La Unión de
Trabajadores de la Tierra: de los verdurazos al Procrear agropecuario
"Para que haya
alimentos de buena calidad y a precios bajos el acceso a la tierra es lo
primero"
29 de febrero de 2020 ·
Por Nahuel Lag
"Sin tierra para el productor no
puede haber lucha contra el hambre." El coordinador nacional de la Unión
de Trabajadores de la Tierra (UTT), Nahuel Levaggi, lo dice con la claridad de
las decenas de "verdurazos" que visibilizaron la ausencia de
políticas públicas para la agricultura familiar durante el macrismo; con la
contundencia de las 14 mil familias productoras que representan en todo el país
un camino hacia la agroecología y con la certeza de los almacenes y colonias
agrícolas, que ya demuestran que ese camino es posible. Lo que resta para la
UTT es el avance de la Ley de Acceso a la Tierra, que volverán a presentar en
marzo, tras cuatro años de impulsarla sin suerte en el Parlamento y con la
esperanza de poder hacerla realidad con el inicio del primer año legislativo
tras el cambio de Gobierno.
La propuesta de la UTT tiene dos ejes centrales: la creación de
una línea de créditos blandos accesibles a los productores de la agricultura
familiar, algo así como un "Procrear agropecuario", y el acesso a
tierras fiscales para la creación de colonias agroecológicas, una experiencia
colectiva que la organización de la agricultura familiar ya hizo realidad en
seis localidades a lo largo del país, produciendo verduras agroecológicas y
potenciando otras lógicas de comercialización.
El reclamo del acceso a la tierra tiene
raíces históricas desde "El grito de Alcorta", que aún se palpan en
la realidad de los productores de los cordones hortícolas en las periferias de
las grandes ciudades y en las tierras campesinas de todo el país, desde la UTT
sintetizan: "Cientos de miles de pequeños productores, en tierra ajena,
con el 13% de la superficie cultivable argentina, producimos más del 60% de los
alimentos que se consumen en el país".
Las cifras que desde la UTT denunciaron
en los últimos años se reflejaron de manera tajante en el último Censo Nacional Agropecuario (CNA) : el 54,6 % de los productores
del país trabajan en extensiones de hasta 100 hectáreas y
representan, en total, solo el 2,5 % de la tierra explotada. El modelo extensivo con la aplicación del paquete
agroquímico en manos
de pocos propietarios es la regla.
"Comer en la Argentina es caro
porque tenemos un modelo de producción dolarizado en tarifas, insumos,
combustible y renta de la
tierra. Todo está dolarizado menos nuestros
salarios. Para garantizar que haya alimentos de buena calidad y a
precios bajos, el acceso a la tierra es lo primero; sumado al fomento de la
agroecología y los mercados de cercanía. Si se combate el hambre solo con
tarjetas alimentarias, el esquema de producción se mantiene y la renta queda en
las mismas manos", describe Levaggi a PáginaI12.
La opción por la agricultura familiar
no hizo mella en la gestión de Juntos por el Cambio, que puso al frente a la
cartera de Agroindustria, al ex presidente de la Sociedad Rural ,
Miguel Etchevehere, y liquidó todas las líneas de trabajo, de diálogo y beneficios
para la agricultura familiar. El contexto parece ser otro con el gobierno del
Frente de Todos.
En los primeros meses de gestión, el
ministro de Agricultura, Luis Basterra, y de Ambiente, Juan Cabandié, han
visitado los almacenes de la UTT, que buscan ir del productor al consumidor,
las colonias y quintas de la organización. "Un modelo de producción
que cuida nuestros recursos naturales y que sin dudas es un ejemplo a
replicar", describió la titular del Consejo de Políticas Sociales, Victoria
Tolosa Paz, cuando visitó quintas de la organización en la zona de La
Plata.
"Esperamos que estas señales se
traduzcan en políticas activas", se esperanzan desde la UTT y contraponen
la realidad heredada con su reclamo de créditos y producción en tierras
ociosas: "La
Sociedad Rural tiene cientos de hectáreas del Estado y el
Banco Nación la da créditos multimillonarios a Vicentín ".
Procrear agropecuario
La propuesta de crear una línea de
créditos blandos para los pequeños productores a través de un fondo fiduciario
creado por el Estado es el reclamo original de la Ley de Acceso a la Tierra. El objetivo es
simple, transformarse en dueños de la tierra que cultivan
pagando cuotas similares a la que mes a mes dejan en manos de los
arrendatarios.
Zulma Molloja es una de las referentas
de la UTT y productora del cordón hortícola de La Plata. Allí arrendar
la tierra para producir cuesta entre 9 mil a 18 mil pesos mensuales y la
factura de luz asciende a los 20
a 35 mil pesos mensuales. Si se paga fuera de fecha, se
cobra interés. Los contratos son de dos o tres años sin renovación.
"Nos duele seguir alquilando la
tierra, pagar las semillas y los insumos dolarizados. Por eso dejamos de lado
el paquete de agroquímicos y estamos yendo hacia la agroecología", explica
Zulma. La UTT ya cuenta con 120 hectáreas agroecológicas que son las que
abastecen los almacenes de la organización, pero para que ese transición sea
completa, la propiedad de la tierra es clave.
"Hay compañeros que no pueden
esperar un mes para levantar la cosecha porque deben pagar el alquiler,
entonces continúan utilizando químicos para apurar la cosecha. Encima ,
los camiones llegan, cargan 100 cajones de verdura con promesa de pago y
después te dicen 'no se vendió nada'", explica Zulma a PáginaI12. Esos
camiones con dirección al Mercado Central son parte de la distorsión de la
cadena de comercialización que la organización busca combatir: a ellos les pagan
entre un 20 y un 30 por ciento del costo final.
"Queremos créditos blandos y pagar
las tierras, tener nuestra propia tierra donda tener nuestra vivienda digna y
producir", resume Zulma las únicas pretenciones de los productores. La
"vivienda digna" no es un reclamo menor: a principios de febrero, 13
familias que arriendan sus chacras en la localidad de Poblet, en el Gran La
Plata, perdieron todo con el incendio de sus viviendas.
"Estamos
forzados a hacer casillas de madera, porque cuando se termina el contrato de
alquiler, hay que desarmar madera por madera e ir a un nuevo terreno pelado y
empezar de cero. Es un sufrimiento para nosotros, para los pequeños productores
que alimentamos al pueblo, que llevamos el tomate, el morrón a cada mesa",
lamenta Zulma e insiste: "Tiene que haber políticas públicas para el
sector".
Colonias
agroecológicas
Ante los nuevos vientos políticos, la Ley de Acceso a la Tierra,
en su versión 2020, incorporará la línea de "colonias
agroecológicas". El modelo es trabajado por la UTT desde 2015, cuando
fundaron la colonia "20 de abril" en la localidad de Jaureguí,
partido bonaerense de Luján, que visitó en enero el ministro Cabandié. Desde
entonces, otros colonias se instalaron en Mercedes (Buenos Aires), Gualeguaychú
(Entre Ríos) y Piray (Misiones).
"Una
política de colonias agroecológicas a partir de la cientos de miles de hectáres
fiscales ociosas significaría poner a producir esas tierras para la necesidad
del pueblo", destaca Levaggi e indica que deberían ser instaladas en los
cordones de las grandes ciudadades para generar nuevos puntos de abastecimiento
regionales.
"En todas
las ciudades hay tierras ociosas del Estado en las que se pueden instalar
colonias agroecológicas, cordones agropecuarios", insiste el coordinador
nacional de la UTT. La
política impulsada por la UTT también cuenta con una contraparte en los
numerosos fallos judiciales que están ordenando a los gobiernos municipales y
provinciales a generar cordones agroecológicos para
proteger la salud de la población de la fumigación con agrotóxicos.
La UTT sostiene que cada hectárea de cultivo en una colonia
agroecológica asegura verduras y frutas para 125 familias y que dos hectáreas
por familia "son suficientes para desarrollar la agroecología al servicio
de un sistema de abastacimiento urbano de alimentos basado en la eficiencia
energética, acortar distancias y fortalecer el mercado local".
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