El pasado 5 de junio a las 14 hs. se reunieron a
través de una plataforma de videoconferencias, representantes de distintas
asambleas con actuación en la provincia de Río Negro (participaron asambleas de
Viedma - Carmen de Patagones, Las Grutas, Cipolletti y General Conesa), con el
objetivo de compartir información sobre las actividades que vienen
desarrollando y pensar acciones conjuntas a futuro. En la reunión se trataron
distintos asuntos, desde la situación de los basureros a cielo abierto en el
Alto Valle y otros puntos de la provincia, la preocupación por la caducidad de
los proyectos de ley de creación de las áreas naturales protegidas provinciales
Geoparque Cerro Azul y Bajo de Santa Rosa y Trapalcó, la intención de
relocalizar el acceso de actividades náuticas-recreativas al Cañadón de la
Paloma en Las Grutas, el incremento de los sismos en la región de Vaca Muerta,
a partir de la reactivación de la extracción hidrocarburífera, y otros temas.
Se coincidió en la necesidad de articular acciones entre las distintas
asambleas de la provincia, y de sostener estos encuentros virtuales en forma
quincenal. Las asambleas de la provincia de Río Negro seguimos movilizadas. A
pesar de la paralización parcial o total de las actividades económicas en la
provincia y en otros puntos del país, las actividades extractivas no se han
detenido, sino que por el contrario, han sido beneficiadas casi desde el
comienzo de la cuarentena como “actividad esencial”. Los empresarios mineros,
con la complicidad de los gobiernos nacional y provincial, han visto la
oportunidad de avanzar en sus proyectos y pretenden aprovecharla, presintiendo
la inacción de los movimientos de resistencia a partir de las restricciones
impuestas por la
cuarentena. En una maniobra miserable, los gobiernos nacional
y provincial han generado las condiciones para que estas mismas empresas que
nos contaminan y nos enferman, se presenten ahora, en medio de la pandemia,
como salvadoras, con donaciones en insumos médicos, alimentos, dinero y la
instalación de antenas y artefactos para la conectividad. Las
conocemos: hicieron lo mismo hace exactamente nueve años con motivo de la
erupción del volcán Puyehue. Es la que llaman “RSE” Responsabilidad Social
Empresaria: nosotros la
llamamos Compra Vil de Voluntades. A las empresas extractivas
no les interesa la salud: ni la nuestra ni la de sus trabajadores. A estos
últimos los expone al contagio para satisfacer su voracidad, aprovechando el
momento para avanzar sin oposición en sus proyectos de saqueo y contaminación.
Más allá de nuestra crítica insistente a este tipo de emprendimientos
depredatorios del ambiente, socialmente injustos y económicamente inviables,
más allá del origen del virus y su vinculación con la destrucción de los
hábitats naturales, queremos hacer aquí una reflexión con relación a la salud,
su relación con el ambiente, y nuestra actitud de cara al futuro post-pandemia.
Se afirma que nada será igual después de la pandemia. Que habrá
otra mirada y otra sensibilidad con respecto al rol del Estado, al cuidado de
la salud, y que habrá cambios en nuestros hábitos de higiene y modos de
relacionarnos con los demás. Estamos de acuerdo: seguramente de aquí en más
nada será igual. Pelearemos con mayor vigor por defender un sistema de salud
pública fuerte, pero ¿seguiremos tolerando, por acción u omisión, que nuestros
gobiernos promuevan emprendimientos extractivos como la megaminería de oro o
uranio, aun estando demostrado que afectan a la salud pública, y que causan un
daño ambiental irreparable, desplazando comunidades enteras de los territorios
que habitan? Seguramente de aquí en adelante valoraremos más la labor esencial
de los trabajadores de salud y de otros sectores, pero ¿modificaremos la
opinión de que los emprendimientos extractivos son una fuente de generación de
trabajo y un motivo de progreso? Nos lavaremos las manos con mayor frecuencia,
pero ¿seguiremos viendo pasivamente cómo avanza la instalación de torres de
tecnología 5G sabiendo que en todo el mundo se levantan sospechas sobre el uso
y las consecuencias de esta tecnología? Evitaremos los abrazos y los
congestionamientos, pero ¿continuaremos indiferentes ante el avance del
fracking en el Alto Valle, viendo cómo se depositan residuos petroleros en las
bardas de Allen, relativizando o directamente rechazando su impacto en la salud
pública y el ecosistema local? ¿Nos pondremos a trabajar en serio por una
provincia con mayor justicia socioambiental, respetuosa de los derechos
comunitarios, que promueva y defienda una mejor calidad de vida, con ciudadanos
mejor alimentados y en un ambiente más limpio? Defender la salud es también
defender el ambiente. La mala alimentación, los ambientes degradados, la mala
calidad de vida en definitiva, favorecen la propagación de las enfermedades.
Hagamos que eso sea posible. Desde las asambleas socioambientales de Río Negro
hacemos un llamado a unirse en la lucha y coordinar esfuerzos para lograr que
estos cambios sucedan. Cuidarnos entre todos es luchar contra el extractivismo.
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