Haití: Los daños causados por el
huracán Mathew son naturales y sistémicos
20 de noviembre de 2016
20 de noviembre de 2016
Los daños
ocasionados por el huracán Mathew no son sólo naturales. Es cierto que Haití se
halla ubicado sobre fallas tectónicas y en una zona ciclónica que con mayor o
menor violencia precipita anualmente miles de metros cúbicos de lluvias
torrenciales y azota con vientos de rara crueldad como los del 3 y 4 de octubre
último. Frente a esta potencia de la naturaleza nadie, ni los científicos más
evolucionados, es capaz hasta hoy y tal vez nunca de impedir desplegar sus
fuerzas a la naturaleza.
Por Marc Arthur Fils-Aimé* Alter presse}
Los científicos han declarado que los sismos y los ciclones
forman parte, por lejos, de las necesidades intrínsecas de la naturaleza para
regenerarse y equilibrarse. Por lo tanto no es posible que la naturaleza se
adapte a los caprichos de los seres humanos. Lo contrario debería ser la regla. Desgraciadamente ,
en nombre de la modernidad y de la civilización, la avidez de las clases
dominantes ha aprovechado en todo el mundo los conocimientos científicos para
explotarlos en provecho propio y paralelamente en detrimento de la buena salud
de la Madre Tierra ,
como la llamaban los primeros habitantes de nuestro continente. Naomi Klein
escribió: “Las raíces de la crisis climáticas se hallan en el fondo de los
mitos fundadores de la civilización occidental, surgido de la Ilustración,
según los cuales la humanidad tiene vocación de dominar una naturaleza
considerada ilimitada y absolutamente modificable. Esto no sólo se debe
atribuir a la derecha política o a los EE.UU., se trata de un gran relato que
trasciende las fronteras y los desacuerdos ideológicos (1).
Algunas clases sociales, en una inicua comprensión
sociopolítica y económica en la que la acumulación del capital no tiene
límites, han contribuido ampliamente a este desorden atmosférico. Tal es la
razón por la que decimos que los daños ocasionados por el paso del Mathew en
Haití no se deben sólo a causas de origen natural. La población se halla
atrapada entre ese modelo sistémico dominante en el planeta y la visión átona
de nuestros dirigentes dentro de ese mismo modelo. Es inútil insistir sobre el
aspecto coyuntural de este suceso, puesto que conocemos bien la cantidad de
perjuicios que directa o indirectamente sufre una gran parte, absolutamente
devastada, del país. Sobre la crisis estructural se ha engarzado una crisis
coyuntural que con su triple dimensión social, económica y política ha
empeorado la situación de las masas populares. Es precisamente ese aspecto
estructural el que se ha ligado dialécticamente al aspecto coyuntural y por lo
tanto sobre el que nos interesa específicamente reflexionar.
No intentamos sin embargo negar la absoluta
responsabilidad, sin excepción, de los diferentes gobiernos que han pasado por
Haití desde 1804 hasta la
actualidad. Por el contrario queremos mostrar de qué modo han
contribuido a todas estas desgracias.
El capitalismo y su enorme responsabilidad en
el desequilibrio del medioambiente y de sus subsistemas ecológicos
Reconozcamos en primer término que el sistema capitalista
se ha vuelto aún más inhumano, en su fase neoliberal ha desequilibrado el
medioambiente y todos sus subsistemas ecológicos. Todos los dirigentes de aquí
y de todas partes han reconocido los daños al cambio climático. La Vigésima Primera
Conferencia de las Partes en la Convención Marco
de las Naciones Unidas sobre los Cambios climáticos (COP 21), que se celebró en
París entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre de 2015, lo prueba... No
fue la primera ni será sin duda la última. Los resultados de esas reuniones nos han
convencido de que muy pocos de esos dirigentes se han mostrado dispuestos a
salvar lo que aún es posible. No están ni política ni ideológicamente
convencidos de restringir al menos el poder de las multinacionales y de otras
fuerzas no tan poderosas culpables hoy día de esos desórdenes que hipotecan el
porvenir del planeta.
Paradójicamente esos dirigentes en lugar de estar al
servicio de sus países han aceptado el lugar de metrónomos dispuestos a mejor
someterse a las megapotencias financieras y económicas... Los meteorólogos han
reconocido que este año 2016 es el más cálido que han registrado desde que han
asumido esa tarea. También los ha sorprendido la manera en que el huracán
Mathew acrecentó su fuerza pasando rápidamente del valor 1 al valor 5.
¿Cuál es el papel de la estructura social
haitiana en esta catástrofe?
Estos terribles golpes que acaba de sufrir el país que
tiene la maligna costumbre de padecer desde su emergencia insular, tiene un
vínculo directo con la estructura social haitiana. Sin duda es una consecuencia
del modo de producción burguesa-feudal bajo la férula de la oligarquía vinculada
a las potencias imperialistas. EE.UU. no oculta su intromisión en todas las
instancias estatales desde su primer desembarco en 1915. Desde 1804, fecha de
nuestro nacimiento como Estado-nación, los diferentes gobiernos que se
sucedieron al frente del Estado expulsaron a las masas populares hacia las
laderas de las montañas o hacia las tierras más áridas. Las que permanecieron
en los medios urbanos se vieron
obligadas a juntarse en chabolas o villas miseria construidas en su mayor parte
en zonas pantanosas o en el fondo de los barrancos. Es por eso que los hábitats
en los que residen se hunden al primer amago de lluvia y de viento.
La clase política tradicional consideró siempre que las
clases trabajadoras son una reserva de mano de obra barata –y se enorgullecen
de su aporte a la ganancia de los tiburones propios y de afuera– y constituyen
una reserva electoral para mantenerse a perpetuidad. Tal es la razón por la
cual la desolación que afecta a una considerable cantidad de nuestros
compatriotas luego del paso del huracán Mathew no ha afectado a la conciencia
de esa clase. Reclama a voces la celebración de elecciones con el propósito de
resolver los problemas que enfrenta el país: problemas que son de orden
estructural más que coyuntural. Esto se debe a que su conciencia, o su
subconsciente, se nutren de la idea de que el éxito depende más del
imperialismo estadounidense que del propio pueblo. El nombramiento de René
Preval en 1996, el de Martelly en 2010-11 y todos los posteriores a la
ocupación yanqui de 1915, a
excepción del anciano presidente Aristide en diciembre de 1990, se mantienen
aún vivos en el recuerdo de los políticos tradicionales dispuestos a sucumbir a
la misma tentación y ofrecer el país al mejor postor. De acuerdo con la
antedicha comunidad internacional, nunca han concedido a las mayorías
populares, dentro de esta perspectiva, más que un papel destinado a legitimar
su democracia.
Por lo tanto los indescriptibles daños causados por el
Mathews están directamente relacionados con la arquitectura de la sociedad
haitiana. Juzgamos equivocada la evaluación de las pérdidas estimadas por el
ministro de Economía y Finanzas, Yves Roman Bastien, de alrededor de 2.000
millones de dólares. Hemos observado una tendencia casi generalizada a comparar
la cantidad de viviendas destruidas por el terremoto del 12 de enero de 2010
con el desastre de este comienzo de octubre. ¿Se podría, con la ayuda de un
método de cálculo económico, establecer montos del derrumbamiento del entorno,
del hundimiento ecológico de por lo menos tres departamentos uno de los cuales
el Gran Anse, era uno de los más boscosos del país? Veamos lo que Jacques
Stephen Alexis expresó, Los árboles Músicos, el poder del árbol en la creencia
popular: “Cuando salieron empapados, seguidos por una multitud de campesinos y
de gente del pueblo, vieron avanzar a toda velocidad a Joseph Boudin, el jefe
de la región. Con
sus ropas desgarradas, sin sombrero, sin aliento, Joseph parecía preso de la locura. Sus ojos
despavoridos y todas sus actitudes mostraban que no era simplemente un poseído.
Cuando estuvo próximo al gomero ubicado en el centro del patio cuyas raíces se
extendían por el suelo hacia todas partes, el hombre se echó atierra y se puso
a barrer con su frente el suelo pedregoso del patio. Apoyó con todas sus
fuerzas el occipucio en una de las largas raíces. Las venas de su cuello se
inflaban, respiraba con un ruido estentóreo, exhibiendo una fuerza demencial,
levantando lentamente la raíz…Bois d’Orme se aproximó. Habían corrido a
llamarle para que viniera a auxiliar a quién los dioses habían impuesto este
terrible castigo” (2).
Las clases explotadoras debido a su condición clasista,
bajo la tramposa apariencia de estar al servicio de todos los hijos e hijas de
la nación, han construido un país en el que las clases explotadas se hallan
obligadas a realizar tareas que a mediano plazo van contra sus intereses, La
industria del carbón de leña es uno de esos emblemáticos ejemplos que ha
mantenido indiferentes a las clases dirigentes a despecho de la existencia de
soluciones alternativas. Nuestros bosques se reducen a un ritmo letal sin
generarles la menor inquietud... A menudo son las mismas esferas estatales las
que participan directamente de esa extinción firmando contratos leoninos con
firmas extranjeras. El acuerdo firmado en 1941 entre el presidente Lescot y la
SHADA (Sociedad Haitiana-americana de Desarrollo Agrícola) constituye un
convincente ejemplo. Myrtha Gilber nos ha proporcionado una excelente
investigación sobre este tema. Ha escrito: “El diario Le Nouvelliste (31 de
enero de 1942) publica este mes de enero, otra de las principales actividades
de la SHADA que llamaremos la deforestación activa o más bien la masacre de
nuestros bosques que los contratos haitianos llaman eufemísticamente “la explotación
científica de nuestros bosques”.
Y Thomas Fennel informa: “Entre las numerosas actividades
de la Sociedad
Haitiana –americana de Desarrollo Agrícola se debe mencionar
la división forestal establecida en Morne des Commissaires… La compañía ya
tiene bajo su control 10.000
acres . El aserradero enviado a la compañía por el
Servicio Técnico de Agricultura de acuerdo con los términos contractuales con
el Gobierno haitiano, funciona de pleno. Más de 60.000 pies de tablas
recientemente manufacturadas ya han sido comercializadas localmente… Las
máquinas para la instalación de un nuevo aserradero ya se han recibido y
comenzarán a funcionar muy pronto” (3).
Gilbert reconoce más adelante: “Aunque amputada de su
principal proyecto la SHADA ha continuado su actividad en las plantaciones de
pita y continúa la explotación científica del Bosque de Pinos de la que
extraerá más de tres millones de tablas de pino superior a la de 1944 cuya
mayor parte fue exportada. Por otra parte la SHADA continuará con el Bosque de Pinos
hasta 1950”
(4). Francois Duvalier, aquel avaricioso insaciable de poder ordenó la
deforestación de zonas que deberían haberse declarado de utilidad pública para
desalentar la lucha armada contra él. En el transcurso de los años 60 todavía
se veía anclar en la rada de Puerto Príncipe barcos que la población llamaba
“vapé” que venían a embarcar toneladas de madera de Campeche con destino a
EE.UU. Thomas Sankara estaba en lo cierto cuando declaró públicamente “la lucha
contra la desertificación es un combate antiimperialista”.
Siempre con esa perspectiva de considerar al país una vaca
lechera, ningún gobierno ni de anteayer, ni de ayer ni actual se ha esforzado
en presentar un plan que incluya módulos de ejecución concretos destinado a
reparar los daños ocasionados al medioambiente en el Parque Maca, en el Bosque
de Pinos y en cualquier otro sitio ecológico en vías de desaparición. ¿Cuál ha
sido la propuesta de los ministerios involucrados frente a los árboles
destrozados por el Mathew?
Junto a la preocupación por evitar las muertes en serie
por inanición y deshidratación ayudando con aportes de primera necesidad a la
población descapitalizada, ¿por qué el Gobierno ha silenciado todos los
problemas estructurales, a menos que quiera mantener una importante parte del
territorio bajo perfusión por razones comprensibles pero inconfesables? ¡Que
antiguos ministros que dirigieron diversas ramas de la administración pública
denuncien las incoherencias del Estado con cualquier ejemplo! ¿Qué han hecho
mientras desempeñaron sus funciones para corregir lo que hubiera sido posible
corregir? No han dejado de denunciar su propio balance de la catástrofe, de
criticar al Estado y a todos los gobiernos reclamando propuestas de recambio.
El Estado haitiano y los diferentes gobiernos
antipopulares
El primer Gobierno del que partió el primer soplo de
independencia y de libertad en favor de los esclavos fue el de Toussaint
Louverture en su constitución de 1801. No nos vamos a detener en la epidermis
de los personajes que concibieron este acto. No queremos seguir el mismo camino
que algunos historiadores que han insistido más en el color de la piel que en
su pertenencia de clase. Lo importante era el proyecto subyacente, es decir,
las medidas antipopulares que ahogaban a los nuevos libertos de la esclavitud y
que los sometían a los grandes propietarios terratenientes. Jean Price Mars nos
lo dice así: “La respuesta a este asunto es la eterna vergüenza y la eterna
desigualdad que heredamos de nuestros padres y cuyo estigma indeleble aún
llevamos con una indiferencia que tiene tanto que ver con la inconsciencia como
con la cobardía.
Aunque inmediatamente después de la victoria armada
proclamamos con énfasis que la esclavitud estaba abolida para siempre abolida
en Haití y sin embargo fue Toussaint Louverture, nuestro inmortal hombre de
Estado que había comandado tácita o efectivamente a la colonia durante y
después de la sangrienta lucha, inauguró una política de conciliación con los
antiguos amos cuya finalidad no era otra que la reconstrucción disfrazada del
sistema que acababa de abolirse gracias a la devoción incansable de la dócil
multitud”(5).
Así pues se perdió una primera oportunidad de realizar una
distribución igualitaria de tierras a los campesinos, ya que Toussaint
Louverture disponía de un gran control sobre los aparatos del Estado colonial.
Con los campesinos armados habría podido destruir para siempre el modelo
colonial inhumano y todas sus secuelas. Los intereses de la clase propietaria
prevalecieron sobre los intereses de los nuevos libertos. Fred Doura ha hecho
la siguiente reflexión. “Por otra parte Toussaint Louverture poseía también
cinco grandes empresas cafeteras, cinco hatos y varias casas en la región de
Artibonite. Toussaint convirtió al general Dessalines, según Pamphilio De
Lacroix (citado por Paul Moral: 22) en granjero, es decir propietario de
treinta y dos azucareras que le rendían un promedio de 100.000 francos anuales
de renta cada una. Fue así como se formó, según Paul Moral, una nueva
aristocracia terrateniente de generales–granjeros, beneficiarios del
militarismo agrario o más bien un acaparamiento sistemático de tierras
dirigiendo las explotaciones según el modelo de porciones. Esta no reforma
agraria o más bien este acaparamiento sistemático de tierras por la satrapía de
los generales y de los oficiales superiores y los admitidos excluía así de la
propiedad a una gran cantidad de nuevos libres que debía asegurarles la
indispensable base económica de su libertad. Es lo que condicionaría a través
del tiempo el desastre socioeconómico que aún sufre el país dos siglos después”
(6).
Las leyes agrarias de Dessalines de 1805, las de Petion y
las de Christophe posteriores unos años después del asesinato del emperador
Dessalines, procedían de la misma inspiración. Las muchas leyes agrarias
decretadas por los gobiernos haitianos no respondían a las necesidades de los
campesinos. Entendemos por campesinos a quienes tienen a la agricultura como
actividad básica, aunque esté asociada a algunas actividades artesanales como la
fabricación de sombreros de paja, esteras y otras actividades conectadas que
les permiten ocuparse en las estaciones en que no se cosecha. El campesino es
también aquel que en el período entre cosechas en su microclima va a vender su
capacidad laboral a otros cultivadores en otras regiones para regresar luego a
sembrar su parcela. Se ha convertido en proletariado agrícola y pescador. A
veces cruza la frontera haitiana-dominicana con el mismo estatuto de clase y el
mismo objetivo.
Esas pretendidas leyes agrarias son apenas comprimidos de
aspirina destinados a calmar coyunturalmente las aspiraciones campesinas a la
propiedad de la tierra. El
bluf del primer mandato del presidente Preval en 1996 fue paradojalmente la
última tentativa de engaño sobre la parcelación campesina encuadrada en una
superficie bien delimitada del valle de Artibonite.
El Estado y el gobierno haitianos se han caracterizado a
través de la historia por su indiferencia hacia el destino de las masas
populares y del Estado-nación.
Tanto el Estado haitiano como sus diferentes gobiernos no
han tomado, durante el transcurso de dos siglos, medidas drásticas destinadas a
proteger el medioambiente y los numerosos microsistemas que han otorgado su
especificidad al país. Los alcaldes de las ciudades solo se preocupan del cobro
de impuestos relacionados con la construcción de viviendas y del impuesto
municipal, rechazando absolutamente todas las obligaciones de la legislación
haitiana. Esto explica el hábitat jerarquizado que se ha desarrollado en la aglomeración
de Puerto Príncipe y que se reproduce en las ciudades y en los pueblos de las
provincias, hasta en los que en otro tiempo gozaban de reputación por su
limpieza y sus agradables paisajes.
El sismo de 2010 no cambió en nada las formas de funcionamiento
del Estado haitiano y de la sociedad en general a pesar de los 300.000 muertos
y todos los daños vinculados. Algunos creyeron que esa catástrofe cambiaría la
mentalidad de nuestra ciudadanía y erigiría otro modelo de poder y de
dirigentes políticos. Contrariamente a lo esperado todo cambio de mentalidad o toda
toma de conciencia del ser social que tiene sus propias exigencias no podría
proceder de un gesto místico e individual. Fred Doura, desde una visión materialista
dialéctica ha escrito: “La historia de toda sociedad humana ha demostrado que
cuando se modifica el ser social también se modifica la conciencia. Cuando
el fundamento material de la sociedad o el ser humano se modifica o se mejora
aparecen las nuevas ideas, compiten hasta destruirlas y terminan por
desaparecer” (7). Naomi Klein en otra oportunidad opinó en el mismo sentido: “El problema va mucho
más allá de la falta de recursos institucionales: se ubica en cada uno de
nosotros. El capitalismo contemporáneo no sólo ha favorecido los comportamientos
que agravan la crisis climática: ha transformado también al individuo
haciéndolo acelerar, desarraigándolo y desmaterializándolo a imagen del sector
financiero, en el que cada uno se encuentra en todas partes y en ninguna a la vez. Se reconocen allí las
preocupaciones de nuestro tiempo (¿Cuáles son los efectos de Twitter sobre mi
concentración? ¿En que se han convertido las relaciones humanas con todas esas
pantallas?) Las que además influyen ampliamente sobre nuestro modo de
reaccionar frente a la crisis climática” (8).
Se necesita hacer permanentemente referencia a nuestro
sistema político para poder captar la realidad con sus diferentes parámetros.
Digamos nuevamente con Fred Douras que: “la conciencia del haitiano se ha
formado bajo la influencia de sus condiciones de vida, en el marco de sus
relaciones con el medioambiente. Ahora bien, es de la conciencia social de
donde extrae su saber, su cultura, sus convicciones, etc. Que interiorice las
tradiciones, las normas morales dominantes en la sociedad o en un medio social
más restringido: que adquiera así sus ideas, sus costumbres, sus gustos que
identifican profundamente su comportamiento… El individuo es el producto de las
condiciones sociales de su propia época” (9).
El medio rural se halla afortunadamente libre de esa clase
de predación que ejercen las alcaldías y de toda clase de colectividades
territoriales aunque paga las consecuencias de la incompetencia y de la mala fe
de las autoridades en el mediano y en el largo plazo. De todas maneras la
sangría se halla omnipresente y sólo le deja los huesos y la piel. El Estado
devastador y corrupto lo espera en la ciudad y le tiende toda clase de trampas
para sustraerle los magros frutos de su trabajo. Entre los principales verdugos
del campesinado haitiano puede identificarse al oficial de estado civil.
Requiere de los padres del recién nacido una cantidad inaudita para reconocer
su nacimiento y otorgarle su certificado de nacimiento y por lo tanto su
ciudadanía. Últimamente se han puesto en evidencia miles de falsas actas de
nacimiento registradas con el mismo número. Es por lo tanto comprensible lo
difícil que es identificar a las personas que mueren o desaparecen en
circunstancias particulares, porque la mayor parte son personas anónimas: no
existen ni para el propio Estado. Casi todas forman parte del campesinado, de
los sin tierra o de los medios más
paupérrimos de los pueblos y de las ciudades. A las autoridades locales les ha
resultado más cómodo contabilizar la cantidad de animales y aves aniquiladas
por la furia del ciclón que las personas muertas y desaparecidas... Las
autoridades locales son capaces de identificar los edificios dañados pero
incapaces de ubicar la localización de las casitas derruidas por el huracán.
Franz Duval, un editorialista del diario Le Nouvelliste nos regaló un jugoso
panfleto cuando escribió: “Nuestros expertos del Ministerio de Agricultura han
podido determinar en seis departamentos (Sud, Grand ’Anse, Nippes, Sud- Est,
Ouest et Nord-Ouest) a menos de una semana del desastre y al detalle la
cantidad de animales caprinos muertos… A este logro de tan alta precisión
merece que se le otorgue al menos el Premio Nobel y la medalla Fields. La
catástrofe es verdadera. Los emprendedores y sobre todo los habitantes de
varios departamentos han perdido sus ahorros con el ganado. El ministerio de
Agricultura, Recursos Naturales y Desarrollo Rural, los prestamistas que los
acompañan, los agrónomos y los veterinarios del país no puede servirnos esta
especie de ensalada sobre los daños causados por el Mathew” (10). Esta
indiferencia se halla vinculada al carácter clasista del poder. Ha sido la
indiferencia la que ha conducido a las autoridades a invitar a las masas
perjudicadas a habitar provisorios alojamientos sin el menor respeto por su
dignidad.
El Estado haitiano se ha caracterizado por su desprecio a
las clases populares. Efectivamente sólo controla un 10% del sistema de
educación pública, el 90% es privado. El sistema de salud pública sólo cuenta
con hospitales y centros de salud repugnantes. Quienes asisten a ellos lo hacen
por obligación y no por placer.
No es por lo tanto por azar que la gente se refugie en
escuelas o en iglesias que no han sido construidas con ese fin, sino que además
lo han hecho fuera de toda norma. La poca ayuda recibida luego de muchas
vueltas y desvíos, llegada a los lugares con mayores urgencias no es adecuada
para ningún tipo de cambios. La corrupción reina en todas partes. Los
representantes del ejecutivo, del legislativo, de las autoridades territoriales,
de los candidatos a diversos cargos electivos, han hecho primar sus intereses
personales en lugar de los de miles de siniestrados que enfrentan las más
urgentes necesidades. El hambre, la sed, sin omitir el recrudecimiento del
cólera importado por las tropas de la MINUSTAH, se están haciendo sentir.
No es por casualidad que la gente, ante la ausencia del
Estado en su espacio social, haya vuelto a reconstruir su casa en el mismo
lugar y del mismo modo que la tenía antes del seísmo de enero de 2010 y del Mathews
en el último octubre. Debemos destacar que no se debe confundir, siguiendo falsas
propagandas, la ausencia de Estado con lo que algunos se complacen en calificar
como Estado débil... Un Estado débil ¿pudo luego de 200 años no haber faltado
nunca a su deber político siguiendo con fuerza y determinación su trayectoria
antipopular en provecho de la oligarquía y de los imperialistas? ¿No tuvo acaso
la costumbre de exhibir su fuerza y su verdadero carácter al reprimir a las
masas populares cuando reivindicaban pacifica o violentamente sus derechos a
una vida mejor? Nicos Poulantzas, lo explica:”El Estado capitalista con la
hegemónica dirección clasista directamente no representa los intereses de las
clases dominantes, sino sus intereses políticos: constituye el centro del poder
político de las clases dominantes y conforma el factor organizador de su lucha
política”. (11). La diferencia entre la falta de víctimas en Cuba y los más de
20 muertos en los EE.UU. muestra la evidencia de que no es el dinero lo que determina
estas situaciones. La clarividencia política en la que el ser humano vale más
que cualquier otra cosa material acaba de ponerse de manifiesto en nuestra
vecina isla revolucionaria.
En definitiva, pese al aspecto estructural con su doble
carácter natural y sistémico que requiere transformaciones profundas para las
reivindicaciones populares que se conviertan en prioritarias para el Estado, de
modo que el presidente Jocelerme Privert y su primer ministro Enex Jean-Charles
no tienen las manos atadas porque un gobierno provisorio, no significa que deba
producirse un paréntesis en la gestión de la cosa pública. Este apelativo de
gobierno provisorio no interrumpe la continuidad de este Estado burgués ni
promueve otro tipo de Estado en su lugar. Sólo una revolución puede quebrar la
estructura de una forma dominante de producción y edificar sobre el cadáver del
viejo Estado uno más progresista con la participación activa de las masas
populares. La revolución de 1804
a pesar de todas sus debilidades, la mayor parte
heredadas de la época colonial, es la única que el país ha experimentado hasta
nuestros días. Esto quiere decir que el equipo Priver/Jean Charles dispone de
todas las palancas de la administración pública para tomar las medidas que se
necesitan para aliviar los sufrimientos de esta siniestrada población.
¿Cómo puede este Gobierno, aunque sea efímero, implicarse
en la reconstrucción de las viviendas de las víctimas del sistema y en su
recapitalización en semillas, en ganado? ¿Qué hacer para proporcionarles las
necesarias atenciones psicosociales para liberarles de sus traumas? El Estado y
su Gobierno tienen la obligación de remediarlos. Una de las medidas es la de
enfrentarse al neoliberalismo realizando un serio control del mercado y la
recuperación soberana de las riendas del Estado. Deben darse cuenta sobre todo
de que es un momento ideal para que las potencias financieras y económicas
locales e internacionales se apropien de los recursos naturales que codician.
Decimos con Naomi Klein: “Los partidarios de la doctrina del shock creen
firmemente que sólo una fractura social –una inundación, una guerra, un
atentado terrorista– pueden generar la clase de vastas páginas en blanco con
las que sueñan. Es durante los momentos de gran maleabilidad –lo que psicológicamente
llamamos sin ataduras y físicamente desplazados– cuando los artistas de la
realidad se remangan y emprenden la tarea de rehacer el mundo” (12).
Notas:
(1) Naomi Klein: Esto
lo cambia todo. El capitalismo contra el clima.
(2) Jacques Stephen Alexis: Les arbres musiciens. P 324-325, Gallimard.
(3) Myrtha Gilbert:
SAHADA. P 70.Chronique d’une extravagante escroquerie.
(4) Myrtha Gilbert:
ibid. P 170
(5) Price Mars: La
vocation de l’élite. P.62 Les éditions Fardin 2002.
(6) Fred Doura: ibid
P.74-75.
(7) Fred Doura: Mythes,
paradoxes et réalités de la pigmentation au cours de l’histoire. P318. Les
Éditions DAMI.
(8) Naomi Klein: ibid.
(9) Fred Doura: Mythes,
paradoxes et réalités de la pigmentation au cours de l’histoire. P94 et 95. Les
Éditions DAMI.
(10) Frantz Duval Le
Nouvelliste Nº. 39818. 12 de octubre de 2016.
(11) Nicos Poulantzas:
Pouvoir politique et classes sociales. Tome
II. Petite collection Maspéro.P9.
(12) Naomi Klein: La
doctrina del shock.
* Marc-Arthur Fils-
Aimé es d irector del Instituto Cultural Karl Lévèque
* Traducido del francés
para Rebelión por Susana Merino
http://www.alterpresse.org/spip.php?article20839#.WC77eNLhBkg
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article13203
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