Argentina: Qué quisieron ocultar con
una cadena y un candado
15 de noviembre de 2016
Por Damián Verzeñassi
Más allá del simbolismo que representan unas
cadenas y candados para cerrar una puerta en la Universidad Pública ,
los sucesos que debimos transitar en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional
de Rosario (UNR) en estas últimas semanas nos convocan a preguntarnos: ¿qué
tipo de ciencia estamos haciendo? ¿Puede la Universidad Pública
habilitar espacios para que sean las comunidades las que definan sus propias
necesidades de conocimiento, resignificando la idea de “autonomía
universitaria”?
Como graduados y
docentes de la
Universidad Pública , como trabajadores de la Salud y la
Educación, quienes somos parte de los equipos de trabajo de la Práctica Final de
la Carrera de Medicina y del Instituto y Materia Salud Socioambiental de
nuestra Facultad, tenemos la firme convicción de que nuestra mayor responsabilidad
es formar profesionales de la salud sólidos desde lo científico y comprometidos
con su pueblo.
Por ello es que
emprendimos la tarea de llevar adelante los Campamentos Sanitarios, entre otras
cosas, para saber un poco más acerca de cuáles son las necesidades de salud de
las comunidades.
De este encuentro
entre quienes viven en localidades de menos de 10.000 habitantes y los
estudiantes y docentes de la Universidad Pública , fueron surgiendo datos que
nos permitieron identificar la presencia de algunas enfermedades y problemas de
salud, así como sus comportamientos a lo largo de los últimos 20 años.
Hipotiroidismo,
enfermedades respiratorias, malformaciones congénitas, pérdidas de embarazos,
distintos tipos de cánceres, fueron apareciendo en los relatos de las familias
que nuclean a más de 96.800 personas, que viven en las 27 localidades, de 4
provincias de nuestro país que hemos relevado.
Semejante información
no puede negarse, ni mucho menos ocultarse una vez que se ha tomado
conocimiento de ella. Al menos, eso creemos quienes somos parte de nuestro
equipo de trabajo.
La difusión de esos
datos, indudablemente, pone en aprietos a quienes hasta ahora siguen queriendo
tapar el sol con la mano. Obliga a buscar
más en profundidad. Empuja necesariamente a preguntarnos ¿qué es lo que puede
estar pasando en nuestros territorios?
Nosotros nos lo
preguntamos.
Creemos encontrar una
de las varias puntas del ovillo en la proximidad de los hogares de estos
vecinos con los territorios transformados en áreas de producción de eventos
transgénicos dependientes de venenos.
Lo dijimos en voz
alta, acompañando nuestros dichos con los resultados arrojados por los
relevamientos que hemos realizado. Eso nos llevó también hasta La Haya, al
Tribunal Internacional Monsanto, y al regresar, las puertas del lugar donde
guardábamos toda la información documental estaban encadenadas!
La presión generada
por un tsunami de solidaridad y apoyos llegados desde los más recónditos
lugares del mundo, permitió que recuperásemos el acceso a ese espacio y hoy
podamos tener la tranquilidad de saber que nuestros dichos siguen respaldados.
Las cadenas que
pretenden callar las voces de los pueblos afectados por el extractivismo, no
hacen más que evidenciar lo que quieren ocultar.
Esas puertas cerradas
con cadenas, paradójicamente abrieron las puertas a la discusión acerca de qué
ciencia necesitan nuestros pueblos, para qué y con quiénes debe construirse el
conocimiento científico, y cuál es el rol que debe cumplir la Universidad Pública
en la producción, reproducción y/o transformación de los saberes “válidos” (si
es que aplica esa adjetivación).
Pretendemos
convocar-nos a repensar lo pensado, a animarnos a desandar el camino del
positivismo mecanicista que hipertecnologiza la vida y mercantiliza la
naturaleza, para avanzar en los caminos que nos lleven hacia sociedades
saludables.
Éstas sólo podrán ser,
si recuperamos la capacidad de respetar la diversidad, de no reproducir las
lógicas de dominación desde el poder, y de mantener nuestras Universidades a
salvo de los poderes partidarios, gubernamentales y económicos.
Lo sucedido en nuestra
Facultad, y el rol de la movilización de toda una sociedad que se manifestó en
apoyo a “nuestro” trabajo, enseñó que ese es uno de “nuestros” errores. Ese
trabajo no es “nuestro” sino de todos nosotros. Ese trabajo le pertenece a las
comunidades y los pueblos que nos sostienen.
Lo sucedido esta
semana, nos enseña también que no hay cadenas capaces de encerrar a un pueblo,
cuando éste decide ponerse en movimiento por la defensa de la vida, contagiando
solidaridad.
A cada uno de los
miles de mujeres, hombres, organizaciones, que expresaron su solidaridad y
apoyo en estos días, en nombre de todo el equipo de trabajo de la Práctica Final de
la Carrera de Medicina, y del Instituto y Materia Salud Socioambiental,
saludablemente queremos decirles ¡GRACIAS!
*Médico paranaense. Docente de la Facultad de Ciencias Médicas de
Rosario, profesor titular de la Práctica Final de la carrera de Medicina y
organizador de los campamentos sanitarios que relevan poblaciones afectadas por
las fumigaciones. Especial para Entre Ríos Ahora.
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Argentina_Que_quisieron_ocultar_con_una_cadena_y_un_candado
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