La política, la vida
cotidiana y la decisión de Cristina
25 de mayo de 2019
Por Alfredo Serrano Mancilla, Gisela Brito
y Sergio Pascual
CELAG
Política con
mayúsculas. Solo así se puede explicar la decisión de Cristina Fernández de ser
candidata a vicepresidenta acompañando a Alberto Fernández como presidente. La
adopta cuando la mayoría de los sondeos la situaba primera, cada vez a mayor
distancia de su perseguidor, Mauricio Macri. La encuesta publicada por CELAG un
día antes de la noticia, con 2.000 casos presenciales en todo territorio
nacional, le otorgaba 11 puntos de diferencia a su favor, corroborando la
tendencia del resto de estudios. Y a pesar de este escenario electoral, la ex Presidenta toma
esta inesperada y trascendental decisión política. ¿Por qué?
Desde el lado oficialista, se
han vertido casi todas las teorías maquiavélicas y maniqueas posibles. Ninguna
acierta a explicar lo que ha sucedido. La raíz del desconcierto que prima en
las filas del periodismo militante y del propio Cambiemos está en que
construyeron el fantasma de una mujer enferma de poder, y se lo creyeron ellos
mismos convirtiéndolo en el prisma desde el que mirar y analizar Para comprender la decisión de Cristina Fernández es imprescindible poner el foco en el clima de sensaciones y percepciones que tiene actualmente la ciudadanía, lo que siente y le preocupa cotidianamente y ubicarse en el momento histórico que vive
El panorama es desolador. No hay video prefabricado posible que pueda opacar que el presidente hoy principalmente despierta rechazo (45,8%) y decepción (24,5%). Es por eso que el techo electoral de Macri se ha venido reduciendo, en forma inversamente proporcional a lo sucedido con Cristina. Según
Y los medios de comunicación no pueden alterar el nuevo reordenamiento del campo de la política porque entre otras cosas ya no resultan creíbles. La misma encuesta estima que el 61,8% considera que los medios de comunicación manipulan la información (por el 24,1% que cree que informan correctamente). En otras palabras, la realidad, terca como ella misma, se impone. Por ejemplo, si volvemos a mirar en la encuesta, el mito de la grieta no es una razón de peso a la hora de votar, ni siquiera entre los votantes de Massa ni Lavagna, ni tampoco en los indecisos. A la gente lo que le importa es que el país no vuelva al 2001, y a Macri ya lo ven incapaz de resolver la situación.
Sin obviar elementos personales de fondo, lo cierto es que la radiografía de la crisis económica, tanto micro como macroeconómica, con un default a la vuelta de la esquina si no se cambia de rumbo, condicionan la decisión de Cristina Fernández. La elección de ser vice se explica en gran medida por el reordenamiento del tempo político que exige el momento histórico; esto es, una propuesta política de gobierno que permita reconstruir el país sobre la base de cimientos amplios y sólidos, priorizando taponar la sangría de la crisis en el corto plazo para luego pensar en el medio y largo plazo. Los desafíos son múltiples. En primer lugar, se requiere garantizar gobernabilidad en clave territorial. En segundo lugar, se deberá lidiar con la -ahora sí- pesada herencia de la deuda, especialmente
En definitiva, se mire desde la dimensión que se mire, la envergadura de los desafíos que el país afronta exige un conductor político que tenga la capacidad de llevar a cabo las transformaciones necesarias en forma más escalonada, y que Cristina Fernández sea quien matice, complemente, y fundamentalmente marque el horizonte político, como la estadista que ha venido demostrando ser.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=256333
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