Perú.
La geopolítica de la triple frontera amazónica y el FREPAP
Por: Róger
Rumrrill / Resumen
Latinoamericano / 25 de febrero de 2020
En esta Triple Frontera
la ciudad brasileña más importante es Tabatinga. Colombia tiene a Leticia
(fundada por peruanos en el territorio perdido) como un verdadero contrapeso
económico, político y geopolítico).
La isla pobre y
marginal de Santa Rosa en las orillas del Amazonas peruano es el símbolo y la
representación no solo del abandono fronterizo por parte del Perú, sino la
muestra de la pésima negociación de la diplomacia peruana del Tratado
Salomón-Lozano que permitió que las tierras altas no inundables fueran
cedidas a Colombia y el Perú, por su lado, recibió las tierras bajas que cada
año se ahogan con la diluviales crecientes del poderoso Amazonas y donde, como
es de suponer, existen severas limitaciones naturales para la formación de
asentamientos humanos y desarrollo económico. La precariedad de Santa Rosa, que
flota con la inundación anual, es el ejemplo más patético de esta historia.
En la Triple Frontera
está el llamado Trapecio Amazónico, un espacio territorial de 100 mil
kilómetros que el Perú perdió a favor de Colombia con el Tratado Salomón-Lozano
firmado entre el Perú y Colombia el 24 de marzo de 1922, ratificado por el
Congreso de la República el 20 de diciembre de 1927. Gracias a este acuerdo
diplomático Colombia ganó salida al Amazonas.
El Tratado Salomón-Lozano,
suscrito durante la dictadura de Augusto B. Leguía, fue el resultado de la
extraordinaria habilidad del diplomático colombiano Tadeo Lozano que persuadió
y convenció a Leguía de su rol providencialista y de gran estadista para
resolver los conflictos que enfrentaban nuestros países a fines del siglo XIX y
principios del siglo XX.
Tadeo Lozano, el hábil
diplomático colombiano, le vendió la ilusión a Leguía de que pasaría a la
historia como el artífice de la paz y la concordia en América Latina.
Pero el Tratado
Salomón-Lozano también fue obra de la diplomacia estadounidense, de los
embajadores en el Perú, William E. Gonzáles y Miles Poindexter, que
siguiendo las órdenes de Washington, ejercieron una enorme e irresistible
presión sobre el gobierno peruano. La cesión de territorio peruano a Colombia
era la forma de cómo EE.UU resarcía a Colombia el territorio de Panamá
arrebatado en 1903.
Pese a los tratados y
proyectos de desarrollo binacional, la Triple Frontera
sigue “caliente”. La presencia de los disidentes de las FARC, en el Putumayo y
ahora de una nueva guerrilla que se ha levantado en armas contra el gobierno
colombiano de Iván Duque en el Putumayo y el resto del territorio amazónico de
ese país, permiten avizorar próximos conflictos armados.
Pero no solo conflictos
armados amenazan a la
Triple Frontera , donde el estado más débil y carente de
una visión geopolítica es el peruano, sino sobre todo el reino de la ilegalidad. Porque
en esa Triple Frontera, mayormente en el lado peruano, existen todos los
tráficos: drogas, alimentos, combustibles y tráfico humano.
Desde los años noventa,
por efecto de la presión militar y policial en las zonas de producción de
drogas en los Valles del Río Apurímac-Ene-Mantaro (VRAEM), los cárteles
del narcotráfico se desplazaron hacia el llano amazónico, a la zona peruana de la Triple Frontera y
expandieron los sembríos de la
coca Epadú , con menos contenido de alcaloide que la coca del
Alto Huallaga.
En la primera década
del siglo XXI, se estimó que solo en la provincia de Ramón Castilla, cuya
capital es Caballococha, había más de 10 mil hectáreas de sembríos de coca
Epadú. Frente a la expansión del cultivo y el incremento de la producción de
PBC y cocaína, el gobierno decretó en el año 2014 un estado de emergencia en la provincia. Pero
sus efectos fueron, como siempre ha ocurrido con la política de drogas,
mayor extensión y crecimiento con el “efecto globo”, se presiona en un lado, y
se infla y se expande en otro.
Actualmente el mapa de la droga está cambiando. El epicentro del narcotráfico se está desplazado desde Ayacucho y el VRAEM hacia la cuenca del Ucayali, teniendo como capital de la droga en el Perú a la ciudad de Pucallpa. Este nuevo mapa dinamizará el narcotráfico enla Triple Frontera
donde los amos del narcotráfico son los jefes de los cárteles colombianos.
Actualmente el mapa de la droga está cambiando. El epicentro del narcotráfico se está desplazado desde Ayacucho y el VRAEM hacia la cuenca del Ucayali, teniendo como capital de la droga en el Perú a la ciudad de Pucallpa. Este nuevo mapa dinamizará el narcotráfico en
El FREPAP y los Israelitas del
Nuevo. Pacto en la
Triple Frontera
De acuerdo al Censo
Poblacional del año 2017, la Provincia loretana de Ramón Castilla, con Caballo
Cocha como capital, tenía en el año del censo 49,072 habitantes. De ese total
de población, aproximadamente 30 mil habitantes son miembros de Frente Popular
Agrícola del Perú (FREPAP) y de la Asociación Evangélica
de la Misión
Israelita del Nuevo Pacto Universal (AEMINPU), concentrados
en la capital, Caballococha, y en las colonias y distritos del Yavarí, de
Pebas, San Pablo y otras colonias. El resto de la población, incluyendo los
indígenas Ticuna, está disperso y desorganizado, sin ninguna fuerza social ni
política.
En la actualidad, de
acuerdo a un informe de Telémaco Gaviria, periodista y estudioso de la
realidad fronteriza, la mayoría de los distritos y la capital provincial están
bajo el control de los israelitas. El actual alcalde de la Provincia de Ramón
Castilla es Rodolfo Díaz Soto (2019-2022).
Pocas veces a lo largo
de su historia religiosa y política, los discípulos de Ezequiel Ataucusi
Gamonal, han tenido tanto poder económico y político en sus manos como ahora en
la Triple
Frontera. Hay que sumar a la nueva parlamentaria por Loreto, la israelita Luz Milagros
Cayguaray y al Consejero del Gobierno Regional de Loreto, el también acólito de
Ezequiel Ataucusi Gamonal, Jesús Jango Tirado.
Poder político porque
es la mayor organización social y religiosa sin ningún contrapeso, ni del
propio Estado, en la frontera geopolítica más caliente de la Amazonía. La frontera
de todos los tráficos.
Poder económico, porque
son dueños y señores de latifundios autogestionarios agrícolas y ganaderos y
también por estar vinculados a las actividades ilegales de la coca y el
narcotráfico, según múltiples denuncias y testimonios del propio ex director de
DEVIDA, Alberto Otárola.
Para muchos, la
presencia de los militantes del FREPAP y creyentes de AEMINPU, en una de las
fronteras más calientes de la Amazonía con una economía narcotizada, es como
poner a cuidar a un zorro hambriento un gallinero repleto de gallinas gordas.
Para otros, menos
pesimistas, el mesianismo andino de AEMINPU podría, bajo la presión de la realidad
política y social del Perú del Bicentenario, anudarse al milenarismo y
mesianismo de los pueblos indígenas amazónicos y comenzar un nuevo Ipámamu, un
nuevo Pachacuty, en busca de la Tierra Sin Mal , de la Tierra Prometida
amazónica.
Todo puede ocurrir en
el Perú.
Fuente
original: Otra Mirada
Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2020/02/25/peru-la-geopolitica-de-la-triple-frontera-amazonica-y-el-frepap/
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