¿De
qué página habla, señor presidente?
24 de febrero de 2020
Una
frase de Alberto Fernández, pronunciada frente a fuerzas del Ejército en Campo
de Mayo – donde funcionó unos de los Centros Clandestinos de Detención y
Tortura de la última dictadura -, enciende una señal de alarma sobre la
posición del gobierno frente a la política de Memoria Verdad y Justicia
en la Argentina.
Por Daniel Cecchini /
Socompa.
La fase
exacta fue: “Toda la Argentina debe dar vuelta una página, que nos distanció
mucho tiempo por la inconducta de algunos”. La pronunció el viernes pasado el
presidente Alberto Fernández en Campo de Mayo, durante el acto de despedida del
contingente que cumplirá funciones en la Fuerza de las Naciones Unidas para el
Mantenimiento de la Paz en Chipre.
Hasta
ese momento era un discurso de ocasión, en el que Fernández había resaltado un
dato cronológicamente cierto: en la actualidad todos los militares en actividad
– hasta sus jefes más altos – egresaron en democracia. O lo que es lo mismo: no
queda un solo militar en actividad que haya participado de la dictadura.
No
pasaba de ser un discurso más – de los protocolares que debe pronunciar
cualquier presidente – hasta que dijo esa frase que no sólo lo resignificó si
no que hizo sonar señales de alarma y provocó indignación y preocupación a una
gran cantidad de argentinos.
Conviene
detenerse en las palabras y en el contexto.
La
frase es realmente rica en significaciones. Comienza con una fórmula de
inclusión muy fuerte – “Toda la Argentina” – que no deja espacio para la
autoexclusión ni la
disidencia. Es , cuanto menos, una frase contraria a los usos
y costumbres habituales en el teatro de la democracia formal que, además, se ve
reforzada por el verbo que sigue al sujeto de la oración: “debe”. Suena como
una orden más que como una expresión de deseos o la propuesta de un camino a
seguir.
Lo que
“toda la Argentina debe” hacer, según la frase de Fernández, es “dar una vuelta
de página”. Se refiere, claro, a una página de la historia reciente del país,
la más dura, oscura y sangrienta: la de la última dictadura cívico, militar,
empresarial y eclesiástica.
Se
podría estar de acuerdo con el presidente en que la dictadura debe ser superada
en muchos sentidos: con la recuperación de las instituciones democráticas, con
el funcionamiento de la Justicia, con la no repetición – Nunca más – de las
violaciones de los derechos humanos y el terrorismo de Estado, con la búsqueda
de mayor inclusión y equidad en la sociedad.
Podría
pensarse que se trata de eso, pero el final de la frase no sólo anula esos
sentidos sino que va en dirección contraria. La página que “toda la Argentina
debe dar vuelta” – la de la dictadura – es la “que nos distanció mucho tiempo
por la inconducta de algunos”.
Este
final – après coup – de la frase dice mucho, pero
conviene antes detenerse, ahora que se la puede repasar completa, en dos
ausencias, dos cosas a las que Fernández alude pero deliberadamente no nombra:
dice “página” y no dictadura, dice “algunos” sin especificar quiénes son:
algunos militares.
Al
referirse a “algunos” militares, el presidente está eludiendo hablar de
terrorismo de Estado y del Estado Terrorista instalado en la Argentina a partir
del 24 de marzo de 1976.
Si se
trató de “la inconducta de algunos”, quiere decir que no fueron todos,
entendiéndose todos como las Fuerzas Armadas en tanto instituciones que se
levantaron contra el orden constitucional e instalaron un Estado Terrorista en
la Argentina con la secuela de 30.000 desaparecidos, miles de presos políticos
sin proceso, miles de exiliados externos e internos y cientos de niños nacidos
en cautiverio a los que se les robó la identidad.
No hubo
Estado terrorista sino que hubo “algunos” militares que cometieron violaciones
de los derechos humanos que nunca se habían visto antes en la Argentina. Y esas
violaciones de derechos humanos fueron “inconductas” particulares y no crímenes
de lesa humanidad perpetradas sirviéndose de todos los recursos del Estado.
También,
siguiendo el discurso de Fernández, esa inconducta de algunos “nos distanció
mucho tiempo”. El presidente parece decir que la dictadura – que fue producto
de la “inconducta de algunos” – creó una grieta en la sociedad, la enfrentó en
dos sectores, distanció a los argentinos. Al decir eso, no dice lo que
realmente ocurrió: que un sector – el poder concentrado – se apropió del Estado
para, con sus Fuerzas Armadas, someter mediante violencia y muerte al resto de la sociedad. Acortar
esa distancia de la que habla el presidente se parece mucho a la
“reconciliación” que reclaman todavía hoy los cómplices del terrorismo de
Estado para obtener impunidad.
En
1977, en su Carta Abierta a la Junta Militar ,
Rodolfo Walsh dijo con toda claridad de qué se trataba el accionar de la
dictadura y desmanteló los eufemismos con que quería disfrazarlo frente a los
argentinos y el mundo: “Lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que
reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades”, escribió.
Fue su último texto antes de ser, también él, desaparecido por el Estado
Terrorista.
El
presidente Alberto Fernández es un hombre inteligente, abogado y profesor de
Derecho Penal. No se le puede dar el beneficio de la ignorancia en la
construcción de esa frase, menos aún frente a ese auditorio y en ese lugar.
En
Campo de Mayo – donde fue pronunciada la frase – durante la última dictadura
funcionó “El Campito”, que fue junto con la ESMA uno de los dos Centros
Clandestinos de Detención y Tortura (CCDyT) más grandes montados por el plan
sistemático de represión ilegal. Por él pasaron alrededor de 5.000 personas, de
las cuales sólo sobrevivieron 43.
No es
una frase sacada de contexto. Tiene un contexto que la deja al desnudo.
A este
cronista la preocupan también – y mucho – las justificaciones que se están
esgrimiendo desde ciertos sectores del llamado “campo nacional y popular” para
la frase de Alberto Fernández. De la misma manera que una serie de
inexplicables silencios.
Porque
dar “vuelta la página”, como pide – exige – el presidente sería, además,
criminal.
Por
muchas razones: porque todavía hay cientos de chicos nacidos en cautiverio y
apropiados que siguen sin conocer su identidad; porque hay miles de familias
que siguen esperando encontrar los restos de sus seres queridos, que siguen
desaparecidos – un delito que se sigue cometiendo -; porque hay juicios en
curso por los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura; porque
todavía hay una enorme cantidad de civiles y militares impunes.
También
porque no hace mucho – durante el gobierno de Macri, ayer nomás – desapareció y
apareció muerto Santiago Maldonado, y fue asesinado Rafael Nahuel, en dos
hechos que evoca, si no repiten, métodos del terrorismo de Estado.
Y no sólo por eso, sino por una razón fundamental: que en todas
las sociedades lo que no se resuelve con Memoria, Verdad y Justicia se termina
repitiendo. Y cada vez peor.
Fuente: https://www.anred.org/2020/02/24/de-que-pagina-habla-senor-presidente/
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