El petróleo se acaba
La industria del
petróleo tiene un gran problema
12 de noviembre de 2016
12 de noviembre de 2016
Por Andy Rowwell (Ecowatch)
Traducción del inglés para Rebelión de Carlos
Riba García
El último viernes de octubre [el 28-O] pasó
algo importante que merece algo más que unas pocas líneas en un diario. Cuando
faltan pocos días para que acabe la carrera presidencial en las elecciones más
decisivas de la historia de Estados Unidos es fácil entender por qué las
noticias se han ocupado tan poco de la cuestión en lugar de contarles a todos
que algo cataclísmico había sucedido ese viernes.
La empresa petrolera más grande del sector,
Exxon, anunció que iba atener que recortar las reservas probadas e informadas
en algo menos de un quinto: el 19 por ciento.
Esta sería la mayor revisión de las reservas
en la historia de la industria del crudo. Aun así, es otra señal de la gran
industria petrolera tiene un gran problema.
Durante años se venía advirtiendo de que el
modelo de negocio del petróleo tenía una falla fundamental, y no solo estaba
poniendo en riesgo el clima del planeta sino también millones de dólares de los
accionistas.
Durante años, los críticos de esta industria
avisaron de que la industria del petróleo estaba haciendo caso omiso de los
riesgos relacionados con el cambio climático y solo se cuidaba de perforar
costara lo que costase.
Pero los hombres del petróleo hicieron lo que
acostumbran hacer: extraer crudo y gas sin que importaran las consecuencias.
Y la peor de todas las empresas petrolíferas
ha sido Exxon, que durante décadas ha negado el cambio climático y el impacto
que este cambio tendrá en su propio negocio. Durante años y años podría haber
invertido sabiamente en energías renovables pero prefirió continuar buscando
más petróleo y gas, incluyendo el petróleo no convencional. Los críticos
advirtieron de que esto era una verdadera locura, pero los hombres del petróleo
continuaron perforando.
La industria de petróleo está acostumbrada a
hacer las cosas a su manera.
Las advertencias han continuado, pero los
chicos de Exxon no las escuchan, Oil Change International, 350.org, Carbon
Tracker y muchos otros grupos que integran el movimiento #keepintheground
(mantenerlo bajo tierra) llevan varios años insistiendo en que gran parte de
las reservas de petróleo deben permanecer allí donde están, bajo tierra, sin
ser explotadas. Estos grupos advierten de que las reservas de combustibles
fósiles se convertirán en “activos perdidos”.
Es frecuente que Exxon haga caso omiso de
estas advertencias y las considere irrelevantes y propias de hippies que calzan
sandalias y comen lentejas, y que quieren que la humanidad regrese a la edad de
piedra.
Y continúa perforando. Y desprecia el hecho de
que cualquiera de sus activos pueda llegar a perderse.
Pero entonces, en diciembre del pasado año,
llegó el acuerdo de París sobre el cambio climático. “Con el acuerdo de París
ratificado (...) ninguna empresa tiene tanto para perder como Exxon”, escribió
el Chicago Tribune en una estupenda nota publicada el 28
de octubre con el título de “Exxon en la tierra de nadie”.
El Chicago
Tribune continuaba: “Durante
años, las grandes empresas petroleras han estado haciendo muy grandes
inversiones sobre la base de un modelo de negocio aparentemente sencillo:
encontrar al menos tanto petróleo nuevo como el que se extrae y se vende,
asentar ese crudo en el rubro ‘ventas futuras’ de los libros y reinvertir en la
búsqueda de nuevas reservas. Eso tiene sentido mientras suba el precio del
petróleo, pero deja presas a las empresas en un círculo vicioso de
reaprovisionamiento que las obliga a conseguir yacimientos de crudo cada vez
más extremos y onerosos, como los del Ártico y los que están debajo del fondo
marino”.
Y agregaba: “La extracción de petróleo barato
se ha parado en seco, y la amenaza de la acción climática plantea interrogantes
fundamentales respecto a si alguna vez volverá a ser viable”.
La cuestión de la viabilidad en el largo plazo
también ha sido planteada por numerosas organizaciones en los últimos 18 meses.
El año pasado, la guardiana de la energía –la Agencia Internacional
de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés), sostuvo que si pretendemos
mantener el cambio climático dentro de los límites acordados en París, no deberían
quemarse dos tercios de las reservas conocidas de petróleo.
Pero Exxon continúa perforando.
El año pasado, el banco de inversión Citigroup
publicó un informe en el que advertía de que la puesta en marcha de políticas
para contener el cambio climático podía hacer que buena parte de las reservas
de petróleo de varias compañías perdiesen su valor, lo que conduciría a la
pérdidas de millones de millones de dólares.
Pero Exxon desoyó las advertencias.
En mayo de este año, por medio de un informe
titulado La muerte del antiguo
modelo de negocio, Chatham House, de Londres, avisó a las mayores empresas
petroleras del mundo de que “Se enfrentaban con la opción de elegir entre un
deterioro moderado [del negocio] mediante la reducción de tamaño y el rápido
derrumbe en el caso de tratar de seguir de la forma acostumbrada.
Algo importante: la mayor parte de las
reservas descartadas por Exxon –unos 3.600 millones de barriles– corresponden
al proyecto de las sucias arenas bituminosas de Kearl, Canadá. Esta reducción
constituye más del 75 por ciento de las reservas de Exxon. La explotación de
arenas bituminosas no solo implica un intenso gasto de energía; además es muy
cara.
En un mundo en el que, además de la caída del
precio del crudo, se está obligado a reducir la producción de gases de efecto
invernadero, las arenas bituminosas son un activo perdido.
“La cuestión de las arenas bituminosas es un
punto crítico”, sostiene Andrew Logan, director del programa ‘petróleo y gas’
de la organización de inversiones éticas Ceres. “¿Por qué invertiría en estos
momentos miles de millones de dólares cualquier firma inversionista en un nuevo
proyecto basado en las arenas bituminosas cuando se tiene la certeza de que en
poco tiempo más el mundo dejará de utilizar los combustibles fósiles y llevará
décadas recuperar el dinero invertido en ese proyecto?”.
Ciertamente, los días anteriores al anuncio
hecho del viernes 28 de octubre, CNN
Money señalaba en un artículo
justamente el gran problema en que se encontraba el gigante del petróleo. “Las
reservas de Exxon se han reducido en un 17 por ciento del pico que había
registrado en 2014 en coincidencia con la fuerte caída del precio del crudo.
Los beneficios de la gigantesca corporación petrolera han descendido al nivel
de hace 17 años, y la que una vez fue una perfecta clasificación crediticia AAA
hoy se ha evaporado.”
La nota citaba a Tom Sancillo, ex
subinterventor del estado de Nueva York y en estos momentos director de
finanzas del Instituto de Economía y Análisis Financiero en el sector de la
Energía (IEEFA, por sus siglas en inglés), que decía que Exxon estaba viviendo
una “decadencia irreversible”.
El anuncio hecho el viernes 28-O es una
evidencia más de que estamos siendo testigos del comienzo del final de la era
del petróleo.
Exxon, el gran dinosaurio del dióxido de
carbono, se está muriendo de muerte lenta ante nuestros propios ojos.
Esta traducción puede reproducirse libremente
a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y Rebelión como fuente de la misma.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=219048
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