EcoConciencia:
Los
Diablos Verdes
La actitud de las
corporaciones multinacionales ante la catástrofe ambiental que infligen a la
tierra es disfrazarse de ecologistas y aparecer como defensores del medio
ambiente. Los motivos de este “maquillaje verde” es la creciente conciencia social
de eliminar la exposición a la contaminación del ambiente donde vivimos. Así
cada día se diseñan nuevas y sutiles estrategias de marketing y campañas
destinadas a publicar su supuesta preocupación ambiental y es por eso que bien
ganado tienen el nombre de “diablos verdes”.
Esta vez aparece en
Andalgalá disfrazado de propuesta de paz social el Lic. Rodolfo Tarraubella
(conocido en todo el país por las organizaciones socioambientales como “el
cuervo”) con su Fundación EcoConciencia, para eso dice entender pero no apoyar
el accionar “siempre” violento y contrario al diálogo de organizaciones que,
según él, lo repudian; cree que la violencia es un grito de desesperación por
no encontrar palabras para expresarse y que su función es hablar, comunicarse;
sostiene que la comunicación es una danza y que lo importante es bailar juntos;
que con ese espacio de comunicación se puede exigir a los gobiernos la
aplicación de los fondos de la minería en mejores obras y a las empresas la
aplicación de la máxima tecnología y que a través de su sistema de
transparencia comunitaria se sienten capaces de administrar “emociones e
intereses” (sic) para que los pueblos puedan negociar en paz con los gobiernos
y las empresas.
Sus claras intenciones
no son otras que las de obtener la tan anhelada licencia social para la
explotación de Agua Rica, la cual está agotando sus estrategias sutiles de
convencimiento. Esta mina pretende instalarse en la cabecera de cuenca del río
Andalgalá, sobre el lecho mismo del río Minas, destruyendo vertientes y arroyos
propios de su nacimiento, excavando el río a 200 m de profundidad. El
“open pit” tendrá 2 por 3 km
de ancho y una altura de 1.300
m y terminadas las operaciones se transformará en un
lago ácido con concentraciones elevadas de sulfatos y metales pesados y que una
vez llenado deberá bombearse el agua y tratarla para incorporarla nuevamente al
río, proceso que deberá efectuarse a perpetuidad.
Se alterarán de forma
definitiva y colosal todos los flujos de agua y drenaje del río, alterándose la
calidad y cantidad de aguas superficiales y subterráneas por extracción,
impactándose los ríos próximos, Choya, Totoral, Potrero, Blanco y Candado
debido al drenaje ácido de roca, polvo fugitivo del suelo, voladuras,
triturado, tráfico de vehículos, contaminación con combustibles y lubricantes.
También se degradarán suelos formados durante miles de años bajo la acción de
mecanismos hoy inexistentes, con la consecuente desertización y pérdida
definitiva de la vida silvestre.
Se detonarán 64
toneladas diarias de explosivos con grave peligro de derrumbes por las
vibraciones en pendientes extremas de suelos no consolidados, con la emisión de
aproximadamente 4.500 millones de litros de gases nitrosos por año, los que
aumentan el poder oxidante en las rocas y el agua, provocándose verdaderas
nubes tóxicas (con contenido de material radioactivo como el uranio-torio y
cesio) que se propagarán con los fuertes vientos de altura.
Por año la actividad
generará 500.000 toneladas de dióxido de carbono, gases efecto invernadero con
peligro para los ambientes periglaciares y glaciares del Aconquija y también la
salud de los habitantes de Andalgalá, repárese que para compensar esta emisión
la empresa deberá forestar la imposible cantidad de 80.000 ha . También debe
tenerse en cuenta los 1.500 millones de toneladas de roca estéril
(mineralizada) y 800 millones de colas (desechos del proceso) que serán grandes
y graves contaminantes a perpetuidad de aguas subterráneas en el Campo del
Arenal. Además del uso de 8.000.000 de litros diarios para regar los caminos;
la empresa declara que usará 34.000.000 de litros diarios en el proceso, cuando
es un emprendimiento mayor que Alumbrera, que llegó a usar entre 80 y 100
millones diariamente. A ello deben sumarse los millones de litros de agua
fósil, de la mejor calidad, que se emplearán para transportar el concentrado a
Tucumán.
Esto es solo un resumen
del propio Informe de Impacto Ambiental de la empresa y que pone al descubierto
los delitos ambientales que pretende perpetrar en connivencia con el Gobierno y
con los cuales nos proponen negociar obedientemente. Así, frente a esta
violencia abusiva e inhumana, no hay diálogo posible con quienes pretenden
imponer esta nueva forma de colonialidad, que en el plano ecológico refiere a
la destrucción y vaciamiento de los territorios como hábitat de las poblaciones
humanas y no humanas, devastando y degradando irreversiblemente los ecosistemas
locales con la pérdida de biodiversidad y deterioro creciente de las
capacidades de salubridad y sustentación de los territorios intervenidos.
“Minería verde”
En Argentina ha
resurgido con Mendoza una gran movida social que se extiende sin pausa por todo
el país, mostrando que se puede y se debe defender prioritariamente el agua y
que es posible informarse, concientizarse y organizarse en asambleas o
colectivos, teniendo como referente mayor a la Unión de Asambleas de
Comunidades (UAC).
Al decir del Dr. Horacio
Machado, la minería a gran escala no solo produce una dinámica de violación
integral y sistemática de los derechos humanos -desde la salud, al agua y la
vida, al derecho al trabajo digno y las más elementales libertades civiles y
derechos políticos-, sino que además afecta las condiciones materiales de la
soberanía política de los pueblos: la soberanía energética, la soberanía
hídrica y la soberanía alimentaria.
Por eso, en esta
oportunidad, la estrategia utilizada para instalarse a cualquier precio es con
la unión de sindicatos (UOCRA, Camioneros y AOMA), políticos, comerciantes,
proveedores y empresarios en una figura que ya ha fracasado en otras
oportunidades como Consejo Consultivo Minero y apuestan a incorporar a la UNCA
y a los colegios profesionales, pero esta vez con el discurso de una “minería
verde”, sustentable o sostenible. Proyecto que políticamente acompaña el
Gobierno con el nuevo pacto o acuerdo verde (New Green Deal) enunciado por el
ministro de Producción, Matías Kulfas. En esa conversión ingresó este “diablo
verde” de Tarraubella en una zona ambigua, donde la utilización mutua suele ser
el campo propicio para justificaciones, enriquecimientos, viajes
internacionales y una trampa donde mueren los principios.
Tarraubella, que es un
especulador financiero de los bienes comunes de la naturaleza con los bonos de
carbono, trabajando para Alumbrera y portando la chapa de la ONU (organismo
internacional controlado por las corporaciones), montado en una “ONG verde”
predica una imposible paz social, con un diálogo mentiroso, en un lugar donde
ya se libra la guerra del agua y la sobrevivencia.
El poco tiempo y la
realidad planetaria están dando la evidencia y la respuesta suficiente a los
habitantes de Andalgalá y de todo el territorio argentino para enfrentar esta
alienación criminal y depredadora. Deben entender que No es No, aunque tengan
que reprimir, criminalizar la protesta, militarizar y sitiar los territorios
por no poder convencer con tanto engaño seductor.
Julio Andrada
Abogado Esp. en Derecho
Ambiental
Integrante de la Unión
de Asamblea de Comunidades.
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