martes, 24 de abril de 2018

Advirtamos: "el hecho de que en el país, en el contexto de la lucha contra el crimen organizado, todos los cuerpos del Estado que se ocupan de ella, desde militares a policías federales, estatales o municipales, son torturadores [26], tal como ocurriera con la Dirección Federal de Seguridad. Y con ello también, el número de secuestros, durante cincos años y dos meses de la administración de Enrique Peña Nieto, han superado en 22% a las registradas durante el mismo periodo (De 2007 a febrero de 2012) del panista Felipe Calderón Hinojosa".

Los vínculos entre la Dirección Federal de Seguridad y la Agencia Central de Inteligencia (CIA)
Conformación del narcoparamilitarismo 
en México (II)
24 de abril de 2018

Por Ramón César González Ortiz (Rebelión)

En este país donde los problemas nos estallan siempre

como petardos en las manos y nos hacen poner cara de sorpresa,

ustedes encontrarán a funcionarios que interrogados sobre la CIA,

contestarán siempre “¿La CIA?, ¿Cuál CIA?

¿Se refiere usted acaso a la Compañía de Luz y Fuerza o

por ventura a la compañía de Jesús?.

Manuel Buendía 


Introducción.
Para comprender a cabalidad la trascendencia de los vínculos entre la Dirección Federal de Seguridad y la Agencia Central de Inteligencia (CIA), estadounidense, es pertinente recordar la manera en que ésta última en Guatemala, se estrenó preparando y ejecutando el golpe militar, en 1954, que quitó de la presidencia a Jacobo Arbenz.
Socialdemócrata que encabezaba un gobierno popular de corte nacionalista y que expropió las tierras ociosas de la United Fruit Company, empresa frutera norteamericana que operaba en Centroamérica.
A lo cual le añadiría la geoestrategía estadounidense, años más tarde, hacer de Guatemala un campo de experimentación –en versión corregida y aumentada– de la desaparición forzada de personas. Hechos iniciados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, y llevado luego a la categoría de estrategia bélica normalizada por Francia en su guerra colonial contra Argelia, teorizada por el coronel galo Roger Trinquier en su libro “La guerra moderna y la lucha contra las guerrillas”.
De suerte que, en Guatemala y Argentina, la doctrina militar de las academias estadounidenses potenciaron las técnicas, desarrolladas en principio por los franceses. Ocurriendo así en Guatemala, durante la larga guerra interna que la desangró, luego de que se enfrentara un poderoso movimiento guerrillero con el ejército.
Lo cual dejaría un saldo de 45.000 detenidos-desaparecidos. Mientras que en Argentina hubo unas 30.000 personas desaparecidas, en el marco de la operación regional conocida como, “Plan Cóndor”. Hechos que representarían un 70% de todas las desapariciones forzadas en Latinoamérica durante las guerras sucias.
Ejecutándose los actos de desaparición forzada, conforme a pasos de manual: 1) persecución de una persona concebida desde una perspectiva ideológica como un enemigo interno; 2) detención ilegal; 3) entrega del detenido en algún centro de detención clandestino; 4) ocultamiento ilegal de la víctima; 5) presión psicológica ejercida sobre la familia, así como sobre el grupo de pertenencia del desaparecido y el colectivo social, mediante un discurso oficial estigmatizante e ideologizante, que utilizara técnicas publicitarias [1].
Más toda vía, es pertinente recordar la manera en que la CIA, después de la guerra de Corea, en 1953, empezaría a invertir en la investigación para el control de la mente, conforme al programa MK-ULTRA. Programa que dentro de su primera fase realizaría experimentos con hipnosis, electrocshok, así como con drogas alucinógenas, y que evolucionarían hacia experimentos en tortura psicológica, adaptados de supuestos modelos comunistas.
Programa secreto de la CIA que pronto se convertiría en una “ciencia” aplicada durante la Guerra Fría. Contando con laboratorios que incluirían centros de interrogatorio en varias guerras, donde EE. UU. intervenía directamente, así como en los países de extrema derecha, donde era apoyado y mantenía colaboradores.
Dentro de tal lógica, para 1963, la CIA, actuando bajo el nombre clave Kubark, produjo un manual titulado “Interrogatorio de Contrainteligencia Kubark”, que formaría a agentes y aliados en el arte de extraer información de fuentes resistentes.
Siendo probadas dichas técnicas en Vietnam, sobre el terreno, mediante el programa Phoenix de la CIA, mismos que combinaría la tortura psicológica con interrogatorios brutales, así como la experimentación humana y ejecuciones extrajudiciales. Entrenado la CIA en tales mediadas a más de 85.000 policías sudvietnamitas, que operaban en una red de lugares por todo el país, donde más de 26.000 prisioneros serían, o torturados hasta la muerte, o ejecutados sumariamente tras su interrogatorio.
Y, no obstante que Phoenix fue un fracaso a la hora de conseguir información de inteligencia y EE. UU. perdió la guerra de Vietnam. Sin embargo, el modelo sería trasladado a Latinoamérica en la década de 1960, por medio delProyecto secreto, X.
Proyecto que serviría para entrenar a las fuerzas de seguridad de los regímenes y dictaduras aliados estadounidenses. Para ello, las técnicas del manual Kubark serían incorporadas al plan de estudios de la Escuela de las Américas, institución de entrenamiento militar y refuerzo ideológico, para los aliados de EE. UU. en el hemisferio occidental. Hechos ante los cuales personajes como Alfred McCoy [2], entre otros han sostenido que,Estados Unidos, fue una fuerza importante en la propagación de la tortura a nivel mundial [3].
Dentro de tal entramado, tampoco se puede pasar por alto el testimonio dado por William E. Colby, quien fuera Director de la CIA, respecto a las luchas internas sociales y políticas que llevaron al golpe perpetrado contra Salvado Allende, en Chile, el 11 de septiembre de 1973.
Dado que, dicho testimonio revelo el grado de la subversión encubierta, la cual también conto con engaños y mentiras oficiales, por parte de los Estados Unidos, y su representante la CIA, en contra de Chile.
Operaciones aprobadas por el “Comité de los 40” en 1969 y 1970, desde Washington, órgano de espionaje que fuera secreto y estuvo dirigido por el entonces Secretario de Estado Kissinger. Siendo que, el Comité de los 40, autorizo el uso de medio millón de dólares para influir en las elecciones de 1969 y 1970.
Además de que, después de la toma de posesión de Allende y por el resto de su periodo, la CIA estaría comprometida en actividades subversivas o de desestabilización. Para lo cual conto con un presupuesto de al menos 6.5 millones de dólares, de los cuales 1.5 serían usados para financiar a los candidatos antiallendistas, en las elecciones legislativas de 1973. Así como para financiar medios masivos de comunicación - como El Mercurio, equivalente chileno del New York Times -, partidos políticos y demás.
Hechos que dejarían como resultado en Chile al menos unos veinte mil chilenos asesinados, decenas de miles torturados y encarcelados [4].
Otro caso importante serán los vínculos entre Manuel Noriega [5]  y la CIA, en América Latina. Representando un caso emblemático, a partir de que después de dicha relación y su ruptura, ocurrirá la transición de los viejos regímenes dictatoriales impulsados desde los Estados Unidos, hacía los actuales regímenes con “democracias viables”.
Dentro de las cuales, con el pretexto del combate al narcotráfico, cada vez más se han impuesto los Estados contrainsurgentes o de Cuarto Poder [6], donde los militares ocupan los primeros lugares en la dirección del Estado, particularmente México.
Cobrando relevancia Noriega, después que el General Torrijos [7] muere en circunstancias extrañas, y con ello se da fin a la fase populista del régimen militar panameño, para dar paso a la fase neoliberal. Fase que, durante la década del ´80, sería dirigida por las Fuerzas Armadas del General Noriega junto con Estados Unidos.
En tal sentido, después de que Noriega [8] se convirtiera en 1983, en cabeza de estado – no presidente - del gobierno de facto, el siguiente año, sería considerado como el año para la “restitución de las instituciones democráticas”, por lo que, Noriega y los Estados Unidos pactaron poner al frente un hombre que se llamó Nicolás Ardito Barletta.
Y desde entonces se comenzaría a aplicar el neoliberalismo en Panamá, que estaría acompañado de huelgas y de luchas muy fuertes que paralizaron la aplicación del modelo neoliberal, a partir de movilizaciones de la gente contra el régimen y contra Noriega.
Eventos ante los cuales, Estados Unidos busco la manera estabilizar un régimen político que tuviera apariencia democrática, y que la gente votara cada 5 años, pero que en el fondo aplicara los planes económicos dictados por el Fondo Monetario Internacional.
Además de que, al contrario de lo que esperaban los ultraconservadores y gobernantes del Partido Republicano en los Estados Unidos. En 1984 Noriega cerraría la Escuela de las Américas en territorio panameño, academia central donde formaba bélicamente el Pentágono a los militares latinoamericanos en estrategias de contenido anticomunista. Así como Noriega tendría conflictos con diferentes presidentes panameños que querían cumplir los mandatos de Washington.
Situación por la cual, para fines de los años ochenta, EE.UU. se volvería contra Noriega. De forma que, el entonces presidente George Bush [9] , en diciembre de 1989, envió tropas estadounidenses mediante la Operación Causa Justa [10] para derrocar a Noriega [11] , tras acusarlo por narcotráfico y crimen organizado.
Resultando entonces que, después de la invasión, en Panamá se impondría un tratado que dicto las empresas a privatizar, la cantidad de empleados públicos a despedir, y demás reformas acordes con el neoliberalismo. Así como se intentó evitar que se retiraran las bases militares que estaban estipuladas en el tratado Torrijos- Carter, mismo que espiraba en el año 2000.
Y pero aún, dicha invasión sería el inicio de una nueva oleada de violencia e injerencia de los Estados Unidos, contra gobierno como el de Saddam Hussein (en 1991 y 2003), también antiguo miembro de la CIA, así como contra los Talibanes y Osama Bin Laden, en Afganistán (en 2001), y contra Muamar Gadafi, quien fuera socio de los Estados Unidos en su guerra contra el supuesto Terrorismo Islámico.
La CIA en México, vínculos con la DFS y la situación actual del país.
Las primeras incursiones de la CIA y agencias estadounidenses como el Servicio de Información de los Estados Unidos (USIS), en México, se darán dentro de sus esfuerzos por conformar un amplio frente anticomunista y anticubano, durante el mandato de Adolfo López Mateos. Así, inicia la creación del Partido Nacional Anticomunista, que estaría liderado por Mario Guerra Leal, ex militante de la desarticulada Federación de Partidos del Pueblo, misma que lanzara la candidatura presidencial del general Miguel Henríquez Guzmán.
Y acorde con la misma línea, colaboraran con la CIA Antonio Uroz, quien fuera colaborador del diario El Universal, y el coronel Miguel Mendoza Domínguez, jefe del servicio secreto del Distrito Federal. Así como también la CIA propicia la creación del Frente Anticomunista de México (FAM), y el Movimiento Universitario de Renovadora Orientación, a partir de Jorge Prieto Laurens y el presidente Miguel Alemán [12].
Además de que, de forma análoga, la creación de la Dirección Federal de Seguridad, sería asesorada por la Oficina de Servicios Estratégicos u Office of Strategic Service (OSS), agencia de inteligencia de guerra de los Estados Unidos, que sería utilizada durante la Segunda Guerra Mundial y predecesora de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), fundada en 1950.
De manera que, una vez establecida la CIA, como instrumento de la guerra fría, en México, ésta utilizaría a su vez a los servicios de la policía política mexicana. Proporcionando la DFS al gobierno estadunidense, el servicio de perseguir a la disidencia comunista mexicana, así como le seguiría la pista a agentes cubanos y soviéticos [13] .
Además de que se presume que, la CIA ha participado en asesinatos políticos en nuestro país, como el del escritor español José Almoina Mateos, ocurrido en 1960, atentados como el suscitado contra el periódico El Día, en 1965, y el bombazo a la embajada y negocios cubanos, perpetrado en 1974.
Así como se cree participo en la creación de una banda de criminales, desarticulada en Guadalajara en 1964, donde participaban seis estadounidenses, y para lo cual contaron con una casa fortificada y utilizaban rifles de uso exclusivo del U.S. Army [14].
Y, dentro de la misma lógica, en 1970, se crea la Brigada Especial o Blanca –para establecer un antagonismo con la Brigada Roja de la guerrilla–. Así como la CIA desarrolla las operaciones, Litempo, Lienvoy, Lideney y Grupo 32, en el país, para acabar con los grupos guerrilleros y disidentes políticos de corte izquierdista.
Por medio de Litempo, la Federal de Seguridad y el servicio de emigración proporcionarían información a la CIA respecto al movimiento de viajeros a Cuba. Tomándoles fotografías a todos los pasajeros e integrados los datos, estos eran enviados de inmediato a la embajada de Estados Unidos, misma que los canalizaba a la estación de la CIA.
En tanto que mediante Lideney, Teléfonos de México, en colaboración con la Federal de Seguridad, intervendría los aparatos telefónicos de la embajada cubana.
Mientras que de manera similar, mediante Lienvoy, la CIA y la Dirección Federal de Seguridad, realizaron actividades de intervención telefónica, por medio de un aparato con capacidad para 40 líneas. Facilitando el equipo la CIA, así como la asistencia técnica, los correos y las trascripciones. Controlándose así, las líneas de las misiones de los países comunistas y de grupos revolucionarios mexicanos.
E igualmente, con Lienvoy, la embajada estadounidense y la DFS, durante años mantuvieron intervenidos los teléfonos del ex presidente Lázaro Cárdenas y de su hija. Así como se interceptaron y gravaron las llamadas del intelectual Luis Quintanilla [15], y para los casos en que la CIA no deseaba la intervención de las autoridades mexicanas, ésta contaba con su propia operación de intervención telefónica [16] .
Pero además de dichas operaciones, trabajaron como agentes no pagados de la CIA tres presidentes mexicanos: Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría. Mismos que fueron reclutados por el agente de la CIA, Winston Scott [17] . Y como agentes pagados estuvieron: Fernando Gutiérrez Barrios, Miguel Nazar Haro, José Luis Valles, entre otros menos famosos pero que serían eficientes y leales a la compañía estadunidense [18] .
Al respecto, Jorge Carrillo Olea, ex subsecretario de Gobernación y encargado de cerrar la DFS, así como fundador del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), señalo que, durante décadas la DFS operó como “policía secreta” del régimen priista, pero también estuvo al servicio de la CIA: “espiaba a los países del bloque socialista acreditados en México, le hacía labores de correo, dedicaba personal a trabajar en exclusiva para los estadounidenses”.
A lo cual añade que, la DFS trabaja para la CIA desde la época de Fernando Gutiérrez Barrios, quien ingresó a la policía secreta del régimen, en 1952. E indica que, en 1985, cuando José Antonio Zorrilla, era el director de la DFS, se brindaba todo tipo de apoyo a la CIA y a la Embajada de EU en México. Colocándose agentes al servicio del embajador, así como se tenían casas de seguridad y la CIA pedía a la DFS a quiénes debía seguir a la salida del Aeropuerto de la Ciudad de México.
Y ante la supuesta relación entre los agentes de la CIA en México con el Cártel de Guadalajara, que encabezaba Rafael Caro Quintero, para colaborar con éste en el financiamiento con dinero del narco las operaciones de la contrarrevolución en Nicaragua. Carrillo Olea dijo que, el entonces secretario de Gobernación Manuel Bartlett, sabía de la relación de la DFS con la CIA y de sus contactos con el Cártel de Guadalajara.
Motivos por los cuales a John Gavin, embajador estadounidense le interesaba más hablar con Manuel que con Bernardo Sepúlveda, entonces canciller mexicano. Así como afirma que, sobre el caso Camarena y la implicación de la CIA, conoció y callo los detalles Bartlett, así como el ex procurador García Ramírez [19] .
E indico que, los servicios estadounidenses de inteligencia han sido muy activos en México. Siendo una de sus mejores épocas la del gobierno de Felipe Calderón, dado que, al contar con la excusa del combate al narcotráfico, se diversificaron y entraron a México, incluso agencias del Pentágono, lo cual llevo a espiar al mismo Calderón, así como al actual presidente Enrique Peña Nieto [20] .
Dichos que coincidirán con lo ocurrido cinco días después de los ataques del 11 de septiembre (2001), cuando el presidente Bush firma un memorando secreto que sirvió para paramilitarizar la CIA, dotándola de autoridad para “matar o capturar”, y establecer operaciones secretas de detención e interrogatorio en el extranjero.
Renovándose el programa de entregas de la era Clinton, que implicaba el traslado de los sospechosos de terrorismo capturados a terceros países para su procesamiento. Conociéndose el nuevo programa como “entregas extraordinarias”, que permitiría a la CIA secuestrar a personas de países extranjeros y las hiciera desaparecer en los agujeros negros (prisiones secretas).
Lugares donde pueden mantener incomunicados a los secuestrados, como los llamados detenidos-fantasma, trasladados extrajudicialmente a los servicios de seguridad de otros Estados, para que procedieran a su interrogatorio.
Dividiéndose las acciones de interrogatorio entre el ejército y la CIA, correspondiendo a la CIA la principal responsabilidad de los detenidos de alto valor (DAV), personas que se asumía eran dirigentes terroristas o planificadores de los ataques del 11-S, o que tenían conocimientos de operaciones y complots terroristas [21].
La situación actual para México dentro del espectro Estadounidense.
Como si lo señalado arriba no fuera suficiente para preocuparnos, hoy tenemos que tener en cuenta que el marco la acción del imperialismo norteamericano, se ve constreñido por nuevos imperialismos que se consolidan desde oriente.
Y ante lo cual Donald Trump ha venido respondiendo con el endurecimiento de su equipo, mediante personajes como John Bulton, quien ha sido nombrado Consejero de Seguridad Nacional. Y para ser designado cuenta con el hecho de ser un detractor de Naciones Unidas, así como ha impulsado las guerras contra Irak, Irán, Corea del Norte, Cuba y Venezuela. Además de que, siendo subsecretario de Estado para el control de armas, Bolton fue portavoz de la justificación de Bush para invadir a Irak aludiendo la supuesta y falsa posesión por su Presidente, Sadam Huseín, de armas químicas y biológicas que nunca aparecieron, ni existieron.
E igualmente, Trump ha designado como jefe de la diplomacia en Washington, al seguidor de la filosofía ultraconservadora del Tea Party, Mike Pompeo. Tras presentarlo como el miembro más leal de su gabinete y siendo que Pompeo ha desarrollado su carrera política a partir del financiamiento de los reaccionarios hermanos Charles y David Koch, uno de los grupos de poder de la extrema derecha más influyentes de Estados Unidos.
Y dentro de la misma lógica, Bolton y Pompeo, contarán con el concurso de Nikki Haley, como embajadora en la ONU, quien es recordada por su despótica amenaza de tomar represalias contra países cuyos representantes diplomáticos votaran contra la decisión de Washington de reconocer a Jerusalén como capital de Israel.
Así como, acorde con dichos nombramientos, respecto a América Latina, el senador republicano Marco Rubio, conto con el apoyo de Pompeo para armar una siniestra historia, respecto a ataques sónicos perpetrado contra funcionarios acreditados en la Embajada de Estados Unidos en La Habana.
Plan diseñado y desarrollado, de acuerdo con algunos observadores, por la CIA, para entorpecer y eventualmente interrumpir el proceso de acercamiento que se mantuvo con Cuba, durante la administración de Barack Obama y, al mismo tiempo, colocar al ambicioso senador Rubio como probable candidato del partido republicano para suceder a Donald Trump en las elecciones de 2020.
Además de que, contando con tal equipo, recientemente Trump bombardeo a Siria, no obstante no tener el visto bueno de su Congreso, ni la autorización de Naciones Unidas, además de no comprobarse si fue el régimen de Damasco el que usó armas químicas [22].
En tanto que parta nuestro país, Trump, a fin de detener el paso de miles de migrantes que huyen de la pobreza y la violencia, ha venido recrudeciendo sus amenazas respecto a la construcción de un muro fronterizo. Así como también ha venido apelando a la cancelación del Tratado de Libre Comercio, para proteger su economía amenazada -según él- por productos y por supuestas prácticas comerciales cuestionables desde China [23].
Señalamientos ante los cuales, Andrés López Obrador, candidato para la presidencia de México, en las elecciones que están por presentarse. Ha indicado que, respecto a la frontera de México con Estados Unidos, la convertirá en una zona libre o franca para promover el desarrollo productivo y tecnológico (sic), así como la creación de empleos, con reducción de impuestos y aumento de salarios [24].
Sin detenerse a observar que precisamente, distintas partes del país se han convertido en zonas francas, bajo los preceptos del capital estadounidense principalmente. Y resultado de ello, el país hoy vive el momento más sangriento de su historia.
Registrándose un cifra acumulada durante 2017, de 70 muertes al día, de un total de 25.339 homicidios dolosos. Superándose así los peores años de la guerra contra el narco.
Mientras que respecto al secuestro, se registraron 1.148, más de tres al día. En cuanto a la extorsión, hubo 5.649 casos, casi 400 más que en 2016 y un 23% más que en 2011. Conforme a la violación, en promedio, 35 mujeres fueron violadas cada día; con unos 12.740 casos en total. Finalmente respecto al robo con violencia, cada hora se producen 26 robos violentos, contabilizándose un total de 232.259 casos [25].
Todo lo cual se ha venido dando de la mano del hecho de que en el país, en el contexto de la lucha contra el crimen organizado, todos los cuerpos del Estado que se ocupan de ella, desde militares a policías federales, estatales o municipales, son torturadores [26], tal como ocurriera con la Dirección Federal de Seguridad.
Y con ello también, el número de secuestros, durante cincos años y dos meses de la administración de Enrique Peña Nieto, han superado en 22% a las registradas durante el mismo periodo (De 2007 a febrero de 2012) del panista Felipe Calderón Hinojosa.
Siendo el estado de Tamaulipas con más secuestros, mientras que en Michoacán, se redujeron en un 70% esos delitos [27].

Bibliografía
Ramón César González Ortiz es Licenciado en Sociología y Maestro en Estudios Políticos por la UNAM.
Notas

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