Palestina, no a la anexión
30 de junio de 2020
Por: Beatriz Miranda*
Tal vez me prives de la ternura de mi madre
Tal vez falsifiques mi historia
Tal vez te pongas máscaras para engañar a mis amigos
Tal vez levantes murallas y murallas a mi alrededor
Tal vez me crucifiques un día ante espectáculos indignos
Pero no claudicaré (…)”.
Samih Al Qasim (1939 – 2014), poeta palestino.
La Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén del Este conforman el
territorio palestino. Gaza es considerada “la más grande cárcel a cielo
abierto del mundo”, es uno de los lugares del planeta con la más alta
densidad poblacional, 5.500 personas por kilómetro cuadrado. Su
población carece de agua potable, pues la mayoría de sus acueductos han
sido contaminados, tiene a su disposición solamente 6 horas de
electricidad diarias. Sometida a bloqueo económico y militar marítimo,
terrestre y aéreo desde hace más de 13 años, registra altos índices de
pobreza y desempleo y cuenta con un sistema de salud muy débil. Según
organizaciones de derechos humanos, hay restricciones israelíes en
atención y capacitación médica. Anualmente, muchas solicitudes de
permisos son rechazadas o retrasadas. En ese contexto, este territorio
podrá ser uno de los lugares más afectados por el COVID 19.
Como si fuera poco el sufrimiento del pueblo palestino con la
ocupación militar de Israel, la expansión de sus asentamientos ilegales,
la demolición de casas de los palestinos y las prisiones arbitrarias de
civiles y niños, el “Acuerdo del Siglo” está a escasos días de ser
puesto en marcha.
Una estratégica y fortalecida extrema derecha, sin pena ni gloria,
parece estar dispuesta a asfixiar aún más al pueblo palestino y caminar
arbitrariamente hacia la anexión, pasando por alto los principios
consagrados en el derecho internacional.
El “plan de paz” de la Casa Blanca establece la anexión de parte del
territorio de Cisjordania, lo que abarcaría el Valle del Jordán, tierra
de recursos naturales y cultivos vitales.
Jerusalén, capital histórica de Palestina, pasaría a ser la capital
de Israel. Jerusalén Este, sería la nueva capital de Palestina.
Según expertos, si esto sucediera Israel oficializaría su posición de
Estado Apartheid ante los ojos del mundo y jamás reconocería a
Palestina como un Estado.
Desde el primer momento de su proclamación, el “acuerdo” ha sido
rechazado tanto por la Liga Árabe como por Al-Fatah y Hamas las
principales organizaciones político-militares de Palestina, considerados
por algunos “organizaciones terroristas” y, por sus seguidores,
movimientos de resistencia. Según Hamás “la anexión de partes de
Cisjordania sería una declaración de guerra que Israel lamentará
amargamente”.
Ese plan de anexión no cuenta con el respaldo de la ONU, ni con la
anuencia de la Unión Europea ni de los líderes del Partido Demócrata de
Estados Unidos y tampoco con el apoyo de Rusia, China y del Vaticano.
El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores,
Política y Seguridad, Josep Borrell, en una declaración avalada por 25
de los 27 países que conforman la Unión Europea afirmó que “Instamos a
Israel a abstenerse de cualquier decisión unilateral que conduzca a la
anexión de cualquier territorio palestino ocupado y que, como tal, sea
contrario al derecho internacional”.
Se rumorea que, en los últimos días, los autores del “acuerdo,”
Israel y Estados Unidos, se han reunido ´para delimitar el nuevo mapa y
precisar cómo y cuánto territorio nuevo quitarán al pueblo palestino.
El Presidente palestino, Mahmud Abás, se niega a restablecer
contactos con el Gabinete del Presidente Trump, suspendidos desde 2017,
cuando Estados Unidos declaró Jerusalén como capital de Israel.
Aunque Israel posea una de las industrias militares más poderosas del
mundo y que sea considerado el ejército móvil de Estados Unidos,
debería dimensionar las consecuencias de esa anexión frente a los países
árabes y sus pares extrarregionales.
Hay que preguntarse si este acuerdo del presidente Donald Trump,
además de ser otro recurso de campaña electoral ante la comunidad judía,
constituye una estrategia dolorosa para desviar la atención en un
momento en que su popularidad está cada vez más baja, su ineficiente
gestión de la pandemia del COVID 19 es cada vez más evidente y Joe Biden
emerge como el candidato preferido de gran parte de los
estadounidenses.
Con todo, mientras este maquiavélico contexto se define, es necesario
apoyar al resistente pueblo palestino y rechazar esta anexión ilegal,
pues representaría una usurpación de 30% de tierras de los palestinos,
la legalización de los asentamientos hasta ahora ilegales de Israel en
territorio ajeno y la posible expulsión de 300.000 palestinos de sus
hogares.
Ojalá la comunidad internacional no sea cómplice de esta barbarie con
su silencio, pues este acuerdo abriría un controvertido precedente: el
uso de la fuerza para usurpar territorios de otras naciones.
La única salida aceptable es la coexistencia pacífica de los dos Estados. Este sería el Acuerdo del Siglo.
*Profesora Universidad Externado de Colombia
Fuente: https://www.anred.org/2020/06/30/palestina-no-a-la-anexion/
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