Feria
del Libro de Buenos Aires: Las virtudes de la desobediencia, el discurso de
Rita Segato
27 de abril de 2019
El
jueves 25 de abril se inauguró la 45º Feria del Libro de Buenos Aires, que se
extenderá hasta el 13 de mayo. El acto de inauguración se ha convertido
en una vidriera de asuntos y conflictos culturales y políticos, tanto por lxs
escritorxs y editores que presentan sus disertaciones y la presencia de
los funcionarios gubernamentales del área como por los manifestantes que
se hacen oír en la sala mostrando sus reclamos con banderas y pancartas e
interrumpiendo los discursos oficiales (ver más abajo).
Este año, por tercera vez consecutiva, una mujer inauguró la feria. La antropóloga y feminista Rita Segato fue la invitada para la apertura 2019, y lo hizo con este discurso:
Este año, por tercera vez consecutiva, una mujer inauguró la feria. La antropóloga y feminista Rita Segato fue la invitada para la apertura 2019, y lo hizo con este discurso:
Las
virtudes de la desobediencia
Elizabeth
Costello me salva siempre cuando me veo en una situación como ésta. Ya lo ha
hecho otras veces eso de venir en mi auxilio, desde el cielo de la literatura
donde seguramente se encuentra. La profesora Costello ,
de mi misma edad, es el Ángel de la Guarda femenino que protege a quienes, como
yo, no se sienten felices con las formalidades y circunstancias a que debe
curvarse quien sobrevive a costas de una profesión letrada. Lo que a mi me
gusta y donde me amparo en el célebre personaje que circula por las novelas de
Coetzee no es el tema del cual habla, sino el hecho de que habla de algo a lo
cual no ha sido convidada a hablar, es decir, su indisciplina, su fineza
indómita, su distracción con relación al protocolo académico que, al parecer,
la habría llevado hasta el podio que hoy ocupa. Puede haber sido invitada a
hablar, por ejemplo, de la literatura inglesa del siglo XVII, y discurre, ante
el desconcierto y decepción del público y la reprobación de su hijo varón,
sobre la Vida de los Animales. Lo de Costello conmigo es prácticamente un
estado alternativo de consciencia, una posesión: me baja un santo, como se dice
en el lenguaje del Candomblé, y ese santo es Costello, a la hora de tener que
hablar en circunstancias como ésta. Su política, a mi ver, no es precisamente
lo que dice, sino su permanente acto de desobedecer, su distracción de la norma. Esa es mi
lectura del divino personaje. Y esa es mi lectura de lo más humano de lo
humano:
examinar los chips que nos
programan, y elegir cuál apagamos, a cuál le damos baja, qué mandato extirpamos
de nuestra matrix. A mis estudiantes de Antropología les he preguntado muchas y
muchas veces, a lo largo de muchos años, ¿por qué estudiamos cómo la cultura
nos hace ser de determinada manera, nos formatea, en lugar de estudiar cómo, a
pesar de la cultura a la cual supuestamente “pertenecemos”, cada uno de
nosotros puede ser único, irrepetible, diferente. La estrella guía de la
humanidad es, precisamente, su capacidad de desvío, capacidad a la cual le
debemos nada menos que la historia.
Primera desobediencia
Es por eso que ando diciendo, entre otras cosas, que una
politicidad femenina, por una serie de razones, no puede ser principista sino
pragmática y capaz de improvisar, dirigida a la vida aquí y ahora, a su
continuidad y a su esplendor, a pesar de todo o, como decimos, contra viento y
marea. Por lo tanto, y para esto, siempre alimentada por lo que he llamado una
“ética de la insatisfacción”, bastidor de toda buena política, pulsión opuesta
a la de una ética de la
conformidad. Una ética para la cual es más importante ser
bueno que actuar bien. Se torna necesario, en ese camino, ser pluralista antes
de ser feminista; tener un mundo radicalmente plural como meta histórica. Meta que
no puede ser alcanzada ni por el patriarcado ni por el proyecto histórico de
las cosas, que es el de la acumulación capitalista, siempre en tensión con el
proyecto histórico de los vínculos, el del arraigo comunal. Tampoco podrán
validarse ahí, en la meta de un mundo en plural, los monoteísmos dogmáticos,
ninguno de ellos. Porque para el patriarcado, el capital y los monoteísmos
fundamentalistas hay una única verdad, una única forma del bien, una único
dios, una única forma de futuro, una única justicia. Son, de esta forma,
monopólicos, regidos por una lógica exclusiva y excluyente. Nuestra lógica, la
lógica que permitió sobrevivir a tantos siglos de masacre en nuestro
continente, no es una lógica monológica, monopólica, regida por la neurosis de
coherencia y del control, la neurosis monoteísta y blanca de los europeos.
Nuestra lógica es trágica, en el sentido de que puede convivir con la
inconsistencia, con verdades incompatibles, con la ecuación a y no-a, opuestos
y verdaderos ambos, y al mismo tiempo. Y por lo tanto, siempre, siempre, dotada
de la intensidad vital de la desobediencia. Una lógica para-consistente para
conservar la vida y garantizarle continuidad y mayor bienestar para más gentes,
para mantener el horizonte abierto de la historia sin destino pre-fijado, para
mantener el tiempo en movimiento.
Segunda desobediencia
Me remite a Europa, el continente de la neurosis monoteísta, como
le llamo en mi libro Santos e Dáimones (sin traducción al castellano). El
continente de la neurosis de control y del juicio moral sobre el mundo. Y así
llego a la otra evocación inevitable al preparar esta incómoda conferencia es
el malestar que me causó, 36 años atrás, el discurso de García Marquez, al
recibir el premio nobel en 1982, llamado La soledad de América Latina. El
recuerdo de ese vago e incomprensible malestar me acompaña desde entonces, y
solo ahora encuentro el espacio para hablar del mismo ante una audieiencia. En
aquel tiempo, la palabra eurocentrismo ni rondaba mi cabeza, inclusive porque
en esos años yo vivía en Europa. Veamos: García Márquez me parecía decir que
América Latina estaba sola porque Europa no la miraba, no la veía, no
registraba su existencia y no la comprendía.
Definitivamente me desagradaba, como me sigue desagradando
hasta hoy, que el subtexto de su discurso indicaba claramente la convicción del
autor de que solo en el ojo de Europa era posible que nuestro continente
alcanzara su existencia plena. ¿Será que un ser para otro es nuestro destino?
Sería problemático, porque para ser para el otro eficazmente /con eficiencia es
necesario que de ese otro aprendiéramos a ser. Con los años, y con los
vocabularios a que fui teniendo acceso, ese malestar se fue transformando en
consciencia. Una consciencia que me permite hoy hablarles, como gente del libro
que son, de nuestro tema: la circulación de la palabra y la forma de la palabra. Como afirmé
hace unos veinte días en el Museo Pompidou de Paris, en una reunión con
directores de museos de Europa 1 en la que se me propuso responder una pregunta
importante, inteligente, muy poco habitual: ¿Cómo incide en Europa el
eurocentrismo?, es Europa la que está sola. Se mira en el espejo narcísico de
sus museos, pero carece del verdadero espejo, el que puede ejercer resistencia
y mostrarle los defectos, pues esos objetos no pueden devolverle la mirada. Europa
carece de ese potente utensilio femenino que es el “espejito, espejito” de la Reina Mala de los
cuentos: no ve su defecto en el reflejo que podrían brindarle los ojos de los
otros, porque al otro lo tiene solamente atesorado en la vitrina de su poder
colonial. La visita al Museo Chirac en el Quai de Branly me confirmó esa
impresión, pues no vi otra cosa allí que “belleza encarcelada”, objetos
retirados de su destino propio, de su lecho histórico, del 1 L’Europe des
Musées , Centre Pompidou, 8 de abril de 2019 paisaje en el que vivían
arraigados. Desde allí hubieran podido seguir su camino e irradiar su
influencia. Lo mismo pasa con los libros. Nosotros, según García Márquez,
necesitamos vernos en el ojo de Europa, en los libros de Europa, para no estar
solos. Sin embargo, no registra que Europa siquiera percibe su soledad, soledad
que la ha ido llevando lentamente hacia una decadencia de su imaginación
creadora, la que en otro tiempo nos deslumbró, y a un tedio insoportable.
Tercera desobediencia
Desesperaba a mis maestras, maestras de élite, en el Lenguas Vivas
Juan Ramón Fernández de mi infancia, cuando nunca jamás, desde los seis años,
en hipótesis alguna, acepté escribir mis redacciones en el modo del tú, y del
háces en lugar del hacés. Así como continúo hasta hoy con la ardua tarea de
modificar el corrector de lengua, todo el tiempo, a cada línea, para poner un
acento en la i de decíme, en la i de veníte, en la e y en la a de si querés
pasá por mi casa. A contracorriente de la conformidad, en desobediencia. Más
tarde aparecería mi amado Arguedas, con su lengua quechua en español, con sus
inflexiones del quechua en la lengua sobre-impuesta, su verdadero secuestro del
castellano para decir lo que deseaba y era necesario decir: que era el indio
quien llevaba la bandera de la historia y de la soberanía en nuestro
continente. Así como Polanyi ha hablado de la economía arraigada destruida por
el capitalismo, necesitamos hablar de un arraigo de la palabra de su camino
reexistente a pesar de la instituciones y en los gestos verbales de la gente.
Cuarta desobediencia
El 7/08/2018, a las
19:12, Juan Pérez (nombre ficticio) de la muy prestigiosa editorial española La
Eterna (nombre ficticio) escribió: Estimada
Sra. Segato, Mi nombre es Juan Pérez y soy el editor de Ediciones La Eterna. Solo quería
ponerme en contacto con usted para invitarla cordialmente a incorporarse de
alguna forma a nuestro fondo editorial. Su trabajo crítico me parece una joya
intelectual que debería ser conocido y leído en todo el mundo. En España, por
ejemplo, no llega con facilidad. Por supuesto, sé que espacios editoriales para
publicar no le faltan, muy concretamente Prometeo, con quien trabaja de forma
continuada. Aun conociendo esta situación, me permito invitarla desde la
admiración de su trabajo. Un cordial saludo, Juan Pérez Editor Senior Madrid
(España)
-De: Rita Segato
[mailto:ritalsegato@gmail.com] Enviado el: viernes, 10 de agosto de 2018 3:13
Para: Juan Pérez Asunto: Re: Ediciones La Eterna Estimado Juan ,
le agradezco mucho los términos de su mensaje. Es estimulante saber que el
esfuerzo de uno es apreciado, y sobre todo por un editor de una editorial tan
prestigiosa. Pero creo que me va a entender si le digo que, como sabe, escribo
desde la perspectiva de la Colonialidad del Poder y también del Saber. Mi
perspectiva es crítica con relación al eurocentrismo, que no es otra cosa que
un racismo aplicado a los saberes y productos de quienes habitamos y trabajamos
en estas costas, en este lado de acá del mar, en un paisaje marcado y demarcado
por el proceso colonial, que perdura hasta el presente. Entonces, yo tengo un
editor, que es el primero que me tendió la mano en 2003, cuando deseaba
retornar a mi país y nadie me conocía en Argentina. Lo estimo y me ha ayudado
en una serie de situaciones de vida que fueron difíciles. Publico con él en
español, de la misma manera que publicaría con uds. Sin embargo, por el hecho
de que La Eterna queda del lado de allá del mar, la distribución es más fácil
en todo el universo de los lectores en lengua española, y aunque mucho me
alegró su mensaje, no me es posible concordar con eso, curvarme a eso,
reconciliarme con eso. Se puede entender, verdad? Soy terca como una mula, lo
sé. Pero es que me duele saber que un editor de América Latina no tiene las
mismas facilidades para circular que una editorial española. Lo único que se me
ocurre, entonces, es sugerirle que establezca una colaboración de algún tipo
con mi editorial, Prometeo, para que entre las dos en asociación editen
próximamente algo mío…. Qué le parece esa idea? Sea cual sea su respuesta, le
mando un abrazo y mi sincero agradecimiento por el aprecio hacia mi obra. Rita
-De: Juan Pérez Asunto: RE:
Ediciones La Eterna
Enviado el: viernes, 13 de agosto de 2018 12:22:11 GMT-3
Para: Rita Segato Estimada amiga, Lo entiendo perfectamente, por supuesto. Debo
decir que me reconforta encontrar una intelectual que es consecuente con su
discurso (eso no siempre pasa)….. Juan Pérez Editor Senior Madrid (España)
Cito este intercambio con el editor Senior de una muy apreciada y
por demás respetable editorial peninsular por su gran elegancia y el respeto
mutuo, personal, que se revela entre el corresponsal que representa el interés
de la empresa y yo, como su interlocutora. Se trata de una entre diversas
invitaciones a publicar en editoriales globales que he recibido, todas
declinadas por la razones que le expongo a Juan Pérez. Básicamente, como me
decía en estos días mi querida Claudia Schwartz, que se crió entre los
anaqueles de Fausto y ahora edita poesía con gran dificultad en Leviatán: ¿Por
qué no puedo conseguir un libro de Chile, por qué no puedo conseguir un libro
de Uruguay? ¿ Por qué no puedo acceder a autores de esos países desde
Argentina, si no a través de España? La verdad es que la dictadura persiguió a
grandes libreros argentinos y destruyó el gran parque editorial que teníamos
por medio de la persecución política, y Menem terminó el trabajo por la total
desprotección en que dejó a la industria editorial argentina, que gozaba de
gran prestigio en el mundo de habla castellana por su incontestable calidad.
Honorables empresarios libreros persistieron y o surgieron para intentar
resucitar lo perdido…
… Otros murieron de tristeza, como el padre de Claudia, con el
cierre final de sus librerías Fausto y de su editorial, Siglo XX, en una
supuesta “democracia” que, apenas recuperada, sucumbió a la colonialidad del
poder y del saber. Las editoriales españolas compraron las editoriales de
textos y manuales escolares, beneficiándose con el know-how ya existente en el
país, y amenazaron así la belleza y el valor del pluralismo de la lengua y los
modos de decir del arraigo argentino. Lloro por eso: era hermosa la Argentina
de Fausto. Como es insubstituible la Argentina del Centro Editor de América
Latina. El valor y meta histórica de un mundo en plural quedó así en situación
muy frágil, en un proceso no muy diferente a lo que se dio con los sellos
globales de grabadoras musicales, que compraron la música del mundo y la
“ecualizaron” en un “world music” pasteurizado y rápidamente obsolescente.
Quiero rendir homenaje aquí a los editores que sobrevivieron aquel tiempo
destrucción y a las que comenzaron después de la ruina: Corregidor, Coligue, de
la Flor, Biblos, Manantial, Lugar editorial, Espacio Editorial, Homo Sapiens,
Pequeño Editor, Prometeo, Godot, Leviatán. Y discúlpenme si no he conseguido
nombrar todas, o si alguna de las que nombré ya ha perecido. Quiero que se
entienda que no se trata del valor del patriotismo; se trata, sí, del valor del
pluralismo.
Quinta desobediencia
Nombremos
nosotros. Demos los nombres. No le pasemos el mensaje a los jóvenes, como
hacemos generalmente, de que vienen a la escuela, a la universidad, meramente
para aprender. Porque ese aprender se refiere automáticamente a un aprender lo
ya pensado, y por debajo de ese ya pensado contrabandeamos inevitablemente la
idea de lo ya pensado en otro lugar. La faena del intelectual es la producción
y donación de nombres. Lo aprendí de mi amado maestro Aníbal Quijano. Autoría
viene de autorizar. Son dos términos profundamente emparentados. Pensemos desde
acá, no deleguemos a que nos piensen el mundo en que vivimos desde afuera. Nos
pasa a nosotros, y le pasa a España también. Al igual que nuestro continente,
se encuentra del lado del consumo y la aplicación de categorías teóricas, no a
su formulación. No nos engañemos… Le pasa a ese país tan tristemente colonial y
criollo como nosotros que es España, una nación que se conquistó a sí misma y
siguió por el lado de acá, sin solución de continuidad, en el mismo año, 1492.
La lengua española es numerosa, pero no es hegemónica. No produce un
pensamiento teórico destinado a atravesar la Gran Frontera Global
desde el Sur hacia el Norte. Libros editados acá por grandes conglomerados de
editoriales destinadas al lucro global no son catapultados a las lenguas en las
que las ideas alcanzan circulación e influencia planetaria. La reserva de
mercado del Norte sobre lo que bien podríamos llamar “patentes” en el campo de
las Humanidades es cerrado, inexpugnable. Porque, no nos equivoquemos: es el
campo de las Humanidades, con su usina de palabras, su poiesis de conceptos, lo
que da forma al futuro de la
historia. Es por eso que se encuentra en manos de pocos,
pocos que no están por aquí, la llave del camino de las Humanidades que cierra
la puerta de esa circulación planetaria a los conceptos teóricos acuñados en
nuestra lengua, con soberanía y autonomía, desde acá mismo, desde el suelo en
que nuestros pies se asientan.
Sexta desobediencia
Junto a la
valla que se erige para que nuestras palabras no atraviesen, también se levanta
un cerco inexpugnable para impedir el atravesamiento del estilo de escribir. La
tecnología del libro de la academia del Norte se nos impone en las
universidades. No nos curvemos a esa tecnología del texto originaria de una
época en que la información, por su escasez, era un problema, y era un problema
que las universidades del Norte imperial no tenían. Un texto o un libro eran la
forma de exhibir el acceso a la información, el poder que significaba acceder a
esa información. Hoy la información es un problema también, pero de signo
opuesto. Estamos asfixiados en información, por eso lo que importa es la
capacidad de elegir una ruta autoral en el fardo informativo que nos aplasta.
Lo importante es desarrollar la habilidad de identificar lo que existe a
nuestro alrededor sin ser nombrado y no abdicar del ensayo, que es nuestra
forma de argumentar. No abandonemos el ensayo: el “yo digo”. La voz del
ensayista es inexorablemente una voz autoral, que no se esconde por detrás de
la coartada del fichaje. Tengamos en cuenta que la verdad es un acuerdo entre
interlocutores. Los nombres bien encontrados son como pergaminos en botellas
arrojadas al mar que llegan a destino. Puedo afirmar que sencillamente me
consta.
Séptima desobediencia
Construyamos
nuestra propia desobediencia. No confundamos el Ni una Menos con el Me Too, y
no nos enredemos en su tensión con el Manifiesto de las intelectuales
francesas. Cada movimiento y cada feminismo solo puede ser construido con los
elementos de su propia historia. En la disputa entre el feminismo anglo y el
francés, yo leo claves de dos historias de la conyugalidad, dos formas de la
sexualidad y el amor instaladas por civilizaciones y líricas diferentes, como
lo ha hecho notar hace tiempo ya Peter Gay y también Josefina Pimenta Lobato.
Están en juego allí dos modelos del amor, el anglosajón y el francés. En lo que
al Ni una Menos respecta, recordemos que existe sí una colonialidad al interior
de los movimientos sociales. Esa colonialidad suele traicionarnos y
desorientarnos. El Me Too, con su raíz en el feminismo pilgrim norteamericano,
se dirige y le hace señas a la paternidad del Estado, a un tercero como árbitro
indispensable de las relaciones, a un abogado en la almohada,
posiblemente como única herramienta en un mundo de individualismo a
ultranza. Mientras el Me Too le habla al Estado, el Ni una Menos le habla a un
nosotras y nosotros, le habla a una sociedad. Nuestro feminismo pertenece a un mundo
en el que aun en las metrópolis blanqueadas la vincularidad es vital y puede y
debe ser conservada por el amparo que nos brinda y la felicidad que nos trae.
Un mundo en el que se han preservado jirones de comunidad.
Estoy
convencida de que no debemos delegar el arbitraje de nuestra vida erótica a un
tercero. Todavía creo que la gestión del deseo debe ser posible en nuestro
mundo cuerpo a cuerpo, cara a cara, y que debemos luchar por eso, creando las
condiciones para que sea posible. Para eso habrá que trabajar arduamente sobre
las relaciones de poder en el campo del trabajo y del estudio, en los cuales la
jerarquía es decisiva y el patriarcado se manifiesta con más saña, y regenerar
las estructuras comunales capaces de vigilar y cuidar la forma en que llevan la
vida las personas. El resto corre por cuenta de desmontar el orden político
patriarcal, e inaugurar una nueva era de la historia. Vamos
claramente hacia allá. Epílogo.
La Octava
Abajo
el mandato de masculinidad!
Por
el derecho de los pueblos a sus territorios y a su estilo de vida en el arraigo
comunal!
Sí
al aborto legal, seguro y gratuito!
Ni
una menos!
Justicia
para Sabina Garnica, niña de 11 años habitante del barrio Virgen Desatanudos de
La Rioja y entusiasmada militante de La Garganta Poderosa ,
violada y asesinada el 14 de abril!
Ni
una trabajadora de prensa menos!
Reconocimiento
para los bachilleratos populares!
http://contrahegemoniaweb.com.ar/feria-del-libro-las-virtudes-de-la-desobediencia-el-discurso-de-rita-segato/
Por
un mundo radicalmente plural!
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