Marx y Engels sobre impuestos y
el socialismo burgués
13 de junio de 2020
Por Rolando Astarita
En notas anteriores critiqué la idea de partidos de izquierda de
que se pueden solucionar los problemas más graves de las masas trabajadoras
durante la pandemia poniendo un impuesto a las grandes fortunas (aquí, aquí). A fin de brindar
elementos para la discusión, en esta entrada presento la crítica de Marx y
Engels al programa de reforma tributaria de Emile Girardin, un periodista y
político francés, exponente del socialismo burgués. La misma fue publicada en
abril de 1850 en “Reviews from the Neue Rheinische Zeitung”, y lleva por título
“Le socialismo et le impôt” (Marx y Engels, Collected Works, t. 10, pp.
326-337). Esta nota entonces se inscribe en el propósito de rescatar
tradiciones del socialismo revolucionario que muchos parecen haber olvidado.
El caballo de batalla de todo burgués radical
Según Marx y Engels, Girardin buscaba la armonía entre el capital
y el trabajo mediante la eliminación de la ignorancia y las causas de
pauperismo, el establecimiento del crédito, la multiplicación de la propiedad,
y la reforma de los impuestos. Sostenía que la clave pasaba por la influencia
del voto en el presupuesto y la tributación. Para eso proponía reformas
impositivas, y una suerte de seguro: el impuesto sería una prima que pagaría el
ciudadano por el cual tendría acceso a servicios del Estado.
A fin de ubicar la propuesta en su marco, Marx y Engels escriben:
“La reforma de los impuestos es el caballo de batalla de todo burgués radical,
el elemento específico de todas las reformas económicas burguesas. Desde los
primeros filisteos medievales hasta los modernos librecambistas de Inglaterra,
la lucha principal ha girado en torno a los impuestos. La reforma de los
impuestos tiene como objetivo la eliminación de los impuestos tradicionales que
impiden el progreso de la industria, o presupuestos estatales menos
extravagantes, o una distribución más igualitaria. (…) Las relaciones de
distribución, que descansan directamente en la producción burguesa, las
relaciones entre salarios y beneficios, entre beneficios, interés y renta, pueden, a lo sumo, ser modificadas
en aspectos no esenciales por la tributación, pero esta última nunca puede
amenazar sus fundamentos. Todas las investigaciones y discusiones
acerca de los impuestos presuponen la continuidad de esas relaciones burguesas.
Incluso la abolición de impuestos solo puede acelerar el desarrollo de la
propiedad burguesa y sus contradicciones” (énfasis añadido).
Medida reformista, medida revolucionaria y programa transicional
Luego de algunas consideraciones sobre los sectores de la sociedad
que no pueden descargar el peso de los impuestos en otras clases, y la manera
en que se perjudica la clase obrera con nuevos impuestos, Marx y Engels señalan
que los impuestos pueden ser utilizados de manera revolucionaria:
“En una revolución, la tributación, hinchada hasta una proporción
colosal, puede ser usada contra la propiedad privada; pero aun en ese caso debe
ser un incentivo para nuevas medidas revolucionarias o eventualmente traería
una vuelta a las viejas relaciones burguesas”. Es el sentido en que Marx y
Engels habían presentado, enEl Manifiesto Comunista, la tributación como
una medida articulada con
otras medidas revolucionarias. Esto es, un programa a ser
implementado en un poder revolucionario. Si la tasación no se articula con ese
programa de transición, si no avanza la revolución, se volverá a las relaciones
burguesas. Por eso inmediatamente después, afirman: “La reducción de los
impuestos, su distribución más equitativa, etcétera, es una banal reforma
burguesa. La abolición de los impuestos es socialismo burgués. Este socialismo
burgués apela especialmente a las secciones medias industriales y comerciales y
a los campesinos”.
Más adelante analizan la reforma de Girardin que podría
considerarse más seria, referida a las deudas hipotecarias de los campesinos.
Su propuesta era que el Estado emitiera títulos hipotecarios, que se
entregarían a los campesinos endeudados, para que estos pagaran a sus
prestamistas hipotecarios. Esos títulos pagarían menos interés que los intereses
que los campesinos estaban pagando a sus acreedores privados. A resultas de la
operación, el Estado pasaría a tener la hipoteca sobre la tierra, y no el
acreedor privado. Marx y Engels muestran que todo lo que lograría esa reforma
sería bajar el interés que cobraban los acreedores hipotecarios. Una medida
“revolucionaria” porque mordía algo del interés de los acreedores.
Señalan también que Girardin tomó esa medida del programa
revolucionario, de 1848, de los comunistas alemanes. Recordemos que el punto 8
de ese programa planteaba: “Las hipotecas de las tierras campesinas serán
declaradas propiedad del Estado. El interés sobre tales hipotecas será pagado
por los campesinos al Estado”. De nuevo, se trataba de un eslabón del programa
transicional, a ser
aplicado por una revolución. No de una medida reformista burguesa,
que “en sí” alguno pueda considerar más o menos progresista. Ad notamde los
trotskistas, obsérvese el cuidado de no plantear consignas “transicionales”
aisladas de un programa revolucionario.
Consideraciones finales
La crítica a Girardin presenta otras aristas interesantes – entre
ellas, el análisis de un eventual impuesto único al capital, que Marx y Engels
consideraban un mejor sistema tributario que el existente – pero nuestro interés
ahora es destacar la distancia que media entre el reformismo impositivo del
socialismo burgués, y la política revolucionaria.
Algunas cuestiones últimas a remarcar. En primer lugar, el rigor
con que se desarrolla la crítica al programa de Girardin. En segundo término,
el énfasis en que las reformas impositivas, en la medida en que se mantenga el
modo de producción capitalista, tienen alcance limitado en lo que atañe a la
distribución entre salarios y beneficios. Esto se dice sin subterfugios o
disimulos. En tercer lugar, Marx y Engels mantienen distancia con respecto a
las reformas impositivas burguesas. Así, admiten que un impuesto único sobre el
capital simplificaría las cosas y sería más favorable al desarrollo del
capitalismo, pero de ahí no derivan posicionamiento
político alguno – ni en este texto, ni en otros- con relación a este tipo de
discusiones, o tensiones, que suelen generarse en la política burguesa
habitual. Por último, insisto en la diferencia abismal entre una reforma
impositiva, o de las hipotecas campesinas, en un sistema burgués, y las medidas
que toma una revolución. En el primer caso estamos, a lo sumo, ante un
paliativo, que deja intacto lo esencial. En el otro, es una medida cuyo
contenido está dado por su relación con un programa articulado, y al poder
revolucionario que lo lleva adelante.
Fuente: https://rolandoastarita.blog/2020/06/13/marx-y-engels-sobre-impuestos-y-el-socialismo-burgues/
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