Concentración
industrial y
poder de mercado
6 de junio de 2019
Por Alejandro
Nadal (La
Jornada)
Hasta la
década de los años 1970 los estudios sobre organización industrial cubrían
temas como la concentración y el poder de mercado, los canales de competencia,
escalas de producción, integración vertical y horizontal, las empresas
multiproducto y sus economías de alcance. Quizás faltaba en el paisaje el
vínculo con el sistema financiero, pero por lo menos el poder que viene
asociado a la concentración industrial era una parte clave de la preocupación
de los economistas. Pero en los años de 1970 ese tipo de estudios se fue
eclipsando y en la investigación sólo quedó espacio para los estudios que
glorificaban las virtudes del libre mercado. La nomenclatura misma de
organización industrial se fue utilizando cada vez más para referirse a un
campo de estudios que mostraban que los principales postulados de la teoría
neoclásica seguían siendo válidos.
Hoy, las cosas están
cambiando. Muchos economistas se han dado cuenta de que no pueden tapar Pero muchos organismos vinculados con el mundo de la política económica se resisten a encarar
La realidad contrasta con el informe del FMI. La vinculación malsana con fuentes de crédito, así como la fusión y la adquisición de empresas para incrementar sus economías de escala y de las llamadas economías de alcance, son dos procesos típicos que promueven la concentración y no son precisamente buenos para la salud macroeconómica. Ambos están relacionados con el poderío del sector financiero y contribuyen a cambiar el modus operandi de las grandes corporaciones que terminan por privilegiar las ganancias de muy corto plazo, abandonar los proyectos de largo aliento y, por supuesto, sacrificando el medio ambiente. Las oleadas de fusiones y adquisiciones de los años anteriores a la crisis de 2008 son claro testimonio de esto.
Lo
más importante en este tema es que la concentración industrial está íntimamente
vinculada con la creciente desigualdad y con el desempeño de la economía
mundial. La evidencia de numerosos estudios revela que las grandes
corporaciones utilizan su poder de mercado para manipular precios, incrementar
sus márgenes de ganancias sobre los costos y para imponer menores salarios y
prestaciones en mercados laborales cada vez más fragmentados. El golpe a las
clases trabajadoras es una exacción doble que pasa por los precios y los
salarios.
Otros instrumentos que han
contribuido a incrementar la concentración industrial incluyen la larga
duración de las patentes y los contratos de licencias que involucran todo tipo
de restricciones para los licenciatarios. El cambio en la legislación que
permitió ampliar la duración de las patentes refleja el poder que han tenido
las grandes corporaciones para moldear la agenda del Poder Legislativo.
La interpretación de las leyes antimonopolio se ha ido debilitando
desde hace mucho. Algunos casos connotados, en los que se involucran unas pocas
corporaciones gigantes, no deben engañar: las leyes antimonopolio son, en la
actualidad, una caricatura de lo que fueron hace cuatro décadas. Todo esto
sirve para recordar que, en su evolución, el capitalismo va modificando la
estructura del Estado.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=256833
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