El rol de Estados Unidos
en el Plan Cóndor
Claudia
Ferri
·
El imperialismo
norteamericano jugó un papel clave en el armado de esta coordinadora represiva
que operó sobre Sudamérica durante la década de los 70 y comienzos de los 80.Repentinamente
el barrio de Lambaré ubicado en los suburbios de Asunción –la capital
paraguaya– fue tapa de todos los diarios del mundo. En la calurosa mañana del
22 de diciembre de 1992 se presentaron en el Departamento de Producción de la
Policía el joven juez José Agustín Fernández, dos secretarios de su juzgado y
Martín Almada ex prisionero político de la dictadura de Alfredo Stroessner, la
más larga de historia de Sudamérica. Almada tenía data que su legajo como
detenido clandestino se encontraba en aquella dependencia junto a otros
documentos secretos. Iban con orden de allanamiento pero igual los policías a
cargo impidieron su ingreso hasta que la presión popular de vecinos, la prensa
y familiares de otros ex detenidos y desaparecidos, que empezaron a acercarse
al lugar, hizo que cedieran.
La sorpresa no
podía ser mayor. Encontraron más de 700.000 piezas documentales –escritos,
fotografías, casettes; algunos enterrados bajo tierra–¬ que demostraron la
existencia de una coordinadora represiva que secuestraba, torturaba, asesinaba
y desaparecía opositores en todo el Cono Sur, durante la década del 70 y
comienzos de los 80, actuando con total impunidad y garantía de los estados que
la formaban.
Estos
documentos, que pasaron a la historia como los “Archivos de terror”, también
permitieron determinar el rol clave que jugó Estados Unidos (de ahora en más
EE. UU.) en el armado político de las dictaduras sudamericanas y
particularmente en el diseño de este plan siniestro conocido internacionalmente
como Plan Cóndor.
De
cómo el Águila influenció al Cóndor
En uno de los documentos encontrados titulado Primera reunión de trabajo de
Inteligencia Nacional, el jefe de la Dirección Nacional
de Inteligencia Chilena (la
famosa DINA ) Manuel Contreras invitó a su par paraguayo a
participar de una reunión de trabajo conjunto para “proteger la seguridad
nacional de sus países ante el avance de la subversión” fechado el 29 de
octubre de 1975. Un mes después se realizó en Santiago la primera instancia
formal que se conoce, al menos hasta ahora, del Plan Cóndor aunque la mayoría
de los investigadores coinciden que el sello del Cóndor estuvo impreso en
numerosas detenciones y asesinatos en 1973 y 1974. Es decir, el documento no se
contrapone con que haya operado antes.
Al citado
encuentro, además del anfitrión, se hicieron presentes representantes de
Paraguay, Argentina, Uruguay, Bolivia y Brasil (este último como país
observador). Todos los participantes eran especialistas en inteligencia, tema
central que cruzó el encuentro.
El documento del acta de cierre [1] recomendaba la formación de una
oficina que centralice la información que tenía cada fuerza sobre las personas
“conectadas directa o directamente con el Marxismo”. También la utilización de
un sistema de mensajes encriptados y la libre circulación de agentes entre los
países participantes, por supuesto con inmunidad diplomática. A su vez
recomendaba “la utilización de medios de enlaces ajenos a los países del
sistema”. Esto significaba que agencias de inteligencia extranjeras no sólo
conocían las intenciones del Plan Cóndor sino que además intervenían
colaborando con los enlaces sudamericanos. Según el propio Manuel Contreras
tenían en 1975 contacto con treinta y siete agencias de inteligencia del mundo;
aunque sin dudas la influencia principal va a ser la de EE. UU., el
verdadero mentor de esta comunidad represiva.
Dice el
periodista John Dinges, corresponsal del New York Times en América Latina en
los 70:
Según mi investigación, Contreras
viajó a EE. UU. para consultar con altos oficiales de la CIA por lo menos en
cinco oportunidades. Uno de los viajes coincide con la organización de Cóndor.
En agosto de 1975, Contreras se reunió con el subdirector de la Agencia Central de
Inteligencia, Vernon Walters [2].
El gobierno
norteamericano y la CIA no solo influenciaron ideológica, técnica y
financieramente sobre los militares chilenos, sino también sobre todas las
fuerzas armadas y policiales de los países integrantes del Plan Cóndor. La
mayoría de los oficiales que comandaron las dictaduras militares en Sudamérica
(y Latinoamérica en general) y que dirigieron el aparato represivo del Plan
Cóndor, habían estudiado en escuelas militares estadounidenses desde las más
prestigiosas ubicadas dentro de su territorio hasta la Escuela de las Américas
en Panamá donde iban por tres meses la mayoría de los cuadros medios de los
ejércitos. Todos se formaron bajo los preceptos de la Doctrina de Seguridad
Nacional impulsada por el gobierno norteamericano para enfrentar la “amenaza
comunista internacional” que, a diferencia de los ejércitos convencionales, era
un enemigo que operaba dentro del territorio nacional afectando su seguridad
interna.
En ese momento EE. UU. estaba atravesando una
importante crisis de hegemonía producto de la combinación del fin de la bonanza
económica de posguerra, el fortalecimiento relativo de otros imperialismos como
Alemania y Japón y el avance de los procesos revolucionarios en el continente
americano, sobre todo después del triunfo de la Revolución cubana y su posterior declaración como
socialista en 1961. Todo esto había alterado el mapa político y sobre todo el
de la lucha de clases [3]. A fines de los 60, el
ascenso revolucionario de la clase trabajadora se sentía fuerte en Sudamérica:
el Cordobazo obrero primero y el despliegue de las coordinadoras interfabriles
en Argentina después, el desarrollo de los cordones industriales chilenos
durante el gobierno de Allende a comienzos de los 70, el proceso
revolucionario boliviano, la resistencia obrera en Uruguay a la dictadura,
entre otros, mientras que las organizaciones guerrilleras se extendían también
por el continente. EE. UU. no podía intervenir en forma militar directa sobre
estos países porque ya cargaba sobre sus espaldas con la Guerra de Vietnam que
había generado un fuerte repudio dentro y fuera de su territorio.
Su intervención política en los países
latinoamericanos en la segunda mitad del siglo XX fue a través del apoyo y el
financiamiento de todos los golpes militares [4]. Dentro de este marco
general puede entenderse su rol en el armado del Plan Cóndor, creando una
estructura represiva que traspasaba los límites territoriales nacionales y
operaba en secuestros y detenciones coordinados por fuerzas de inteligencia
conjunta. Argentina fue uno de los países donde más operaciones realizó el
Cóndor. Incluso es el único país donde la coordinadora represiva empezó a
intervenir mientras todavía funcionaba un gobierno constitucional. Hay
documentos desclasificados de la CIA que certifican sobre una reunión de
seguridad con cinco de los seis miembros del sistema Cóndor en Buenos Aires en
febrero de 1974, es decir, durante la presidencia de Perón [5]. También en septiembre de
ese año miembros de la DINA, la SIDE, la Triple A y el agente chileno de la CIA Michel Townley
planearon el asesinato del ex jefe militar de Chile durante el gobierno de
Salvador Allende, el General Carlos Prats quién murió junto a su esposa luego
de que una bomba explotara en su automóvil en el barrio porteño de Belgrano.
Claro que con la llegada de la dictadura los operativos conjuntos crecieron
exponencialmente. El CCD Automotores Orletti se transformó en la base de
operaciones del Plan Cóndor en territorio local. Por allí se calcula que
pasaron más de 300 prisioneros chilenos, paraguayos y brasileros pero
mayoritariamente uruguayos; que en su mayoría permanecen desaparecidos. Otra de
las sedes argentinas directamente ligadas al Cóndor fue el Batallón 601 de
Inteligencia, otra de las instituciones que tuvieron numerosos alumnos en
escuelas de la CIA y las escuelas de inteligencia.
Asistencia
técnica asegurada
EE. UU. no solo
organizó los encuentros tras bambalinas sino que la CIA fue la encargada de
suministrar
…equipos de tortura eléctrica a
brasileños y argentino y ofreció asesoramiento sobre el grado de shock que el
cuerpo humano puede resistir. Los agentes de seguridad latinoamericanos también
recibieron entrenamiento de la CIA para la fabricación de bombas en la sede de
la oficina de Seguridad Publica del Departamento de Estado de Texas [6].
El uso de la
tortura como método para obtener información en forma casi quirúrgica fue
aprendido de los represores franceses que utilizaron esas técnicas en las
guerras de liberación nacional de Indochina y Argelia dejando decenas de miles
de muertos.
La central norteamericana brindó además la
tecnología más avanzada de la época en materia de inteligencia. De esta forma
usaron el sistema de comunicación protegido Télex, al menos desde 1976. Era un
sistema de comunicación textual por líneas similares a las telefónicas
desarrollado en los años ’30. Esta red sudamericana se llamaba Condortel. Cada
país tenía un nombre clave y podía acceder a autorizaciones, contraseñas e
identificaciones: Chile era 1, Argentina 2, Uruguay 3, Paraguay 4, Bolivia 5 y
Brasil 6. Según se supo, a través de declaraciones de militares y documentos
desclasificados, la estación central se encontraba en las bases militares que
EE. UU. tenía en Panamá, y tanto la CIA como el FBI tenían pleno acceso cuando
lo necesitaran [7] para acceder a autorizaciones,
contraseñas e identificaciones.
También los aliados del norte les entregaron computadoras de última generación que reemplazaron a las viejas tarjetas mecanizadas y teléfonos con inversores de voz.
También los aliados del norte les entregaron computadoras de última generación que reemplazaron a las viejas tarjetas mecanizadas y teléfonos con inversores de voz.
El
asesinato en el barrio de las embajadas en Washington
El Plan Cóndor no solo intervino en territorio
sudamericano sino que se conocieron operativos en Europa, particularmente en
Roma y París, entre 1975 y 1976 que están muy bien desarrollados en el libro de
Stella Calloni: El plan Cóndor. Pacto criminal. También se produjeron
atentados en Washington, el centro político del imperio. Allí fue asesinado el
político socialista y ex funcionario del gobierno de Allende, Orlando Letelier,
quien tenía muy buenas relaciones con algunos legisladores demócratas que
estaban comenzando a investigar el rol de EE. UU. en el golpe chileno. Michael
Townley conectó una bomba en su auto y los encargados de volarla fueron los “contra” del Movimiento Nacional Cubano. Junto a
Letelier murió la secretaria y el marido de ella que resultó gravemente herido.
En ese momento,
el jefe de la CIA era George Bush (padre) y el secretario de Estado era Henry
Kissinger, ambos expuestos en los documentos desclasificados como colaboradores
acérrimos de las dictaduras y de sus redes de inteligencia. El caso causó
revuelo internacional. El agente del FBI, Robert Scherrer, enlace de
inteligencia norteamericano informaba desde Buenos Aires sobre todo lo que
ocurría en el Cono Sur a lo largo de los ’70. El 28 de septiembre de 1976, una
semana después del atentado, envía un cable a sus superiores donde informa
acerca de las tres fases del Plan Cóndor: La fase 1 era el intercambio de
información entre los servicios intervinientes usando el espionaje diario,
infiltraciones a organizaciones y escuchas telefónicas. En la fase 2 se pasaba
de la recolección de información a la acción encubierta, es decir, se
perseguía, torturaba, interrogaba, detenía y se trasladaba a las víctimas
cruzando las fronteras con total libertad dentro del área de intervención del
Cóndor o sea en el Cono Sur (se las llamaba fronteras calientes). Y la fase 3
–la más secreta de todas– implicaban operaciones que podían “sensibilizar a la
opinión pública internacional” y se realizaban fuera del territorio del Cóndor
como podemos ver en los casos europeos y en Washington.
En 1979 el cable secreto se “filtró” y el Washington Post publicó una investigación sobre la
siniestra coordinadora que actuaba en Sudamérica. Esto, sumado a la creciente
presión internacional y el agotamiento de los gobiernos dictatoriales,
determinó un giro en la política exterior de EE. UU. Comenzó a apoyar las
transiciones democráticas burguesas durante la década de los ’80 para que sean
estas las pudieran terminar imponiendo hasta el final los planes neoliberales
usados para disciplinar a la clase trabajadora latinoamericana.
Ahora, mientras
el entonces presidente demócrata Jimmy Carter se jactaba de defender los DD.
HH. en el sur del continente, en Centroamérica se desataba una represión feroz
en la que también la CIA jugó un rol central entrenando a los agentes
contrarrevolucionarios y financiando a oficiales argentinos para que exporten
sus famosas técnicas de tortura.
***
Los autores e
investigadores varían en número pero lo cierto es que si consideramos al Plan
Cóndor como parte intrínseca del aparato represivo para estatal desplegado en
todo el Cono Sur, y la posterior extensión de sus métodos a Centroamérica,
tomamos el número de víctimas brindado por Stella Calloni que incluye tanto
asesinados, detenidos y torturados y que alcanza a cerca de 400.000 personas.
El número no sorprende porque expresa la brutalidad imperialista desplegada
sobre el continente para terminar con el ascenso revolucionario en su área de
influencia.
Lo interesante
de la causa judicial que actualmente se está llevando adelante en Roma es que
no se investiga desde las parcialidades nacionales sino al Plan Cóndor desde su
naturaleza interregional. Están siendo juzgados 24 miembros de las juntas
militares de Uruguay, Bolivia, Chile y Perú acusados de la desaparición de
italianos, uruguayos (entre otros) en el marco del plan y el fiscal acaba de
pedir perpetua para todos. Los juicios por delitos de lesa humanidad en
Argentina, las comisiones de la Verdad formadas en distintos países, los
testimonios de las víctimas y los documentos desclasificados fueron claves para
reconstruir la historia del Plan Cóndor aunque faltan muchísimas piezas por
armar dado que los documentos claves siguen bajo siete llaves en los archivos
de inteligencia que cuidadosamente EE. UU. decidió no desclasificar.
https://www.laizquierdadiario.com/El-rol-de-Estados-Unidos-en-el-Plan-Condor
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