El señuelo de la Renta Básica Universal ,
cómplice necesario
para
el remate del neoliberalismo
1 de septiembre de 2017
Por Stuart Medina Miltimore y Andrés Villena Oliver (CTXT)
La década de los años 70 del siglo XX marcó el
inicio de la era de la supremacía ideológica neoliberal asumida por las élites
dominantes. El ataque al factor trabajo para recuperar los beneficios se
agazapó detrás de una doctrina con fundamentos teóricos acientíficos como la
“tasa natural de desempleo” o el “crowding out” (desplazamiento de la inversión
privada por el gasto público). El neoliberalismo ha determinado unas políticas
públicas que han generado una crisis del empleo. El resultado ha sido un vendaval de
destrucción de trabajo agudizado a partir de la crisis financiera global que ha
llevado a niveles sin precedentes de pobreza y desigualdad en la distribución
de las rentas y de la riqueza.
En el caso de España, el desempleo ha sido calificado como lacra
“estructural”. En la jerga de los técnicos de los organismos multilaterales y
los economistas de la escuela dominante, “estructural” es una palabra polisémica que se
utiliza como justificación de todo tipo de desmanes.Estructural puede significar que hay
“rigideces” en un mercado de trabajo que se equipara al de los rábanos --un
frecuente e interesado error.Estructural también puede significar que hay poca
competencia y que es necesario liberalizar un sector para destruir todo el
tejido de PYMES y sustituirlas por oligopolios que optimizan sus costes
destruyendo cuanto empleo sea posible. Ademas, estructural, es un problema de
ineficiencia del sector público que se resuelve vendiendo todas las empresas
públicas y hasta las joyas de la corona a los amiguetes.
Es probable que España sea el país donde el
neoliberalismo se haya aplicado de forma más implacable gracias a su
legitimación por asociación al proyecto europeo. En términos orteguianos
“España es el problema (estructural), Europa es la solución (neoliberal)”.
Varios factores concomitantes como la coincidencia de la incorporación al
mercado de trabajo de las cohortes nacidas en el baby boom, el proceso de
desindustrialización impuesto por la incorporación a la CEE, el empeño en
aplicar una política económica monetarista que desalentaba la inversión, la
represión de la demanda como herramienta para luchar contra la inflación
importada en barriles de petróleo o la crónica insuficiencia de empleo y gasto
público contribuyeron a acentuar los efectos del ataque al factor trabajo.
ES PROBABLE QUE ESPAÑA SEA EL PAÍS DONDE EL
NEOLIBERALISMO SE HAYA APLICADO DE FORMA MÁS IMPLACABLE GRACIAS A SU
LEGITIMACIÓN POR ASOCIACIÓN AL PROYECTO EUROPEO
Las contradicciones del modelo de represión
salarial y desempleo no tardaron en hacerse evidentes en una situación de
escasez perpetua de las ventas. Hacía falta una solución que aumentase la
demanda sin pagar mayores costes salariales. Durante un tiempo los préstamos
hipotecarios sirvieron, pero también dejaron un legado tóxico de endeudamiento
cuyos platos rotos aún se están pagando con rescates bancarios. A las élites les urge
otra solución, a la vez que se distrae al personal sobre las verdaderas causas
del desempleo.
La coartada perfecta es el proceso de
automatización, siempre presente en una era industrial y postindustrial en la
que la que la tecnología está al servicio de la maximización del beneficio. La
automatización no puede representar una explicación suficiente de la crisis del
empleo, achacable a otros muchos factores. De hecho, quienes establecen una
relación mono causal entre automatización y desempleo hacen un vago ejercicio
de ciencia social e ideología. Existe evidencia de que los países
tecnológicamente más avanzados y automatizados son los que tienen menor paro.
Solo cuando existe pleno empleo y condiciones favorables a los trabajadores los
empresarios buscan reemplazar factor trabajo por factor capital. Pero da igual:
las cajas de resonancia están a favor de esta versión que iguala globalización
y automatización con crisis del empleo.
Una vez que la izquierda se ha tragado las
coartadas entra en el debate público español la propuesta de la renta básica
universal (RBU) como cuadratura del círculo. El programa de RBU pagaría a todos
los ciudadanos una renta mensual que garantizaría un mínimo nivel de bienestar
material. Sería percibida por todos sin excepción, fuera cual fuera su nivel de
renta, de forma incondicional, sin necesidad de demostrar ninguna necesidad. Los
defensores de la RBU arguyen que los sistemas alternativos de renta mínima
garantizada condicionada a la demostración de falta de medios
de vida humillan a los perceptores, señalándolos como parásitos y dificultan el
acceso a la prestación.
LOS DEFENSORES DE LA RBU ARGUYEN QUE
LOS SISTEMAS ALTERNATIVOS DE RENTA MÍNIMA GARANTIZADA CONDICIONADA A LA DEMOSTRACIÓN DE FALTA
DE MEDIOS DE VIDA HUMILLAN A LOS PERCEPTORES
El producto se vende a una población,
masacrada por décadas de desempleo y maltrato por las empresas y sus gobiernos,
tan fácilmente como un crecepelo a un calvo. Es fácil entender por qué la propuesta
captura la imaginación, pero creemos que un análisis más profundo revela que la RBU
encierra varias trampas y engaños. Su propuesta está perfectamente alineada con
el paradigma neoliberal vigente. Es el señuelo perfecto: garantiza la
dominación del capital, mantiene el consumo y se adorna de ribetes progresistas.
La RBU es el reconocimiento de una derrota, ya
que supone renunciar al objetivo de pleno empleo, el verdadero puntal de una
sociedad del bienestar. El pleno empleo, igual que luchar contra el
envejecimiento, se habría convertido en algo imposible y antinatural. Friedman
en estado puro. Cuando la supuesta izquierda propone medidas al servicio del
sistema se manifiesta la plenitud de su derrota. Van Parijs y otros proponentes
de la RBU no reconocen que la solución del problema reside en un aumento de la
demanda porque están atrapados en tesis que podríamos calificar de
“decrecentistas”. Coincidimos con ellos en que el problema del modelo
capitalista es encomendar la creación del empleo a oligopolios depredadores que
exigen beneficios crecientes para crear nuevos empleos y no se preocupan de los
impactos medioambientales de su actividad. Sin embargo, no estamos de acuerdo
en la ecuación crecimiento igual a destrucción del medio ambiente. Hay muchas
tareas que contribuirían al crecimiento del PIB, que son sostenibles y que
ayudan a mejorar la calidad del medio ambiente pero que no se están realizando.
Pero estas tareas competen al Estado. El pleno
empleo se puede alcanzar con políticas públicas decididas, pero tal solución
resulta odiosa al pensamiento de Van Parijs, lo cual delata su profunda
suspicacia hacia el Estado. El principal proponente de la RBU enaltece una
sagrada libertad individual obviando la interacción con la sociedad. En tal
mundo, uno podría ser un perfecto misántropo y vivir apartado como un anacoreta
sin dar nada a cambio de lo que recibe. Es un aspecto de su pensamiento que lo
acerca demasiado a la tradición liberal que pretende aislar a las personas en
una sociedad constituida por seres maximizadores de utilidad, hedonistas y
egoístas pero solitarios y probablemente deprimidos.
Por ello, la propuesta de la RBU resulta
altamente perturbadora. De sus consecuencias nos dan una pista las sociedades
nórdicas, que, tras abandonar el tradicional objetivo socialdemócrata del pleno
empleo, lo sustituyeron por generosas prestaciones sociales que permiten una
perfecta independencia de los individuos. Lejos de asegurar la felicidad en el
modelo social de los países escandinavos, abundan los casos de depresión,
alcoholismo, suicidio y soledad. Es el efecto inesperado de un estado de
bienestar que antepone asegurar la independencia de los individuos a la
creación de lazos de solidaridad y al estímulo de la participación en la vida
comunitaria. El provocador documental de Erik Gandini “La Teoría Sueca
del Amor” retrata los fallos
de una sociedad supuestamente perfecta en la que el 40% de las personas viven
solas, uno de cada cuatro cadáveres no es reclamado por ningún familiar y la
gente ya no sabe cómo comunicarse aparte de emitir unas frases breves cercanas
al gruñido animal. La RBU niega la naturaleza del ser humano como criatura
social e innatamente solidaria. La RBU es un subsidio que causa anomia y reduce
a sus perceptores a la minoría de edad.
ES EL EFECTO INESPERADO DE UN ESTADO DE
BIENESTAR QUE ANTEPONE ASEGURAR LA INDEPENDENCIA DE LOS
INDIVIDUOS A LA
CREACIÓN DE LAZOS DE SOLIDARIDAD Y AL ESTÍMULO DE LA PARTICIPACIÓN EN LA
VIDA COMUNITARIA
En los ochenta la represión salarial y el paro
frenaron el consumo pero el crédito cerró la brecha. La RBU
posibilitaría la recuperación de la demanda sin pagar mayores salarios a ser
posible repercutiendo los impuestos sobre las clases medias. No resulta
sorprendente que altos ejecutivos de empresas como Amazon, Virgin o Facebook,
especializadas en recortar plantillas y eludir impuestos, se hayan pronunciado
a favor de la RBU. Sus
modelos empresariales basados en Internet permiten la centralización y la
captura de rentas sin necesidad de contratar más que a un selecto grupo de
ingenieros informáticos. Estas grandes empresas centralizan sectores económicos
enteros y exprimen los márgenes empresariales de sus “socios”, las empresas a
las que parasitan. Pero ¿quién consumirá lo que producen si no hay asalariados
y los que quedan cada vez ganan menos? Estamos en la era del too big to fail: la RBU como
otro gran rescate, ahora de la demanda agregada, sin lucha obrera de por medio.
"El hecho de que haya tantos partidarios de la RBU procedentes del campo
“equivocado” no parece afectar a quienes la defienden.
Estamos ante el caballo de Troya que justifica la privatización
de todos los servicios sociales. Si ya percibes una renta, ¿qué impide que te
pagues tu sanidad, tu vivienda, tu educación, tu seguridad? Los finlandeses
participantes en el programa piloto promovido por un gobierno conservador
reciben 560 euros sin condiciones pero a cambio renuncian a prestaciones como
las de desempleo o ayudas a la vivienda. Debería hacer reflexionar a los
progresistas el hecho de que el principal sindicato finlandés, SAK, denuncie
que este programa lleva la política social en la dirección equivocada
(Tiessalo, 2017).
Si una renta básica universal es una
prestación sin condiciones, no es necesario demostrar que uno está desempleado.
Uno podrá dedicarse al surf o a participar en una banda de jazz o elegir si
prefiere trabajar. ¿Qué impedirá pues que empresarios, muchos de los cuales han
demostrado un bajo nivel de exigencia ética, no la utilicen para completar los
bajos salarios que ya pagan a los trabajadores o incluso para bajarlos? De
facto, la RBU se convertiría en una subvención a las malas prácticas
empresariales.
La RBU consolidaría la exclusión de las
sociedades patriarcales de determinados colectivos del mercado de trabajo como
las mujeres, condenadas a realizar las tareas reproductivas de los hogares
trabajadores. Incluso en los períodos de auge económico hay colectivos que sistemáticamente
están excluidos del mercado laboral. Minorías raciales, personas con
antecedentes penales o con minusvalías tienen dificultades para encontrar un
puesto de trabajo. La solución que les proponen desde la RBU es excluirles
definitivamente en vez de exigir al estado que los integre en la comunidad.
Afee a los mesías de la RBU su intención de
excluir de forma permanente a personas dispuestas y aptas para el trabajo y le
contestarán que somos prisioneros de conceptos obsoletos de moral cristian a. Se supone que, resueltas las necesidades
materiales más elementales, los ciudadanos podrán liberarse de la esclavitud
del trabajo remunerado y podrán orientar sus esfuerzos hacia actividades más
creativas o que satisfagan sus aspiraciones espirituales. Además, la liberación
de la obligación de trabajar permitirá rechazar ofertas de empleo poco
atractivas lo cual reforzaría el poder de negociación de la clase trabajadora.
En definitiva, la RBU se vende como el tránsito hacia un nuevo modelo de
sociedad; una utopía hecha realidad, un paraíso en la Tierra; la liberación del
hombre de visiones morales acerca de la obligación de trabajar, del “ganarás el
pan con el sudor de tu frente”. Podrás elegir entre trabajar para una ONG o
fundar tu propio grupo de jazz, folk o techno pop. Se te abre la oportunidad de
producir esa película que nadie verá o esa novela que nadie leerá. A uno de
estos autores le dijeron que cometía un “error de atribución” cuando trataba de
explicar que con 600 €/mes muchos no podrían salir mucho de su casa para
perseguir sus aspiraciones salvo para jugar a la petanca en el parque.
AFEE A LOS MESÍAS DE LA RBU SU INTENCIÓN
DE EXCLUIR DE FORMA PERMANENTE A PERSONAS DISPUESTAS Y APTAS PARA EL TRABAJO Y
LE CONTESTARÁN QUE SOMOS PRISIONEROS DE CONCEPTOS OBSOLETOS DE MORAL CRISTIANA
Esta es la gran debilidad ética de la RBU. En la nueva sociedad
de rentistas básicos habrá ganadores que conseguirán
acceder a los empleos retribuidos y perdedores condenados a una magra renta sin
muchas posibilidades de realización personal más allá de una austera vida de
ocio barato, de jubilación anticipada. La RBU oculta una distopía de personas
viviendo en el aislamiento, crecientemente marginadas y desconectadas de la sociedad. No
tardaríamos en ver un nuevo personaje objeto de las burla y el escarnio en los
programas de humor: el enajenado perceptor de una renta inferior a 600 euros al
mes. Libre de trabajar será, pero estará condenado a la pobreza e incapacitado
para participar en la sociedad.
No podemos estar de acuerdo en que el trabajo
es una actividad alienante. Es evidente que la vida laboral es uno de los
cauces más importantes de participación en la vida social. Es además uno de los
factores que más puede ayudar a consolidar sentimientos de realización personal
y de valía de las personas. Lejos de percibirse como una condena, la vida
laboral es un elemento fundamental en el sentimiento de identidad de las
personas.
El sustrato ideológico neoclásico de los
proponentes de la RBU se delata en su obsesión por demostrar la viabilidad de
su financiación. Comparten con los neoclásicos una visión del
estado constreñido financieramente. Partiendo de las premisas de que el trabajo
es un bien finito, arguyen que quienes sí conservan su empleo disfrutan de un
privilegio por el que deben pagar otro impuesto adicional. Desvían la lucha de
clases desde el capital hacia los trabajadores: pobres contra menos pobres.
Pero el trabajo no es finito y el pleno empleo no es una entelequia como
demuestran países que han sabido conservar el papel crucial que tienen los
Estados como fiel de la balanza social. La RBU es el paradigma de solucionar un
problema haciéndolo desaparecer. ¿No queremos crear empleo para todos?
Simplemente retiramos a parte de la fuerza de trabajo con una magra renta
básica. Muerto el perro, se acabó la rabia.
EL TRABAJO NO ES FINITO Y EL PLENO EMPLEO NO
ES UNA ENTELEQUIA COMO DEMUESTRAN PAÍSES QUE HAN SABIDO CONSERVAR EL PAPEL
CRUCIAL QUE TIENEN LOS ESTADOS COMO FIEL DE LA BALANZA SOCIAL
Por lo demás, a los partidarios de la renta
básica la macroeconomía les resulta una distracción molesta. El problema no es
la financiación, es el peligro inflacionista de entregar nuevo poder de compra
a quienes no han participado en el proceso productivo. El trabajo es renta a
cambio de servicios que otros quieren comprar, mientras que la RBU se da a
cambio de nada. Los nuevos rentistas aumentarán su consumo sin que haya un
correlativo aumento de producción de bienes y servicios. Si no hay un aumento
de la producción, no puede haber un aumento de las rentas reales. Es el
carácter de renta incondicional y universal lo que explica su esencia
inflacionista. Una vez implantado, todos los ciudadanos recibirían la misma
suma todos los meses con independencia de la coyuntura económica. Si aumenta el
desempleo, no habría un aumento de la partida presupuestaria destinada a pagar
la RBU; si cae el desempleo, tampoco se reduce el gasto. Esta partida
presupuestaria se dilataría al mismo ritmo que el crecimiento vegetativo de la
población.
Pero, ¿qué ocurre si la demanda se recupera y las empresas
empiezan a demandar nuevos trabajadores? Si la renta es lo suficientemente
alta, estos no tendrán ningún incentivo para reincorporarse al mercado de
trabajo, salvo que los salarios nominales crezcan y los empresarios provoquen
una espiral inflacionista. Si es lo suficientemente baja, entonces no habremos
resuelto el problema de la pobreza y además estaremos subvencionando a los
empresarios que ahora podrán pagar sueldos más bajos, ya que la reproducción de
la fuerza de trabajo estará asegurada por el estado. Nos parece bastante
probable que ocurra esto último. Los defensores de la RBU arguyen que su
propuesta mejoraría el poder negociador de la clase trabajadora, pues estos
podrían retirarse de un mercado de trabajo que no ofrece una compensación
adecuada. Pero la condición es que esa renta sea lo suficientemente alta con
los efectos desestabilizadores antes descritos. De lo contrario lo probable es
que el efecto sea el opuesto del esperado. Como se puede comprobar a partir de
estas líneas, se trata de un debate que se debe realizar con profundidad y
honradez, pues de este depende el bienestar de numerosísimos ciudadanos.
Esperamos que este continúe.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=230975
No hay comentarios:
Publicar un comentario