente
en el que aboga por la reforma policial, y en esa misma línea recuerda al
público “que este país fue fundado en una protesta” y se refirió a la
revolución estadounidense. Los mismos policías que están brutalizando a las
comunidades en las protestas en las noches son los mismos policías que se
arrodillan en “solidaridad” con los manifestantes. Las corporaciones que sirven
a la clase dominante y los intereses de sus capitalistas están haciendo
declaraciones.
Debemos estar
preparados para que el sector de la filantropía coloque millones de dólares en
pequeñas donaciones que finalmente servirán para dividir nuestras comunidades.
Comunidades que han sido colocadas intencionalmente en una posición para
competir entre sí por dichos fondos. Fondos que a menudo se asignan a entregables
y exigen que las organizaciones formen sus narrativas de acuerdo con los deseos
de las fundaciones y no con las necesidades de las personas.
La historia
nos enseña que aquí habrá una coaptación de líderes y organizaciones de la
comunidad para servir en el interés de avanzar en la agenda de la clase
dominante. ¡Esta es la falsa dirección de nuestra clase! Se compone de todas
las razas, etnias, género, orientación sexual y clase. Habrá quienes serán
seducidos por las estructuras de la élite para conectarse con las masas de
diferentes maneras. Promoverán el encuadre y las narrativas en torno a “mejorar
las relaciones entre la comunidad y la policía a través de diálogos”, diciendo
que “la ÚNICA manera de asegurarse de que esto no vuelva a suceder es salir y
votar”, avergonzando y culpando a los manifestantes por la represión del Estado
articulando que “solo podemos avanzar por medios pacíficos”. Esta es la
retórica que en última instancia ha servido para distraernos, crear
fragmentación y debilitar las posibilidades de un movimiento claro y unificado
contra el estado y sus sistemas opresivos.
¿Que
hacer? Principios de unidad de la clase trabajadora por sobre de las líneas de
división.
Para avanzar
en un proceso revolucionario en los Estados Unidos, debemos construir la unidad
de principios de la clase trabajadora. Nuestra unidad debe estar basada en la
estrategia y los principios colectivos, y con el compromiso de avanzar en las
luchas de nuestra clase.
La
polarización ocurrirá más rápidamente en todos los sectores, y veremos más
claramente el proyecto que estos sectores defienden y trabajan para avanzar: el
proyecto de la clase dominante o el proyecto de la clase trabajadora. Si
entendemos a nuestro enemigo, será más fácil identificar a nuestros camaradas.
Nuestro
posicionamiento será clave para construir más organización de la clase
trabajadora.
Debemos
mantener los ojos abiertos mientras la clase dominante busca posicionarse. La
unidad que debemos construir no está con aquellos cuya retórica suena como la nuestra. Debe estar
con aquellos que trabajan día a día para alejar a las masas de la lógica
capitalista y hacia el futuro en el que la clase trabajadora tiene el control
de su poder productivo y la economía.
Este momento
llama a los revolucionarios a participar y relacionarse con la lucha de manera
que fortalezca nuestra conexión con las comunidades que actualmente están en
una lucha desordenada contra el estado,en la defensa de la vida y por el cambio
estructural.
Debemos
relacionarnos con este momento pensando en lo que sucederá después, y con el
entendimiento de que perder este momento nos coloca en una posición de perder
muchas de las batallas por venir. El mayor resultado de este levantamiento
puede ser que las organizaciones de nuestra clase se vuelvan más fuertes, más
radicalizadas y politizadas, más claras en su posición y estrategia, y
creciendo en filas.
Estamos
entrando en una crisis más profunda. Se estima que es peor que la de los años
treinta. Esto significa una mayor vigilancia y militarización, mientras que las
comunidades crecen cada vez más desesperadas por alimentos, empleo, salud,
vivienda y otras necesidades humanas básicas.
Si las
organizaciones y los movimientos en los EE.UU. No se toman este tiempo para
fortalecer nuestra conexión con las comunidades que se están radicalizando en
este momento, si nuestros esfuerzos no son para unirnos a través de líneas
históricas de división, si no podemos proporcionar un contenedor para la gente
buscando activarse a largo plazo, entonces estamos sirviendo a las estructuras
opresivas y su agenda para continuar exterminándonos.
Unidad
de nuestros líderes en la primera línea de las luchas de la clase trabajadora
Este momento
puede servir para identificar a los líderes en nuestras comunidades. Quienes
tienen la capacidad de organizar, convocar, movilizar y articular con claridad
cuáles son nuestras demandas y principios. Es de suma importancia que caminemos
y trabajemos con esos líderes en un esfuerzo por moverlos a nuestro lado y
luchar. Identificar a estos líderes provenientes de la lucha, desarrollar con
ellos procesos de formación política puede ser clave para la próxima etapa de
nuestro proceso.
Formación
de cuadros
Tenemos la
tarea de participar en la formación política de masas, al tiempo que invertimos
en el desarrollo de líderes de organizaciones de nuestra clase que impactarán y
darán forma a otros para convertirse en cuadros. Necesitamos comprender el
estado y la clase dominante, y el aparato ideológico, político y militar que
defiende, eleva y promueve su agenda.
Debemos estar
en constante reflejo de las lecciones del pasado, las fuerzas que operan en
nuestro contexto actual y cómo, y cuáles son nuestras oportunidades para
avanzar en nuestra agenda de la clase trabajadora. ¡La teoría revolucionaria es
el escudo y la espada de nuestro movimiento!
Estrategia
y coordinación
Construyendo
una red de revolucionarios que puedan luchar a través de cuestiones de unidad y
estrategia. Debemos buscar la unidad a través de las líneas históricas de
división y trabajar para construir a través de las líneas estatales e
internacionales.
En los
próximos meses, seguramente veremos otra erupción. Las condiciones materiales
están empeorando para la mayoría de las personas. El estado sabe esto, en
consecuencia, utilizarán todas las medidas de violencia y coerción para sofocar
la resistencia.
Nuestra tarea
es construir en preparación para ese momento, entendiendo que el proceso
revolucionario ocurre en etapas, y los levantamientos son momentos clave en la
historia para identificar líderes, construir y fortalecer organizaciones de
nuestra clase que puedan llevarnos a la siguiente etapa en este proceso.
Fuente: https://jubileosuramericas.net/levantamiento-anti-racista-y-popular-en-los-ee-uu-2020/
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