El
saldo de la batalla de Córdoba -El Cordobazo- es trágico. Decenas de
muertos, cientos de heridos. Pero la dignidad y el coraje de un Pueblo
florecen y marcan una página en la historia argentina y latinoamericana
que no se borrará jamás”,
escribió Agustín Tosco en su Carta sobre el Cordobazo que ACTA publica
íntegramente.
A 50 años del estallido popular que cambió la historia
Martes 29 de mayo de 2012,
por
Redacción *ACTA
enviado por Noticias uruguayas <muerto.el@gmail.com>
Carta sobre el Cordobazo de Agustín Tosco
redlatinasinfronteras 30
de mayo de 2019
Se me ha pedido que escriba un artículo sobre el Cordobazo. Creo que lo
que hay que escribir sobre este hecho de real trascendencia histórica,
especialmente para Argentina y América Latina, es
un libro. Porque son muchas, variadas y complejas, distantes e
inmediatas, las causas que produjeron la circunstancia sociológica –
política del Cordobazo.
Durante los meses de prisión en Rawson llené cinco cuadernos sobre el
Particular. La transcripción de cuatro hojas en un reportaje de la
revista “Inédito”, motivó, según difusión pública, que la misma fuera
clausurada. Aún así, con el tiempo, ese trabajo ha de aparecer, sin la
pretensión de ser una visión totalmente objetiva, pero si al menos una
interpretación personal sobre la base de la militancia sindical y de las
propias posiciones adoptadas por nuestro gremio el Sindicato de Luz y
Fuerza de Córdoba, la Regional Córdoba de la CGT, el conjunto de gremios
encabezados por SMATA (Sindicato de Mecánicos y Afines de la Industria
Automotriz) y el permanente contacto con las agrupaciones estudiantiles,
tanto de la Universidad Nacional como de la universidad Católica.
Asimismo con los Sacerdotes del Tercer Mundo y distintas personas de los
grupos profesionales y políticos.
Con esta previa aclaración y en el entendimiento de contribuir en
modesto alcance a la reafirmación de las reivindicaciones populares,
redacto estas líneas ligadas a este acontecimiento fundamental de las
clases populares sucedido el 29 y 30 de Mayo de 1969.
¿Por qué se ha producido el Cordobazo?
Esta es una pregunta que no por repetida, deja de plantearse y de
promover la investigación, la imaginación y particularmente el interés
de todos los argentinos, desde el más humilde trabajador, hasta el
sociólogo desentrañador de los fenómenos sociales, o de los políticos
desde conservadores hasta revolucionarios.
En el penal de Rawson nos visitaron a los trece condenados que
procedíamos de Córdoba, una Comisión de Solidaridad, compuesta por
Compañeros de distintos gremios de esa ciudad, de Trelew y de otras
localidades de la Provincia de Chubut. Nos preguntaron qué necesitábamos
para nuestra salud, desde alimentos hasta indumentaria.
Respondimos que necesitábamos solidaridad militante. Pronunciamientos.
Lucha contra la Dictadura. Les hablamos de nuestros trabajadores, de sus
aspiraciones, de sus desvelos, de sus sacrificios. Les dijimos que las
fogatas que alumbraban las calles de Córdoba surgían desde el centro de
la tierra impulsadas y encendidas por nuestra juventud estudiosa y
trabajadora y que jamás se apagarían porque se nutren de la vida y de
los ideales de un pueblo rebelado contra la opresión que se ejercía
sobre él y estaba dispuesto a romperla, pasara el tiempo que pasara.
Dijimos la verdad, la verdad de todo lo que queríamos. Los trece
condenados de Rawson éramos de extracción, situación y condición
heterogénea. Pero todos coincidíamos. No exagero al manifestar que
varios de los miembros de la Comisión de Solidaridad y ellos están para
testimoniarlo, sintieron correr lágrimas sobre sus mejillas. Al fin y en
esta tensa conversación, plantearon la pregunta: ¿Por qué se ha
producido el Cordobazo? Respondimos, con lo que creo es la esencia de la
respuesta a tanto interrogante y a tantas elucubraciones que andan dando
vuelta como conclusiones: el Cordobazo es la expresión militante, del
más alto nivel cuantitativo y cualitativo de la toma de conciencia de un
pueblo, en relación a que se encuentra oprimido y a que quiere liberarse
para construir una vida mejor, porque sabe que puede vivirla y se lo
impiden quienes especulan y se benefician con su postergación y su
frustración de todos los días.
¿Y por qué Córdoba precisamente? Por que Córdoba no fue engañada por la
denominada Revolución Argentina. Córdoba no vivió la “expectativa
esperanzada” de otras ciudades. Córdoba jamás creyó en los planes de
modernización y de transformación que prometió Onganía, Martínez Paz,
Salimei y Ferrer Deheza y luego Borda, Krieger Vasena y Caballero. La
toma de conciencia de Córdoba, de carácter progresivo pero elocuente, es
bastante anterior al régimen de Onganía. Pero se expresa con mayor
fuerza a partir de julio de 1966.
La reivindicación de los derechos humanos, proceda de donde proceda, en
particular de las Encíclicas Papales desde Juan XXIII, encuentran en
nosotros una extraordinaria receptividad y así se divulgan especialmente
en la juventud y en los Sindicatos. Si hay receptividad es que hay
comprensión, y la comprensión deriva en entusiasmo, en fe y en
disposición al trabajo, al esfuerzo e incluso al sacrificio para
consumar los ideales que ya tienen vigencia en el ámbito universal.
Para reducir la cuestión a sus aspectos más cercanos, las grandes luchas
previas al Cordobazo amanecen antes de los dos meses de la usurpación
del poder por parte de Onganía. Y éstas, tanto como las que
posteriormente se plantearon ya que siguen en vigencia, bajo distintas
características, obedecen a la toma de conciencia de la necesidad de
liberación que es el patrimonio principal de Córdoba dentro del panorama
nacional.
Los principales e inmediatos antecedentes
A mediados del mes de Agosto de 1966 nuestra Organización Sindical
emitió una Declaración en carácter de “Solicitada” cuyo título fue:
“Signos negativos”. Fue !a primera posición sindical en Córdoba contra
la serie de medidas de neto corte represivo que implantaba la Dictadura.
Esa declaración tuvo amplia repercusión, no sólo local sino nacional y
podríamos decir que prácticamente inauguró la posición rebelde contra la
política de Onganía y su equipo.
La muerte de Santiago Pampillón a manos del aparato represivo, puso en
evidencia la histórica resistencia estudiantil. Nadie podrá olvidar las
luchas y manifestaciones de protesta de todas las agrupaciones, las
huelgas de hambre y el propio paro de una hora del movimiento obrero
cordobés en solidaridad con los compañeros universitarios. Tuve el honor
de integrar una Delegación Sindical de la CGT de Córdoba que acudió a
Mendoza al sepelio de Santiago Pampillón. Allí discutimos los cordobeses
con Gerónimo Izzeta que se encontraba casualmente y le increpamos la
pasividad de la CGT Nacional. Al mismo tiempo que se manifestaba el
ascenso del espíritu de lucha de las bases sindicales y estudiantiles
contra el régimen, los jerarcas del sindicalismo nacional iban
justificando —en actitudes— su posterior proclamación a todos los
vientos de la “filosofía participacionista”.
Tanto como la represión crecía también la resistencia aumentaba. Una
manifestación incidental revelaba las distintas formas del repudio al
régimen y a sus cómplices. En Córdoba circuló profusamente una hoja
impresa que reproducía a Francisco Prado, participando del Festival del
Folklore en Cosquin Enero de 1967 -mientras era avasallado el Sindicato
de Portuarios, despedazado su convenio colectivo de trabajo y despedidos
sus dirigentes y militantes más esforzados. Prado era Secretario General
de la CGT Nacional. Esas hojas circularon por todo Córdoba y la gente
evidenciaba su condena ante la claudicante actitud.
En el mismo mes de febrero de 1967 y en función del Paro Nacional
resuelto para el primero de Marzo de dicho año, en esta ciudad se
realizaron grandes manifestaciones obreras.
El diario ’”Córdoba” reprodujo varias fotografías de los actos y una en
particular de la represión, donde constó mi detención junto con varios
compañeros de la columna de Luz y Fuerza. Fue un plan de lucha de
alcance nacional, frustrado por el incipiente participacionismo y
dialoguismo que terminó una vez más confiando, según expresiones del
propio Francisco Prado, en el nuevo ministro Krieger Vasena, porque
según él: “Habría cambiado y su gestión podría ser útil a los
trabajadores”. Pese a esto, la posición de casi todos los sectores
populares, especialmente de Córdoba, conminaba a continuar la lucha.
Quiero transcribir una frase de un documento sindical del 23 de Febrero
de 1967, por su carácter premonitorio del “Cordobazo”. Decía así: “La
historia grande ¡está jalonada de hitos como el que ayer fuera
protagonizado por el movimiento obrero de Córdoba, en los talleres y
fábricas, en las calles de nuestra ciudad. Porque fue la de ayer una
jornada escrita con rasgos vigorosos y expresiones estentóreas que
desbordaron los lindes habituales y se prolongaron luego en los
grafismos de la prensa y de la televisión, en la retina y en el ánimo de
los millares de protagonistas y espectadores que vivieron las secuencias
del plan de acción desplegado por la CGT y gremios confederados de
Córdoba. Fue una jornada lúcida y comprometida que nos acerca un poco
más a la definición crucial que forzosamente tiene que producirse por
imperio de la situación a que ha sido arrastrado el pueblo argentino, y
sobre la que los trabajadores tenemos adoptada una posición clara,
concreta e irreductible”.
La represión que siguió al paro del primero de marzo de 1967 y la
desastrosa conducción de la CGT Nacional produjo un notorio vacio que
estuvo signado fundamentalmente por la oposición cada vez más abierta
entre las bases sindicales y dirigentes vinculados a ellas y el
participacionismo entreguista anidado en la sede de Azopardo en la
Capital Federal.
Las bases demandaban un nuevo Plan de Acción. En Tucumán el ataque a los
derechos de los trabajadores iba en aumento. En octubre de 1967 la
Delegación de Córdoba en el Congreso de la Federación de Luz y Fuerza
reclamaba ese Plan de Acción, inspirada en las propias demandas vigentes
en nuestra ciudad y denunciaba los hechos más alarmantes que estaban
sucediendo.
La preocupación de los dirigentes nacionales se centraba exclusivamente
en normalizar la CGT en ese entonces en manos de la Comisión Delegada.
¿De qué teníamos los cordobeses clara conciencia a fines de 1967? ¿Cuál
era nuestra denuncia? ¿Cuál era nuestra posición?
En apretada síntesis expresábamos: Bajo el lema de modernización y
transformación el gobierno planteó un plan económico, cuya base
filosófico-política se asentó aparentemente en el más ortodoxo y crudo
liberalismo, en la resurrección del “dejar hacer, dejar pasar”, en la
vigencia de un libre empresismo a ultranza, que provocaría la
estabilidad y la multiplicación de los bienes económicos del país. Sin
embargo esta declamada libertad económica no es sino un esquema
destinado sustancialmente a someter al país integrándolo a la crisis del
sistema capitalista monopolista como elemento compensador del deterioro
cada vez más pronunciado del mismo.
Más adelante señalábamos: “Ya desde hace tiempo en todas las naciones
del mundo ha concluido la etapa del liberalismo que aquí se pregona. Las
potencias industriales practican un crudo dirigismo económico; en el
sistema interno protegiendo su mercado productor e incluso consumidor
por vía de las barreras aduaneras y otros dispositivos complementarios;
en el aspecto externo creando organismos internacionales supeditados a
ellas que imponen la política de la libre penetración y de la libre
explotación de los pueblos subdesarrollados por los monopolios que
actúan desde las grandes metrópolis. Esta libertad económica impuesta y
dirigida desde afuera, especialmente desde las concentraciones
monopolistas norteamericanas a la par de favorecer desmesuradamente a
las mismas y a su país de origen, provocan en Argentina la agudización
de la crisis y la profundización de los efectos recesivos’.
En los pronunciamientos sobre los aspectos económicos se concluía: “Lo
que se pretende realmente es quebrar a la industria nacional y dejar el
mercado de consumo a merced de los monopolios. Así lo ha expresado
genéricamente la Confederación de la Industria al referirse que esta
política de transferencia formales y reales es en el más benigno de los
juicios, un mal signo. En lo que hace a las empresas del Estado la
aprobación de la Ley de Hidrocarburos y la Ley de Sociedades Anónimas,
confirma crudamente la programática oficial de entrega del patrimonio
estatal y de la conducción básica y fundamental de la economía a los
intereses extranjeros. Nadie duda ya que el plan trazado es contrario a
un auténtico desarrollo, atenta contra el nivel de vida de la población,
sirve a los grupos de la reacción y del privilegio, compromete el
porvenir del país y lesiona la soberanía nacional”.
En las cuestiones sociales se denunciaba “el aumento de todos los
precios de los artículos de uso y de consumo, agotando la capacidad
adquisitiva de las remuneraciones. El incremento de la desocupación. La
paralización de la Comisión del Salario Vital, Mínimo y Móvil. La
imposición del arbitraje obligatorio para los diferendos laborales. La
ley de represión de los conflictos sindicales. La intervención a
Sindicatos, el retiro o suspensión de personerías gremiales. La
eliminación o restricción de las representaciones sindicales en la
Empresa del Estado, incluidos los organismos de previsión social. La
violación de los contratos colectivos de trabajo. La ley de congelación
de salarios. La modificación de la ley de indemnizaciones por despido.
El aumento de la edad para acogerse a la jubilación y la eliminación de
las compensaciones por años de servicio”.
Como últimos detalles de las denuncias contra la reaccionaria política
que se llevaba adelante se señalaba: “Simultáneamente el Gobierno
pretende tener un consenso tácito de la opinión pública, pero no abre
vías de ninguna naturaleza para probar con la expresión del pueblo si
ello es cierto o no, mientras justifica tamaño despropósito con la
supuestamente perjudicial posibilidad de enfrentar a un debate político
al país. Con la lógica perseverancia de sus propósitos retrógrados el
Gobierno aprueba la Ley de Defensa Civil que militariza a toda la
población a partir de los 14 años de edad, bajo el pretexto de asegurar
el frente interno, pero con la finalidad de reprimir toda legitima
defensa de los intereses económicos, sociales y políticos de los
trabajadores. Más adelante dicta la denominada ley de represión al
comunismo, que engloba a todas las personas o instituciones que
protesten o lleven adelante una acción para proteger sus derechos.
Supera el cuadro represivo macartista dejando al Servicio de
Informaciones del Estado la calificación de toda persona que tenga
“motivaciones ideológicas comunistas”, añadiendo un régimen punitivo que
llega hasta los nueve años de prisión. Intervienen las Universidades
Nacionales, anula la participación de la juventud estudiosa argentina en
la vida de las mismas, proyecta una reglamentación limitacionista y
disuelve los Centros de Organización Estudiantiles. Viola el secreto de
la correspondencia cual modernos inquisidores celosos de toda opinión
adversa a la dogmática oficial. En el ámbito internacional propuso,
felizmente rechazada, la institucionalización de la Junta Interamericana
de Defensa, cual moderno gendarme de los Pueblos de América Latina que
bregan por su emancipación integral, a fin de mantenerlos en el
subdesarrollo, en el estancamiento y en la dependencia neocolonial”.
Allí se realizaron denuncias que si bien eran conocidas por todos, no
todos la realizaban. Eran las delegaciones cordobesas por lo general las
que sustentaban estos planteamientos en todos los ámbitos.
En Córdoba se expresó poco tiempo después una resolución de la CGT local
que declaró persona no grata al Presidente Onganía, y eso trasuntaba el
creciente desafío al régimen autocrático, no cuestionado a nivel masivo
con tanto vigor como se daba en Córdoba.
La rebelión de las bases sindicales
La Comisión Delegada de la CGT Nacional, intentó por todos los medios la
construcción de un Congreso adicto a las teorías del participacionismo.
Que era hacerse eco de toda la política del Gobierno y lograr la
participación en el proceso. Una renuncia clara a las reivindicaciones
obreras y populares que merecía una repulsa general.
El “dirigentismo” de los jerarcas de las organizaciones nacionales,
luego de prolijos cortejos de delegados, al estilo de los viejos comités
de la política criolla de la Década Infame, resolvió la convocatoria a
un Congreso Nacional para la normalización de la Confederación General
del Trabajo.
Llegó a tanto la podredumbre de los dirigentes participacionistas, que
sostenían que en ese Congreso no podían participar las Organizaciones
que estaban intervenidas, entre ellas la de más caudal de afiliados o
sea la Unión Ferroviaria, además de los trabajadores portuarios, de
prensa, químicos, del azúcar, etc.. Querían hacer un Congreso con los
que habían tolerado la Dictadura y sancionar a su vez con tal exclusión
a los que habían luchado, habían sido intervenidos y eran perseguidos
por los violadores de todos los derechos sindicales.
Todos quienes continuaban fíeles a los principios sindicales, incluso
los sindicatos intervenidos designaron delegados a tal Congreso,
comprometiendo a quienes estaban con la Dictadura a que en el propio
Congreso los inhibieran de actuar. El 28, 29 y 30 de Marzo comenzó el
Congreso. Los dirigentes que coincidían con Onganía, no tuvieron el
valor de acudir a impugnar a quienes.querían excluir desde la?
bambalinas. El Congreso se realizó con todas las organizaciones
combativas, incluidas las intervenidas, y con poco más de la mitad de
los delegados suficientes para el quórum se proclamó la lucha contra la
Dictadura y el desconocimiento a todos lo jerarcas del participacionismo.
De allí nació lo que fue denominada CGT de los Argentinos, encabezada
por Raimundo Ongaro.
Las bases sindicales repudiaban toda la política de conciliación
vergonzosa y una ola de manifestaciones, de actos, todos organizados por
los sindicatos de la CGT de los Argentinos, cubrió una verdadera
celebración del 1° de Mayo de 1968.
En Córdoba más de cinco mil personas concurrieron al local del Córdoba
Sport Club, en el que juntamente con Ongaro hice uso de la palabra
denunciando una vez más, ratificando lo que veníamos señalando desde
1966, que la Dictadura hundía al país.
El 28 de Junio de ese mismo año la CGT de Córdoba programó un acto
frente al local de la misma, en repudio al Segundo Aniversario de la
Dictadura. La represión, como lo hacia repetidas veces descargó todo su
aparato y se contabilizaron trescientos veintidós presos entre los
manifestantes. El movimiento obrero, el estudiantado, los sectores
populares pugnaban por expresar su protesta en la calle y sucesivamente
eran reprimidos. Pero no descansábamos. Algunos ya sostenían que no era
posible programar actos, ya que la Policía no los permitía y que la
gente se cansaba. La mayoría sostuvo que no. No queríamos dejar de lado
nuestro derecho a expresamos, a protestar, a exigir soluciones. Una y
otra vez nos disolvían encarcelando a trabajadores y estudiantes.
En Septiembre de 1968, la CGT y el Frente Estudiantil en Lucha programó
una semana de Protesta en recordación de los Mártires Populares,
coincidiendo con el aniversario de la muerte de Santiago Pampillón. Ya
el Gobernador Caballero, que había suplantado a Ferrer Deheza, lanzaba
la constitución de un Consejo Asesor, como forma perfeccionada del
participacionismo como experiencia piloto para todo el país.
La Semana de los Mártires Populares fue violentamente reprimida. Cayó
baleado el joven estudiante Aravena, que hoy aún se encuentra impedido
físicamente en forma total, como producto de aquel alevoso ataque. Los
actos fueron disueltos. Se atacó a una manifestación encabezada por
dirigentes sindicales, estudiantiles y Sacerdotes del Tercer Mundo, que
provenían de una Misa por Santiago Pampillón. Se disolvieron los actos
frente a la CGT. Se encarcelaron a varios militantes y representantes
sindicales y estudiantiles que estuvieron casi un mes en Encausados.
A fines del mismo 1968, la CGT organizó otro acto que fue igualmente
reprimido. Todos sentíamos una real indignación y la condena al régimen
tomaba ribetes de furia. Nada era posible hacer. La represión se
manifestaba en todo momento. El gobierno seguía su propaganda para el
Consejo Asesor. La Federación de Luz y Fuerza suspendía a nuestro
sindicato por estar adherido a la CGT de los Argentinos.
Los jerarcas sindicales habían realizado su propio Congreso, pero no
tenían ninguna vigencia en las bases. En Córdoba eran abiertamente
repudiados por la Clase Trabajadora. Mientras en todos los órdenes la
política de Onganía seguía consolidándose en el sentido de la fuerza y
la opresión.
Mientras por otra parte, en el Pueblo crecía la rebelión contra tanto
estado de injusticia, de desconocimiento de los Derechos Humanos. A
fines de 1968, se cumplió el 20° aniversario de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos. Luz y Fuerza realizó algunas conferencias sobre
el particular. Qué cotejo más dramático se realizaba entre el contenido
de esta declaración que coronó el final de la segunda guerra mundial y
el
régimen que imperaba en Argentina. Parecía que tantos sacrificios,
tantas vidas, por el respeto a los derechos del hombre, hubieran sido
inútiles.
1969: el año del Cordobazo
Hemos reseñado los males del régimen a escala nacional y hemos
particularizado las posiciones de Córdoba por ser las más relevantes
contra la Dictadura en el orden nacional.
Ya también Hilda Guerrero de Molina, mártir obrera de Tucumán engrosaba
las filas de quienes habían caído defendiendo sus ideales, enfrentando
al régimen de Onganía.
El régimen comunitario era publicitado desde todos los ángulos del
equipo gobernante. Córdoba se había convertido en la experiencia piloto
y el Dr. Caballero había constituido su Consejo Asesor que sería
convalidado con bombos v platillos en la Reunión de Gobernadores de Alta
Gracia. Allí llegó Onganía en el mismo automóvil y en la misma
posición ideológica y con los mismos propósitos de Caballero.
Antes habíamos redactado un importante documento. Un documento que se
denominaba Declaración de Córdoba y que se dio a publicidad el 21 de
Marzo de 1969. Dos meses y días antes del Cordobazo.
En el reseñábamos lo problemas principales de orden local que sumados a
los de orden nacional y en función a la toma de conciencia del pueblo de
Córdoba sobre la validez de sus derechos, podríamos decir que
encuadraron la heroica reacción popular del Cordobazo.
En la introducción se decía;
“Nuestra Provincia soporta un descalabro gubernativo, una manifiesta
inoperancia en los más altos niveles jerárquicos oficiales, una
ineptitud generalizada en la conducción de la cosa pública.
Paralelamente a esta ineficacia se destaca un oscuro y torpe manejo de
los instrumentos del poder, para favorecer a los círculos del privilegio
económico y financiero, para exaccionar los modestos recursos monetarios
de la población, para burlar la auténtica representatividad popular
mediante el fraude neocorporativista, para manipular desvergonzadamente
a algunos miembros de la justicia,intentando abiertamente ponerlos al
servicio de la tolerancia cómplice hacia el crimen de algún conspicuo
allegado al régimen”.
No se recuerda que nuestra provincia haya soportado tamañas iniquidades
públicas. Nunca el pueblo cordobés contempló, un ejercicio sensual del
poder usurpado con la impunidad que se manifiesta, y con el visto bueno
de un Poder Central que en muchos casos lo pone como ejemplo de
experiencia a proyectarse en toda la nación.
Esta situación insoportable en todos los órdenes, obliga a la clase
trabajadora cordobesa a repudiar públicamente al gobierno local, a
corresponsabilizar a la Dictadura de Ongania de todos sus actos y a
actuar cada vez más unida y enérgicamente para lograrla instauración del
ejercicio pleno de los derechos y garantías que pertenecen
inalienablemente a los trabajadores y ciudadanos, y a la práctica de la
función gubernativa en un plano de dignidad y de real interpretación de
las aspiraciones del Pueblo”. Señalábamos y no lo hacíamos nosotros por
una elucubración al margen de las posiciones populares, sino como una
expresión auténtica que palpitaba en toda la población que: “Consejo
Asesor: Durante bastante tiempo el Gobierno de Córdoba trabajó intensa y
solapadamente, para implementar el denominado Consejo Asesor Económico
Social. Sus fundamentos se basaron en el supuesto interés por consultar
sectores representativos de la comunidad y darles participación en el
análisis y programa de los actos gubernativos”.
Luego se indicaba: “Asimismo se pretende remedar el engendro del Consejo
Asesor, con los Consejos Económico-Sociales de vigencia positiva en
algunos países del mundo estructurados políticamente sobre la base de la
voluntad soberana del Pueblo”.
Y por último, luego de otras consideraciones: “El Consejo Asesor procura
la domesticación de la sociedad,su estratificación definitiva y si hoy
se viste con los ropajes de una aparente inocencia, con el tiempo todos
deberán lamentar su consolidación como aparato de poder omnipotente, sin
apelaciones, en el que se fundamentará y basará el régimen para
implantar un sistema de vida repudiado por la historia y con el cual se
identificó con su saludo romano el otrora joven camisa negra, hoy
Gobernador de Córdoba, Dr. Carlos Caballero.”
Sobre el caso Valinotto, se señalaba, “la opinión pública cordobesa y
también la nacional observan con estupor como un Juez de Córdoba,
dispuso la libertad de un criminal basándose en el testimonio,
denominado “de abono” del Ministro de Gobierno, Dr. Luis E. Martínez
Golletti, y del Vocal del Superior Tribunal de Justicia Dr. Pedro Angel
Spina”.
Y culminaba el análisis sobre este tema: “El Sr. Gobernador de Córdoba,
Dr. Carlos Caballero, ante la renuncia verbal de su Ministro de
Gobierno, Dr. Martínez Golletti, resolvió, rechazarla ratificándole su
confianza”.
Sobre los impuestos de orden local recalcábamos: “Los centros vecinales
de Córdoba, integrados en su mayoría por trabajadores, han denunciado el
asalto fiscal de que son objeto, han protestado, han señalado la
ilegalidad de las medidas tributarias, pero el gobierno ha permanecido
incólume, ofreciendo una transitoria y demagógica rebaja que no altera
la situación de fondo y que ha determinado la resistencia al pago, como
único camino para hacerse escuchar, aunque el gobierno sigue y seguirá
sordo a los reclamos del pueblo, embebido en su absolutismo y cegado por
su tortuoso designio político.
Sobre los problemas laborales se daba el caso de las “quitas zonales”
que afectaba fundamentalmente al gremio metalúrgico. La anulación de la
Ley del Sábado Inglés, que había sancionado en el año 1932 y que
rebajaba en un 9,1 °/o los salarios mensuales de los trabajadores. El
Departamento Provincial de Trabajo resultaba totalmente inoperante. Se
distinguía que “Córdoba es, a no dudarlo, el paraíso de los recibos en
blanco, que sirven para robar de los ya magros salarios de los
trabajadores, partes sustanciales y crear la inseguridad en la
permanencia de su empleo”. Por otra parte se dispuso el cierre de una
serie de escuelas nocturnas de capacitación a la que concurrían los
trabajadores, con el fundamento de que se habían agotado las instancias
para que los mencionados establecimientos pasaran a formar parte del
organigrama secundario provincial.
Las tropelías de la denominada “Brigada Fantasma”, también enardecieron
al pueblo de Córdoba. Decíamos sobre el particular: “Todo el país conoce
ya el increíble episodio de la “Brigada Fantasma”, denominada así por
sus oscuras andanzas no en resguardo de la seguridad pública, sino
atentando contra la misma. Intimidando a gente inocente, persiguiendo a
supuestos delincuentes y extorsionando a los detenidos”. Se concluía
sobre este punto: También el episodio de la “Brigada Fantasma”, por más
que se haya dispuesto su disolución y la detención de los “policías” que
la integraban, no fue descubierta por la preocupación o la diligencia de
los funcionarios del gobierno. Se conoció y se investigó por las
denuncias periodísticas que constituye hoy el único medio que tiene el
Pueblo para defenderse de alguna manera de los atropellos a que es
sometido por un Gobierno, que inexorablemente “será juzgado como el más
nefasto para los derechos de toda la población de Córdoba”. Para no
extenderse más sobre este extenso documente señalaré una frase mas: “Una
ínfima minoría, los dedos de una mano sobran para contarlos, de
“dirigentes” sindicales, apoya el régimen cordobés. No es así sin
embargo en el orden nacional.
La asistencia de más de cuarenta jerarcas gremiales a una entrevista con
Onganía ha demostrado que el espíritu de lucha de los trabajadores y del
pueblo, tienen un fuerte contingente de desertores, sumados a la
programática del régimen: política de sometimiento económico, de
opresión social, de oscurantismo cultural y de mordaza cívica,
sojuzgando a todos los argentinos que quieren un país en el cual se
operen fundamentales transformaciones que posibiliten un inmediato
porvenir donde impere la justicia social; donde se produzca la
independencia económica, liberando a la patria de la penetración y
dominio monopolice e imperialista; donde se materialice la soberanía
política sobre la base de la libre voluntad popular y donde la
democracia integral se practique sin ningún tipo de proscripciones e
inhabilitaciones para todos los argentinos”.
Cubríamos el final exhortando a la
unidad, a la acción común reinvindicativa, de todas las Organizaciones
Sindicales para la prosecución de la lucha en defensa de nuestros
derechos.
Estalla la caldera
Los trabajadores metalúrgicos, los trabajadores del transporte y otros
gremios declaran paros para los días 15 y 1° de Mayo, en razón de las
quitas zonales y el no reconocimiento de la antigüedad por transferencia
de empresas, respectivamente. Los obreros mecánicos realizan una
Asamblea y a la salida al ser reprimidos, defienden sus derechos en una
verdadera batalla campal en el centro de la ciudad el día 14 de Mayo.
Los atropellos, la opresión, el desconocimiento de un sin número de
derechos, la vergüenza de todos los actos de gobierno, los problemas del
estudiantado y de los centros vecinales se suman. Se paraliza totalmente
la ciudad el día 16 de Mayo. Nadie trabaja. Todos protestan. El Gobierno
reprime.
En otros lugares del país, estallan conflictos estudiantiles por las
privatizaciones de los comedores universitarios. En Corrientes es
asesinado el estudiante Juan José Cabral y ese hecho tiene honda
repercusión en toda la población de Córdoba. Se dispone el cierre de la
Universidad. Todas las agrupaciones estudiantiles protestan y preparan
actos y manifestaciones. Se trabaja de común acuerdo con la CGT.
El día 18, es asesinado en Rosario el estudiante Adolfo Ramón Bello.
Realizamos con los estudiantes y los Sacerdotes del Tercer Mundo una
marcha de silencio en homenaje a los caídos.
El día 20 de Mayo, fui detenido e incomunicado en el Departamento de
Policía “en averiguación de antecedentes”. Recupero la libertad al día
siguiente. El día 21, se concreta un paro general de estudiantes. Una
serie de comunicados del movimiento obrero lo apoyan. En Rosario cae una
víctima más. El estudiante y aprendiz de metalúrgico Norberto Blanco, es
asesinado en Rosario. Se instalan Consejos de Guerra.
El día 22 de Mayo, los estudiantes de la Universidad Católica se
declaran en estado de asamblea y son apoyados por el resto del
movimiento estudiantil. El día 23 de Mayo, es ocupado el Barrio Clínicas
por los Estudiantes. Es gravemente herido el estudiante Héctor Crusta de
un balazo por la Policía. Se producen fogatas y choques. La Policía es
contundente, y los choques se hacen cada vez más graves.
El día 25 de Mayo, hablo en la Universidad Católica de Córdoba y hago
una severa crítica y condena a los sangrientos atropellos de la Policía
y de los arbitrarios procedimientos del Consejo de Guerra en Rosario.
El día 26 de Mayo, el movimiento obrero de Córdoba, por medio de los dos
plenarios realizados, resuelve un paro general de actividades de 37
horas a partir de las 11 horas del 29 de Mayo y con abandono de trabajo
y concentraciones públicas de protesta. Los estudiantes adhieren en todo
a las resoluciones de ambas CGT.
Todo se prepara para el gran paro. La indignación es pública, notoria y
elocuente en todos los estratos de ]a población.
No hay espontaneísmo. Ni
improvisación. Ni grupos extraños a las resoluciones adoptadas. Los
Sindicatos organizan y los estudiantes también. Se fijan los lugares de
concentración. Como se realizaran las marchas. La gran concentración se
llevara adelante, frente al local de la CGT en la calle Vélez Sársfieid
137.
Millares y millares de volantes reclamando la vigencia de los derechos
conculcados inundan la ciudad en los días previos. Se suceden las
Asambleas de los Sindicatos y de los Estudiantes que apoyan el paro y la
protesta. El día 29 de Mayo amanece tenso. Algunos sindicatos comienzan
a abandonar las fábricas antes de las 11 horas. A esa hora el Gobierno
dispone que el transporte abandone el casco céntrico. Los trabajadores
de Luz y Fuerza de la Administración Central, pretenden organizar un
acto a la altura de Rioja y General Paz y son atacados con bombas de
gases. Es una vez más la represión en marcha. La represión
indiscriminada. La prohibición violenta del derecho de reunión, de
expresión, de protesta.
Mientras tanto, las columnas de los trabajadores de las fábricas de la
industria automotriz van llegando a la ciudad. Son todas atacadas y se
intenta dispersarlas.
El comercio cierra sus puertas y las calles se van llenando de gente.
Corre la noticia de la muerte de un compañero, era Máximo Mena del
Sindicato de Mecánicos. Se produce el estallido popular, la rebeldía
contra tantas injusticias, contra los asesinatos, contra los atropellos.
La policía retrocede. Nadie controla la situación. Es el Pueblo. Son las
bases sindicales y estudiantiles, que luchan enardecidas. Todos ayudan.
El apoyo total de toda la población se da tanto en el centro como en los
barrios.
Es la toma de conciencia de todos evidenciándose en las calles contra
tantas prohibiciones que se plantearon. Nada de tutelas, ni de los
usurpadores del poder, ni de los cómplices participacionistas. El saldo
de la batalla de Córdoba -El Cordobazo- es trágico. Decenas de muertos,
cientos de heridos. Pero la dignidad y el coraje de un Pueblo florecen y
marcan una página en la historia argentina y latinoamericana que no se
borrará jamás.
En las fogatas callejeras arde el entreguismo, con la luz, el calor y la
fuerza del trabajo y de la juventud, de jóvenes y viejos, de hombres y
mujeres. Ese fuego que es del espíritu, de los principios, de las
grandes aspiraciones populares ya no se apagará Jamás.
En medio de esa lucha por la justicia, la libertad y el imperio de la
voluntad soberana del pueblo, partimos esposados a bordo de un avión con
las injustas condenas sobre nuestras espaldas. Años de prisión que se
convierten en poco menos de siete meses, por la continuidad de esa
acción que libró nuestro pueblo, especialmente Córdoba, y que nos
rescata de las lejanas cárceles del sur, para que todos juntos,
trabajadores, estudiantes, hombres de todas las ideologías, de todas las
religiones, con nuestras diferencias lógicas, sepamos unirnos para
construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del
hombre, sino su Compañero y su Hermano.
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