Cinco problemas crecientes: de contaminación
escasez, desigualdades y vigilancia
30 septiembre 2019
Por Guillermo Folguera
El investigador del CONICET y docente
del Área de Historia de la Ciencia y Filosofía de la Biología Guillermo
Folguera reflexionó sobre los modos de vida, producción,
alimento, trabajo y usos del tiempo asociados a las formas de producción y de
consumo, de donde surgen diferentes efectos ambientales y sociales.
La
pregunta acerca de las consecuencias a mediano y largo plazo que tiene el
escenario actual en Argentina nos obliga a reflexionar en los modos de
vida, producción, alimento, trabajo, usos del tiempo. Y entonces,
asociados a las formas de producción y de consumo, surgen diferentes
efectos ambientales y sociales. Va un intento por nombrar y reconocer
cinco de ellas que nos afectarán a nosotros y a nuestras generaciones en las
décadas sucesivas.
Incremento de la contaminación
Nuestros
suelos, aires y aguas están cada vez más contaminados. No es un asunto de
debate, la ausencia de datos sólo habla de una política de Estado que se ha
montado al respecto. A su vez, tenemos evidencias crecientes en nuestros
propios territorios que simplemente tratamos de negar. Ahora bien, a pesar de
lo que suele señalarse por parte de las corporaciones y los responsables del
Estado, la contaminación no está dada por un descuido, por un error que
acaso pudo evitarse.
La
contaminación se asocia a verdaderos territorios sacrificados, aspectos no
reconocidos de los modos en que se ha decidido producir. No hay errores, son
aspectos inevitables silenciados. Y junto con el daño sobre nuestros
territorios aparecen dañados nuestros cuerpos. Por ejemplo, difícil es explicar
hoy la prevalencia del cáncer a escala local y global sin acudir a los daños
ambientales y a la contaminación.
Escasez de bienes comunes
De
manera creciente, los recursos, los denominados bienes comunes son y serán
cada vez más escasos. Esto no sólo incidirá en su acceso, sino que es
parte del modo en que logran conformarse como productos comerciables de muy
alto valor.
El
caso más claro es el agua potable, limitada en una parte importante de los
territorios de Argentina. El agua se trata de uno de los principales recursos
que consumen enormes emprendimientos extractivistas tales como la megaminería y
las plantaciones de árboles para uso de celulosa. Este proceso se ve
intensificado por la erosión de los suelos y el avance de los procesos de
privatización y apropiación. Bienes cada vez menos comunes, bienes cada vez más
excepcionales.
Desigualdad
Los
procesos de deterioro ambiental han generado consecuencias sociales muy
diversas en las últimas décadas. Junto con el mencionado daño de la salud, se
reconocen otros efectos claves. Por un lado, efectos demográficos directos
que han incrementado la vida en las grandes urbes mientras se ha despoblado las
zonas rurales.
La
mayor producción y la creciente marginación no sólo no son procesos opuestos
sino que son parte de un mismo movimiento.
Por
el otro, la concentración creciente en la propiedad y uso de ciertos
recursos. Este doble juego de marginación y de concentración del capital
ha mostrado consecuencias diversas que van desde la precarización del trabajo
al modo en que, por ejemplo, el narcotráfico se dispone en América
Latina. A pesar de los discursos del caso, las últimas décadas sólo han intensificado
una desigualdad creciente en nuestros territorios. La mayor producción y
la creciente marginación no sólo no son procesos opuestos sino que son parte de
un mismo movimiento.
Control
Cierto
es que para el poder, el control no es algo novedoso. Históricamente, se han
acudido a diferentes estrategias para garantizar su invisibilidad y
permanencia. Sin embargo en las últimas décadas las formas de control y
vigilancia se han multiplicado y diversificado. Ya no está en juego sólo el
mirar y el ser mirado o el control de los cuerpos mediante recintos. Otras
formas de control han aparecido y sólo sugieren que tendrán presencia creciente
en los próximos años.
El
caso paradigmático en la actualidad es el de las semillas, en la que los
intentos por promulgar una nueva ley es una de sus manifestaciones más
claras.
Una
de ellas, fuertemente asociada a los aspectos anteriores, es la degradación de
los territorios que conlleva a aceptar nuevas formas de producción,
etc. Generar un shock para tener que abrazar un nuevo escenario. También
los modos de control entre personas, maneras de vigilarnos y calificarnos,
puntuarnos sin que se precise un Gran Hermano. Y otro modo vigente de
control, son las estrategias para incrementar dependencias. La búsqueda de las
patentes y de la propiedad intelectual, a la vez que se logra la expansión del
capital, trae aparejado controles diversos. El caso paradigmático en la
actualidad es el de las semillas, en la que los intentos por promulgar una
nueva ley es una de sus manifestaciones más claras.
Ocultamiento y
naturalización
Todos
los aspectos anteriores tienen una historia, un sistema económico, social y
político que los sostienen. Pero además, cuentan con determinados medios de
propaganda que lo ocultan -primero- y naturalizan después. Quizá las
generaciones sucesivas logren quebrar los procesos de ocultamiento y
naturalización que hay detrás de cada una de ellas.
Bajo
el único norte de incrementar la eficiencia productiva, se presenta a la
contaminación como un aspecto indeseable aunque inevitable. La escasez de
los bienes comunes afecta cada vez más a las comunidades que ven cómo se
privatiza y comercializa a elementos fundamentales para una vida
digna. La desigualdad social se intensifica y es garantizada bajo
regímenes de creciente control. La desnaturalización de cada uno de esos
aspectos es quizá el primero de los pasos para poder revertirlos en las décadas
que se avecinan.
Fuente:
http://www.biodiversidadla.org/Documentos/Cinco-problemas-crecientes-de-la-contaminacion-y-la-escasez-a-las-desigualdades-y-la-vigilancia
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