Unión Europea:
Ávida de materias primas, promueve el
despojo a nivel global
1 febrero 2020
Por Eugenia López
La preocupación por el calentamiento
global, junto a la llamada “transición energética” para reducir la dependencia
a los combustibles fósiles y el desarrollo de nuevas tecnologías, han dado
inicio a una intensa carrera global por las materias primas. Por ello y en aras
de sostener el “crecimiento económico”, cada vez se necesitan mayores
cantidades y variedades de metales y minerales.
Inversiones multimillonarias
En diciembre del año 2019, la Comisión Europea
(CE) aprobó un paquete de ayudas de Estado de 3,200 millones de euros para
convertir a Europa en una potencia mundial en la fabricación y distribución
global de baterías. Esta inversión será destinada en particular a investigar y
desarrollar un “ecosistema paneuropeo” de baterías eléctricas con la
participación de Bélgica, Finlandia, Francia, Alemania, Italia, Polonia y
Suecia.
“La producción de baterías en Europa es de interés
estratégico para nuestra economía y sociedad por su potencial en términos de movilidad
y energía limpia, creación de empleo, sostenibilidad y competitividad”, declaró
en un comunicado la vicepresidenta de la CE y comisaría de Competencia,
Margrethe Vestager.
La medida
anunciada es una continuación a la Alianza Europea de Baterías,
la cual fue impulsada por el sector automovilístico alemán y constituida en el
año de 2017 para competir con países como China en un mercado que se espera sea
clave en el desarrollo del vehículo eléctrico.
Según la CE,
la Alianza
Europea de Baterías aspira a aportar
“innovación de vanguardia en toda la cadena de valor de las baterías, desde la
minería y el procesamiento de las materias primas, la producción de materiales
químicos avanzados, el diseño de celdas y módulos de baterías y su integración
en sistemas inteligentes, el reciclaje y la reutilización de baterías usadas”.
Materias primas estratégicas
Las acciones de la UE para acceder a cada vez más recursos
naturales se inscriben en una estrategia bien planificada. Hace años que la UE,
liderada por Alemania y Francia, se dio cuenta de su vulnerabilidad y
dependencia sobre las importaciones de materias primas, en particular de 27
materias consideradas “críticas”, entre las cuales se incluyen a tres minerales
(cobalto, el tantalio y el wolframio) y a las tierras raras.
Ante esa situación, la UE decidió diseñar políticas que
abarcan toda la cadena de suministro, desde la explotación minera hasta la
fabricación de tecnología y automóviles.
Antes de la
crisis económica del año 2008, la UE empezó a dibujar su estrategia a través de
la Iniciativa de las Materias Primas.
“Las materias primas son esenciales para un funcionamiento
sostenible de las sociedades modernas. El acceso a las materias primas
minerales y su obtención a unos precios asequibles son fundamentales para un
buen funcionamiento de la economía de la UE. Sectores como la
construcción, las industrias química, automovilística y aeroespacial, la maquinaria
y el equipamiento, que aportan un valor añadido total de 1,324,000 millones de
euros y proporcionan empleo a aproximadamente 30 millones de personas dependen
del acceso a las materias primas”, establece el texto en su introducción.
La estrategia se basa en tres pilares: primero, acciones
fuera de la UE para “ garantizar el acceso a las materias primas de los
mercados internacionales”; segundo, acciones dentro de la UE, creando marcos
legales para “potenciar un suministro sostenible de materias primas de fuentes
europeas”; y tercero, “fomentar una eficiencia de recursos general y promover
el reciclaje para reducir el consumo de la UE de materias primas primarias y
disminuir su dependencia relativa de las importaciones”.
“Desarrollo” y “cooperación internacional”
legitiman el despojo
El primer pilar de la Iniciativa de las Materias Primas, el
cual tiene que ver con el acceso a recursos naturales ubicados fuera de la UE
implica el desarrollo de relaciones internacionales, en particular con países
del Sur global donde se concentran buena parte de los recursos codiciados.
“Muchas materias primas importantes se encuentran en países
en desarrollo de África o de otros continentes. Hay una necesidad patente de
coherencia entre la política de desarrollo de la UE y sus necesidades de un
acceso a materias primas sin distorsiones comerciales para crear situaciones
que beneficien a todos: una buena gobernanza, la transparencia en los acuerdos
mineros y los ingresos de la minería, la igualdad de condiciones para todas las
empresas, posibilidades de financiación, regímenes fiscales razonables y
prácticas de desarrollo adecuadas son factores beneficiosos para los países en
desarrollo que favorecen además el acceso de la UE a las materias primas”,
establece el texto de la Iniciativa.
Para legitimar sus acciones y lograr su fin, la UE utiliza
el discurso del apoyo al “desarrollo”, la “cooperación internacional” y la
“responsabilidad de las empresas”.
Sin embargo,
como lo denuncia el Movimiento Mundial por
los Bosques Tropicales, “esta ‘ayuda para el desarrollo’ en la
práctica, facilita la extracción de minerales y/o la negociación entre los
países y las empresas mineras de la
UE. Para permitir el acceso de las transnacionales a las
materias primas se aplica una ‘diplomacia de materias primas’, que comprende
tratados de libre comercio y el uso de instrumentos de la Organización Mundial
del Comercio (OMC) para la ‘resolución’ de conflictos en tribunales privados.
Con estas estrategias, las empresas y gobiernos de la UE pueden justificar
prácticas altamente violentas y destructoras, como lo que sucede en la República Democrática
del Congo con la extracción del cobalto”.
Economía “verde” para justificar el
saqueo
Otra parte fundamental del discurso de la UE tiene que ver
con el supuesto cuidado al medioambiente a través de la transición a una
economía llamada “verde”.
“La UE no
logrará cambiar el rumbo hacia una producción sostenible basada en productos no
nocivos para el medio ambiente sin estos metales de alta tecnología. Estos
metales desempeñan además un papel fundamental en el desarrollo de ‘tecnologías
medioambientales’ innovadoras que potencian la eficiencia energética y reducen
las emisiones de gases invernadero”, argumenta la UE en su Iniciativa de las Materias Primas.
Sin embargo, según datos del Movimiento Mundial por los
Bosques Tropicales, esa transición energética podría llegar a duplicar o
triplicar la demanda de metales y minerales, los cuales “se han convertido en
la clave de una economía que se basa en el crecimiento y que elabora desde ahí
un complejo discurso para justificarlo y maquillarlo de verde”.
Como lo señala dicha organización, la fabricación de objetos
basados en las nuevas tecnologías requiere una cantidad inmensa de materias
primas.
Así, por ejemplo, para fabricar un vehículo eléctrico, se
requiere de aproximadamente 80
kg de cobre, 10 kg de cobalto, entre 10 y 20 kg de litio, 30 kg de níquel y 30 kg de grafito.
Según CODELCO, la empresa minera estatal chilena que es una
de las mayores productoras de cobre del mundo, un sólo molino de viento o
aerogenerador que produce 1 MW de energía, contiene 4.4 toneladas de cobre.
“Las mineras europeas activas en el Sur global hablan de
‘minería responsable’, que básicamente es la misma minería destructiva adornada
con explicaciones sobre cómo están haciéndoles un favor a las comunidades
locales. Los argumentos más habituales hablan del uso de tecnología de punta
que prevendría la destrucción y la contaminación, cuando lo cierto es que lo
que permite esta tecnología es mayor destrucción, de mayores áreas, más remotas
y a menudo boscosas”, resume el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales.
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Documentos/Union-Europea-Avida-de-materias-primas-promueve-el-despojo-a-nivel-global
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