Dolor y desmemoria
1 de septiembre de 2017
Por Julio Anguita (El
Economista)
Otra vez la muerte y el dolor de la mano del terrorismo. Hoy en
Barcelona, ayer en Madrid, Londres, Bruselas o París. Siempre en Iraq, Siria,
Afganistán, Turquía o Palestina. Otra vez el bálsamo de la solidaridad cívica
de una población paciente y firme que, rechazando el crimen, corta desde el
inicio la actitud de fascistas pescadores en río revuelto. Y también otra vez
la pompa y circunstancia de discursos políticos hueros y reiterativos que
culminan en misas solemnes y oficiales impropias de un país que confiesa no
tener religión oficial. Y como acompañamiento ya establecido por la costumbre,
editoriales que destilan baba, oportunismo y un engolfado regodeo en la
simplista, unilateral y clerical visión de la Historia de España de Menéndez y
Pelayo.
¿Por qué tanto horror? ¿Dónde están los
orígenes de esta barbarie? ¿Qué hechos están en la base del fanatismo
fundamentalista creándolo y propiciándolo? Para responder a esto se impone un
ejercicio de reflexión apoyado en la experiencia, los documentos y la Historia.
El Estado Islámico (ISIS) que se atribuye los
atentados de Barcelona ha sido desarrollado, armado y apoyado económicamente
por la CIA, el MOSSAD israelita, el M-16 británico, la OTAN, Arabia Saudita y
Qatar con el objetivo de derrumbar al Gobierno de Siria presidido por Bashar
al-Asad.
El ISIS, antes de esos apoyos, había sido una
facción de la organización terrorista Al-Qaeda, que comandada por Bin Laden
recibió el apoyo económico, armamentístico y logístico de USA cuando esta
organización luchaba en Afganistán contra los soviéticos. En semejante
coyuntura igual trato, apoyo y ayuda recibieron los miembros del movimiento
talibán que instauró un régimen fundamentalista en el propio Afganistán.
Iraq y Libia nos traen el recuerdo de guerras
de agresión que están en el origen de lo que hoy lamentamos. Y como antecedente
más remoto recordemos el apoyo de USA y China a los jemeres rojos cuando estos
y su régimen de terror fueron derrotados por Vietnam.
La desmemoria, cultivada por gobiernos y
determinados medios de comunicación,
es la leña que se le echa al fuego del racismo, el fascismo y otras miserables
lacras de una civilización, la occidental, que olvidando su alumbramiento de
los Derechos Humanos se ha envilecido en la única lógica de los mercados y el
esquilme de recursos ajenos.
Julio Anguita. Colectivo Prometeo. Frente
Cívico "Somos Mayoría".
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