La Vía Campesina ¡Sin nuestros
pueblos,
no hay Agroecología!
5 de abril de 2018
Del 3 al 5 de Abril se realiza el II Segundo
Simposio Internacional sobre Agroecología: ampliar la escala de la agroecología
para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) convocado por la FAO
en Roma.
Tiene como objetivo
impulsar la agroecología del diálogo a actividades regionales y nacionales proporcionando
una oportunidad para el intercambio de ideas y experiencias y analizando
políticas y acciones que puedan apoyar la agroecología para alcanzar los ODS.
En este espacio
participan cerca de 400 asistentes, entre responsables de políticas y representantes
gubernamentales, profesionales de la agroecología, investigadores y académicos,
así como también representantes de la sociedad civil. La Vía Campesina
participa en este II Simposio con la consigna ¡Sin nuestros pueblos, no hay
Agroecología!, su amplia delegación esta compuesta por representantes de
organizaciones campesinas de 13 países; provenientes de África, Asia, América y
Europa.
Rilma Román delegada de La Vía Campesina quien
creció dentro del Movimiento Agroecológico “de Campesino a Campesino,” de la Asociación Nacional
de Agricultores Pequeños (ANAP) de Cuba, organización miembro de LVC, y
responsable de uno de las mayores éxitos a nivel mundial del escalamiento y
multiplicación a nivel nacional de la agroecología campesina representó a la sociedad
civil a nivel global en su discurso en la plenaria de Apertura del Segundo
Simposio Internacional de Agroecología de la FAO, en Roma.
Rilma sabe de lo que
habla, en base a la organización social en los territorios y la metodología de
aprendizaje horizontal “de campesino a campesino,” el movimiento agroecológico
dentro de la ANAP logró que la mitad del campesinado cubano hiciera
agroecología en apenas 15 años. Durante su discurso en la apertura afirmó que
los movimientos sociales y la sociedad civil organizada tienen una visión común
de la agroecología, construido en Nyéléni, Mali en 2015. “La agroecología no es
algo nuevo; más bien, es fruto de la sabiduría de los pueblos originarios, que
se fortalece hoy con el rescate de prácticas y con nuevas innovaciones
campesinas, cuidando a la
Madre Tierra y produciendo abundantes alimentos saludables
para alimentar a nuestros pueblos” señaló.
Según Román, la
agroecología campesina y popular genera conocimiento local, promueve identidad
campesina e indígena, y fortalece la economía local y campesina. Es una
alternativa poderosa para la crisis económica, y no es sólo una forma de
producir, ni un conjunto de técnicas, sino, más bien es un modo de vivir, que
se adapta a cada territorio y sus características sociales y ambientales
únicas. Esta agroecología de los pueblos promueve valores compartidos, no
utiliza transgénicos ni agrotóxicos u otras tecnologías dañinas. “Se construye
y se comparte a través del dialogo de saberes, basado en la educación popular,
la metodología de campesino a campesino, y las escuelas campesinas de
agroecología construidas y conducidas por las propias organizaciones y
movimientos sociales” enfatizó.
Dentro de su discurso
también resaltó el rol importante de las mujeres en la Agroecología, “Las
mujeres son protagonistas activas en nuestra agroecología”, afirmó. Asimismo
mencionó que la agroecología es política, y significa el derecho al agua, a la
tierra, a las semillas, y demás bienes naturales. “Para nosotros y nosotras, el
escalamiento, masificación o multiplicación significa tener cada vez más
campesinos y campesinas practicando agroecología en más espacios y en
territorios campesinos agroecológicos enteros”. También aprovechó este espacio
para denunciar la alarmante ola de criminalización de las y los luchadores
sociales quienes incluso son asesinados por defender sus territorios
“Reclamamos paz al mundo, con la guerra no podemos hacer agroecología”,
recalcó.
Para terminar su intervención hizo un breve
resumen de la historia del éxito nacional del movimiento agroecológico en Cuba,
la isla que enfrenta un bloqueo económico de 60 años impuesto por los EEUU, y
que cuyo gobierno ha venido apoyando históricamente al campesinado tanto con
políticas públicas, como un proceso de reforma agraria popular. “Somos
campesinos y campesinas felices,” dijo, “y hemos logrado involucrar a más de
300,000 familias campesinas en la agroecología (la mitad del campesinado
cubano), con un gran impacto en la producción de alimentos” y en la
construcción de Soberanía Alimentaria. También alertó sobre el riesgo eminente
de la captura corporativa de la agroecología, puntualizando: “¡Sin nuestros
pueblos no hay agroecología! La agroecología la construyen nuestros pueblos u
organizaciones, en nuestros territorios.”
La agroecología en
riesgo:
Previo al II
Simposio miembros de la sociedad civil se reunieron con el Director General de
la FAO, José Graziano da Silva, donde todas las organizaciones participantes
expresaron su preocupación en cuanto a los intentos evidentes del agronegocio y
de las transnacionales para cooptar las herramientas técnicas de la
agroecología para “pintarse de verde” (‘greenwashing’). En este contexto, José
Graziano remarcó “yo no me preocuparía por el ‘agronegocio’. Ni siquiera es una
categoría de análisis. La agroecología tendrá que salir del gueto y entrar en
el mainstream (corriente principal).” Otro funcionaria de la FAO comentó que
“el sector privado también está definiendo la agroecología, y esto no lo
podemos parar.”
Sin embargo, la apropiación y
mercantilización, o “robo” de la agroecología, por parte de las empresas
capitalistas, quedó como la preocupación central dentro de la sociedad civil.
Para la gran mayoría, la agroecología verdadera tiene sujeto social, y es el
campesinado y otros productores de alimentos en pequeña escala, como los
pueblos originarios, los pastoralistas nómadas, los y las pescadores
artesanales, y los agricultores urbanos de las periferias de las ciudades, etc.
Incluso Gilbert
Houngbo, presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA),
quien también habló en la apertura mencionó “los pequeños agricultores producen
más de la mitad de todos los alimentos del mundo en solo el 30% de la tierra. Y tienen la
capacidad de producir mucho más”. Mientras por su lado, Graziano da Silva, hizo
una llamada para la transición agroecológica global. Señalando que la mayoría
de la producción de alimentos se ha basado en sistemas agrícolas de altos
insumos y de uso intensivo de recursos, con un alto costo para el medio ambiente,
el suelo, los bosques, el agua, la calidad del aire y la biodiversidad
continúan deteriorándose. “El enfoque en aumentar la producción a cualquier
costo no ha sido suficiente para erradicar el hambre, y estamos viendo una
epidemia mundial de obesidad”, concluyó.
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