Haití. La cruz de tres puntas que
pesa sobre un pueblo heroico
Por Esto!
A la cabeza de una marcha de protesta
contra el presidente de Haití la pasada semana, un manifestante llevaba una
gran cruz de madera con las banderas de Canadá, Francia y Estados Unidos, las
tres naciones que los manifestantes identifican como puntales del apoyo al
régimen del Presidente Jovenel Moise, en reconocimiento por su papel en el
golpe de 2004.
Casi totalmente ignorada por los medios
convencionales de prensa, la población haitiana critica constantemente al
gobierno de Canadá por este posicionamiento tan poco objetivo en torno a la
realidad política de su país. En repetidas ocasiones, desde que el gobierno de
Jean-Bertrand Aristide fue derrocado en 2004, los manifestantes han portado
carteles con reproches a la política canadiense o se han congregado frente a la
Embajada de Canadá en Puerto Príncipe. Los periódicos Haiti Progrès y Haiti
Liberté de la nación caribeña describen a Canadá como “fuerza de ocupación”, una
“partidaria del golpe” o simplemente como nación “imperialista”.
Durante meses de protestas populares,
Canadá se sigue mostrando hostil a los manifestantes, que representan a la
mayoría de una población empobrecida. Recientemente una investigación del Tribunal
Superior de Cuentas de Haití sobre corrupción y disputas administrativas ha
reavivado el movimiento popular que lucha por el derrocamiento de su presidente
“apoyado por Canadá”.
En el año que cursa ha habido numerosas
protestas -incluso una huelga general de una semana, en febrero- exigiendo
rendición de cuentas de funcionario públicos. Se alega que la razón principal
por la que Moise
se mantiene en el poder es porque tiene el apoyo que del “Grupo Central de
Amigos de Haití” (Core Group of Friends of Haiti), compuesto por los
embajadores de Canadá, EEUU, Francia, Brasil, y Alemania, así como por
representantes de España, la
Unión Europea y la desprestigiada OEA.
El “Core Group” había emitido una breve
declaración de apoyo a Moise en la que pedía “un amplio debate nacional, sin
condiciones previas”, que era la posición que funcionarios canadienses habían
expresado reiteradamente en semanas recientes. La oposición había rechazado tal
negociación con Moise argumentando que ello equivaldría a abandonar las
protestas para negociar con un presidente corrupto e ilegítimo que pocos
haitianos respaldaban.
Otra indicación de la orientación
política del Core group, ha sido su declaración del 30 de mayo que “condenaba
los actos de degradación cometidos contra el Senado”, refiriéndose a que,
temprano ese día, un grupo de senadores de la oposición sacaron algunos muebles
y los colocaron en el césped del Parlamento con el propósito de bloquear la
ratificación del primer ministro interino.
El embajador de Canadá, André Frenette,
por su parte, tuiteó que “Canadá condena los actos de vandalismo en el Senado…
porque van en contra de los principios democráticos”.
Pero se hizo notar que Frenette y el
Core Group no habían tuiteado ni publicado declaración alguna contra el reciente
asesinato del periodista Pétion Rospide, quien había estado informando sobre la
corrupción y la violencia policial. Tampoco se refirieron al resultado de la
comisión que declaró al Presidente Moise responsable del robo de fondos
públicos así como tampoco al reciente informe de la ONU que confirmaba la
participación del gobierno del país en una terrible masacre que tuvo lugar en
el barrio La Saline de Puerto Príncipe a mediados de noviembre.
Las recientes declaraciones de gobierno
de Canadá y del “Core Grup” ignoran completamente los argumentos sobre la
ilegitimidad electoral de Moise y minimizan la magnitud de la corrupción y de
la violencia contra los manifestantes.
Peor aún, se argumenta que funcionarios
canadienses promovían y muchas veces aplaudían a las fuerzas policiales
responsables de muchos abusos. Para deleite de la élite clasista más
concientizada del país, Ottawa había tomado la delantera en el fortalecimiento
del brazo represivo del Estado haitiano luego de la expulsión del expresidente
Aristide.
Un oficial de la RPMC dirige el
componente policial de la Misión de las Naciones Unidas para la Justicia en
Haití (MINUJUSTH), integrado por 1.200 personas.
A finales de mayo, el embajador de
Canadá ante la ONU, Marc-André Blanchard, encabezó una delegación del Consejo
Económico y Social de Naciones Unidas en Haití. A su regreso a Nueva York
propuso crear una misión “robusta” para continuar el trabajo del MINUJUSTH tras
su conclusión prevista para octubre. Funcionarios canadienses lideran la campaña
para extender la ocupación de 15 años de las Naciones Unidas que relevó a las
tropas de EEUU, Francia y Canadá que derrocaron al gobierno de Aristide y,
entre otros horrores, fueron responsables de la introducción del cólera en
Haití, que ha matado a más de un millón de personas del glorioso, pero sufrido,
país caribeño.
Rebelión
/Blog del autor:http://manuelyepe.wordpress.com/
Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2019/06/29/haiti-la-cruz-de-tres-puntas-que-pesa-sobre-un-pueblo-heroico/
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