El interés máximo de
los pueblos oprimidos
10 de abril de 2019
El 10 de abril
de 1919 la Hacienda de Chinameca, Morelos, se cubría de vergüenza y traición:
el general Emiliano Zapata caía en la tierra que amó para no levantarse jamás.
Víctima del engaño por parte de Jesús Guajardo (coronel del ejército
constitucionalista), quien, bajo las órdenes de Pablo González y Venustiano
Carranza, fingió una alianza con el Ejército Libertador del Sur para después
tenderle una trampa a Zapata y terminar con su vida, pues sólo de esta manera
Carranza se podría levantar con la victoria en la Revolución. Este
2019 recordamos con fuerza al general del pueblo, a Emiliano Zapata Salazar,
pero no lo recordamos con el oropel de las fiestas oficiales ni con el recuerdo
monográfico de una leyenda muerta, sino como un ejemplo de la necesidad de
luchar por la transformación de la sociedad, por la urgente necesidad de
reencontrar su calor, su ímpetu revolucionario y, una vez más, que inunde la
mente y los corazones de los oprimidos, de los pobres, y se estrechen de nuevo
las manos callosas de quienes trabajan en el campo y en el taller.
Para nosotros como
Organización de Lucha por Al mismo tiempo, nosotros partimos de la necesidad de la transformación socialista de la sociedad mexicana como objetivo principal de nuestra labor de agitación, propaganda, organización y labor teórica cotidiana; para ello echamos mano de la ciencia del marxismo leninismo y damos cuenta de los hechos económicos y políticos a nuestro alrededor: el triunfo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), la construcción de la termoeléctrica en Huexca, las desapariciones forzadas y las ejecuciones extrajudiciales.
Con estos pilares fundamentamos nuestro quehacer cotidiano y creemos que son la mejor manera para desarrollar una adecuada práctica transformadora, pues muchas de las tácticas e incluso consignas del pasado siguen resonando y siendo oportunas al día de hoy.
En este 2019 nuestro pueblo aún necesita ser dueño de los grandes medios de producción, entre ellos la tierra, pues hoy, como ayer, los ricos son dueños de nuestra patria; ahora sufrimos la herencia de los neoliberales, quienes vendieron la tierra, destruyeron nuestra industria y privatizaron absolutamente todo.
Hoy, como ayer, es necesario que las consignas democráticas se materialicen y sólo es el pueblo quien lo hará por la vía de los hechos. Aún quedan muchos verdaderos conservadores quienes estarán felices con que las cosas cambien mientras no se toquen sus intereses económicos y, para ello se vestirán hasta de revolucionarios, como el traidor de Carranza.
Sin embargo, también debemos aprender de los errores cometidos por quienes nos antecedieron. La lucha por la tierra, por el trabajo, por los grandes medios de producción y por todos los derechos del pueblo debe ser una lucha que tenga como objetivo la construcción del socialismo, pues, de otro modo, no arrancaremos el mal de raíz, dejaremos que la semilla del mal, de la violencia, de todos los males que aquejan al pueblo, siga germinando. Por eso, para nosotros la vigencia de la histórica lucha del zapatismo enarbolado por el Ejército Libertador del Sur debe empatar con la necesidad de la superación del capitalismo y con la construcción del socialismo, no podemos volver a bajarnos de la silla después de
También recordamos el Plan de Ayala y el Manifiesto al Pueblo Mexicano que prometieron lo olvidado por el maderismo y la lucha contra el carrancismo, respectivamente. Nosotros también tenemos un Programa Mínimo de Lucha que guía nuestro actuar cotidiano y enarbola las necesidades más sentidas del pueblo mexicano que recoge demandas inmediatas, pero urgentes, para mejorar la vida de los trabajadores.
Es momento para construir con nuestro Programa, método y objetivos; para estar con más pueblo, para levantar a esas masas ávidas de un cambio verdadero y sumarlas a la lucha independiente y combativa; este momento tal vez no regrese en muchos años y debemos aprovecharlo. Luchar por la tierra, el trabajo y el socialismo será la mejor forma de conmemorar la caída de nuestro general. Por eso mismo no podemos olvidar las propias palabras que Zapata nos legó un 14 de febrero de 1918 cuando dijo que “mucho ganaríamos si todos comprendiesen que la causa del México revolucionario y la causa de la Rusia representan la causa de la humanidad, el interés supremo de todos los pueblos oprimidos”, es decir, que la lucha por el zapatismo y el socialismo son la causa de todos los oprimidos del mundo !
¡Destruir el neoliberalismo de raíz y construir el socialismo!
¡Contra el despojo, la represión y la explotación; resistencia, organización y lucha por el socialismo!
NOTA: Este artículo fue publicado en el No. 41 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por
Fuente:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=254650
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